† El CEO Jeon †
~Roleplay hot: o juego de roles sexual, es una práctica que consiste en interpretar o intercambiar papeles durante un encuentro sexual~
∆ Importante: en caso de juegos de rol, el narrador del capítulo estará dentro de su papel designado desde el principio de la lectura, describiendo escenarios y personas que quizás no estén ahí realmente. En resumen, los capítulos con roleplay describirán una realidad completamente alterada ∆
~Narra JM~
Mi espalda me está matando... Desvío la vista del computador tan solo por unos segundos para conocer la hora, decepcionándome al notar que solo han pasado tres horas.
— ¿Noche dura? — me pregunta Taehyung, a lo que solamente asiento visiblemente cansado. — ¿Hoy tampoco...?
— Uhg, no. — mi amigo logra tocar una fibra sensible. Golpeo mi escritorio con una fuerza que describe mi frustración. — Ni me lo menciones. Hoy tampoco se le paró al maldito. Estoy cansado de desvelarme tratando de hacerlo todo yo.
— ¿Ya trataron con terapia de pareja? ¿O ver a un doctor? — sugiere Tae.
— Se rehúsa a recibir cualquier tipo de tratamiento. Creé firmemente que el problema soy yo y no él. — frunzo el ceño tan fuerte que siento mi rostro doler, observo a mi amigo y sonrió un poco al ver que tiene la misma mueca que yo.
Mi esposo es un impotente sexual y estoy harto de fingir que no. Todas las noches intento que su amigo se despierte, pero es inútil, la situación me rebasó tanto que casi toda la oficina lo sabe de tanto que me he quejado.
— Es tan frustrante. Estoy tan enojado por tí que llego a mi casa con los nervios de punta. — mi amigo se mira al espejo que tiene en su escritorio y retoca las arrugas de su frente, las que se le han formado de tanto que se enoja por mi situación.
— Caballeros. — la voz áspera y autoritaria de nuestro jefe nos interrumpe en mitad de nuestra charla.
Taehyung y yo nos congelamos al reparar en la presencia del CEO frente nuestros escritorios, mirándonos con su rostro enojado y su aura oscura que casi puedes sentir como te devora.
— Debo estar volviéndome loco, juraría que estamos en horario laboral y no en la hora del té. — dice sarcástico mientras mira su reloj.
— N~nada de eso, jefe. — se apresura Tae a tratar de mantener su empleo. — Nos pondremos a trabajar cuánto antes.
— Bien. — asiente el castaño, no muy convencido. Acto seguido, dirige su mirada hacia mí. — Señor Park, lo espero en mi oficina en diez. Necesito hablar con usted sobre su reciente informe.
— S~si, señor. — ni siquiera puedo mantenerle la mirada. Su semblante es tan aterrador... Pero él es tan sexi que eso me resulta atractivo.
El CEO Jeon Jungkook se marcha con su elegante traje negro y Rolex dorado, dejando a su paso la fragancia de su perfume amaderado y sofisticado. Tae y yo nos miramos enseguida, gritando con gestos lo emocionados que estamos por haber tenido tan cerca a un hombre tan malditamente atractivo.
— Fuera de bromas, ¿Por qué el CEO quiere hablar contigo sobre tu reporte? ¿A caso cometiste un error? — Taehyung cambia su semblante de adolescente hormonal a uno serio.
Suspiro, asustado.
— Espero que no... — rezo a todos los dioses.
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Heme aquí, parado frente a las puertas de la oficina de Jeon Jungkook sin atreverme a llamar a ellas hace tres minutos. Estoy muy asustado por lo que sea que tenga para decirme.
“Sabe que puedo verlo a través de las cámaras, ¿No, señor Park?” La voz del CEO se cuela por la bocina de la entrada, sorprendiéndome. “Entre de una vez. Usted y yo tenemos un asunto pendiente.”
Abro la puerta con mi mano temblando del miedo. Me asomo un poco, y eso basta para que el aroma de su distintiva colonia me ahogue las fosas nasales.
— Entre. — ordena firmemente sin dirigirme la palabra, solo clava sus ojos en unos papeles que tiene en la mano.
Atravieso la oficina, mis pasos flaquean tanto que el camino hacia su escritorio me parece infinito. Cuando por fin me acerco lo suficiente, noto que tiene puestos sus lentes y su cabello está más rebelde que la última vez que lo ví... Tan caliente.
— ¿Puede explicarme que es esto? — avienta los papeles sobre el escritorio con un bufido molesto.
Me inclino un poco para leer los papeles y me congelo de inmediato al ver que se trata de mi reporte.
— ¿Hay... Algo mal con mi trabajo, señor?
— Los valores. No sé que diablos tenía en la cabeza en ese momento pero definitivamente esos no son los valores correctos... Quizás fue en una de esas tantas veces que se desveló tratando de complacer a su marido que ya no tenía la capacidad de hacer bien su maldito trabajo. — espeta con rabia y desprecio.
Su comentario me descoloca de sobre manera. ¿Que mierda dijo?
— ¿Disculpe? — frunzo el ceño, molesto por la desfachatez de este hombre.
— Escuche, sus problemas maritales no son mi problema y tampoco son los de la compañía. Así que le pido que eso no entorpezca su trabajo. Por algo le estoy pagando un sueldo. — trata de desviar el tema, pero yo ya estoy profundamente ofendido.
— Exactamente. Mis problemas maritales no son su problema, así que le pido un poco de respeto. — me armo de valor para decir aquellas palabras.
— Pft. — una sonrisa burlona se asoma por su comisura. — ¿Creé que tiene el derecho de pedirme algo como eso, cuando toda la oficina sabe que el hombre con el que se casó es impotente?
Golpeo el escritorio con la palma de mi mano en un ataque de rabia.
— ¿¡Tiene algún problema con eso, señor!? ¿¡A usted por qué mierda le importa!? — vocifero con las mejillas rojas de la vergüenza y la rabia.
Acto seguido y con su semblante completamente serio y su mirada fría como de costumbre, el castaño me toma de mi corbata y tira de ella, jalándome hasta que su rostro y el mío quedan sumamente cerca.
— ¿Que me importa? Le diré exactamente cuál es mi problema con ello. — me responde entre dientes, su mandíbula tensa debido a la furia.
Lanza su mano libre hacia mí y mi primera reacción es cerrar los ojos para recibir el golpe, pero nada de eso sucede. En cambio, siento como sus largos dedos abrazan mi nuca y con fuerza me acerca a él para besarme los labios de una manera posesiva y salvaje.
Demoro el minuto que dura el beso tratando de procesar lo que está sucediendo. Apenas logro reunir la conciencia suficiente para empujarlo y cortar el beso, igualmente cortando el hilo de saliva que se formó entre nuestros labios.
— ¿Qu~que?... N~no entiendo... Yo... — estoy tan confundido que no logro formar una oración coherente.
Él saborea sus labios descaradamente mientras juguetea con mi corbata, y tira de ella nuevamente, rozando nuestras narices.
— Estoy cansado de escucharlo decir y quejarse que su marido no puede satisfacerlo, cuando sé que yo podría volverlo loco y sacudir sus más bajos deseos como corresponde. — jadea contra mi rostro, su aliento cálido me produce escalofríos en los hombros.
No sé que decir. ¿Esto realmente está pasado? Pero... Es mi jefe, ¿Desde cuándo él... Me mira de esta forma tan indecente?
— Ningún empleado en este edificio sabe que tengo cámaras y micrófonos en cada esquina de este lugar, eso incluye los escritorio. — comienza a responder a las preguntas que van surgiendo en mi cabeza. — Sé exactamente de lo que hablan Kim Taehyung y usted sobre sus experiencias en la cama. Eventualmente... No pude evitar sentir curiosidad.
Se inclina un poco hacia mi, frotando nuestras narices y rozando sus labios contra los míos sin llegar a besarlos, con una lentitud que me expresa su enorme deseo por volver a besarme.
— Así que... ¿Quiere usted ayudarme a deshacerme de esta curiosidad? — por primera vez desde que llegué a esta oficina me atrevo a mirarlo a los ojos, y dios mío... Son los ojos más tiernos y lindos que he visto nunca.
Cualquier rastro de razonamiento o moral desapareció de mi cuerpo en ese momento, el momento en el que me abalancé sobre mi jefe y le comí la boca como si mi sueldo dependiera de ello, ignorando el hecho de estar casado con otro hombre o lo cuestionable que fuera hacerlo.
Mi jefe no perdió el tiempo, apenas le devolví el beso, aceptando su propuesta indecente, tiró abajo los papeles que estuvieran ordenadamente puestos sobre su escritorio para que yo pudiera sentarme sobre el mueble.
Rodeo su cuello con mis brazos mientras lo sigo besando, y cómodamente sentado en el escritorio, rodeo el torso de este sediento hombre con mis piernas. Él rápidamente desfaja mi camiseta y dirige sus manos directo a mis pechos, mi cuerpo se crispa en cuanto tengo contacto con sus frías manos.
Nuestros labios se separan, solo para permitirle escuchar con mayor claridad como es que jadeo excitado por la forma en la que estimula mis pezones, los cuales reaccionan poniéndose duros. Los pellizca, retuerce y tira de ellos sin compasión alguna, lo hace de una forma que nunca antes habia experimentado... Y no contento con eso, se da la libertad de besar y morder mi cuello mientras lo hace.
— A~ah... — intento pedirle que pare, pues las sensaciones que me da son demasiado intensas para mí, pero solo logro emitir gemidos. — ... ¡Ah!~
Aún así, logra captar lo que intento decirle gracias a qué empujo suavemente su hombro. Saca su rostro de mi cuello y me mira atentamente.
— Puedo parar aquí si no estás listo. — susurra completamente serio y algo dentro de mi se retuerce con disgusto solo con la idea de separarnos.
No quiero que pare... Solo sentí extraño la cantidad de placer que experimenté solo con un par de roces... Tal vez son las consecuencias de no haber sido tocado en mucho tiempo...
En respuesta a su sugerencia, me quito el saco y desabrocho uno a uno los botones de mi camisa blanca.
— No... — pido con un hilo de voz. — No pare, por favor...
Agarro su mano derecha con desesperación, las cuales había alejado de mi hasta hace un momento, y hago que vuelva a ponerla sobre mi pecho izquierdo.
— Tóqueme más~ — pido, embriagado de excitación.
Mis palabras parecen enloquecerlo, vuelve a besarme y mucho más salvaje que antes, sin embargo, dura poco, pues rápido se separa de mí y comienza a besar mi cuello húmedamente; pronto baja a mi clavícula y termina en mi pezón izquierdo, el cual lame, besa, succiona y mordisquea a su antojo.
— ¡Ahg!~ — tiemblo, y me doy la libertad de posar mi brazo sobre su hombro y acariciar sus suaves cabellos castaños a modo de recompensa.
No abandona mi pezón derecho, con la yema de sus dedos lo retuerce cuidadosamente de lado a lado, pelliecandome de una forma dolorosamente deliciosa.
Estoy tan sensible que casi creo venirme tan solo con una estimulación de mis pezones, pero él se aleja de ellos antes de que eso pase y procede a desabrochar mi pantalón.
— Ponte en cuatro. — dice de forma informal, haciéndome temblar.
No sé exactamente que tiene planeado, por no lo cuestiono, simplemente me bajo del escritorio, le doy la espalda, me bajo los pantalones y recuesto mi pecho sobre el mueble, todo frente a su atenta mirada.
Baja mi ropa interior, escucho como escupe sobre algo y rápidamente siento sus dedos mojados rozarse sobre mi entrada.
— Nhg~ — tiemblo, la forma suave en la que hace círculos alrededor de mi agujero me gusta.
— Voy a meterlos. — advierte.
Pienso que es muy repentino, ni siquiera me he dilatado y me los está ensartando dentro.
— ¡Ahg! — me quejo ante la brutalidad, intento levantar mi cabeza para protestar pero él me toma de la cabeza con su enorme mano y devuelve mi mejilla al escritorio. — ¡Umh!
— Tranquilo. Seré gentil. — susurra con un jadeo, y seguido a eso arquea los dedos y acaricia mi pared superior con calma.
— Mhmah~ — jadeo completamente extasiado, la forma en la que estimula mi culo sacude cada centímetro de mi espalda.
Pronto sus caricias se vuelven estocadas, penetrando mi culo con sus gruesos dedos hasta donde su mano lo permite.
— ¡Ah! ¡Ahj! — mi pene gotea liquido preseminal cada vez más frecuente, manchando el piso blanco de cerámica.
— Estás muy caliente y húmedo... — arrastra las palabras con excitación, para posteriormente sacar sus dedos y reemplazarlos con algo mucho más grande. — Quédate quieto y no te dolerá.
— ¿Ah? — pregunto asustado, hasta que mete dentro de mi la punta de su verga y me lleva a ver las estrellas. — ¡Ahhh!
Me remeneo involuntariamente, a pasado tanto tiempo desde que sentí algo tan duro dentro mío que una lágrima se desliza por mi mejilla, no se si de placer o de dolor.
— ¿Estás bien? — pregunta mientras acaricia mi culo con lentitud. — Voy a ser gentil.
Comienza a darme pequeñas estocadas tan solo con su punta, y conforme mi cuerpo se iba acostumbrando, la metía cada vez más con cada estocada, pensé que iba a morir, que no resistiría toda su verga, hasta aue sentí su pelvis contra mi piel.
— Buen chico, la tomaste muy bien~ — elogia el castaño, inclinándose y dando cortos besitos sobre mi nuca.
Pensé que lo más duro había terminado, hasta que sentí sus manos deslizarse por cada lado de mis glúteos y sus dedos encajarse en la unión entre mi pelvis y piernas a modo de palanca.
— Ahora no te muevas. — advierte, susurrando contra mi oído antes de sacudir sus caderas de una forma abominable contra mi culo, abriéndome las entrañas con cada metida.
— ¡¡Ahhh!! ¡Ahg! ¡Ahhnn! — lloriqueo como un bebé, duele como el infierno pero cuando su cabeza golpea mi próstata y me desata una oleada de placer por todas mis piernas se siente increíblemente rico. — ¡mhhMMHmmmhMMhmhMMMh!~
Trato de hacer el menor ruido posible para que no nos escuchen, pero creo que eso sería imposible por los característicos aplausos que el golpeteo de su piel contra la mía producen por toda la habitación.
— ¡Ah! ¡Ahh! ¡Ash! — jadea cansado mi jefe, metiendo tan profundo sus dedos en mi pelvis para tratar de mantener el ritmo que sin darse cuenta presiona lo justo para desatarme la urgencia de venirme.
— ¡M~me!~ — trato de advertirle, pero mi semen es eyectado con fuerza antes que mis palabras. — ¡Ooohm!
Rasguño con fuerza la madera importada del escritorio, completamente desecho por la increíble sensación de haber eyaculado, sensación que había sido olvidada hace mucho.
Mi cuerpo se relaja por completo sobre ese frío escritorio mientras siento como mi jefe sale de mí. Mis piernas tiemblan y mi pecho sube y baja rápidamente, y eso me hace preguntarme por que acepté renunciar a esta sensación solo por un idiota.
Él termina sobre mi culo y parte de mi espalda, para después inclinarse sobre mí y besar mi hombro y cuello.
— ¿Y?~ — pregunta de forma curiosa, deja un corto beso en mi cuello, para después volver a preguntarme. — ¿Estuve mejor que el impotente de tu esposo?~
∆ A partir de aquí se rompe el rol ∆
— Jeje, si~ — me doy vuelta en la cama para verlo a la cara, abrazo su cuello y cintura antes de darle un beso en los labios. — Mucho mejor~
— ¿Entonces vas a dejarlo? — Jungkook bromea, sin poder evitar una sonrisa burlesca en sus labios antes de darme varios cariñosos besos.
— Mhm, no lo sé~ Tal vez tengas que darme más de esas cogidas para convencerme~
— Las que quieras. — afirma seguro, y ambos estallamos en risas.
Me alegra haber aceptado su propuesta del roleplay, la pasé muy bien y no sabía que podía ser tan excitante fingir ser otras personas.
Tal vez lo pongamos en práctica más seguido~
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