𝐭𝐰𝐞𝐥𝐯𝐞. songbird


XII —— songbird

🦢

MCGONAGALL LES PIDE A LOS MERODEADORES que se vayan después del partido; de lo contrario, Fianna cree que se habrían quedado para la fiesta posterior que comenzó inmediatamente tras la victoria de Gryffindor. Los estudiantes volvieron al castillo, y antes de que el último cruzara la puerta, alguien en la Torre de Gryffindor ya había encendido el gramófono.

Fianna, Georgia y el resto del equipo desaparecen brevemente para ducharse antes de ingresar a la sala común como el equipo triunfante del partido. Fianna se pone una minifalda negra con su jersey de punto de quidditch encima y sus Mary Janes de tacón. Georgia lleva lo mismo excepto con Doc Martens, ambas tomadas de la mano cuando entran a la sala común.

—¡Aquí está nuestra capitana! —exclama Prewett, abrazando a Georgia. Fianna suelta su mano y huele el whisky de fuego que irradia Prewett. Alguien le entrega un vaso de lo que parece ser Buck's Fizz, un alimento básico de las fiestas de la sala común de Gryffindor, ya que la gente pensaba que el jugo de naranja convencería a McGonagall de que nadie bebía alcohol (si alguna vez ponía un pie en la sala común tras una victoria de quidditch, lo cual rara vez hacía.)

Georgia se aleja de Fianna, mientras la gente comienza a vitorear "¡Potter!" y Fianna piensa, fui en parte yo quién ayudó a ganar el partido... pero le hace feliz ver a Georgia celebrar así. Se apoya contra la pared y toma un sorbo de su bebida: más prosecco que naranja.

Prewett hace girar a Georgia por un momento mientras suena una canción de rock mágico. Fianna cree que la canción es una copia de Heart of Glass, pero da igual. Observa a Georgia reír y cantar, siendo el centro de atención. Por muy fuera de lugar que se sienta, disfruta ver a su mejor amiga así de feliz.

Se pregunta si bailaría con ellos si este curso no se hubiera convertido en lo que es. Tal vez si no hubiera ayudado a encubrir a Regulus en el tren, no sabría que Voldemort está usando un horrocrux, que los mortífagos campan a sus anchas y quieren atacar el colegio... o que uno de ellos no quiere ser mortífago, pero no tiene escapatoria. Tal vez si el año de Fianna fuese como lo había planeado (ser delegada, dirigir el Club de Duelos, planear el baile y dar a Hogwarts una razón para sonreír en medio del caos) no se sentiría tan excluida, como un fantasma de su vida anterior.

Fianna sabe que sólo ha pasado un mes, pero todo parece diferente. Desde que supo de la existencia de los mortífagos, no ha dejado de preocuparse, pero ahora sabe cómo acabar con ellos. Si Regulus y ella encuentran el horrocrux y lo destruyen, Voldemort dejará de ser invencible. Alguien podrá matarlo y pondrá fin a todo esto. Antes, conocía la amenaza, pero no las complejidades, el lado oscuro de esta guerra. Ahora, había tenido que fingir que estaba del lado de los mortífagos, había mentido a todos sus seres queridos, había creado un espejismo de amantes con la persona más inverosímil, Regulus Black...

—Fee.

Prewett se para frente a ella y extiende la mano.

Fianna sonríe torpemente.

—Lo siento, no estoy de humor...

—Venga —dice Prewett—. Podríamos estar muertos el año que viene por estas fechas.

—... Lo siento, no tengo ganas —repite, sacudiendo la cabeza.

Prewett suspira pero se encoge de hombros y regresa al centro de la sala común, donde los Gryffindor habían apartado los sofás para crear una pista de baile improvisada. Fianna toma un trago de su bebida y frunce el ceño.

Quizás Prewett tenga razón. Ninguno sabe cómo va a terminar esto, ¿verdad? Fianna, Georgia, Prewett y Regulus podrían estar muertos para 1980; no solo eso, sino que este es su último año, tal vez debería hacer un mayor esfuerzo para volver a disfrutar. Tal vez si finge lo suficiente volverá a ser la misma de antes, feliz y optimista y sin obsesionarse con un chico Slytherin o los horrocruxes.

Entonces termina su bebida, zigzaguea entre sus compañeros y encuentra a Georgia y Prewett justo cuando Dancing Queen empieza a sonar. Fianna supone que uno de los hijos de muggles se ha apoderado del tocadiscos, y su cerebro inmediatamente cambia a, mierda, no debes conocer esta música, ¿qué pasa si vuelve a los mortífagos y es malo para Reg? Pero Georgia debe haberlo notado, porque agarra las manos de Fianna y comienza a hacerla girar.

Las preocupaciones desaparecen por un tiempo. Ella se ríe mientras un par de compañeros de quidditch recogen a Georgia y la gente comienza a gritar algunos de los cánticos de quidditch de ese mismo día. Sunny de Boney M suena mientras Prewett le coloca un trago en la mano para hacerlo sonar con el suyo.

Ella lo hace y el doloroso picor del tequila golpea la parte posterior de su garganta. Prewett hace lo mismo, pero sacude la cabeza como un perro y saca la lengua.

—¡Merlín! Weasley dice que le robó esto a su hermano mayor Arthur. Es lo único bueno de que Molly salga con uno de ellos... Aún no me creo que sea tío...

—Mira, no creo que tenga que preocuparme por eso con Remus —Fianna se inclina más cerca de Prewett para que puedan escucharse entre sí por encima del ruido—. Creo que me casaré yo antes que él.

Prewett se inclina más cerca de ella, con la boca junto a su oreja.

—No me malinterpretes: creo que casarse joven y fugarse suena dulce, pero tener hijos de inmediato... es jodidamente aterrador.

Fianna se ríe y le pone la mano en el brazo para estabilizarse. Prewett hace una pausa por un momento; se endereza un poco, lo suficiente para poder mirarla a la cara. Ella lo mira y de repente se siente incómoda con la cercanía entre los dos.

Él pone su mano sobre su brazo.

—Es una pena que estés con Black, porque realmente me gustaría besarte.

El corazón de Fianna se detiene.

Mira a Georgia, que ni siquiera se ha dado cuenta de que Prewett, el chico que le gusta, intenta ligarse a su mejor amiga.

Fianna comienza a entrar en pánico. Toda esta idea de fingir ser normal no iba a funcionar, ¿verdad? Porque su vida ya no es normal. Robó un libro prohibido de la casa de un mortífago el fin de semana pasado, finge salir con uno, está involucrada en un complot para encontrar y destruir un horrocrux...

—Bueno... —se aleja de Prewett. Intenta decir algo más, pero Fianna pasa junto a él y encuentra a Georgia—. Oye, voy a tomar un poco el aire —dice Fianna, mientras Georgia deja de bailar por un segundo—. Estaré bien, no tienes que venir.

—¿Segura? —frunce—. ¿Estás bien?

Fianna sopesa sus respuestas por un segundo. O cuenta todo lo de Regulus (lo cual no puede hacer porque podría matarlos a todos) o dice la verdad sobre Prewett. Y aunque será una mierda que Georgia lo escuche, tendría que decírselo eventualmente. Pero Georgia parece tan feliz en este momento que Fianna no quiere matar su espíritu...

—Sí, de verdad. ¿Podemos hablar de ello mañana?

Georgia asiente y abraza fuertemente a Fianna.

—Claro. Te quiero, Fee.

—Yo también te quiero.

No tarda en desaparecer de la torre de Gryffindor, presa de nuevo de su habilidad de animaga para desplazarse con rapidez. Respira hondo y sus pies se ponen a caminar. No sabe hacia dónde, pero su mente está tan desorientada que se deja guiar, vagando por el castillo, intentando despejar su mente...

... Hasta que llega la Torre de Astronomía.

Sus cejas se fruncen por un segundo. Se siente rara al venir aquí cuando se supone que no debe reunirse con Regulus... Pero no es como si él estuviera, ¿verdad? No acordaron reunirse esta noche. En todo caso, es una zona tranquila con aire fresco, exactamente lo que Fianna necesita.

Así que entra y sube las escaleras hacia la plataforma de observación, donde ella y Regulus se sentarían y descifrarían Los secretos del Arte Más Oscuro. Pero, cuando llega al escalón superior, se da cuenta de que Regulus está apoyado contra la barandilla, mirando las estrellas.

—Ah, hola.

—Pensé que había una fiesta —Regulus se voltea.

—La hay —dice Fianna—. Me sentía rara, así que me marché...

Él frunce el ceño.

—¿Qué quieres decir?

—No lo sé —ella suspira. Se acerca a él, apoyando el costado contra la barandilla—. Todo parece tan trivial ahora mismo, ¿sabes? La gente se muere, los horrocruxes y...

—Ya. Pero no quise que te involucraras tanto como para que te convirtieras en lo mismo que yo... Lo siento, Fee, no quise que sucediera...

—Bueno —Fianna frunce—, prefiero sentirme así a que estés solo.

Regulus la mira de la misma manera que Prewett lo había hecho antes. Incómoda, Fianna mira hacia otro lado, hacia las estrellas y la luna.

—Prewett dijo que quería besarme.

Hay una pausa antes de que Regulus diga débilmente:

—¿Qué?

—Sí, me dijo que era una pena que estuviéramos juntos, porque quería besarme —cuenta Fianna. Rueda los ojos, los tiene llorosos. Quizá el chupito de tequila fue una mala elección—. Pero ahora me siento como una mierda, porque Georgia me dijo que le gustaba y voy a tener que decirle mañana que él quería besarme. No sería justo para ella si dejo que le siga gustando y que él coquetee, porque a él le gusta flirtear con todo lo que se mueve. Y si pasa algo entre ellos y yo no se lo conté...

—¿Lo habrías besado? —quiere saber Regulus.

—¿Cómo?

—Si no pensara que estamos juntos. ¿Habrías dejado que te besara?

Fianna frunce y se vuelve hacia él.

—Um... no —dice, y rápidamente agrega—: ¿Por qué?

—Solo me lo preguntaba. No me cae bien, pero puedo entender por qué le puede gustar a la gente...

—No estoy nada interesada en él —asegura Fianna—. En todo caso, me alegro de que pensara que estábamos juntos, porque eso evitó que hiciera nada. Es una forma más fácil de decir que no que decirle que no me interesa. Porque eso pondría muy difícil el papel de delegada durante un tiempo... —suspira—. Lo siento, creo que estoy un poco cabreada así que estoy divagando.

—Tranquila —Regulus bufa.

—Para empeorar las cosas, me fui antes de que empezara a sonar Fleetwood Mac —Fianna se cruza de brazos.

Regulus se queda en silencio por un minuto. Fianna está esperando que haga un comentario sobre que la música muggle es una mierda, y que tenga que defender a Stevie Nicks hasta su último aliento, pero en cambio, él no dice nada. Permanece junto a ella en silencio, mirando hacia otro lado.

—Sabes, aquí arriba hay un tocadiscos.

Fianna frunce el ceño.

—Dudo que haya algo de Fleetwood Mac...

Antes de que pueda terminar su oración, Regulus murmura algún hechizo y el tocadiscos cobra vida silenciosamente; la música sale de los parlantes sin que un disco gire debajo de la aguja. Fianna le frunce mientras empieza a sonar el principio de Songbird de Fleetwood Mac.

—Bueno, no es que vayamos a bailar... —Fianna cambia el equilibrio sobre sus pies.

—¿Por qué no?

—¿Quieres bailar conmigo? —Fianna lo mira extrañada.

—No veo por qué no —dice él. Extiende su mano para que ella la tome—. No voy a matarte, lo prometo.

Con aprensión, Fianna da un paso, una de sus manos sosteniendo la de él y la otra apoyada en su hombro. Se balancean de un lado a otro y Fianna siente la otra mano de él apoyada en su espalda.

"For you, there'll be no more crying,

For you, the sun will be shining..."

—Esto es agradable —susurra Fianna.

—¿Si? —dice Regulus.

Fianna levanta una ceja.

—¿Por qué tanta confusión, Black? Lo has sugerido tú.

—Aún puedo sorprenderme.

"... 'Cause I feel that when I'm with you,

It's alright, I know it's right..."

Ella lo mira sintiéndose extrañamente abrumada. Suelta su mano, le rodea el cuello con los brazos y apoya la cabeza en su pecho. Las manos de él descansan sobre su espalda baja; podría haber jurado que no estaban tan bajas antes, pero se siente bien, así que no le importa.

"... And the songbirds are singing,"

Like they know the score..."

Piensa en sus hermanos, en lo horrorizados que estarían al ver esto. Mejor aún, piensa en ella misma hace dos meses y en cómo se horrorizaría al ver esto. ¿Bailando lentamente con Regulus Black y disfrutando? No sabe lo que le está pasando, esta agradable cercanía entre los dos, la forma en que confía en él, la familiaridad con su tacto, la forma en que sus entrañas se derriten cuando lo tiene cerca...

"... And I love you, I love you, I love you,

Like never before..."

Esto es muy extraño, piensa ella.

🦢

FIANNA ENTRA DE PUNTILLAS A LA sala común mucho después de que terminase la fiesta, por lo que afortunadamente evita a todos de regreso a su dormitorio. Cierra la puerta en silencio para no despertar a Georgia, se pone rápidamente el pijama detrás del biombo (heredado de Lily hace dos veranos) y se mete en la cama. Para cuando se despierta, Songbird se ha alejado de sus pensamientos y su atención vuelve a hablar con Dumbledore sobre el Club de Duelo.

Se sienta erguida en su cama y nota que la cama de Georgia está vacía. Frunce. ¿Quizás Georgia durmió en el dormitorio de otra persona? Sabe que esa tal Chaser, de sexto, tiene un fuerte con cojines en su dormitorio, ¿tal vez Georgia estaba tan enojada anoche que se quedó allí? Qué raro, piensa Fianna, pero lo ignora mientras se prepara. Georgia es adulta de todos modos, Fianna no necesita estar vigilándola de esa manera...

Se viste con una minifalda negra y un jersey burdeos de gran tamaño, un atuendo similar al que usó para la fiesta, solo que un poco menos patriótico para su casa. Baja hasta el Gran Comedor y se sienta. Prewett dijo que se reuniría con ella a las diez para poder hablar juntos con Dumbledore, pero considerando lo de anoche está bien si tiene tanta resaca que se cancela. De todos modos, es idea mía, piensa, añadiendo azúcar moreno a sus gachas y su café.

Son las diez menos cuarto cuando Georgia se sienta frente a Fianna, con restos de purpurina roja todavía brillando en su cabello. Fianna ha terminado sus gachas pero aún está a la mitad de su café cuando levanta la vista de su taza y sonríe.

—¿Qué tal la noche, Gi?

Georgia se sonroja.

—Nunca adivinarás lo que pasó.

—... ¿El qué?

—Tuve sexo anoche —responde Georgia.

Fianna parpadea.

—¿Cómo llegaste a ese punto?

Georgia sonríe y coge una tostada del centro de la mesa.

—La verdad es que no lo sé... Poco después de que te fueras, supongo... Empezamos a hablar y, antes de que me diera cuenta, nos fuimos un rato al baño de prefectos. Y fue muy bonito... Creo que me invitará a salir.

El nerviosismo se acumula en el estómago de Fianna al tener una sensación de hundimiento sobre quién estaba hablando Georgia. Se siente como si estuviera en una película de terror, rezando para que Georgia no diga el nombre en el que está pensando, mientras pregunta:

—¿Quién es el chico?

Prewett se sienta junto a Georgia y le planta un gran beso en los labios.

Fianna los mira fijamente con incredulidad.

—Ah, buenas, Lupin. No te había visto.

Le sonríe antes de degustar su propio desayuno. Fianna lo observa horrorizada mientras se sirve una taza de té, hablando alegremente (por desgracia) sobre la fiesta con Georgia. No puedo decir nada, piensa Fianna presa del pánico. Si dice algo ahora, aplastará a Georgia... pero no se siente bien no decir nada respecto al tema...

... Pero, entonces, tal vez no lo hizo con mala intención. Tal vez le guste Georgia y la línea de tiempo no sea tan jodida como Fianna cree. Es perfectamente normal, intenta convencerse, aunque la sonrisa triunfante en su rostro le hace pensar lo contrario.

—¿Qué harás después del desayuno, George? —le pregunta Prewett a Georgia.

¿George? piensa Fianna con incredulidad. ¿Qué clase de apodo estúpido es ése? Georgia es Gi, o Gigi, porque yo soy Fee, o Fifi. ¡Nuestros apodos son iguales porque formamos una dupla! ¡Esto no está bien, lo ha hecho a propósito! Sin mencionar que DEBEMOS VER A DUMBLEDORE AHORA.

—Um... —Fianna se aclara la garganta—, pensé que hablaríamos con Dumbledore.

—Ah, quería hablarte de eso —Prewett detiene el untado de mantequilla de su tostada, apuntando el cuchillo a Fianna—. No me siento a gusto con tu idea para el club. Entiendo lo que quieres, que los Slytherins se sientan incluidos... Pero no estoy de acuerdo en enseñar habilidades defensivas a posibles mortífagos. ¿Y que Salome Lestrange esté involucrada? Sé que eres su amiga, y seguro que es buena contigo, pero es una mortífaga. Ve sin mí... —hace una pausa y luego vuelve a agitar el cuchillo, como si se le acabara de ocurrir algo—. ¿Qué tal si le pides a Black que te acompañe? Así tendrás la voz de un Slytherin presente en todo momento.

Fianna parpadea con incredulidad.

—No todos los Slytherins son mortífagos.

—Sí, pero si algunas manzanas tienen moho, tirarías toda la caja para prevenir, ¿verdad?

Fianna mira a Georgia, como diciendo: ¿escuchas lo que dice?

—Creo que es un poco duro —dice Georgia—, pero tiene razón, Fee.

—Sí, Fee —repite Prewett, dándole a Fianna una mirada desagradable, una que Georgia no puede ver ya que están sentados uno al lado del otro.

Fianna se queda en silencio por un minuto, tratando de procesarlo. Aparentemente, Georgia está saliendo con Prewett, quien extrañamente quiere hacer enojar a Fianna ahora que lo rechazó. ¡Lo rechacé porque aparentemente tengo novio! piensa, sintiéndose enojada. Piensa en lo amable y amigable que Prewett ha sido con ella desde que se convirtieron en delegados, y se pregunta si todo eso se debió a que él quería estar con ella.

—No sé si Reg está disponible, pero puedo hablar con Dumbledore por mi cuenta —dice Fianna—. ¿Todavía quieres repasar la planificación del baile más tarde?

—Erm, iba a preguntarle a Georgia si quería pasar un rato en Hogsmeade —dice Prewett—. Lo siento, normalmente no hago esto, lo prometo... Pero ya sabes lo especial que es George. Espero que no haya problema.

Sería una idiota si dijera que no, piensa.

—No pasa nada —murmura Fianna, tratando de ocultar lo enojada que se siente.

—Gracias, Lupin.

Fianna ni siquiera puede esbozar una sonrisa falsa; en cambio, se levanta y murmura que necesita irse, caminando en silencio atónito hacia el pasillo. Regulus está a punto de entrar cuando ella se va. Casi no lo ve por estar tan atrapada en la conmoción de que Prewett y Georgia salgan que no se da cuenta de lo que la rodea.

—Eh, ¿Fianna? —dice, agarrando su mano para llamar su atención.

Ella voltea y lo mira, todavía atónita.

—¿Estás bien? —pregunta, mientras sus amigos caminan hacia la mesa de Slytherin.

—Prewett está saliendo con Georgia —deja escapar.

Los ojos de Regulus se abren como platos.

—¿Desde cuándo?

—Anoche.

—Creía que...

—Sí —Fianna asiente—. Y ya no puedo decir nada, porque ella está muy contenta por ello y él ha estado muy raro desde que se incorporó y creo que sólo ha sido amable conmigo este año porque le gustaba, y ahora que le he rechazado se niega a ayudarme con cualquiera de sus deberes de delegado y dice que todos los Slytherins son malvados y ha decidido salir con mi mejor amiga para joderme y...

—Dijiste anoche que ibas a hablar con Dumbledore, ¿verdad? —dice Regulus.

—¿Sí, por qué?

—Te acompañaré.

Él todavía toma su mano y salen al pasillo, mientras Fianna expresa su frustración.

—¡No lo entiendo! ¿Qué, pensó que te engañaría anoche? Nunca me ha gustado así, nunca le he tratado de ninguna manera que le hiciera pensar eso. ¡No lo entiendo! ¿Y acostarse con Georgia? Es jodidamente horrible de su parte, pero no puedo contarle nada de esto, porque ¿y si esto la hace enojar porque no se lo dije antes cuando en realidad todo es culpa de él...?

—Ella no es estúpida —suelta Regulus—. Eventualmente se dará cuenta... Pero podrías decírselo ahora. Son sólo los primeros días y le dolerá, pero seguramente es mejor que le expliques las cosas ahora que dentro de seis meses, cuando esté realmente comprometida.

—Supongo... —dice Fianna, incómoda.

Llegan a la entrada del despacho de Dumbledore, una gran gárgola que gira, revelando una escalera de caracol que conduce al piso de arriba. Regulus mira hacia delante y luego de nuevo a Fianna.

—No puedo entrar ahí —dice Regulus—, ¿pero qué harás después?

—Pues al parecer me toca planear un baile por mi cuenta —dice Fianna, burlándose—. Prewett también lo ha descartado.

—Está bien... entonces nos vemos en la biblioteca más tarde.

Fianna frunce el ceño.

—¿Cómo sabes que nos veremos allí?

—Recuerdo que Prewett se regodeaba de ello hace un par de semanas —dice Regulus.

Le sorprende que recuerde un detalle como ese.

—No es necesario.

—Pero quiero hacerlo —dice Regulus—. Alguien tiene que mantenerte a salvo de todos estos malvados Slytherins.

Fianna sonríe.

—Gracias.

—Ni lo menciones. Te veré más tarde.

Fianna intenta no profundizar en eso, ni en el baile lento de la noche anterior bajo la luz de la luna, con Songbird de Fleetwood Mac, mientras sube las escaleras hacia la oficina de Dumbledore. Está sentado en su escritorio, bebiendo una taza de té, el leve olor a regaliz flota por la estancia.

—Qué agradable sorpresa —dice Dumbledore—. ¿Se ha derrumbado el colegio?

Fianna lo mira extrañada.

—... No.

—Ah, qué pena, me vendrían bien unas vacaciones.

Ella sonríe.

—Um... quería hablarle sobre el Club de Duelo.

Dumbledore asiente, se pone de pie y se sirve otra taza de té. Él le ofrece uno, pero ella niega con la cabeza. Cree que el té de regaliz huele (y sabe) asqueroso.

—El profesor Fawley me habló de ello. Entiendo que se sienta incómodo con la supervisión, debido a la... impresión que podría darles a ciertas brujas y magos.

Fianna asiente.

—Sí, me preguntaba: ¿es necesario que el supervisor sea profesor?

—No creo que Filch sea muy efectivo —dice Dumbledore con una sonrisa.

—Me refería a mi hermano. Pero se lo estuve comentando a mi, eh, amigo Regulus, y él y sus amigos dijeron que no querrían ir, porque como Slytherins se sentirían naturalmente excluidos... Así que se me ocurrió, ¿podríamos tener a dos ex alumnos supervisando? Remus, porque es bueno en Defensa y sería un buen profesor...

—¿Y...?

—Y Salome Lestrange —añade Fianna. Dumbledore no pronuncia palabra por un momento, y Fianna llena el silencio—. Sé que puede parecer... arriesgado, pero quiero crear un Club de Duelos para que todos puedan aprender magia defensiva. E incorporar a alguien como ella animará a los Slytherins a asistir, a sentirse bienvenidos... Seguro que eso será mejor que dejar que una casa entera se quede sin practicar magia defensiva. Sé que algunos Slytherins no son de lo mejor, pero no todos son así, y aun diciendo eso, no es justo enseñar sólo a gente que considero moral. Es tan malo como la pureza de sangre, ¿no?

—Entiende que está pidiendo invitar a una mortífaga a Hogwarts, de forma regular, ¿cierto?

Fianna se queda en silencio.

—Bueno... puede que ella no sea una...

—Señorita Lupin —comienza él—, no actúe de ingenua conmigo. Usted conoce mi relación con la Orden del Fénix, igual que su hermano. Conozco las lealtades de Lestrange, porque he oído los informes sobre ella —Fianna siente que se le revuelve el estómago, mientras se pregunta, ¿qué informes?—. Pero, creo que tienes razón. Además, puede ser beneficioso que la vigilemos de cerca... Escribiré tanto a ella como a tu hermano, y acordaremos la fecha de inicio del Club de Duelos cuando todos estén de acuerdo.

—¿En serio? —Fianna se sorprende.

Dumbledore asiente.

—No sé qué hace con Black, pero puedo apreciar que quiera ayudar a tantos magos jóvenes como sea posible. Podemos discutir esto más a fondo la próxima semana —rápidamente, la seriedad de su energía se disipa y sonríe agradablemente—. ¿Quiere galletas de mantequilla para el camino? Las hizo Sprout esta mañana.

—Uh, sí, por favor.

—Tome también una para el señor Prewett.

Fianna asiente y toma otra, cubriéndolas con una servilleta.

Durante el resto de la mañana se siente satisfecha y, mientras se instala en la biblioteca para terminar los deberes antes de que llegue Regulus, piensa en lo que ha dicho Dumbledore. He oído los informes sobre ella. ¿En qué cosas se ha metido Salome? ¿Acaso Fianna quiere saberlo? Frunce el ceño, terminando los deberes de Adivinación, cuando aparece Regulus.

—Te traje una galleta de mantequilla —comenta ella, deslizando las galletas envueltas sobre la mesa.

—No las has envenenado, ¿verdad?

Fianna frunce el ceño.

—Si crees que tengo tiempo para hacer galletas de mantequilla envenenadas, posiblemente las galletas más complicadas de hornear, estás viviendo en el país de las maravillas, solecito.

Regulus pone los ojos en blanco.

—¿Qué dijo Dumbledore?

—Está de acuerdo con la idea. En cierto modo.

—¿En serio? ¿Incluso con la idea de Salome...?

—Incluso la idea de Salome —asiente Fianna.

Regulus abre la boca para continuar, pero Fianna niega con la cabeza.

—Nope. Si actúas como mi delegado suplente, tienes que cumplir con el horario —le dice, mirándolo seriamente—. Podemos tomarnos un descanso más tarde, pero tenía un montón de cosas que consultarle a Prewett. Quería que aprobara las ideas finales para el baile, pero como no está aquí, tú tendrás que decir sí o no.

—Sí, su majestad —dice Regulus.

Fianna le lanza una mirada asesina.

—Ahora no es momento de payasadas.

Ella abre su cuaderno dedicado a la planificación del baile y se lo pasa.

—Bueno, las opciones finales para el tema del baile , antes de que enviemos las papeletas a las salas comunes la semana que viene para que el colegio vote y decida, están entre estas cuatro...

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