Spirits

Miércoles. Katsuki estaba con Kirishima e Izuku en el gimnasio del colegio, cuando el teléfono sóno. Sólo miró de reojo la pantalla de su nuevo celular, y cuando vio que decía Detective Tsukauchi, contestó de inmediato.

—¿Bueno? ¿Hola?

—¿Es el detective, Kacchan? —preguntó Izuku.

Katsuki guiñó un ojo para responder que sí.

—Encontré algo que pueda serte útil, joven Bakugo. Supongo que estás en clases en este momento, ¿verdad?

—Sí, así es.

—¿Te gustaría que nos viéramos en algún lugar después de clases? ¿Tienes dónde anotar?

—Espere...

Katsuki se volteó a ver a su alrededor. A mala hora estaba en el gimnasio. El profesor Shota Aizawa venía entrando con una lista para anotar la asistencia de los estudiantes, pero en eso, Katsuki le arrebata su bolígrafó, le arrancó una hoja del cuaderno, y lo giró para escribir en sus espaldas.

—Pero que dem...

—Usted no se mueva, ¿quiere? —le ordenó, luego regresó al teléfono sin importarle usar a su maestro como mesa—. Listo, tengo donde anotar, ¿entonces en dónde? —anotó una dirección—. Eso es cerca de aquí, ahí estaré a las tres de la tarde. Gracias.

Colgó y le devolvio su bolígrafo al profesor Aizawa.

—No me pagan lo suficiente por esto —se quejó.























Faltaban cinco minutos para las tres de la tarde.

—Mierda. Tendremos que correr, Deku.

—Esta bien. Kacchan.

Katsuki e Izuku salieron corriendo del colegio para asistir a la reunión con el detective Tsukauchi, ¿había encontrado algo?

—Kacchan, nos vienen siguiendo —dijo Izuku.

Katsuki sintió correr otros pasos por detrás de él.

—¡Kirishima! ¿Qué haces aquí? —siguió sin dejar de correr.

Izuku se estaba atrasando, pero se detuvo unos segundos y siguió corriendo.

—¿No es obvio? Vine a acompañarte —Kirishima estaba apresurando el paso para no atrasarse demasiado.

—¿Al menos sabes a dónde voy?

—Claro, con el detective Tsukauchi, ¿no? Vi en la pantalla que te llamó en pleno gimnasio. Así que si sales rápido, es porque hay algo, ¿no?

—Sí, ¿por qué haces esto, Kirishima?

—¿Qué por qué? ¿Olvidas que le dije a Mina que te ayudaría a encontrar pruebas para que detuvieran al profesor?

Cierto, Katsuki había olvidado ese pequeño detalle. Faltaba un minuto para las tres. Katsuki, Izuku y Kirishima se detuvieron en la entrada del pequeño café para recuperar el aliento.

—¿Es aquí?

—Sí, es aquí.

El detective Tsukauchi estaba esperando en una mesa, vestía un saco gris, y una bufanda en el cuello. La campanita de la cafetería sonó al momento de abrir la puerta, y los chicos se fueron a la mesa, he hicieron una ligera reverencia por los servicios que el hombre prestaba.

—Buenas tardes, señor.

—Veo que vienes acompañado.

—Es un amigo.

—Se llama Kirishima —dijo Izuku—. Ah, cierto, no pueden escucharme.

—Eijiro Kirishima a sus ordenes, señor.

—Bien —les indicó que se sentaran.

—Dijo que me marcaría el Jueves, ¿por qué un día antes?

El detective sacó unas hojas de su portafolios y se las entregó a la mano.

—La razón por la que te hice venir un día antes es por esto; el profesor Asayama trabajaba en otra institución en el mismo año en el que sucedió el asesinato.

Katsuki se encogió de hombros, ¿se habría equivocado?

—Pero —el detective siguió hablando—, esa semana hubo una visita especial programada por una colaboración de historia de arte moderno, y tienes razón, el profesor Asayama estaba ahí.

—¿Ves Kacchan? Te lo dije, el hombre malo estaba ahí —dijo Izuku.

—Vaya, Katsuki, tenías razón —Kirishima se volteó a verlo.

—Y eso no es todo, joven Bakugo —le mostró otro papeleo más—. Averigüé otro dato que me impacienta demasiado. Verá, la profesora Nemuri vivía en el mismo edificio departamental que el profesor Asayama.

—¿En el mismo edificio? —dijo Kirishima.

—Sí.

—¿No cree que... ella haya sido acosada por él? —Kirishima tomó un vaso de agua que el mesero dejó sobre la mesa.

—Probablemente —dijo el detective Tsukauchi—, de ser así, vigilaré las cámaras de seguridad del edificio para comprobarlo. Por lo mientras, tenemos sospechas de él, sólo hace falta demostrarlo.

—¿No puede arrestarlo ya? —dijo Katsuki impacientemente.

—Katsuki, no puedo arrestarlo sin antes hacer una investigación a fondo. Además, se tendría que comprobar que la profesora Nemuri también fue una víctima más, pero la autopsia es el problema, algún agente revelador podría descifrar la verdadera causa de muerte.

—¿Un agente revelador?

—Cualquier sustancia que la autopsia haya pasado por alto, hay algunas sustancias que necesitan enviárse a laboratorios por ser demasiado discretas, eso podría tardar mucho. Por si fuera poco, ambas víctmias están muertas, así que es más difícil el proceso si no hay una víctima viva para declarar. Dame mas tiempo para buscar algunas pistas.

Ahora venía el verdadero asunto.

—¿Cuánto va a querer por su trabajo, detective Tsukauchi? —preguntó Katsuki.

El detective suspiró.

—Mira muchacho, hablaremos de eso luego. Por ahora, nos mantendremos en contacto.

—Muchas gracias por sus servicios —se despidieron los chicos.























A la salida, Katsuki iba pensando sobre lo que le dijo el detective. Kirishima iba a su lado, mientras que Izuku jugaba en que tenía que caminar en la esquina amarila de la banqueta para no caer a la lava imaginaria.

—Vaya, ¿quién lo diría? Ahora tendré cuidado con ese profesor —dijo Kirishima—. Katsuki, me has impresionado. Si detienen al profesor, se comprobará que Mina no tuvo nada que ver con la profesora Nemuri, y ella podrá regresar al colegio, pero, ¿cómo lo sabías?

Katsuki se detuvo un momento.

—Kirishima, ¿puedes guardar un secreto?

—¿Un secreto? —Kirishima estaba interesado.

—Sí, sólo que estoy casi seguro de que me vas a tomar por un loco.

En eso, Izuku dejó de jugar. Se volteó a Katsuki en espera de no decir lo que creía que estaba pensando, pero se equivocó.

—No vas a decírselo, ¿verdad Kacchan?

—¿Qué es ese secreto, Bakugo?

Katsuki se quedó mirando a todos lados. Entonces se lo dijo.

—Izuku sigue aquí.

—¿Ah?

—Así no, Kacchan —Izuku se llevó una mano a la cara.

—Izuku sigue aquí, pero solamente su espíritu. Él ha estado conmigo todo este tiempo, por eso al reconocer al profesor Asayama me dijo que él había sido el que lo había asesinado.

—Espera, espera —Kirishima se rascó la frente—. ¿Me estás diciendo que puedes ver a un fantasma?

—Sí, eso mismo —dijo Izuku esperanzado—. Por favor, Kirishima, créele.

Kirishima quería reírse, pero se contuvo.

—Ay amigo, que buena broma.

—¡Demónios! ¡Kacchan, iré a jalarle las patas por la noche! —Izuku estaba enfadado.

—Ya sabía que no me ibas a creer. Olvídalo. Nos vemos mañana.

—¡No, oye espera! ¡Katsuki! No es que no te crea amigo, si no que cuesta un poco de creer. ¿Te acuerdas de aquella película a la que fuimos? Trataba de fantasmas. A lo mejor tu amigo no se ha ido porque tiene asuntos pendientes.

—¡Igual voy a jalarte las patas, Kirishima!

—¿Asuntos pendientes? —Katsuki miró a Izuku.

—No me mires a mí, míralo a él —dijo Izuku.

—Puede que sea atrapar a ese desgraciado —Katsuki estaba comprendiendo todo. Izuku sólo sonrió.

—¿Si tengo asuntos en este mundo entonces no me iré nunca? —preguntó Izuku—. No lo sabía, Kacchan.

Katsuki miró al cielo, estaba comenzando a nublarse. Una gota de agua cayó en su nariz.

—Que raro, el día de hoy no se pronosticaban lluvias —Kirishima se cubrió con su mochila—. Te veré mañana. Iré a casa de Mina para decirle lo que nos dijo el detective Tsukauchi —se fue.

Katsuki sólo se despidió con la mano.

—Kacchan.

—¿Qué ocurre, enano?

—Ya está lloviendo, vámonos antes de que te resfries —lo tomó de la mano y también se fueron antes de que comenzara a llover fuerte.























Al otro lado de la ciudad, el detective Tsukauchi estaba en un cuarto lleno de cámaras. Un guardia de seguridad le entregó varios casettes del piso donde vivía antes la profesora, y de los elevadores.

—Gracias —le dijo después de mostrarle nuevamente su gafete y su placa policiaca y se llevó los casettes a su despacho.

Puso uno en el reproductor de video y se quedó observando cada detalle.

Hasta muy entrada la noche, medio litro de café después, encontró lo que tanto quería.

—Aquí está, ahora ya tenemos una prueba irrefutable. 

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