† Wax play †

*Wax play: es una forma de juego sexual erótico que se practica en un contexto BDSM. Consiste en derramar vela de cera especial sobre el cuerpo de tu pareja, durante la práctica se forman patrones con el color de la vela en cuestión*

~Narra Jiminie~

Está vez logré huir de la reprenda del señor Kim por haber llegado nuevamente tarde, gracias a otro compañero que lo distrajo mientras yo entraba por la puerta. Apresuro mi paso hasta llegar a mi cubículo, dónde arrojo mi maletín he inmediatamente me siento frente a mí escritorio, cubriendome con la silla de gran respaldo.

Enciendo el computador y entro directo a los archivos que había dejado inconclusos ayer para tenerlos en el escritorio del señor Kim hoy por la tarde, más tardar. De inmediato capturo la mirada recelosa de mi amigo de cabello gris.

— Hoy son buenos días, por lo que veo~ — comenta con cierto tono picarón, y yo reacciono con un inevitable rubor en mis mejillas, aún con mis ojos clavados en el trabajo. — Un pajarito me dijo que el señor Wang recibió una carta está mañana.

— ¿Cómo sabes eso? — aquella información me hace girar mi cabeza con sorpresa y vergüenza.

— Yo no revelo mis fuentes, querido. — se mira las uñas con esmalte y sopla sobre ellas enaltecidamente. Posteriormente y tomándome por sorpresa, arrastra su silla hacia mí y coloca ambas manos en cada uno de los reposabrazos de mi silla, acorralandome. — Usaron la lencería que compramos, ¿Verdad? Dime qué la usaron.

La necesidad de contarle con detalles lo que sucedió entre Jungkook y yo se apodera de mi, pues me siento profundamente emocionado por ello; pero decido controlarme debido a la vergüenza.

— Si, la usamos~

— ¡Debes contarme como te fue! Le gustó, ¿Verdad? — sacude mi silla, quizás más emocionado que yo.

— ¡Park Jimin! — la irritante y enfurecida voz del señor Kim interrumpe nuestra conversación. — ¡Tu y yo tenemos que hablar!

Tae y yo nos congelamos mientras vemos como el gordo hombre tratar de disimular que sus pasos acelerados no le dificultan respirar. Hasta que llega a nosotros y recupera el aliento.

— ¿Es verdad que pediste un cambio al programa del señor Wang?

— Así es, es correcto. — respondo mientras mi amigo vuelve a su cubículo lentamente.

— Lo siento, pero no será posible el cambio. Si quieres renunciar a tu puesto aquí, debes informarme por escrito con tres meses de anticipación para que podamos encontrar a tu reemplazo. — dice mi jefe, destruyendo por completo mis esperanzas de una vida mejor con Jungkook.

— ¿Que dice? Eso es ridículo. — protesta Taehyung.

El señor Kim se muestra desinteresado en lo que Taehyung tenga para decir.

— Así son las reglas aquí, Kim. — el jefe ni siquiera disimula la enorme y arrogante sonrisa victoriosa que nos regala.

Ya ni me molesta la actitud detestable del señor Kim, no me importa lo que Taehyung y él comenzaron a discutir frente a mí, solo me desconecto de mi alrededor, en shock, paralizado, inmerso en mis pesares.

Ya le dije a Jungkook que renunciaría para poder tener más tiempo para nosotros, no contaba con que me negarían la solicitud... ¿Ahora que voy a hacer? ¿Que va a pasar con nuestro matrimonio?

— Mhm, que raro. — una voz profunda y masculina interrumpe la discusión de mi amigo y me saca de mis devastadores pensamientos.

Aparece en escena un hombre alto, de traje café prolijamente limpio, aura imponente y cabello y barba pelirrojo. El gafete que brilla en su pecho izquierdo anuncia que su nombre es “Wang BeomJi”

— No recuerdo en el reglamento de la empresa una cláusula tan absurda como la que mencionó el señor Kim. — el hombre se rasca la tupida barba, como si estuviera tratando de recordar aquella regla. Luego observa al señor Kim directamente. — Creo que se a confundido, esa regla no aplica para aquellos que buscan entrar a mi programa. Aunque podría estar confundido, si quiere, podemos ir a mi oficina y verificar esa información.

El señor Wang busca darle la oportunidad de retractarse al señor Kim. Cosa que, reducido a solo una rata atrapada con la basura en las patas, acepta su derrota.

— No... No, no hace falta que se moleste, señor Wang. — dice el señor Kim, su voz es solo un susurro. Tan solo nos mira a Taehyung y a mi por encima del hombro, y solo por dos segundos. — Siento el malentendido, chicos. Señor Park, espero al menos termine los proyectos pendientes que tiene conmigo.

— Yo me encargaré de ellos, señor Kim. No sé preocupe por ello. — sonríe ampliamente el peligris, imitando la sonrisa arrogante y burlona que el mismo jefe nos dedicaba hace unos momentos.

Jamás había visto en el señor Kim un ceño tan fruncido, pero se lo merece por intentar estafarme. En cuanto se va, Taehyung se levanta de su asiento y recibe al señor Wang con los brazos abiertos, fusionándose en un abrazo obscenamente curioso.

— Gracias por ayudarnos~ — agradece Tae con un beso en su mejilla.

— Ha, no es nada. Es mi trabajo poner el orden. — sonríe ampliamente el pelirrojo, sosteniendo su cintura como si no quisiera que se apartara nunca.

Ho, así que de ese pajarito hablaba.

— Mhm, ¿Y piensas llevar esa actitud dominante a otro lado, tal vez? — susurra Taehyung, aunque no muy discreto.

— Bueno... Y~yo...

— Ejem. — los interrumpo, pues Taehyung no tiene autocontrol cuando se trata de hombres.

Ambos se separan, y mi amigo procede a presentarnos.

— Jimin, él es el señor Wang BeomJi, tu nuevo jefe. Y BeomJi, él es Jimin, mi mejor amigo.

El pelirrojo y yo nos tomamos de las manos.

— Vine porque quería conocer al dueño de la solicitud, además, me daba curiosidad saber cómo sería la persona de la que Taehyung habla tanto~ — sonríe amablemente el hombre.

Incluso se hablan por sus nombres. ¿Son así de cercanos? ¿Desde cuándo?

Taehyung parece leer mis pensamientos y dice:

— Él es mi Dom.

— ¿Dom? — pregunto confundido. El rostro del señor Wang se ruboriza del mismo color que su barba.

— Ay querido, tu y Jungkook deben ponerse al día en cuanto a las nuevas tendencias en la cama. ¡Ho, ya sé! ¡Volvamos a esa tienda está noche! — suelta el brazo de su hombre y se engancha al mío, emocionado. — ¡Te explicaré lo que es un Dom y un Sub en el camino!

— No lo sé, amigo... — estoy muriendo de la vergüenza frente a mí nuevo jefe.

— ¡No te preocupes por el dinero! ¡Yo pagaré por el artículo si me dejas escogerlo! — dice mi amigo, y mientras dice eso juro que ví por segundos como le aparecen unos cuernos y cola de diablo.

Titubeo, pero sé que Taehyung tiene mucho más conocimiento que yo en cuanto a lo... Sexual. Y me da curiosidad, lo admito.

Termino por aceptar.

~ ~ ~ ूाीू ~ ~ ~

Siento que he renacido.

Es como si hubiera tenido una venda cubriendo mis ojos de todo un mundo lleno de posibilidades y hoy Taehyung me la a quitado. Hay... Bastantes cosas que Jungkook y yo podemos probar... Que seguro se sentirán... Muy... Demasiado bien.

Que espero sea el caso de lo que Kim Taehyung me hizo comprar hoy.

— Cariño, ya llegué. — anuncio mientras cierro la puerta detrás de mí y me quito los zapatos.

Las luces están apagadas, otra vez.

— ¿Amor? — camino a ciegas por el departamento hasta llegar a la habitación.

Enciendo las luces y no lo veo por ningún lado. ¿Tal vez está en el baño?

Estoy por abandonar la habitación en busca de mi esposo, hasta que siento un aura extraña detrás de mí y posterior a eso algo me rodea la cintura con fuerza.

— ¡Ay! — me crispo asustado, hasta que veo que la mano derecha que me sostiene contiene los tatuajes que caracterizan a Guk. Suspiro aliviado.

— Bienvenido a casa, amorcito~ — susurra mi maridito justo sobre mi oreja, produciéndome cosquillas.

— Me asustaste, idiota... — le doy un golpecito en las manos que me sostienen.

Lo que no esperaba era que me soltara de un brazo y me diera la palmada más dura que me a dado nunca. Apenas separa su mano siento como un cosquilleo incómodo cubre todo mi glúteo.

— Ay, ¿Por qué...? — intento preguntar, pero nuevamente susurra en mi oído.

— Esa no es la forma de tratar a tu amo.

— ¿H~he? — enmudezco, su voz ronca me produce un extraño escalofrío en la espalda baja.

Esto es de lo que me habló Taehyung. Un juego de rol, ¿Verdad?

Bien... Yo también puedo jugar.

— Per~perdóname, amo... No quise... — intencionalmente recargo y froto mi culo en su pantalón. — Molestarlo...

— Una disculpa no es suficiente. — intenta hacerse el inmutable, pero con su brazo libre me junta más a él.

— ¿Que más puedo hacer...? — finjo inocencia, pero sigo frotándome en mi esposo.

En respuesta a mi pregunta, me suelta, me rodea hasta quedar frente a frente, toma mis hombros y lentamente me empuja hacia abajo. Entiendo lo que quiere que haga, así que me arrodillo frente a él, su expresión es de completa satisfacción.

Acaricia mi mejilla con su mano tatuada, desliza su dedo hasta llegar a mi barbilla y termina por rozar mis labios con su pulgar.

Sonrío enternecido, pensando que tal vez Jungkook no va a ser tan rudo como Taehyung me dijo que eran algunos Dom, hasta que mi esposo mete su pulgar he indice a mi boca, forzando a que se abra.

— Saca la lengua. — ordena, soltando mi boca.

Obedezco y él inmediatamente se baja el zipper para dejar salir su pene, frotando la punta sobre mi lengua.

Escupe sobre su pene para poder esparcirlo con su mano, yo lo miro expresando un puchero con mis ojos, dándole a entender que estoy celoso de su pene. Jungkook sonríe y procede a escupir dentro de mi boca, sonrió satisfecho.

— ¿Que llevas en esa bolsa, lindo? — pregunta por mi nuevo artículo, cortesía de Taehyung.

Me había olvidado de ello. Me separo para poder mostrárselo, y en ese momento un subidón de arrepentimiento sube por mi espalda. ¿Y si es demasiado para nosotros?

— No seas tímido, rubio. Dejame ver. — ordena, y yo trago saliva, nervioso.

Saco de la bolsa dos velas medianas de color verde y rojo flúor. La expresión en mi esposo no tiene precio.

— ¿Esas son...?

— ¿Crees que son demasiado? ¿Me pasé? — el arrepentimiento se vuelve más grande en mi conciencia.

— No, más bien... Me preocupa que... ¿Los podrás aguantar? — me mira genuinamente preocupado, rompiendo su rol.

Medito un poco, imaginando lo que tendré que aguantar si me atrevo a decir que si.

No soy fan de las quemaduras que me dejarán después... Aunque compré crema para eso.

Pero, ya están aquí. Además, Tae me dijo que las que compró no eran tan dolorosas si se hacían con el método de goteo.

— Creo que puedo soportarlo~ — estiro el brazo para que Jungkook las tome, volviendo a mi rol de chico sumiso.

Mi amor sonríe, entonces él también regresa a su aura dominante.

— Pequeño pervertido~

° ° °   Ɑ͞ ͞ ͞ ͞ ͞ ͞ ﻝﮞ  ° ° °

Cómo el dominante esta noche, Jungkook decide hacerlo más interesante. Apagó las luces para que la cera se aprecie mejor sobre mi cuerpo, me acostó boca abajo en medio de la cama y vendó mis ojos.

Pero antes de empezar con el acto principal, obviamente no iba a perder la oportunidad de divertirse conmigo primero.

— Tan rico~ — gruñe de placer mientras me penetra el culo completamente arriba de mi, dejando caer todo su peso sobre su cadera para llegar más profundo.

— ¡Amo!~ — sacudo mis piernas, levantandolas en el aire y luego dejandolas caer en la cama, golpeando las sábanas.

Siento como usa el rebote que le da la cama cada que se deja caer sobre mi culo para volver a subir y penetrarme... Haciendo que rellene cada centímetro de mi... Mierda, mi cuerpo se siente tan caliente.

Recibo una palmada en mi culo incluso más violenta que la última que me dió.

— No puedes venirte antes que yo, ¿Entiendes?

— S~si, amo... — me estremezco.

Después de haberme dado la instrucción de no correrme todavía, intencionalmente salta más rápido sobre mi, golpeando mi próstata con más fuerza y liberando un sinfín de placer en todo mi cuerpo.

— ¡¡Jungkook!!~~ — trato de sonar molesto para reprenderlo, pero solo consigo una voz chillona y entrecortada.

— Perra, te dije que ese no es mi nombre. — me lo clava de golpe y lo deja dentro, ahogandome en el placer de su enorme verga atravesando mi culo. — Nuevamente, ¿Cómo me llamo?

Todo mi cuerpo tiembla, no estoy seguro de poder aguantar más... Pero intento responderle de manera apropiada.

— A~a~amo... Lo si~siento... — mi cuerpo suda como un loco, la constante estimulación de mi próstata con su pene clavado casi hace que me venga sin su permiso, hasta que milagrosamente lo saca hasta la mitad y se sienta sobre mis piernas.

— Bien, buen chico... Pero aún así no voy a perdonarte tu error. Esto amerita un castigo.

Ha... Va a usar las velas.

No tarda nada en derramar la primera gota sobre mi espalda baja, al parecer ya tenía las velas encendidas antes de vendarme. Mi cuerpo se crispa ante el repentino calor, y apenas toca mi piel siento como la cera se endurece.

— ¿Todo bien, perrita? — masajea mi cintura con su mano izquierda a modo de consolación.

— T~todo bien, amo... Continúa, por favor.

Tres gotas más le siguen a la anterior, siguiendo un orden de abajo hacia arriba en toda la extensión de mi espalda.

— ¡Nhg! ¡Ah! — mi cuerpo se retuerce inconscientemente, pues mi instinto natural es huir del dolor, pero se siente... Tan bien que Jungkook sea quien lo provoca, me siento más seguro.

Repentinamente me lanza una nalgada al mismo tiempo que derrama cera sobre mi hombro desnudo.

— ¡Ahh!

Sigue derramando gotas por todo mi cuerpo, cada una de ellas más placentera que la otra, y menos dolorosas. Me llena de adrenalina no saber dónde caerá la siguiente, y cuando por fin lo hace, una corriente de placer me azota en la pelvis.

— Amo~~ — chillo, empapado en las lágrimas que mojan mi venda.

— Todavía no. — responde a mi pregunta discreta sobre mi permiso para venirme.

Escucho como abandona la vela, me toma con ambas manos por las muñecas y comienza a embestirme como un animal otra vez.

— ¡Ah! ¡Ahhh! ¡Mhg! — siento todo su peso caer sobre mi culo, hundiendo mi cadera en el colchón cada que lo hace. Los golpeteos en mi próstata se vuelven dolorosamente placenteros. — ¡Sii! ¡Más, por favor!

Pensé que no era posible, pero acelera el ritmo, me estaba cogiendo el culo tan duro que pierdo la sensibilidad en mi pelvis por varios segundos. Hasta que el placer regresa de golpe en un disparo de semen proveniente de mi pene.

— ¡¡Jungkook!! — grito, sintiendo el líquido mojar toda mi pelvis. — Ahh... Mierda...

Mi esposo se detiene en seco, entendiendo lo que acaba de suceder. Me asusta que guarde silencio.

Suelta mis muñecas y me toma por sorpresa al tomarme del cabello y tirar de él con fuerza.

— ¡Ayy! — me quejo.

Repentinamente siento como su pene entra en mi boca, aprovechando que se abrió al gritar. Ni siquiera me dí cuenta cuando se bajó de mi.

— Mhg... — succiono lo mejor que puedo, pero no le tiene piedad alguna a mi mandíbula, metiendo su enorme miembro hasta lo más profundo de mi.

Luego, acompaña su maltrato con cera de vela por toda mi espalda.

— ¡Nhg! — mis lágrimas caen sobre su pene y se cuelan a mi boca, siento como el sabor salado toca mi lengua.

Me da una pequeña bofetada en la mejilla.

— Te dije que no podías venirte.

Saca su pene de mi boca para dejarme hablar, pero yo no quiero apartarme de su verga, inclino la cabeza y beso el tronco con mucha desesperación.

— Lo siento, amo. Perdóneme. — busco su punta y al encontrarla, lamo su frenillo. Siento como se estremece.

— Abre la boca. — ordena y en cuanto la abro, no espera ni un segundo para dejarme respirar y la mete entera, ni un centímetro afuera.

— ¡Ahg! — una arcada me hace fruncir el ceño, pero no planeo dejar que lo saque de nuevo. Succiono lo mejor que puedo. — Mhf... ¡Mhm!

Sus jadeos y gemidos pronto me acompañan, vuelve a darme otra bofetada antes de seguir con el derrame de cera en mi piel.

Penetra mi boca de la misma manera en que lo hace a mi culo... Y me encanta. A pesar de las arcadas.

— Hoo... Mierda, ¡Si! — se olvida de la vela, me toma del cabello con ambas manos y empuja mi cabeza con todas sus fuerzas.

Las lágrimas no paran de salir de mis ojos, aflojando la venda que me cubre y lo primero que hago es mirar su rostro. Su expresión desesperada, el sudor en su cara que hace que brille su piel, el cabello que se le pega a los ojos y lo hace ver tan malditamente salvaje...

Me encanta este hombre. Mi hombre.

Sigue cogiéndome la boca como un maldito hasta que repentinamente me la quita, solo para lanzarme su semen en la cara...

Nunca había hecho eso. Me toma por sorpresa, cierro los ojos en reflejo. Y aun con los ojos cerrados, siento como una gota se desliza por la comisura de mis labios, entonces relamo mi boca para probar su semen.

— Amargo... — me quejo burlesco.

— Hey. — se ríe. — Comeré algo dulce la próxima vez.

Me levanto para arrodillarme junto a él, pero la incómoda sensación de las velas secas en mi cuerpo y las quemaduras me hacen fruncir el ceño. Jungkook mira mi reacción he inmediatamente se preocupa.

— Debería lavarte y aplicarte la crema. — me sienta en la cama y sale de ella en busca de la crema y un paño húmedo.

— No hace falta~

— Amor, no quiero que te queden marcas. — insiste, y yo sonrío enternecido.

Vuelve pronto con las cosas, me dice que me acueste y él, en contraste con la cogida tan absurdamente violenta que me dió, limpia la cera y aplica la crema en mi espalda de la manera mss cuidadosa posible.

Hace un pequeño masaje en mis hombros y cuello, cosa que disfruto de sobremanera.

Tenemos una charla sobre el sexo que tuvimos, compartimos opciones sobre lo que nos gustó y lo que no, aunque yo no tenía muchas quejas al respecto...

Después de eso y una ducha y cambio de sábanas, nos echamos en la cama y nos acurrucamos. Él me da una pequeña nalgada juguetona y luego me abraza con su brazo y su pierna, yo me hundo en su pecho y disfruto de su colonia.

— Buenas noches, Minnie~ — besa la coronilla de mi cabeza. — Te amo.

— Te amo, bae. Buenas noches~ — levanto la cabeza para darle un casto beso en los labios y volvemos a nuestras posiciones.

Nos dormimos enseguida.

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