18. "No eres un buen mentiroso, Haeran."
Hay dos capítulos antes que este por si wattpad los trae aquí primero.
(18)
BAILE DE MÁSCARAS (PARTE I)
HAERAN.
Rey.
Reina.
Príncipe.
Princesa.
Títulos inservibles que brindaban poder a seres que no lo merecían, humanos que se escudaban detrás de mentiras y de una historia adulterada para justificar las atrocidades que habían hecho y aún hacían a puerta cerrada. Lo que pasaba en las mazmorras y en los sótanos de las casas de las familias más respetadas era maldad pura y dolorosa. Crímenes que quedaban impunes, porque las víctimas eran vampiros, porque no teníamos voz, la habíamos perdido en una guerra que ellos ganaron de una forma cruel y desleal.
Y esa noche, ahí estaba ellos, en sus vestidos elegantes, disfrutando de este baile de mascaras. Mientras ellos bebían vino y se reían en este jodido castillo, muchos de los míos se retorcían de dolor en algún sótano, siendo parte de algún experimento nuevo que a los humanos se les ocurriera de la nada. Otros abusados por sus dueños, ya fuera de forma física o sexual. El poder del brazalete no debía ser dado a cualquiera, sin embargo, el bienestar básico de nuestra especie no era prioridad de nadie.
La realidad era que a nadie le importábamos, éramos una herramienta de juego y de protección para los seres que pusieron estos collares en nuestros cuellos.
Si alguien golpeaba a su esclavo, no importaba.
Si un vampiro era abusado, no importaba.
Si moríamos, éramos reemplazados.
Nuestros castillos habían sido invadidos, cien años de paz, de convivencia se había vuelto nada. La grandeza de nuestra especie se había reducido a esto.
Ojeé a todos los vampiros en el salón, permanecían contra las paredes con las manos detrás de su espalda, esperando, observando como sus dueños se reían, bebían y hasta bailaban. Una vampiresa de cabello negro portaba varias cortadas en los brazos y en el cuello, ni siquiera se habían molestado en tapar sus heridas o alimentarla para que sanara más rápido.
Mi mirada cayó sobre Arlene, quien bailaba con el príncipe y este acababa de darle una voltereta donde ella se tropezó, y él la tomó de la cintura con una sonrisa.
Dregan Erastia.
Él no era el príncipe encantador que todos admiraban, sabía de lo que era capaz. La primera vez que lo vi fue en la mansión azul del mercado de esclavos. Aún no tenía dueño, pasaba mis días encadenado a una esquina oscura, desafiando a todo el que intentara comprarme. Desde ahí, lo había visto entrar, con su armadura, como si nada, ni siquiera intentó ocultar su identidad. Su búsqueda entre los esclavos le llevó un poco más de una hora, él necesitaba algo especifico: vampiros engendrados del mismo creador.
Braktars, como le decíamos entre nosotros. Existía una conexión automática entre vampiros hechos por el mismo creador y eso era lo que él buscaba. Tenía que haber una sola razón para ello: experimentos. La familia real era conocida por realizar los experimentos más brutales de todos. Ya estaban en el poder, y disfrutaban encontrar formas de mantenerse en el. Se rumoreaba que creaban armas en contra de los vampiros en caso de una nueva guerra.
Miré a Dregan detalladamente, su expresión se había suavizado desde que Arlene se le había acercado, sus ojos brillaban, sus hombros estaban relajados, tan diferente a su comportamiento cuando había visitado el mercado de esclavos. Todo en su lenguaje corporal parecía genuino. ¿La quería de verdad? Entonces, la miré a ella: su cabello era un alboroto alrededor de su cara, ese vestido que se ajustaba demasiado bien a su cuerpo, a esa piel que yo había lamido, mordido y disfrutado como un loco hace un par de noches. Me estremecí al recordarlo y por un segundo, quise alejarla de él, quise separar cada punto de su cuerpo que rozara el suyo. Apreté mis puños que descansaban juntos detrás de mi, en lo bajo de mi espalda.
Estaba en mi naturaleza ser posesivo, no solíamos compartir a nuestras presas, ningún depredador lo hacía, y los vampiros no éramos la excepción.
Tensé la mandíbula y luego solté una bocanada de aire. No dejaría que mi naturaleza controlara mis acciones. No me importaba la forma en la que la mano del príncipe descansaba sobre la cintura de Arlene, ni como ella le sonreía como si él fuera el jodido sol al final de una tormenta.
—Haeran, ¿no?
Me giré para encontrarme con Jana Erastia. Asentí y luego recordé los títulos que tanto odiaba, y bajé la cabeza.
—Princesa.
—Puedes llamarme Jana cuando estemos solos, tienes mi permiso.
¿Tengo tu permiso para no llamarte por un titulo que no mereces? ¿Un titulo que cayó en tus manos por descender de un asesino despiadado?
Asentí de nuevo y ella suspiró, enderezándose para ojear el baile. Hice lo mismo.
—Debes odiar estos eventos. —No dije nada—. Deben sentirse como una bofetada en la cara para tu especie. Celebración, vino y bailes mientras ustedes están encadenados por esos collares.
Mantuve mi silencio porque por más razón que tuviera, no era lo suficientemente estúpido para confesar mi desprecio por la realeza a la hija del rey. Con el pasar de las décadas, había comprendido que callar solía brindarme mucha información útil.
—¿Nos odias? —El tono de su pregunta demandaba una respuesta.
—No, princesa.
Ella se giró para verme y en sus ojos pude ver alguna especie de burla.
—No eres un buen mentiroso, Haeran.
—Ni usted una buena princesa al charlar de forma publica con un vampiro.
Me arrepentí en el momento en el que lo dije. Quise bajar la cabeza y disculparme, no quería problemas, pero ella me sonrió.
—Tienes razón. —Otro suspiro—. A veces quisiera verlo todo tan claro como mi familia. Quisiera no cuestionar cada decisión, cada momento que nos llevó a esto. —Ella hizo un gesto hacia los vampiros inmóviles contra la pared y a los humanos bailando, la diferencia entre nuestras circunstancias era obvia y abismal—. ¿Cómo puedo hacer eso cuando enfrento esto todos los días?
Sus palabras me recordaron a Arlene, a todo lo que ella decía e incluso pensaba porque podía verlo en sus ojos. Ambas sabían que esto estaba mal, sin embargo, lo único que hacían al respecto era quejarse y hablar. Para cambiar todo un sistema, para derrocar estos ideales de esclavitud se necesitaban acciones, no palabras al aire de dos chicas en una posición cómoda y de poder.
Es muy fácil señalar lo que está mal, cuando no te expones ni haces algo al respecto para cambiarlo.
—Para protestar por algo, no necesitas palabras. —Me atreví a decir—. Una simple acción puede ser mucho más significativa.
Jana arrugó sus cejas como si pensara con profundidad y luego tomó mi mano. Me tensé y ella dio un paso a la pista de baile.
—Una acción impacta más, ¿no?
La curiosidad me motivó a seguirla y cuando llegamos al centro donde todas las parejas de humanos nos observaban, Jana tomó mi mano y la puso en su cintura y levantó la otra junto con la mía para empezar a bailar al ritmo de la suave melodía que emergía de los músicos. El aroma rosal de su cabello y su perfume se volvió más evidente para mí. Tenerla tan cerca me permitió admirar cada facción de su cara, de su cuello y las venas que fluían en el. No me parecía atractiva, pero había algo en ella que me mantenía ahí, sin poder apartar la mirada. No sabía si era el desafío en sus ojos, o la valentía que demostraba al hacer esto.
Porque todos nos estaban observando, algunos habían dejado de bailar, otros susurraban. La princesa Jana Erastia estaba bailando con un vampiro frente a todos. El rey se acomodó en su trono y le dije algo a la reina, mientras que el príncipe encantador luchaba por no acercarse y apartarme de su hermana. Era la mezcla perfecta de circunstancias, no podían hacer nada porque significaría un espectáculo, e involucrar a la princesa en uno era inconcebible.
Me acerqué para hablarle al oído.
—Estarás en problemas luego. —Noté como se le erizaba la piel ante la cercanía de mi voz.
Ella giró la cara hasta que nuestros labios quedaron a una distancia cuestionable.
—Una acción es más efectiva que cualquier discurso, Haeran —dijo con honestidad—. Sé lo que quisiste decir, estás cansado de escuchar lo injusto que nos parece todo cuando no hacemos nada para cambiarlo.
—¿Por qué escoger este momento para hacer algo como esto? ¿Por qué yo? —Ella me intrigaba, no podía negarlo. Jana había logrado despertar mi curiosidad con una sola conversación y eso me hacía entender muchas cosas, sobre todo, la obsesión que él tenía con ella.
Jana sonrió y estábamos tan cerca que no pude evitar imitar la forma en la que sus labios se curvaron. Sonreí con ella.
—¿Crees que eres especial? —Ella bromeó—. Solo eras un vampiro en el momento correcto.
Apreté mi agarre en su cintura y ella jadeó por lo bajo.
Luego, sentí una mano tirar de mí, y aunque no era la fuerza necesaria para mover un vampiro, cedí y cuando me giré, esperé encontrarme con el príncipe, con Jarlen, incluso con el mismísimo rey, pero nunca con ella: Arlene.
Sus pechos subían y bajaban con cada respiración acelerada que inhalaba. Su expresión estaba contraída en rabia, sus labios tensos y en sus ojos había un torbellino de emociones que cambiaban de manera tan rápida que me costaba descifrarlas a tiempo.
Ella no me miraba, en todo momento mantuvo sus ojos en Jana, quien dio un paso para ponerse a mi lado.
—Yo le he ordenado bailar conmigo.
—Es mío. —Arlene sonaba como una inmadura, dando un berrinche—. Debiste pedirme permiso primero.
Jana estiró la cara en sorpresa, quizás no se esperaba esto de Arlene.
—Tienes razón, mis disculpas, Arlene.
—Si quieres dar un espectáculo o desafiar a tu familia, usa otro vampiro. No lo metas en problemas porque él será el que pague las consecuencias de esto, no tú.
Por alguna razón, me inquietaba que no me mirara.
—Sígueme. —Me ordenó Arlene sin mirarme y me sorprendió el ardor en el collar, era la primera vez que usaba el brazalete en mucho tiempo. Ella se dio la vuelta y la seguí en medio de la gente que por supuesto, observaba todo.
Emergimos al largo pasillo que tenía de vista a un lado el jardín, y del otro, pared con cuadros y decoraciones. La luna iluminaba el cielo con tanta claridad que parecía ser de día. Arlene caminaba con rapidez frente a mí, sus pasos resonando en la soledad del lugar.
—Volverás a la mansión y te quedarás allá —dijo con firmeza y me di cuenta de que estábamos caminando a la salida donde nos esperaban nuestros Visens.
Arrugué mis cejas.
—¿Y tú? ¿Volverás al baile?
¿Volverás al príncipe?
Ella no respondió y siguió, y me harté de su actitud así que la agarré del brazo, girándola hacia mí.
—Te estoy hablando.
Su rostro aún mantenía esa expresión de ira y se soltó de mala gana.
—No me toques.
—¿Qué te pasa?
—Nada, te enviaré de vuelta a casa porque pasaré la noche aquí.
—¿Qué?
Ella se lamió los labios, nerviosa.
—Vamos, no tengo toda la noche.
—¿Pasarás la noche aquí? ¿Con el príncipe?
—Es mi prometido, no es extraño quedarme con él.
Asentí y exploté porque la imaginé en la cama de ese bastardo, y todo mi instinto quiso recordarle de quien era presa. La tomé del cuello, la giré y la presioné contra la pared lentamente, dándole tiempo de darme alguna orden sino quería esto, pero sus labios se curvaron en una sonrisa de burla.
—¿Qué? ¿Te molesta la idea de que mi prometido me toque?
—Arlene. —Amenacé contra sus labios, su cálido aliento, invitándome a besarla ahí mismo. Estaba loca, provocar a un vampiro nunca era una buena idea.
—¿Te molesta imaginar sus manos por todo mi cuerpo? ¿Su lengua sobre—
La besé, en parte porque quería callarla y porque ya no lo aguantaba. Toda la noche, ella había estado pegada al príncipe. Mi instinto me llevaba a marcarla, a morderla de nuevo y borrar toda evidencia del toque de Dregan. Arlene jadeó en mi boca y se dejó llevar por unos segundos antes de apartar la cara y empujarme, rompiendo todo contacto entre nosotros.
—No voy a ser tu desahogo después de calentarte con Jana —dijo con amargura y me miró directo a los ojos—. Toma tu Visen, vuelve a la mansión y no salgas hasta que yo llegue.
La orden se registró y tuve que dar un paso a la salida. Sin embargo, luché con el collar y se me clavaron las agujas en el cuello por no moverme hacia donde debía. Le cogí la mano, y ella se volteó ligeramente.
—No me calentaba con Jana, solo desafiamos el sistema un poco.
—No me importa.
—Si de verdad quieres quedarte con él, hazlo, fóllatelo hasta el amanecer, pero no lo hagas para desquitarte conmigo.
La solté y seguí su orden a la salida, escuché sus pasos alejarse en la distancia, no sabía porque había esperado que mis palabras la hicieran cambiar de parecer. Una parte de mí, esperó que ella volviera a casa conmigo, que no se quedara con él.
Se sentía como si ella estuviera dejando en claro a quien escogía: al príncipe Dregan.
Volví a la mansión solo, cabalgando mi Visen. En el camino, bajo la claridad de la luna, no me sorprendió sentirme observado.
—Braktar...
El susurro venía de un punto anormalmente oscuro entre los árboles rojos. Me detuve y miré directamente en las masas negras que revoloteaban y se curveaban como serpientes de tinta. Suspiré y respondí antes de seguir adelante:
—Jaie hatt ij ket, Braktar.
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Nota de la autora: ¡Holis! ¿Qué tal el mini-maratón?
Me encanta leer capítulos seguidos porque me adentro en la historia, así súper intensa.
Primero que nada, VOTEN POR LOS TRES CAPÍTULOS, IGUALADAS, que lo que pasa a veces cuando hay capítulos seguidos es que se les olvida votar y solo votan en el último que leen, y los otros dos quedan como Bambi esperando a su madre: DEVASTADOS.
Por aquí, chismecito del capitulo 16, ¿qué onda con la historia vampírica? ¿Y la conversación con el rey? Ya no sé a quien creerle.
Y el capítulo 17, ¡Haeran! ¡Desgraciado! Me tienes a Arlene cuestionándose la existencia con tu frialdad. Also, Jarlen y Ellary SHIP DESBLOQUEADO. ¿Qué onda con el Kol, wey? siento que es una sustancia super tóxica, como mi relación con el café con leche, sé que me mandará al baño por horas, pero ahí sigo, tómandolo. EL QUE TENGA MIEDO A MORIR QUE NO NAZCA.
Y bueno, el 18, Haeran.... eres... extraño, chamo. ¿Qué eso de estarle hablando a alguien todo líquido en medio del bosque? Y en Purkai, como para que no nos enteremos del chisme, no me parece. NO ME BEBÍ MI CAFÉ CON LECHE PARA QUEDAR SIN CHISME.
Nos vemos hoy más tarde (06:00 pm) hora New york en mi twitch: Heyariana05, vaya a chismear conmigo que andaré de máscara jajaja como en el baile porque showsera se nace, baby girls.
MUAKATELA,
ARIANA -JARLENTAMBIÉNTEDOY- Godoy.
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