On a day like this
Ese mismo día, por la noche, Katsuki fue con el detective Tsukauchi a su despacho. Izuku lo acompañó también, jugando a contar con los carros por colores que pasaban por la carretera.
-Joven Bakugo, ¿qué hace aquí?
-Lo conseguí, tengo algo que pueda decirnos de qué murió la profesora -Katsuki sacó la bolsa que contenía la hoja morada.
-¿De dónde la sacaste?
-Eso qué, lo importante es que esta planta debe ser examinada.
-Katsuki por favor, no me digas que entraste a la casa del profesor Asayama.
-Eh... sí.
-Casi lo atrapan -dijo Izuku.
-¡No! ¡No lo hubieras hecho! ¡Si lo haces, entorpecerías las pruebas de los forenses!
-No se preocupe, tuvimos cuidado.
-¿Tuvimos?
-Tuve -corrigió dándose cuenta de su error-. Como sea, tenemos las pruebas, ¿no? ¿Por qué no enviarlas a que las analicen?
-Ay joven Bakugo, me está dando mareos con usted. Mira, la orden llegará pronto, por lo tanto, yo me quedaré con esto -guardó la hojita en un pañuelo-. Iré con un botánico para que me diga sus conocimientos acerc de esto. Pero para entonces, te pido que no hagas algo más como esto, o estarás en problemas por entorpecimiento de ley.
-Está bien, detective Tsukauchi.
-Puedes retirate, te llamaré cuando la demanda esté lista.
Katsuki salió junto con Izuku de la oficina, mientras tanto, el detective Tsukauchi se sentó en su silla giratoria y dio una vuelta para desestresarse, y agarró el teléfono para marcar a un amigo.
-¿Hola? ¿Osamu? Necesito que me hagas un favor -dijo mirando el pañuelo que tenía en mano.
Llegó el día Sábado. Katsuki se levantó para irse al gran lugar del evento. Izuku también despertó enseguida por ver tanto movimiento en la habitación.
-¿Qué pasa, Kacchan? Vuelve a dormir.
-Es Sábado, tengo que ir a ese estúpido evento, Deku.
-Ah, lo estaba olvidando -se levantó de golpe-. ¿Te vas a poner guapo, Kacchan?
-¿Ah?
-Es que pareces un príncipe así arreglado -le sonrió-. Te ves bien, Kacchan.
-Gracias, enano. Ven, dame un abrazo.
Izuku se lanzó a él y lo abrazó del cuello mientras que Katsuki lo elevó, cargándolo como un bebé. Izuku miró afuera, y se puso un poco triste.
-En un día como este -murmuró.
-¿Qué?
-Un día como aquel estaba muy radiante, y las nubes paseaban por el cielo, Kacchan. Lo recuerdo bien.
Estaba hablando del día de su muerte. Katsuki sólo le acarició el cabello y se aferró a él para que no se sintiera tan triste.
-Shhh. No digas nada, Deku. Ya verás cómo todo se va a arreglar pronto.
-¡Katsuki! ¡Apúrate que vas a llegar tarde!
-¡Ya voy, bruja!
Después de desayunar, se fueron en taxi hasta un pequeño campo donde varios estudiantes del colegio de Katsuki ya estaban llegando, y también iban otros que venían de los antiguos colegios que impartía clases el profesor Asayama. Katsuki dio un vistazo al lugar: el campo verde, la ceremonia al aire libre, una mesa donde entregaban los regalos, unos globos blancos y amarillos en cada lado, las sillas y mesas también del mismo color para combinar, y varias mesas con bocadillos para degustar. Con sólo ver eso, sintió náuseas. En otra mesa, se estaban anotando los estudiantes que asistieron al evento (puntos extras para sus calificaciones), y fue a anotarse. Escribió con la tinta su propio nombre, pero no sólo el de él. Ya que también venía acompañado. Escribió debajo de su nombre el de Izuku Midoriya. Cuando terminó, se sintió mareado.
-Creo que voy a vomitar.
-¡Katsuki! ¡Aquí estamos! -Kirishima gritó desde una mesa donde Sero y Kaminari también estaban con él-. ¿Fuiste con el detective Tsukauchi? ¿Qué te dijo?
Izuku se sentó en las piernas de Kacchan y empezó a jugar con el vaso que tenía enfrente de él, pero, de un extraño modo, el vaso se cayó sobre la mesa.
-¡Lo siento! ¡No creí que iba a suceder eso, Kacchan!
-¡Demonios! -Katsuki limpió con algunas servilletas el mantel-. Estaba mal acomodado -disimuló un poco, pero Kirishima entonces comprendió que no fue un accidente, en cambio, Katsuki siguió hablando-. Tsukauchi dice que va a mandar a analizar la planta con un botánico, y que la demanda llegará más pronto de lo esperado. Se está moviendo con una facilidad que me sorprende.
-Debe de tener contactos que lo ayuden -dijo Kaminari.
-Sí, algo así creo yo igual.
-Miren, ahí viene Asayama -señaló Sero.
Katsuki se quedó viéndolo con una cara asesina. No era justo que a él lo alabaran tanto por aparentar alguien que no era. A un lado de Asayama, lo seguía una jovencita parecida a él. Ellos se sentaron en la mesa de ceremonia al lado de los demás profesores que lo acompañaban.
Entonces el profesor Yamada se levantó de su asiento y habló por el micrófono.
-¡Hola! ¡Bienvenidos! ¡Este día es muy importante para uno de nuestros compañeros, el profesor Asayama! ¡Por cumplir veinte años de formar a jovenes y estudiantes de bien para prepararlos a su futuro!
El profesor Asayama se levantó de su asiento he hizo una leve reverencia a todos los invitados, algunos comenzaron a aplaudir.
-No entiendo cómo es que la gente es ciega -dijo Katsuki en su lugar, se llevó la cara a la mano y acomodó su codo sobre la mesa, aburrido.
Algunos profesores dieron palabras de alientos y discursos conmovedores al señor Asayama, algo que para Katsuki fue de lo más humillante y estremecedor, ¿cuánto tiempo tendría que seguir escuchando esas tonterías falsas? Entonces escuchó algo que lo hizo volver en sí. El profesor Yamada había dicho si algún estudiante quería dedicarle unas palabras de agradecimiento a Asayama. Eso lo hizo reaccionar. Era su hora. Una chica que venía de otro colegio alzó la mano primero, pero Katsuki se adelantó y se paró rápidamente.
-¡Yo pido hablar! -gritó.
-¡Kacchan, por favor, no vayas a hacer una tontería! -dijo Izuku, suplicándole-. ¡Deténganlo! ¡Oigan, chicos! ¡Chicos! -era absurdo, no lo escuchaban.
Kirishima, sero y Kaminari se quedaron estupefactos, en espera de que no hiciera lo que ellos estaban pensando que haría. Pero Katsuki tomó su copa de agua.
-Brindo -comenzó a hablar-, por la salud del profesor Asayama. Porque con su sabiduría nos ha guiado en el sendero de la educación y el aprecio por el arte. Por inspirarnos a cada molécula de pintura que habita en la viva imagen que plasmamos con el óleo y la tela, y a enseñarnos que a pesar de que el tiempo pase, una parte de la escencia de nuestras vidas pueden quedar inmortalizadas en una imagen abstraca. ¡Salud!
Los cuatro suspiraron aliviados, al menos Katsuki no hizo una estúpidez.
-¡Bien! ¿Alguien más?
«Es ahora o nunca», dijo Katsuki. Entonces volvió a acercarse el micrófono a la boca.
-Oh no, espere, también quiero hablar por un amigo que no pudo asistir al evento.
-¡No! ¡Kacchan! ¡Deténganlo! ¡Kirishima! ¡Sero! -gritó Izuku.
-¿Saben? -empezó a hablar de nuevo-. Yo tenía un amigo...
-¡Katsuki! -dijo Kirishima.
-...que estudiaba conmigo en un colegio, no es la primera vez que conocemos al profesor, a él, le gusta enseñar arte moderno en cada escuela que va, y eso se comprende, ¿no? Enseñar -a estas alturas, Katsuki ya estaba caminando hacia él, lentamente mientras hablaba-. El profesor Asayama es una buena persona... mi amigo confiaba en él...
-¡Kacchan! -Izuku comenzó a llorar.
-...y eso lo llevó a la muerte -detuvo sus pasos a la mitad del camino, y rompió su copa de brindis contra el suelo.
Algunas personas comenzaron a murmurar. Apagaron el micrófono, pero eso no hizo que Katsuki se detuviera porque comenzó a gritar a los cuatro vientos todo lo que acumuló durante mucho tiempo.
-¡Ustedes podrán creer que Asayama es un buen hombre, pero yo sé que no lo es! ¡Él mató a mi amigo a golpes después de violarlo! ¿No lo recuerdas desgraciado? ¡Cabello verde! ¡Ojos color esmeralda! ¡Pecas en el rostro! ¡Una hermosa sonrisa! ¡Maldita sea! ¡Una bonita sonrisa que borraste de la faz de este mundo! ¡Lo violaste! ¡Lo mataste! ¡Cómo pudiste hacerle eso a un niño de seis años! ¡Maldito! -gritó mientras lloraba. Kirishima y Kaminari había llegado a detenerlo, pero Katsuki se resistía y seguía gritando-. ¡Su nombre era Izuku Midoriya! ¡Izuku Midoriya! ¡Y no lo niegues! ¡Sabes que tú lo mataste! ¡TÚ LO MATASTE! ¡TÚ LO...
Una bofetada lo cayó. Katsuki solamente se limpió la sangre que caía de su boca. Delante de él, estaba la hija del profesor Asayama.
-Tú -dijo con voz firme y desafiante-. ¿Cómo te atreves a hablar así de mi padre? ¿Cómo eres capaz de arruinarle un día tan especial como este?
Katsuki seguía sostenido por sus amigos. Miró a la mujer con sus ojos color rojos y también habló en su mismo tono.
-¿Cómo eres capaz de defenderlo? Perdóna por arruinar su día, pero tu padre no es quien tú crees que es.
-Ya, llévenselo.
-No -protestó Katsuki.
-Katsuki, no seas necio, vámonos -dijo Kirishima.
-Kirishima tiene razón, Bakugo. Ven, estás muy...
-¡Sero! Por favor, suéltenme.
Aizawa tuvo que arrastrarlo hasta la salida. Izuku sólo los seguía mientras pataleaba contra Aizawa para que soltara a Katsuki, pero no funcionaba.
-¡Suéltelo! -se colgó de su pierna.
-Por favor, Bakugo. Estás haciendo un desorden. No sé con qué intención lo hiciste, pero si sigues así, el único perjudicado serás tú y no él como deseas.
-¿Qué pendejadas estás diciendo? -dijo Katsuki.
-No. Y para que lo sepas, yo no estoy de su lado -explicó Aizawa-. Sólo digo que no tenías por qué hacer eso. ¿Necesitas ayuda? Llamaré a tus padres para que vengan por ti, estás temblando y demasiado pálido.
-De coraje -dijo Katsuki.
Una patrulla se estacionó cerca de ellos, y de ahí bajaron dos oficiales.
-¿Llamaste a la policía, Bakugo?
-No, yo no lo hice.
La hija de Asayama salió a recibirlos.
-Es él -señaló a Katsuki-. Él fue el que armó tremendo alboroto allí adentro. Llévenselo.
-Oiga, señorita -dijo Aizawa en defensa del rubio-. Con todo respeto, pero no era necesario llamar a la policía.
-¿Y era necesario poner en rídiculo a mi padre delante de todos? -contestó la chica mirando a Katsuki. Los oficiales lo esposaron.
-¡Ya cállese señora! -dijo Izuku.
Katsuki sólo agachó la cabeza, pero después volvió a levantar la mirada.
-¿Sabe qué? Haga lo que quiera, a mí me da igual si me llevan al matadero, pero, lo que dije es la pura realidad -entró a la patrulla por voluntad propia.
-Kacchan -Izuku quedó paralizado.
-No te preocupes, estaré bien -sonrió. Aizawa sólo asintió porque creyó que esa frase era para él.
Entonces, por lealtad, Izuku también entró a la patrulla.
-Pero...
-Shhh. No te voy a dejar solo, Kacchan -se acurrucó aun lado de él.
Kirishima, Sero y Kaminari llegaron a tiempo.
-Oigan, ¿por qué se lo llevan? -Kirishima golpeó la ventanilla-. Bro, ¡no te vayas!
-¿Se lo van a llevar detenido? ¿Por qué? -dijo Kaminari.
-¡Idiota! ¡Márcale a sus padres!
-¿Cuál es su número?
-¿No lo tienes?
-Pues no, ¿tú sí?
-¡Chicos! Yo estaré bien, no se preocupen.
-Baku bro, ¿quieres que le diga a Tsukauchi lo que está pasando? -Kirishima preguntó.
Ay Dios, lo había olvidado. Katsuki se dejó caer sobre el asiento trasero.
-Hazlo, total va a terminar regañándome otra vez.
«La verga me trajo y la verga me va a llevar», pensó Katsuki.
La patrulla arrancó, llevándose al rubio por las calles de Tokio, y sus amigos no lo perdieron de vista hasta que la policía dobló una esquina.
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