Primerizos.

~Narra Jeikei~

Observo el reloj de mi muñeca por octava vez, Jimin está tardando mucho más de lo usual... Comienzo a preocuparme.

Estoy por enviarle un mensaje, hasta que escucho las llaves tintinear sobre la cerradura. Me levanto de forma automática de la silla, a la par que mi esposo abre la puerta.

— ¡Ya llegué! ¿Por qué están las luces apagadas? — anuncia mientras se quita los zapatos y se pone las pantuflas, todo de espaldas al comedor, dónde espero ansioso a su reacción. — ¿Estás dormido, cariño?

Se da la vuelta y mi cuerpo se pone tenso, él se queda en completo shock mientras analiza cada detalle en la habitación.

No puedo leer su expresión debido a la falta de luz, pero se aproxima lentamente, suelta bruscamente su maletín en el piso, como si se la correa se hubiera deslizado de entre sus dedos.

Apenas la luz de las velas toca su rostro, puedo notar sus ojos cristalizados y su enorme sonrisa. Lo recibo con una sonrisa y una inhalación de alivio que llena mis pulmones.

— Feliz tercer aniversario. — susurro, pues temo que el más mínimo ruido rompa la atmósfera.

— Feliz aniversario, amor~ — se abalanza hacia mí y nos fundimos en un cálido abrazo.

Rodeo su cintura y hundo mi rostro en su cuello mientras nos balanceamos con pequeños pasitos de lado a lado, como si estuviéramos bailando. Su cuello huele a latex, lo que me parece extraño, pero no le tomo mucha importancia.

Mi chico se separa unos centímetros solo para apreciar la humilde decoración que adorna la mesa, no rompe el abrazo, simplemente vuelve a hundirse en mi pecho, completamente feliz.

— ¿Te gusta?...

— Me encanta.

Sonrío satisfactoriamente. Y después de unos segundos más de apapachos, lo invito a sentarse, le abro la silla como todo un caballero y le pido permiso para volver a la cocina y servir la cena.

Regreso en un santiamén con mis guantes de conejitos, sosteniendo el sartén caliente que contiene nuestro alimento de la noche. Preparé el Teppanyaki con pollo porque es su favorito.

Coloco el sartén sobre una madera, justo en medio de la mesa. Jimin intenta tomar sus palillos para servirse a si mismo, pero lo detengo.

— Y~yo lo hago, ¿Está bien? — le pido y con una sonrisa asiente a mi pedido. Me siento en mi respectivo lado de la mesa y con mis propios palillos, le sirvo su porción.

— Conseguir los ingredientes para esto debió ser caro, ¿Verdad?

Su comentario me congela, pues no había pensado que el dinero gastado sería un problema. Pero ahora que lo pienso, no cuenta como una sorpresa para Jimin si la sorpresa viene de su propio dinero...

Mi esposo parece notar mi incomodidad y de inmediato se lo ve arrepentido y afligido.

— ¡No!~ N~no quise mencionar el dinero... He... Lo siento, yo no... Uhg, ya lo arruiné todo...

— ¿Que? — frunzo el ceño debido a su comentario tan desagradable. — No, tu no arruinaste nada...

— Si, si lo hago. No paro de hablar sobre dinero y trabajo, es frustrante... Ya veo porque dejaste de hablarme... — Jimin sube un codo a la mesa y se cubra la frente con la mano.

— ¿Yo... Dejé de hablarte?... — pregunto en un hilo de voz, pues no tenia idea de que lo habia hecho.

Miro el rostro apenado de mi esposo y una parta de mi corazón se rompe, me apresuro a arreglar esto y lo tomo de la mano por sobre la mesa.

— Yo no... No me dí cuenta que había dejado de hablarte, amor. Realmente no fue mi intención hacerlo o hacerte sentir mal... Lo lamento... — froto su mano amorosamente, rozando la yema de mi pulgar sobre sus nudillos.

— No tienes de que disculparte~ En cambio, yo debería pedirte perdón por mi comportamiento últimamente... Estuve insufrible...

— No digas eso de ti mismo. — ofendido por la forma en la que sigue hablándose así, me levanto de mi asiento, me arrodillo a su lado y abrazo su cintura, recargando mi cabeza en su regazo. — Me duele cuando te hablas así. Te perdono, pero no sigas diciéndote esas cosas. No eres insufrible.

Él me abraza de vuelta, y debido al silencio de la habitación, puedo oír de vez en cuando pequeños sollozos provenientes de mi amor. Cierro los ojos solo para disfrutar de la paz que encontramos en unas simples disculpas.

Después de quien sabe cuánto tiempo, abro los ojos y me encuentro con una bolsa sin logo alguno, postrado al otro lado de la silla de Jimin. Curioso, la tomo.

— ¿Que es esto? ¿Mi regalo de aniversario? — sonrío felizmente mientras abro el paquete.

— ¡E~eso es... ! — intenta detenerme pero es demasiado tarde.

Entre mis manos sostengo listones de color negro, pues a eso no se le puede llamar tela. Les doy la vuelta he intento encontrarles la forma, pero es imposible. En eso, Jimin se las quita.

— ¡Taehyung me convenció de comprarlo!

— ¿Que es?

— Es... — su rostro se vuelve del color de una fresa, y su reacción me hace querer molestarlo un poco.

— Déjame verlo. — digo y le arrebato los listones.

— ¡No! — intenta quitarmelos pero salgo corriendo antes de que pueda hacerlo, él me persigue por toda la casa. — ¡Deja eso! ¡Eso no~!

Entre mis carcajadas, desenredo los listones tan rápido como puedo, sin saber en lo que me estaba metiendo. En cuanto le encuentro la forma, mi sonrisa se borra y me detengo en seco, sin palabras.

Una camiseta negra al cuerpo de tirantes sumamente pequeños que estoy seguro que el busto no cubre absolutamente nada de los pechos, para la parte inferior encuentro un ligero de encaje en la que los listones abrazan ambos muslos, suben por los laterales hacia la cintura, donde el listón se cierra nuevamente en ella y la abraza, además de una tanga de encaje en donde un agujero en forma de corazón se coloca justo... Atrás.

Jimin aprovecha mi desconcierto para quitarme la lencería de la mano y esconderla a sus espaldas.

— N~no tenemos que usarlo si no quieres... Aunque... No traje otro regalo que pueda darte en caso de que este no te gustara... Pe~pero puedo comprar otra cosa mañana, y~yo...

— Amor. — lo silencio apachurrando sus rojas mejillas entre mis dos manos, provocando que sus labios se vuelvan aún más gordos y suaves. — Me encantaría usarlo para tí.

Un silencio sepulcral inunda la habitación.

Para segundos después, ser opacada por la estrepitosa risa de mi esposo.

— NO ES PARA TI JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ¡Es para mí! ¡JAJAJAJAJA!

Su risa es tal que se aparta de mi para poder tirarse al suelo y rodar en él, muerto de la risa. Yo por mi parte solo puedo reflexionar en lo tonto que había sido.

Tiene sentido, la ropa era muy pequeña para mí...

— Bueno, bueno, suficiente. — harto de sus burlas, lo abrazo por la cintura y me lo llevo cargando hasta la habitación, lugar en el que su risa cesa de inmediato.

Lo lanzo hasta la mullida cama, en dónde me mira nervioso y confundido.

— Ha, ¿Ahora ya no ries? — me burlo, sentandome en la orilla de la cama, justo al lado de él con la intención de ponerlo nervioso.

Miro por casualidad el cuerpo de mi esposo sobre las sábanas, el cual está cubierto de su traje de oficina, con el que lo veo vestido siempre. Y por unos pocos segundos mi mente lo imagina con el traje que compró, de inmediato me olvido de la idea, avergonzado.

¿Nunca le preguntaste en algún momento si él quería probar algo nuevo?” Las palabras de Min Yoongi atraviesan mis recuerdos.

Bueno, creo que ya tengo la respuesta a esa pregunta. Mi inocente y amado esposo ahora está buscando experimentar cosas nuevas... Pero, ¿Solo por hoy?

— Ahora... ¿Haremos esto muy seguido? — pregunto, frotando mi mano en la sabana nerviosamente. — Me refiero a... Probar cosas nuevas.

— No lo sé. ¿Tu quieres? — se levanta y se sienta a mi lado. — La verdad es que le dije a Taehyung sobre mis constantes enojos y mi mal humor, dijo que podría ser por abstinencia sexual y, bueno... Terminé comprando eso.

— ¿Abstinencia?... ¿Tan mal estamos?

— ¿Tu recuerdas la última vez que tuvimos sexo?

— Claro. A lujo de detalle. — respondo naturalmente y su rostro se quema.

— Me refiero a que... B~bueno, fue hace un tiempo, ¿Verdad? — se corrige a si mismo.

— Bueno... Si. ¿Pero en serio crees que algo tan simple puede ser la causa de tan mal genio?

Jimin se encoge de hombros en respuesta.

— Nada nos cuesta intentar, ¿No? — me mira con unos ojitos... Esos ojitos que me dicen que en verdad quiere hacerlo, solo le da vergüenza pedirlo.

Sonrío enternecido. Me inclino hacia él y depósito un suave y casto beso en sus labios, beso que me corresponde sin dudar.

— ¿Voy por el traje o quieres ponertelo en el baño? — pregunto al momento de cortar el beso.

— N~no, puedo solo. — se levanta de la cama rápidamente y desaparece de la habitación.

En cuanto escucho la puerta del baño cerrarse con seguro, sonrío, pues me parece gracioso que aun en nuestros cuatro años de noviazgo y tres de matrimonio todavía nos pongamos nerviosos con este tipo de cosas. Sé que es normal porque es algo nuevo, pero eso no me deja más tranquilo.

Me preocupa no poder hacerlo bien, no poder satisfacerlo. Pienso en que cosa podría hacer para mejorar el ambiente primerizo, y de inmediato se me ocurre algo.

Sigilosamente salgo de la habitación y me traigo todas las velitas del comedor, colocándolas alrededor de la cama. Me quito la camiseta y me acuesto justo en medio de la cama con los pantalones puestos, a la espera.

No paro de frotar mis manos una contra la otra, notando que están sudorosas.

La espera se está haciendo eternamente insufrible... Hasta que escucho la puerta del baño abrirse.

• • • €===3 • • •

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top