14. "No vamos a follar." [+18]

CONTENIDO SEXUAL +18.

CATORCE

Si el infierno se siente así, definitivamente iré con gusto.

Haeran me presionó contra la pared, sus ojos sin dejar los míos un solo segundo. Pude sentir cada parte de él, en especial, lo duro que estaba. Acaricié la parte de atrás de su cuello, rozando nuestros labios, nuestras respiraciones pesadas mezclándose.

Él es un vampiro.

Otro roce de nuestros labios.

Esto está mal, y va en contra de la ley, ¿es por eso que se siente tan bien?

Las manos de Haeran que me sostenían, me apretaron los muslos con fuerza. Hice una mueca de dolor, aunque me gustaba esa combinación de sensaciones. Su mirada oscura bajó a mis labios y no pude resistirlo más, cerré la distancia entre nosotros y lo besé.

Y en ese momento, supe que esto había sido un gran error porque todo mi cuerpo explotó, porque Haeran me devoró. Su boca se movía con autoridad sobre la mía, estaba reclamándome completa, sin dudar. Sus labios lamían, abrían, y empapaban los míos hasta que su lengua entró en juego y sentí que me estaba follando la boca con ella. Mis gemidos se ahogaban en sus besos, y cuando sus caderas se movieron al ritmo de su lengua, presionando su erección en mi entrepierna, jadeé.

Tuve que apartar la cara para respirar, era demasiado, estaba sintiendo demasiado. Haeran tenía otros planes en mente, su boca encontró la piel expuesta de mi cuello y empezó a lamerlo, sus colmillos rozándome con esa amenaza silenciosa que por alguna razón jodida me excitaba.

—Haeran —murmuré—. No... deberíamos hacer esto.

Era difícil concentrarme cuando su lengua dibujaba círculos en la piel de mi cuello, cuando sus manos me apretaban los muslos y su erección se rozaba arriba y abajo contra mí. Haeran subió su boca hasta mi oreja.

—Puedo oler tu excitación, Arlene. —Me avergoncé, pero me excité aún más—. Apuesto a que me deslizaré dentro de ti con mucha facilidad.

—No vamos a follar.

—¿No? —Su boca bajó, lamiéndome el cuello hasta bajar a la parte superior de mis pechos—. Entonces, ¿qué vamos a hacer?

Él me bajó, me mantuve de pie, mis piernas temblorosas. Haeran usó sus manos ahora libres para rasgar la parte frontal de mi ropa, liberándome mis pechos. Me estremecí ante su mirada llena de lujuria.

—Me voy a casar con el futuro rey —dije, intentando devolvernos un poco de cordura. Haeran sonrió con perversión.

—Y yo te voy a follar todos los días hasta que eso ocurra —prometió y agarró mis pechos para lamer sus puntas, chupando con deseo. Me mordí el labio inferior, aguantando un gemido—. Incluso el día de tu boda —otra lamida—. Caminarás con ese vestido blanco, después de que me haya corrido dentro de ti, sintiendo mi esencia deslizarse entre tus muslos.

Estoy loca, ¿por qué eso me parece excitante?

Haeran siguió chupando mis pechos, sus colmillos arañando partes de la piel. Su mano navegó dentro de mis ropas y cuando tocó mi intimidad, tuve que agarrarme de sus hombros para no caerme.

—Estás... rompiendo muchas leyes al tocar a la prometida del príncipe. —Ya ni sabía lo que decía, era como si una parte de mí disfrutara de esto, de saber que me iba a casar y aquí estaba un vampiro lamiéndome y tocándome a su antojo. Lo prohibido de todo me mojaba como nunca.

—Y romperé muchas más cuando te penetre contra esta pared. —Su dedo se adentró en mi intimidad, y gemí tan fuerte que Haeran me cubrió la boca con su otra mano, su cara quedó frente a la mía, me miró a los ojos—. ¿Te gusta?

Asentí porque su mano tapaba mi boca, ahogando los gemidos sonoros que salían de mí. Él movió su dedo, dentro, fuera, dentro, fuera y aceleró su ritmo. Por Natur, volteé los ojos, moviendo mis caderas. Se sentía increíble. Podía ver la oscuridad crecer en la mirada de Haeran, como se tensaba cada parte de él, lo que sea que estaba sintiendo se estaba saliendo de su control porque sus dedos se movieron de forma más castigadora y enterró su cara en mi cuello. Me estremecí al sentir sus colmillos sobre mi piel, cortando un poco, ardía, pero mi mente estaba en blanco. El dolorcito de la cortada mezclado con los movimientos de sus dedos dentro de mí eran una combinación maravillosa.

Quería que me mordiera, deseaba sentirlo de esa forma. Excitarlo aún más, si eso era posible. Haeran pareció leerme la mente porque con delicadeza, enterró sus colmillos en mi cuello lentamente, permitiéndome sentir cada minúscula parte de ellos rompiéndome la piel, destilando sangre que no dudó en chupar.

Era demasiadas sensaciones juntas: sus dedos, su boca chupando mi cuello, el deseo que emanaba de él: brutal y poderoso. Haeran se separó, dejando que líneas de sangre escaparan de la herida y bajaran por mis pechos. Él bajó su mano de mi boca, la envolvió alrededor de mi cuello y me besó. Esta vez, de una forma salvaje, mordiendo, chupando, rompiendo piel de una forma mínima, pero deliciosamente dolorosa.

Haeran usó su mano libre para desabrocharse los pantalones de su uniforme y quise ayudarlo, sin embargo, dudaba que, si me soltaba de sus hombros, pudiera mantenerme de pie. Me dispuse a girarme para darle la espalda, bajando mi ropa interior para él. Ya estaba más que lista, lo quería dentro de mí, no más juegos, no más dejarme con las ganas.

Haeran gruñó, agarrándome del cuello de nuevo, estampándome contra la pared, sus ojos fijos en los míos.

—No, quiero verte la cara cuando te folle.

Volvió a besarme, desgarrando mi ropa interior junto con el resto de mis ropas. Quedé desnuda frente a él, me estrujo en sus brazos y luego subió mi pierna para enrollarla en su cintura. Su miembro duro rozando mi intimidad, me mordí el labio en anticipación. Haeran bajó la mirada y yo hice lo mismo para ver lo que haría. Él usó su mano libre para tomar su erección y pasarla de arriba a abajo por mi intimidad, mi excitación humedeciendo la punta. El roce de piel con piel caliente y mojada se sentía demasiado bien.

Haeran descansó su frente sobre la mía y mirándome a los ojos, me penetró de golpe. Jadeé y él me besó, sin moverse mientras mi cuerpo se acostumbraba y se ajustaba a su tamaño. Nuestras lenguas danzaron con deseo, con todas las ganas reprimidas que habíamos tenido todo este tiempo. Haeran y yo nos habíamos deseado desde él día que nos conocimos, eso me quedó claro.

Haeran se separó y me cubrió la boca de nuevo, sabía lo que venía e incluso, eso no me preparó para lo que sentí cuando empezó a moverse. Gemí tan fuerte que se escuchó por la habitación a pesar de tener su mano tapando. Sus movimientos comenzaron lentos y aumentaron de velocidad con cada embestida. Haeran gruñó, perdiendo el control, liberando mi boca. Me agarré de su cuello y subí la otra pierna para que él me cargara por completo, penetrándome contra la pared, mi espalda chocando con cada embestida descontrolaba.

Volvimos a besarnos como unos locos, borrachos con lujuria, el roce de su miembro duro entrando y saliendo, caliente y mojado me tenía ya al borde de la locura. Haeran acercó su boca a mi oído, su respiración era un desastre, su voz oscura y cargada de deseo.

—Eres mía, Arlene —gruñó en mi oreja—. Siempre has sido mía.

—¡Sí, sí! —respondí porque le diría cualquier cosa con tal de que siguiera moviéndose de esa forma—. Soy tuya.

Haeran me cargó, alejándome de la pared y sacó su miembro para sentarme en la cama. Mi intimidad protestó sintiéndose vacía.

—Sobre tus manos y rodillas —ordenó, decidido y dominante.

Tragué con dificultad y obedecí, exponiéndome a él, vulnerable. Haeran no perdió tiempo y me agarró del pelo, obligándome a arquear mi espalda mientras me nalgueaba una y otra vez. El ardor se extendió por la piel, pero se sintió maravilloso cuando las sobó. Y aún mejor cuando me penetró de nuevo.

Y por Natur, esta vez no se estaba conteniendo nada. Haeran agarró un puño de mi pelo y mi cadera con la otra mano para impulsarse y llegar hasta lo más profundo de mí. Cada estocada se sentía como si estuviese llegando a partes que nunca nadie había llegado. Todo era demasiado rudo, demasiado bueno, me abrumaba, me enloquecía. Me agarré de las sábanas, intentando respirar entre tanto gemido y jadeo.

Él me jaló del pelo hasta que quedé solo sobre mis rodillas, casi de pie, de espaldas a él, con sus labios lamiendo mi oreja, sus embestidas aún más rápidas y profundas. El choque de piel con piel haciendo eco por toda la habitación.

—Eres una chica mala, Arlene —susurró en mi oído—. Te estás dejando follar por un vampiro, estás empapada, estremeciéndote sobre mi polla, ¿tanto te gusta?

—Me encanta —admití, Haeran soltó mi cadera y apretó unos de mis pechos con lujuria, su índice rozando el pezón—. Me encanta que me folles, estoy portándome mal, ¿vas a castigarme?

Otra estocada con fuerza que me hizo chillar antes de que él clavara sus colmillos en mi cuello de nuevo. Haeran bajó su mano a mi intimidad y sus dedos dibujaron círculos en mi clítoris mientras me follaba como un loco.

Y ya no podía más... esa última combinación deliciosa de dolor y placer me envió al borde del abismo.

—Haeran... —advertí, tapándome la boca yo misma porque esto iba a ser muy ruidoso. Haeran lamió la herida en mi cuello y subió su lengua a mi oreja.

—Eso, niñata, córrete sobre mi polla —murmuró lujurioso.

Y exploté, me estremecí, temblé mientras el orgasmo más delicioso que había sentido en mi vida me recorría. Todas mis extremidades se electrificaron, mi mano atrapó cada gemido ahogado y desesperado. Quité la mano de Haeran de mi intimidad porque era demasiado, necesitaba respirar. Sin embargo, él no paró, extendiendo mi placer.

Usó ambas manos para agarrarse de mis caderas y volví a poner mis manos sobre las sábanas, agarrándome mientras él aceleraba, sus gemidos guturales y bajos me alertaban que ya estaba por correrse. Giré mi cara para verlo por encima de mi hombro. Los músculos de su pecho y abdomen tensándose con cada movimiento. 

—¿Vas a correrte dentro de mí? —Incité de forma seductora—. Quiero sentirlo, Haeran.

Su rostro entero se oscureció y sus embestidas se volvieron rápidas y descontroladas. Sus manos apretaron mis caderas, y jadeé, adolorida, eso dejaría marca, pero no me importaba. Haeran continuó hasta que dio las tres estocadas finales, su miembro sacudiéndose, su esencia caliente llenando mi interior.

Jadeé cuando salió de mí y caí acostada hacia adelante, todo mi cuerpo palpitaba, mi intimidad mojada, había sangre en mi cuello, en mis pechos. Me debía ver como un desastre. Me senté, tapándome con las sábanas. Haeran seguía de pie a orilla de la cama, alto, imponente y con esa oscuridad que le rodeaba intacta. Mis ojos cayeron sobre su miembro, tenía rastros de semen mezclado con un poco de sangre, mínima.

—¿Fue tu primera vez? —Su voz conversaba esa oscuridad. Su mirada era demasiado intensa así que aparté la mía.

—No.

—Arlene.

No lo era, había hecho cosas con el príncipe y casi me la había metido una vez, pero no del todo. Igual contaba, ¿no?

—¿Y eso que importa?

Él no dijo nada así que cambié el tema.

—Eso fue... —Me aclaré la garganta, ¿a dónde se había ido mi saliva? —Estuvo... bien.

Haeran no dijo nada, solo se inclinó sobre mí y me arrancó la sábana.

—¡Ey! —Protesté mientras él se subía encima de mí, metiéndose entre mis piernas.

Su cara quedó sobre la mía.

—Necesito más.

Tragué con dificultad, rozando mi humedad con su miembro que ya se estaba endureciendo otra vez.

—Entonces, —Me mordí el labio—. Fóllame más, Haeran.

Él sonrió y por Natur, era hermoso, ahí encima de mí, desnudo, listo para follarme de nuevo, deseándome tanto como yo a él.

Lo que sea que acabábamos de liberar, era peligroso e ilegal en el reino, pero joder, que bien se sentía.

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Nota de la autora: SE OSCURECIERON LAS AGUAAAAAS... o bueno nos quedamos sin agua porque toda la soltó Arlene con Haeran, hehehe ¿entendieron? 

NOS VAMOS A IR AL INFIERNOS JUNTAAAAS, VAMPILOVERS, POR QUE... ¿QUÉ FUE ESE CAPÍTULO, MADRE MÍA?

No entiendo porque siempre me toca escribir capítulos hots en un café, que verguenza mi cara de zorrismo escribiendo esto, y la gente viendo tipo WTF. 

¿qué les pareció el capítulo? A ver, no les dé pena, echen el chisme.

NECESITO UN VENTILADOR, CHAUU

ARIANA G. 

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Tags: #vampiros