❨002❩
୨ ♡ ୧
Devon abrió los ojos cuando sintió un suave toque en su hombro, aún estaba adormilado pero se percató de que era una azafata quien lo había despertado.
—Disculpe, joven. Estamos por aterrizar —le dijo con calma y con una agradable voz suave.
Devon se acomodó en su asiento y le sonrió a la mujer.
—Gracias.
La mujer siguió caminando por el pequeño pasillo para asegurarse de que no hubiera más pasajeros dormidos. Por su parte, Devon abrochó su cinturón de seguridad y bostezó profundamente tratando de despertar por completo. Si era honesto, había dormido mejor que nunca en toda su vida.
Fue casi media hora más tarde cuando el chico había bajado del avión y tenía sus maletas. Miró su celular y observó el contacto de su madre. Hacía tiempo que no hablaba con ella pues su padre no se lo permitía pero ahora mismo era extraño. No sabía qué esperar y eso le aterraba un poco. Tampoco es que antes hubiera tenido el valor de hablar con ella pues sentía que de alguna manera lo había abandonado, le molestaba pensar que su propia madre no había peleado por quedarse con él y simplemente hubiera dejado que su padre se quedara con su custodia.
Finalmente presionó el botón de llamada y esperó durante un largo momento pero nadie atendió. Intentó llamar un par de veces más pero fue el mismo resultado.
Rendido, comenzó a caminar hacia la salida del aeropuerto para buscar un taxi. Le iba a salir muy caro pues Forks estaba a al menos tres horas de camino. Sin embargo, estaba caminando por la sala de espera cuando vio que alguien sostenía un cartel con su nombre.
Era un hombre, no muy alto pero con un bigote muy tupido y una camisa a cuadros sobre una playera blanca. Se acercó con precaución y con el ceño fruncido.
—¿Devon? —preguntó el hombre con un tono ligeramente nervioso.
—Soy yo, aunque no creo conocerte.
El hombre parecía un poco incómodo o tal vez sólo era tímido.
—Soy Charlie Swan —se presentó— tu madre me pidió que viniera por ti. Ayer se le cayó el celular en un balde de agua durante el trabajo y no funciona. Estaba un poco desesperada porque no alcanzo a avisarte que yo vendría por ti.
Devon parecía un poco sorprendido pero notablemente más aliviado ahora que sabía que su madre sólo había descompuesto su celular y no estaba tratando de ignorarlo.
—Tu y mi madre... —dejó la frase inconclusa.
Charlie se sonrojó un poco. Resultó incluso un poco adorable.
—Bueno, ella dijo que no habla mucho contigo así que supongo que es normal que no lo sepas. Pero tú madre y yo llevamos viviendo juntos tres años. Espero que eso no te moleste.
Devon no tenía ni un solo recuerdo de su madre y no la conocía ni siquiera en fotos pero le alegraba que hubiera encontrado a alguien más. Además, Charlie parecía un buen hombre.
—Para nada —Devon sonrió y comenzó a caminar— gracias por venir por mi, Charlie.
Charlie se sintió mucho más relajado. Amy le había contado que Devon era un chico problemático que siempre se metía en peleas en su escuela. Pudo notar el gran moretón alrededor de su ojo pero en realidad, el chico había sido muy amable y tranquilo. Debía averiguar un poco más sobre él antes de juzgarlo.
Fueron hacia el estacionamiento, Charlie le ayudó con una de las maletas y se detuvieron frente a una patrulla. Devon casi se ríe por lo gracioso de la situación. Sin embargo, nunca antes lo habían subido a una patrulla.
—Será mejor que no te metas en problemas, soy el sheriff del pueblo —bromeó el mayor.
Esta vez Devon no aguantó la risa.
—Prometo intentarlo.
Ambos subieron a la patrulla. El viaje fue en realidad silencioso pero a ninguno de los dos pareció incomodarles. Aún no eran cercanos y lo único que conocían del otro era su nombre pero estaba bien. Aún tenían bastante tiempo para saber más del otro.
—Tengo una hija de tu edad —comentó Charlie luego de una hora en silencio. Aunque de hecho, ninguno pareció realmente incómodo con el prolongado silencio.
Devon lo miró con interés. Quería hablar con Charlie pero no encontraba ningún tema de conversación adecuado.
—¿De verdad?
—Sí, pero ella ahora mismo vive con su madre en Phoenix. Aunque vendrá a vivir con nosotros en algunas semanas. Su madre se volverá a casar y al parecer quiere darles un poco de espacio a solas.
Devon asintió en comprensión.
—Eso es genial. Supongo que no estaré solo en la escuela —tampoco es como que le importara mucho tener amigos o no.
—Si, aunque Bella no es realmente muy expresiva. Pero realmente espero que se lleven bien. A ella le cuesta un poco de trabajo hacer amigos.
—Espero lo mismo, Charlie —le sonrió— ¿entonces su nombre es Bella?
—Oh, sí. Lo siento, hablo mucho de ella que casi olvide que no lo había mencionado.
Devon dejó salir una pequeña risa.
—No, está bien —se aclaró la garganta— ¿y ella sabe de mi madre?
—Oh, sí. Le he hablado de ella aunque no se conocen ni han hablado directamente.
Ambos llevaron entonces una plática más tranquila. Poco a poco dejó de ser extraño estar en el mismo auto y así llegaron a su destino.
—Tu madre me dijo que habías estado ahorrando para una motocicleta —comentó Charlie casualmente mientras paraba el auto frente a la bonita casa.
Devon se sorprendió de que Charlie supiera eso pues nunca se lo había mencionado a nadie más que a Margo. Tal vez Margo y su madre se habían mantenido en contacto, no había otra explicación.
—Uhm... si. Me gustan mucho las motocicletas y estuve trabajando todo el verano pasado pero aún me falta al menos una cuarta parte para comprar una decente. Además con el problema que me trajo a este lugar, perdí una gran parte de mis ahorros.
Charlie lo miró y asintió luego de escucharlo hablar.
—Yo odio las motocicletas. Son peligrosas, sobretodo en Forks porque las carreteras son muy húmedas y resbaladizas —habló con voz seria— pero tu madre y yo lo hablamos y si prometes ser prudente, podemos acompletar para que compres una motocicleta.
Los ojos de Devon brillaron por un segundo. La idea le emocionaba mucho pues realmente quería su motocicleta.
—Muchas gracias, Charlie.
El hombre negó.
—Agradécele a tu madre, ella realmente quiere que las cosas funcionen entre ustedes.
Ambos salieron del vehículo y cada uno cargó una maleta para llevarla al interior de la casa. Apenas se abrió la puerta y Devon pudo oler un maravilloso aroma. Era comida casera recién hecha. Se quedó junto a la puerta un momento, sintiendo los nervios inundar sus venas.
—Llegan justo a tiempo, la comida está lista.
Amy salió de la cocina con un trapo en sus manos pero se detuvo al mirar a su hijo. Era enorme y se sintió muy nostálgica. Desde que su ex esposo se lo quitó, no lo había visto en persona, sólo algunas fotos que Margo le había mandado pero no mucho más.
Ambos se miraron en silencio, Amy sentía que las lágrimas nublaban su vista pero finalmente dio grandes pasos y envolvió a su hijo entre sus brazos. Devon le regresó el abrazo con mucho gusto.
—De acuerdo, te mostraré tu habitación —Charlie entró y se detuvo al mirar la escena— oh, lo siento.
—No, está bien —le dijo la mujer— muéstrale la habitación.
Ambos chicos subieron las escaleras.
—Allí es el baño —señaló Charlie— esa es mi habitación, la de allá es la de Bella y aquí está la tuya.
Charlie abrió la puerta. Era una habitación bastante simple. Una cama individual que estaba pegada a la pared, un armario que lucía bastante nuevo, un escritorio con su silla y una mesita de noche. Había también una ventana con una ligera cortina blanca. Y no había nada más.
Devon se adentro y dejó su maleta sobre la cama.
—No sabíamos que color te gustaba así que dejamos las paredes blancas pero puedes pintarlas del color que más te guste. Luego te puedo llevar al pueblo a que elijas la pintura que te guste y tal vez otras colchas. Le dije a tu madre que esas verdes eran horribles pero no me hizo caso.
Devon dejó salir una risa.
—Gracias, Charlie. En realidad me gusta.
Charlie asintió. Normalmente no hablaba mucho pero estaba nervioso y las palabras brotaban sin parar.
—Está bien. Entonces instálate y baja a comer cuando quieras.
Charlie salió de la habitación y Devon se sentó en el borde de la cama. En realidad sí eran horribles esas colchas verdes pero el color blanco de las paredes no le molestaba para nada.
Se dejó caer en la cama y miró el techo. ¿Que le esperaba ahora en la escuela? ¿Se volvería a meter en problemas por lo mismo? Realmente esperaba que las cosas cambiaran.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top