32. [Especial] La historia detrás de la guerra.
Nota: Este capítulo es un poco más largo de lo normal y tiene mucha información. Por favor, tómense su tiempo leyéndolo y recibiendo la info.
[32]
ARLENE
—¿Estás lista?
Jana tomó una respiración profunda y asintió. Estábamos en la sala del castillo real donde solíamos tener las reuniones más importantes. El sol matutino se colaba por los grandes ventanales. La guardia real nos resguardaba al otro lado de la puerta mientras Jarlen permanecía dentro con nosotros.
—¿Están seguras? —preguntó mi hermano.
Había llegado el momento, mi mejor amiga me tocaría y yo me esforzaría por dejarla entrar a mí cabeza con sus poderes para mostrarle la verdad del pasado, la realidad sin filtro, inalterada por los hilos de Caos II.
—Sí —aseguró Jana—. No puedo cometer los mismos errores, tengo que recordar lo que pasó.
—Necesitamos toda la información posible, Jarlen. No sabemos cuando ocurrirá el primer ataque —dije, uniendo mis manos y estirándolas frente a mí.
—Creo que tengo una idea de cuándo será. —La expresión de Jana decayó.
Se acercaba el solsticio de invierno, y el primer ataque de la guerra hace más de treinta años ocurrió ese día. Sospechábamos que Caos II querría hacer lo mismo como venganza por el atrevimiento de los humanos al iniciar el conflicto.
Jana se quitó la corona y la puso sobre la gran mesa rectangular en el centro de este lugar. Compartimos una mirada segura, podíamos hacerlo, era nuestro deber. Ya nos habíamos sacrificado una vez, teníamos que darlo todo porque perder no era una opción.
Estiré mi mano hacia ella, líneas delgadas de Kol la alcanzaron y murmuré: Tanri tis dearmek.
Ahora duerme.
Jana necesitaba estar en el plano de sueños para poder acceder a los recuerdos archivados de los demás, así que usé mi Kol para inducirla. Mi mejor amiga se tambaleó, cerró los ojos y se durmió. Usé los mismos hilos de energía para levantarla y acostarla sobre la mesa. Luego, me subí a su lado, mi mirada sobre el techo mientras yacíamos una al lado de la otra. Inhalé y exhalé antes de tomar su mano y entrelazar nuestros dedos.
Rastyr.
Recuerda.
El choque de nuestros poderes se sintió de inmediato, balanceándose para no hacernos daño mutuamente. Relajé la mente lo más que pude para que las líneas azuladas de su energía entraran en mi cabeza y usaran mi habilidad de poder ver la verdad claramente, sin manipulaciones o máscaras combinada con su poder de acceso a la memoria.
El primer recuerdo en el que caímos fue una boda real. Jana se veía demacrada y deprimida en un vestido blanco precioso que tenía varias capas y dejaba sus hombros al descubierto. Su familia, la mía y los Kultak eran los únicos presentes. La iglesia estaba polvorienta y no era lo que se esperaría de una unión de la realeza, pero no había nada que celebrar, esto era una transacción.
Jana se había convertido en reina de la humanidad por encima de sus padres, de su hermano porque el rey vampiro lo había decidido así. Caos II había accedido a permitir que la realeza humana viviera bajo su mando si Jana era la que gobernaba.
Los Kultak, los Traiskars, los Willsborg y los Erastia habíamos creado una unión, nos estábamos preparando para una rebelión en contra del rey vampiro y al unir a Jana con el líder de los Kultak estábamos asegurando la lealtad de los amos de la tecnología, los que harían posible que tuviéramos una oportunidad contra los sobrenaturales.
Así que Jana se casó, y eso pareció incitar a Caos II porque la visitaba cada vez más seguido, en sus ojos veía claramente el anhelo de una criatura que deseaba lo que no podía tener.
A la querida reina de la humanidad.
El siguiente recuerdo fue una caminata por las afueras de las tierras de la realeza, lo hacíamos cada cierto tiempo porque al estar dentro de las seguras paredes del territorio real, podíamos olvidar la realidad de nuestro pueblo al no verla.
Las calles de Erastia estaban sucias, cadáveres en diferentes estados de putrefacción permanecían en cada esquina, humanas con más de cuatro hijos cada una a un lado de la calle, delgadas y con marcas de mordidas por todo el cuerpo, los vampiros las obligaban a reproducirse con cualquier hombre para evitar la extinción. Los hombres eran obligados a hacer trabajo duro sin alimentarse bien, algunos colapsaron y morían tan delgados que las aves de carroña ni siquiera se les acercaban.
Los vampiros consideraban a los humanos como una especie inferior que no merecía respeto, ni derecho a vivir si a ellos les daba la gana. Esto no se podía llamar esclavitud, era una masacre constante que no se detenía, una pesadilla sin fin.
Jana y yo intentábamos ayudar lo más que podíamos, pero la realidad era que la realeza no tenía recursos, apenas podíamos comer con lo poco que Caos II dejaba entrar a nuestras tierras.
Todas las injusticias y los crímenes que quedaban impunes pesaban en nuestros corazones, nos convertimos en espectadoras en contra de nuestra voluntad. Y de alguna forma, sabía que esa era la razón por la que Caos II permitía la existencia de la realeza humana, porque se regocijaba en el dolor en nuestras expresiones, en la impotencia en nuestros puños apretados, era su manera de demostrar que él era el rey y nosotros no podíamos hacer nada en su contra.
Porque nos consideraba débiles.
Inferiores.
—Su majestad. —Un chico delgado, descalzo y sin camisa, se nos acercó haciendo una reverencia—. Es un honor estar en su presencia.
Jana no sabía qué decir, y se acercó a él, estirando su mano para ponerla sobre su hombro. El chico retrocedió.
—Estoy sucio, su majestad. No merezco ser tocado.
Ella lo ignoró y puso la mano sobre su hombro.
—Tu alma está limpia. —Ella le sonrió—. Es todo lo que importa.
Los ojos del chico se enrojecieron.
—Asesiné a dos vampiros, me están buscando y me ejecutarán —dijo el chico con rapidez—. Pero valió la pena, esos dos habían abusado de mi hermana de doce años, quedó tan destruida que nos costó reconocer su cadáver.
—¡Ahí está! —gritaron los guardias vampiros al cruzar la calle.
El chico tomó la mano de Jana y la miró a los ojos.
—Luche, su majestad —susurró—. No tenemos nada que perder, si morimos, lo haremos luchando por nuestra libertad, porque esto no es vivir.
Los guardias tomaron al chico de los hombros y nos quedamos viendo como lo arrastraban lo suficientemente lejos para asesinarlo, Jana apretó los puños a sus costados, observando todo. No podíamos intervenir, habían guardias por todos lados, incluso en el techo de las casas, la última vez que lo intentamos nos habían clavado flechas envenenadas. Sobrevivimos por muy poco.
Cuando arrodillaron al chico, no apartó su mirada de nosotros y sonrió.
—¡Larga vida a Jana Erastia! —gritó—. ¡La reina de la humanidad y nuestra futura libertadora!
Y le arrancaron el corazón, lanzándolo a un lado. Ese día, todo cambió para Jana y para mí. Mientras volvíamos a las tierras de la realeza, ninguna de las dos dijo algo, pero lo sabíamos.
Lucharíamos, encontraríamos la forma, porque justo como había dicho el chico... esto no era vivir.
Lo primero que pensamos fue en asesinar a Caos II, pero teníamos que ganarnos su confianza, y el rey vampiro no tenía debilidades, con la excepción de esa adoración enferma y obsesiva que sentía por Jana, era nuestra única entrada.
Así que en una de las visitas de Caos II, Jana le pidió algo:
—¿Por qué no me lleva con usted, su majestad? —Mi amiga había suavizado su tono desafiante, Caos II la observó con cautela—. Quisiera conocer las tierras de la realeza vampírica.
El rey vampiro sonrió con malicia.
—Si la llevo conmigo, no confío en que pueda devolverla. —Él la miró de pies a cabeza—. Por lo menos, no sin algunas marcas en su cuerpo.
Luché por ocultar el asco en mi expresión porque Haeran me estaba observando con intensidad como siempre. Después de ese beso que compartimos mientras entrenábamos, las cosas se habían puesto intensas entre nosotros. En especial, porque él me había ayudado a entender algo sin querer.
Cuando le reclamaba a Haeran sobre todos los crímenes y abusos que la humanidad sufría bajo el mando vampírico, él me juraba que eso era mentira, que la humanidad vivía bien y feliz. Y fue la primera vez que vi los hilos rojos de manipulación de Caos II alrededor de alguien: Haeran. Para él, la verdad absoluta era todo lo que su rey vampiro quería que creyera. Sin importar cuantas veces se lo explicaba, Haeran lo entendía y luego volvía a sus creencias establecidas como si su mente estuviera en un molde diseñado y se salía por segundos, pero luego volvía a ello de forma predeterminada.
Haeran era una víctima más de Caos II, quizás todos los vampiros a su alrededor lo eran.
Jana consiguió lo que quería, y Caos II se la llevó. Esa parte de nuestro plan funcionó hasta que ella dejó de llegar a nuestras reuniones mensuales secretas regulares para ponernos al día. Y me preocupé, tuve que rogar por una visita a las tierras de la realeza vampírica y lo que me encontré, me llenó de angustia, pero no me sorprendió.
Mi mejor amiga lucia llena de vida, era obvio que se alimentaba muy bien aquí, las telas de sus ropas eran nuevas y brillantes, nada de los trapos desgastados que teníamos en el reino. Ella sonrió con alegría cuando me vio y me tomó de ambas manos.
—Arlene, tengo tanto que contarte —dijo en un tono energético—. ¿Puedo ir a caminar con ella, su majestad?
Eché un vistazo detrás de ella, Caos II me observaba con arrogancia, como si me dijera... ¿qué te parece mi títere?
—Por supuesto —respondió el maldito.
Le di una última mirada antes de seguir a mi amiga a los jardines reales vampíricos.
—Arlene, no sé por donde empezar. —Ella se giró hacia mí—. Caos II no es lo que pensábamos, es una criatura incomprendida, pero no es malo, es muy dulce y gentil conmigo. La verdad es que me ha declarado su amor y creo que puedo hacer que cambie las cosas.
Me quedé viéndola, sin ninguna sorpresa porque antes de ella abriera la boca, los hilos rojos de Caos II a su alrededor eran obvios, no esperaba menos.
—Jana. —La detuve, habíamos creado una oración para esto, no éramos tontas, sabíamos que esto le podía pasar, así que diseñamos palabras detonantes para que ella recordara todo lo que nuestro pueblo realmente vivía fuera de estos muros—. Esto no es vivir.
Los hilos rojos alrededor de su cabeza se congelaron. Observé con tristeza como su expresión alegre se desvanecía y decaía por completo, sus ojos perdían todo brillo y su boca se volvía una línea tensa y recta. Luego, usé mi Kol para blindar nuestra conversación, cualquiera que intentara escuchar, solo escucharía palabras sin sentido.
—¿Cuándo será el ataque? —Su tono cambió por completo—. El solsticio de invierno sería ideal, escuché a los vampiros de la realeza hablar de que están débiles ese día.
—Deberás luchar de su lado, ¿lo sabes, no?
Ella asintió.
—Me ganaré su lealtad, es la única forma de encontrar un segundo de descuido para matarlo.
La jalé hacia mí y la abracé.
—Lamento tanto que tengas que aguantar todo esto, Jana, no quiero ni pensar las cosas que él te hace, yo—
—Para. —Ella se separó y me tomó del rostro—. Esa tarde, lo decidimos, Arlene, aunque ninguna lo dijo. Lucharemos, sin importar lo que cueste porque como lo dijo ese chico... esto no es vivir.
Asentí, di un paso atrás para hacer una reverencia.
—Larga vida a la reina.
Ella sonrió y luego desactivé el escudo Kol, los hilos rojos se activaron nuevamente y la felicidad volvió al rostro de mi amiga.
La guerra fue un fracaso, estábamos perdiendo, no esperamos que durara cinco años, estábamos al borde de rendirnos y me sentía tan agotada y frustrada que fui a la orilla del mar, a ese árbol donde nos habían encontrado a Jana y a mí cuando éramos unas bebés.
Me arrodillé frente al árbol, sus hojas blancas se movían ligeramente con el viento, su tronco lucía oscuro con líneas rojizas que parecían sangre. El cielo estaba repleto de estrellas, no debía venir aquí sola, la noche era peligrosa en tiempos de guerra, pero si me mataban, ya me daba igual. Estaba exhausta, habíamos perdido tanto: soldados y civiles por igual.
Preferiría morir a seguir viviendo así, a rendirnos y seguir siendo espectadores de los hilos de Caos II.
Así que, de rodillas, hablé:
—¿Para qué nos has traído a este mundo? —Empecé—. Cuando inició la guerra, pensé que ese era nuestro propósito, que Jana y yo habíamos venido a este mundo a liberarlo de la crueldad y tiranía del rey vampiro. Pero ahora estamos perdiendo, en cualquier momento, tendremos que rendirnos, y todas esas muertes... —Mi corazón se apretó—. Habrán sido en vano, porque... —mi vista se nubló con lágrimas—. ¡porque todo volverá a ser lo mismo! No liberamos a nadie, no logramos... nada, ¡¿por qué nos has traído a este mundo? ¿Para qué nos diste habilidades si no podemos hacer nada? ¿Estamos condenadas a ver esto? ¿A soportar toda una vida de esclavitud? ¡¿Qué clase de criatura nos dio la vida para que sufriéramos de esta manera?
Agarré puños de arena a mí lado con rabia, mientras dejaba que las lágrimas fluyeran y cayeran de mí mentón. El árbol permanecía inmutable. Y entonces, solté una carcajada.
—¿Qué esperaba? ¿Qué un árbol tuviera las respuestas? —Reí y lloré a la vez. Recordé los rostros de todos los soldados cuyas manos tuve que sostener mientras daban su último aliento, las risas de vampiros que mataban por placer, los gritos de los niños que eran arrancados de los brazos de sus padres, las miradas vacías de aquellas niñas esclavas que se convertían en juguetes de vampiros.
Y mi rabia creció, sentí el Kol en mis puños y la dirigí al tronco del árbol. Le di un golpe con tanta fuerza que el árbol se estremeció y su tronco crujió, un pedazo se desprendió y cayó hacía mí.
Debes romperte... para verlo.
Debes romperlo para verlo.
Para verla.
Frente a mí, lo que se había caído había revelado un rostro femenino incrustado en el tronco del árbol. Y el viento se detuvo, todo se quedó muy quieto, el silencio reinó. Y entonces, sentí calidez en mi hombro y cuando me giré, pude ver una mano transparente sobre el.
Chillé y me giré por completo para enfrentar una figura transparente de largo cabello que flotaba a su alrededor.
—No has sido traída a esta tierra sin propósito. —Su voz era una melodía—. Mak seknia.
Mi creación.
—¿Quién... qué eres? —me las ingenié para preguntar, estaba completamente paralizada.
—Soy aquella que no puede mostrarse ante el sol, ama de la sangre que corre en tus venas, creadora de todo lo sobrenatural en este mundo —susurró como si fuera un secreto—. Mak kretjya sai Sengra.
Mi nombre es Sengra.
—¿Creadora de todo lo sobrenatural? ¿Tú creaste a los vampiros?
Ella extendió su mano hacía mí, su toque fue cálido contra mí mejilla.
—Mak seknia, he creado mucho más que vampiros, te he creado a ti y a tu Braktar con un propósito.
—¿Qué propósito?
—Tis saviek.
Lo sabes.
—He fallado —admití—. Estamos a punto de perder la guerra.
—No has perdido, has venido a mí como estaba escrito. —Ella me sonrió—. Tenías que llegar a este punto, mak seknia, tenías que romperte para que yo pudiera revelarme ante ti, todo tiene un precio.
—¿Vas a ayudarme?
Ella bajó la mano.
—No puedo intervenir directamente, pero puedo darte información valiosa. —Ella me rodeó, su cabello flotando a nuestro alrededor—. No están luchando contra un contrincante cualquiera.
—Lo sé, es el rey vampiro.
—Caos II es mucho más que eso, ¿no te has preguntado como es capaz de manipular con sus hilos rojos a todos a su alrededor?
—Pensé que era una habilidad vampírica.
—No, ese nivel de manipulación solo es posible en alguien como él. Caos II era mi antecesor, era el dios de los vampiros y fue desterrado por nuestro supremo y yo tomé su lugar.
Me quedé helada.
—¿Caos II es un dios?
—Era un dios, ahora solo es un cuerpo con migajas de poder, aún así, es una criatura difícil de destronar para simples humanos, y yo como diosa no puedo intervenir directamente. Por eso, las creé a ti y a Jana.
—¿Se supone que debemos eliminar a un ser que solía ser un dios? Eso es imposible.
—Les daré un plan, solo les falta una pieza que llegó a estas orillas hace más de un año, te daré su nombre, él les brindará la tecnología que necesitan para controlar a los vampiros. —Ella tomó mi rostro—. Las he creado para eliminar a Caos II. Sin embargo, todo tiene un precio, mak seknia.
Y de alguna forma, lo supe: sacrificio. Jana y yo habíamos sido creadas con un propósito que terminaría con nuestras vidas.
—Lo entiendo —murmuré y sonreí—. De todas formas, esto... —señalé a nuestro alrededor—. No es vivir.
Ella se inclinó y plantó un beso en mi frente. Y pude sentir tanto amor y cariño en un solo toque que me sentí abrumada.
—Lamento haberles creado con un destino tan cruel, aun si... —Ella comenzó a desvanecerse—. Ferpe tis areia, tis ge saire kretp draeris, mak seknia.
Siempre recuerden que fueron creadas con amor, mis creaciones.
Con esa frase rodando en nuestras cabezas, volvimos al presente. Nos quedamos ahí acostadas sobre la mesa, con lágrimas nublando nuestra vista y con la calidez de aquel beso en mí frente de la criatura que nos creó. Así fue como ganamos la guerra, reclutando al humano que conocía la tecnología para esclavizar a los vampiros y luego haciendo que Jana apuñalara a Caos II mientras yo me sacrificaba por segundos de control.
Y ahora nos enfrentaríamos nuevamente a un Caos II que nos había hecho volver para ¿torturarnos de nuevo? ¿Vengarse?
Jana apretó mi mano y giré el rostro para mirarla. Ella se esforzó por sonreírme con determinación.
—Aquí estamos de nuevo, braktar. —murmuré. Por lo que había entendido de nuestra creadora esa palabra significaba un vínculo muy fuerte entre dos criaturas.
—No podría hacer esto de nuevo sin ti a mí lado, Arlene —respondió Jana.
Le sonreí.
—Por supuesto que no puedes —bromeé—. Fuimos creadas juntas para esto.
Ella se rio y enderezó su rostro, mirando al techo.
—Ah, ¿crees que tengamos morir esta vez? —agregó de forma juguetona y se sentó —. Esto de morir en mis casi veintes es deprimente.
Me empujé con los codos hasta quedar sentada.
—Por lo menos, no morirás virgen.
—¡Arlene! —Jana se puso roja y señaló con el dedo a la puerta donde estaba Jarlen parado en silencio, incómodo.
—Ay, por favor, ¿crees que no sé qué ustedes dos han estado haciendo cosas?
Los ojos de Jana se abrieron demasiado y Jarlen tosió.
—¿Cómo...?
—Desde qué despertó mi Kol, lo supe, pude ver... —Hice una mueca—. El asqueroso hilito de lujuria entre ustedes dos.
—Arlene, eso fue en el pasado —aclaró Jarlen con torpeza—. Jamás me consideraría digno de compartir cama con la reina.
—¡Ay, por favor! —dijimos Jana y yo al mismo tiempo.
—Digno... —Jana sacudió la cabeza—. Ni que yo fuera una reliquia. Follamos y ya.
—¡Jana! —Me quejé—. Asco... tú eres como mi hermana y él es mi hermano y sé qué no es de sangre, pero igual, imaginarmelos es... no, no, asco.
—Qué bueno que tengan tiempo para preocuparse por estas cosas mientras estamos al borde... de ¡una guerra! —Nos recordó Jarlen.
—Guerra en la qué posiblemente moriremos, Jarlen, nos merecemos estos momentos no serios —dijo Jana.
Exhalé de forma exagerada y me dejé caer hacia atrás en la mesa, puse mis manos detrás de mi cabeza como almohada.
—¿Tenemos algún plan?
—Oigan, ¿por qué están tan relajadas? ¿qué recordaron? —Jarlen se acercó.
—No tenemos ni idea de qué hacer, pero supongo qué ya sabemos cual es nuestro próximo paso.
—¿Y eso es...?
Jana fue la qué respondió:
—Ir a la playa, y charlar con nuestra creadora.
-----
Nota de la autora: Mucha info, lo sé, pero creo que ya sabemos más del origen de Jana y Arlene y su papel en el caos que es Caos II, HAHAHA yo y mis chistes malos.
En fin, si tienen alguna pregunta, déjenla acá.
Also, que miedo esos hilos rojos de Caos II, ALEJATE DE MÍ.
Also, ahora si puedo hablar con ustedes de como al principio de la historia creemos que los humanos son los malos, con toda su escondedera y resulta que todo es un show de hilos de Caos II, el verdadero villano, aún así, creo que no todos los vampiros son malos (haeran te hablo a ti, bb) pero la influencia de Caos II mientras el reinó los hizo ser UNOS DEMONIOS CRUELES.
Nos vemos en mis redes: Tiktok: ariana_godoyc Twitter: Arix05, Insta: Ari_godoy por cierto tengo un canal de insta donde subo adelantos etc. :)
MUAKATELA,
Ariana -libre de los hilos de Caos II- Godoy.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top