33. "El amor nos hace estúpidos, ¿no?"

(33)

ARLENE

Está hecho.

Me quedé observando mi creación: Escudos hechos de Kol que rodeaban la mayor parte del reino. No era la primera vez que los creaba, fueron nuestra salvación en la primera guerra y lo serían en esta. Eran la razón principal por la que pudimos durar tantos años luchando, cada vez que perdíamos una batalla, retrocedíamos al interior de nuestros escudos para restablecernos, sanarnos etc. Sin un lugar seguro de ataques no duraríamos ni una semana.

Estaba exhausta, era la primera vez que liberaba tanto Kol en décadas, mi pecho subía y bajaba mientras observaba como el líquido acuoso rodeaba todo, líneas azuladas y verdes se encontraban y danzaban dentro del Kol. En la oscuridad de la noche, parecían iluminarlo todo, como una pequeña galaxia extraña y sin forma.

—Es precioso. —La voz de Ellary no me tomó por sorpresa, la había escuchado venir desde que salió del palacio real hace un buen rato, la distancia era larga. Apenas me había organizado, había enviado a uno de mis subordinados por ella para traerla y poder ayudarle a sanar las heridas de los latigazos del castigo de aquella noche donde todo cambió.

La última vez que vi a Haeran.

—¿Cómo te sientes? —pregunté, acariciando la pared de Kol para asegurarme de su fortaleza.

—Mucho mejor. —Ella suspiró—. Es mi mente la que me preocupa. Aún estoy intentando entenderlo todo, Arlene. De un día para otro... tú... Jarlen y Jana dejaron de ser los que se reunían a discutir como inmaduros en el jardín de tu casa. Ahora, son... —Me detuve y me giré para verla levantar su mano con el gesto a mi uniforme táctico negro—. Los líderes de la humanidad.

Me le quedé viendo, su rostro ligeramente estrechado como si procesar todo esto le diera dolor de cabeza. Y la entendía, era mucha información, para mí y para Jana era más fácil digerirlo todo porque simplemente recuperamos la memoria y aun así, la crisis de identidad que nos abordaba no era nada ligera. Para Ellary, todo era un cambio increíble, ella había sido una de las defensoras más directa de los vampiros, discutimos muchas veces por lo injusto que era el sistema.

Y en un abrir y cerrar de ojos, al contarle todo, le había derrumbado sus creencias y convicciones.

—Seguimos siendo nosotros. —Retomé mi tono de voz tranquilo, ese que le pertenecía a la Arlene humana que pensaba que lo peor que le podía pasar era que su amor no fuera correspondido por el vampiro del que era dueña—. Ella. —Me acerqué y tomé ambas de sus manos—. Sé que todo esto es abrumador, pero sigo siendo tu amiga, Jarlen sigue siendo el idiota que jamás admitirá que le gustas y Jana, la chica que corre cuando ve una abeja porque se creyó el mito de que las abejas eran venenosas para aquellos de sangre real.

Eso la hizo reír y ella entrelazó sus dedos con los míos.

—No quiero que les pase nada, Arlene —susurró con honestidad.

—Lo sé, pero lo que se viene es una guerra, una que quizás sea peor que la anterior, Ella. No quiero ser pesimista, pero—

—Pero es probable que no sobrevivan. —Ella mantuvo la firmeza en su agarre y en su lenguaje corporal, aunque sus ojos se enrojecieran un poco—. Sé que tu creadora les dijo que su propósito en este mundo era este, pero quiero que sepas que, para mí, siempre has sido solo Arlene. —Mi pecho se apretó—. No la señora del Kol, ni la comandante de las fuerzas de la humanidad, te he conocido desde que éramos pequeñas y hemos crecido juntas, te he querido y te continuaré queriendo por la persona que eres. —Mi vista se nubló y ella unió aún más nuestras manos con fuerza—. Así que cuando tengas miedo en el campo de batalla, o cuando creas que ha llegado el final, quiero que recuerdes eso. Recuerda que hay gente que te amó con todo el corazón por lo maravillosa que eres, no por el propósito que te dio alguien al crearte, ¿de acuerdo?

La jalé hacia mí y la abracé.

—Yo también te quiero, Ella —murmuré contra su pelo—. Y por personas como tú es que voy a luchar, no quiero que la humanidad vuelva a caer bajo el reinado enfermo de Caos II.

Nos separamos y ambas nos limpiamos las lágrimas con disimulo.

—En fin. —Ella se aclaró la garganta—. Es precioso... —dijo, viendo la barrera.

Me giré quedando a su lado.

—Lo es. —Observé las ondas azuladas—. Solía odiar el Kol, bueno, lo sabes, por lo que le hacía a Jarlen, pero ahora como su creadora, conozco su naturaleza, me doy cuenta de que no es malvado. El Kol hería a la guardia real porque yo no estaba al control, y cada vez que entraba a un cuerpo que no era el mío, lo rechazaba y eso creaba los síntomas que veíamos en Jarlen. De alguna forma, me estaba buscando. —Levanté la mano y una pequeña llama azulada se formó en mi palma revoloteando contenta—. Ahora que ha desperado en mi interior y está conmigo, ya no tiene motivos para herir a los cuerpos ajenos que habita.

—¿Eso quiere decir que el cuerpo de Jarlen no se seguirá deteriorando?

—Exacto.

—Entonces... —Su expresión decayó—. Ya no tiene una razón para ocultar lo que siente, si es que de verdad siente algo por mí.

—Ella...

—Está bien. —Ella se esforzó por sonreír—. En mi ilusión estúpida siempre buscaba la forma de justificar su silencio... 'quizás no me dice nada porque el Kol deteriora su cuerpo y tiene otras preocupaciones' y cosas de ese estilo. Sin embargo, creo que ya me quedé sin excusas.

—Ella, hay algo... —dudé, porque no sabía si debía decirle.

—Ya lo sé —dijo al ver mi duda—. Jana y Jarlen... lo sé.

—¿Y aún así lo esperas?

Ella se rio por lo bajo.

—Ah, quiero pensar que es algo solo físico entre ellos. —Se burló de sí misma—. El amor nos hace estúpidos, ¿no?

Pensé en Haeran, en la profundidad de sus ojos, el sabor de sus labios, y lo que daría por volverlo a sentir en mis brazos. La barrera se ondeó un poco más, sintiendo mi anhelo.

—Lo extraño. —Se sentía bien decirlo en voz alta, permitirme esta vulnerabilidad—. Sueño con él, lo busco en mi cama a la mitad de la noche o miro a la esquina de habitación, esperando verlo ahí, de pie, observándome. Me duele saber que está del lado equivocado de esta guerra y ni siquiera lo sabe y me aterrar terminar muerta sin haberlo visto por lo menos una última vez.

—¿Por qué no lo buscas?

—Ella, no sé si has notado que estamos en guerra.

—Pueden encontrarse a escondidas una última vez antes de que todo esto empiece.

Bajé la mirada.

—No sé si eso me haga sentir mejor o peor.

—Por lo menos, no te irás a la batalla sin verlo.

Sacudí la cabeza.

—Él asesinó a la familia de Jana, además, él sabía como eso me afectaría.

—No te dije que lo perdones, Arlene, te dije que te permitas verlo. No sé, si yo fuera a la guerra sin saber si regresaré, no me gustaría dejar cosas pendientes. Es solo una opción. —Y con eso se dio la vuelta para que comenzar su camino de regreso—. ¿Vamos?

La miré por unos segundos y luego volví a observar las barreras.

—Ve tú primero.

Ella sonrió con malicia y se fue. Me quedé ahí, considerando mis opciones. Haeran... aparté todos los conflictos mentales que me causaba considerar lo que Ellary me había dicho. Toda esta situación era tan compleja porque aunque sabía que Haeran estaba siendo manipulado por los hilos de Caos II, una parte de mí aún se sentía traicionada por el ataque a la realeza. Y no tenía sentido porque el mismo Haeran me había ofrecido escapar momentos antes.

Ah, me sostuve la cabeza y cuando levanté la mirada, vi una figura al otro lado de la barrera. Mi corazón se aceleró, no era él, no era posible. Me lamí los labios y estiré la mano para tocar la barrera, volviéndola transparente en ese punto.

Y ahí estaba él, tan alto como lo recordaba, pero tan diferente al vampiro desarreglado del principio. Ahora su cabello negro iba peinado hacia atrás con elegancia, el uniforme carmesí se ajustada a cada músculo de su torso, de sus brazos. Lucía poderoso, intocable. Sus ojos se veían más oscuros de lo usual cuando la luz azulada de la barrera se reflejaba en ellos. La palidez de su cuello libre del collar resaltaba porque nunca lo había visto sin el. Su expresión era fría, tal como aquel día que lo compré.

Haeran...

Nos miramos por un buen rato, asimilando la presencia del otro. Y quisiera decir que sentí rabia o que los conflictos en mi cabeza ganaron finalmente y pensaba reclamarle, pero ese no fue el caso.

Ninguno de los dos habló, ¿qué podíamos decir? En el momento en el que alguno abriera la boca, todo se arruinaría porque los hechos estaban claros, los intentos por hacerle entender en la guerra pasada fueron dolorosos y sin éxito alguno.

Hablar no servía de nada.

Me lamí los labios y tomé el primer botón en el pecho de mi uniforme, la mirada de Haeran siguió el movimiento. Desaté el primero, luego el resto, uno a uno con lentitud y dejé caer la parte superior, quedando en una camiseta oscura que me quité por encima de la cabeza, dejando mis pechos al descubierto. La expresión fría de Haeran se esfumó, él tensó su mandíbula, y ladeó una sonrisa lujuriosa que dejó al descubierto uno de sus colmillos.

Mi respiración se descontroló mientras desabrochaba mis pantalones y los bajé hasta que di un paso fuera de ellos, aún con las botas negras puestas, esa me las dejaría.

Desnuda y vulnerable, me quedé ahí, mirándolo a los ojos, la excitación empezando a humedecer mi entrepierna. Haeran comenzó a desabrochar la parte superior de su uniforme y yo sacudí la cabeza, la petición silenciosa.

Déjatelo puesto.

Su sonrisa llena de malicia se ensanchó y luego bajó sus manos a sus pantalones y asentí. Esos sí los quería fuera. Haeran se los quitó, liberando su erección. Sin dudar, él se tocó, mirándome, tentándome. Tragué con dificultad y me acerqué a la barrera, abrí un espacio lo suficientemente grande para que él metiera su mano libre y de inmediato, tomó uno de mis pechos, su pulgar rozando el pezón. Gemí, y me mordí los labios, intentando calmarme. Haeran se siguió tocando con una mano mientras masajeaba mi pecho con la otra de una forma que me tenía empapada.

Su mano bajó por el medio de mis pechos, luego mi ombligo y finalmente llegó a mi entrepierna, jadeé, estremeciéndome, sintiendo sus dedos resbalar en mi humedad. Haeran gruñó por lo bajo y usó su dedo para penetrarme, estaba tan mojada que de inmediato, casi le supliqué que metiera otro y él parecía leer mi mente porque lo hizo, me agarré de su antebrazo porque temía que mis piernas me fallaran con lo mucho que temblaban.

Ya no aguantaba más, y no sabía porque hacer esto a través de la barrera me estaba encendiendo tanto. Llena de deseo, me giré, exponiéndome de espaldas a él, dejando tres agujeros en la barrera, dos para sus manos y uno para su... Haeran no dudó, me agarró de las caderas y me penetró ahí mismo. Mi gemido fue tan sonoro que tuve que cubrirme la boca para controlarme.

El sonido de nuestros cuerpos encontrándose nos rodeó, así como sus gruñidos y mis gemidos. Estaba tan mojada que la parte interior de mis muslos era un desastre. Sentirlo dentro de mí, duro, llenándome por completo era una sensación maravillosa que había olvidado.

Di un paso adelante, obligándolo a sacarlo y me volteé, desvaneciendo una parte de la barrera que me permitiera pasar por completo y envolver mis brazos alrededor de su cuello para besarlo con desesperación mientras saltaba y enroscaba mis piernas alrededor de su cintura, él volvió a adentrarse dentro de mí y me cargó hasta que mi espalda chocó un árbol fuera de la barrera. Y ahí, se descontroló por completo, cada embestida era más salvaje que la anterior. Él mordisqueó mis labios, mi cuello, mis pechos. Ahora que sabía que yo también era sobrenatural, no tenía razón para controlarse, ya no era frágil, y yo disfrutaba su salvajismo.

—Eres mía, Arlene —jadeó en mi oído mientras me follaba como un desquiciado—. Solo mía.

—Solo tuya —respondí.

—Tanri tya ferpe —murmuré.

—Tanri tya ferpe.

Hoy y siempre.


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Nota de la autora: Dios mío, ¿cómo es posible este suceso? Empezamos tristes con la conversación de Ella y Arlene y luego.... what?

¡Altísimo purifica mi alma después esa escena!

No pude evitar el meme, JAJAJA

Redes: Twitter: Arix05. Tik tok: ariana_godoyc / insta: ari_godoy <3

MUAKATELA,

ARIANA G. 


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Tags: #vampiros