10. "Tienes algo que me pertenece."

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—¡Una semana!

—Arlene, baja la voz —susurró Ellary, ojeando nuestro alrededor con cautela.

Estábamos en la taberna más popular del reino. Por supuesto, iba vestida con ropas desgastadas y una túnica para ocultar mi identidad, aunque yo no era parte de la realeza, mi familia era una de las más poderosas y conocidas del reino. Y si mis padres se enteraban de que había venido aquí, no quería ni imaginarlo. Sin embargo, necesitaba un trago, estaba cansada de ver las mismas caras todos los días en la mansión, una cara de expresión amargada en especifico. Y Ellary siempre me acompañaba en mis aventuras, escaparnos de la mansión no fue difícil, tuve que ordenarle a Haeran que no nos siguiera ni nos delatara. No se veía muy contento al respecto, pero no me importaba después de su frialdad estos últimos días.

—No te entiendo, pensé que estarías brincando de felicidad —agrega Ellary, levantando su cerveza para tomar un trago—. El príncipe te propuso matrimonio, ¿sabes cuántas matarían por estar en tus zapatos en estos momentos?

—Estoy muy feliz y agradecida. Me gusta mucho Dregan, creo que es... genial.

Ellary bufó.

—Entonces, ¿por qué estás bebiendo y quejándote ahora mismo?

—Ni una sola palabra, Ella, —dije, haciendo puchero—. Haeran no me ha dicho nada y ha pasado una semana desde la cena real, ¡una semana! No le importa en lo absoluto, le da igual que me vaya a casar con otro.

—Arlene.

—Y luego está lo que me dijo Dregan sobre él... lo que te conté de que no es la primera vez que hace lo que está haciendo conmigo. Me siento como una estúpida. —Me tapo la cara con las manos.

—No eres estúpida, pero si creo que le estás dando demasiado poder a Haeran y a lo que sientes por él.

Me destapé la cara, soplando.

—¿Crees que quiero hacerlo? Ojalá pudiera sacarlo de mi cabeza, y que no me importara en lo absoluto. Ah, necesito otro trago.

Ellary suspiró y se puso de pie.

—Ya vuelvo.

La taberna estaba llena, el bar cubierto por completo de personas pidiendo sus bebidas. En su mayoría, humanos, sirvientes y guardias que venía a olvidar un poco su realidad como yo. Sabía que a Ellary le tomaría un buen tiempo volver y yo necesitaba ir al baño. No era buena idea ir sola, pero dudaba que pudiera aguantar hasta que volviera.

Me puse de pie y me tambaleé o el mundo tembló, no lo sabía. Usando una pared de un lado como apoyo, caminé hacia el baño. Después de usar el baño, lo cual fue un alivio inmenso, salí al pasillo lista para volver, cuando me estrellé con la pared y pensé que caería, sin embargo, un brazo fuerte me sostuvo de la cintura, evitándolo. Levanté la mirada para ver... blanco... su cabello era largo y blanco, eso no cuadraba con la cara joven que estaba ahora a centímetros de la mía.

—¿Estás bien? —Su voz sonaba demasiado gentil para la oscuridad de su mirada y la rudeza de su expresión.

Asentí.

—Gracias. —Torpemente intenté soltarme, pero él apretó el agarre.

—Lo siento, Arlene.

Sabe mi nombre, algo está mal.

—¿Eh?

Él me jaló y me arrastró al final del pasillo, a la oscuridad. Alcancé a emitir un chillido que se confundió con el ruido de la taberna. Él me estampó contra la pared del pasillo y me cubrió la boca. Me estremecí, y luché, mis extremidades débiles por todo el alcohol.

—Shhhh, lo siento, desearía que hubiera otra forma. —Él bajó la capucha de mi túnica y rasgó el nudo que la unía en mi garganta antes de apartar la tela a un lado, exponiendo mi cuello—. Tienes algo que me pertenece.

Sus colmillos brillaron en la oscuridad. No, eso no era posible. Él no llevaba collar, ¿un vampiro libre? ¿En territorio humano? El miedo me recorrió, estaba en peligro, puse mis manos contra su pecho, intentando empujarlo, mis gritos ahogados en su mano. Quería luchar, pero había tomado demasiado, no tenía fuerzas. Su mano helada me bajó el vestido hasta que la piel entre mi cuello y mi hombro quedaron expuestas. Su aliento me rozó el oído y en ese momento, me di cuenta de que esto no sería nada como lo que había vivido con Haeran, con él había deseado que me mordiera, este vampiro estaba forzándome. Lágrimas llenaron mis ojos. Apreté mis puños, en especial, donde tenía el brazalete.

Haeran, por favor, ayúdame.

Lo pensé una y otra vez porque no podía hablar, dudaba que funcionara. El vampiro sonrió sobre la piel entre mi cuello y hombro.

—Él no va a venir a salvarte, Arlene. —Y sin previo avisó, clavó sus colmillos. Arqueé la espalda, y grité con todas las fuerzas, su mano apretándose sobre mi boca. En ese punto de mi piel todo ardía, dolía mucho. Lloré mientras él chupaba mi sangre, debilitándome aún más. Él se separó por un segundo—. La concentración de alcohol en tu sangre es increíble. —Volvió a morderme, y esta vez su mano liberó mi boca porque ya no tenía la fuerza para gritar, solo balbucear.

—Por favor, por favor, para.

Él se detuvo y me acarició el rostro, un sudor frío caía por mi frente, bajando a los lados de mi cara. Estaba mareada, confundida. Y en horror, vi como él se mordía el labio inferior, la sangre goteando de su mentón. Y me besó. El sabor de su sangre me dio ganas de vomitar e intenté apartar la cara, pero él me agarró, clavando sus dedos en mis mejillas, manteniéndome en mi lugar.

Cuando se separó, su respiración era pesada, él acercó su boca mi oído y susurró unas palabras en un idioma que no entendía.

La debilidad comenzó a desaparecer, mi mente se nubló, y de pronto estaba sola en el pasillo sin entender que hacía ahí. ¿Qué había pasado? Me limpié las lágrimas de las mejillas confundida. Había venido al baño, ¿por qué estaba llorando? ¿Por qué había caminado hasta este punto de oscuridad? Me subí la capucha de la túnica y la até, pensando que quizás había tomado demasiado.

Volví a la mesa donde me esperaba una preocupada Ellary.

—¿Dónde demonios estabas? —Se quejó, sacudiendo la cabeza—. Casi me muero cuando volví y no te encontré.

—Estaba... —¿Por qué me demoré tanto? —. Estaba en el baño.

—No vuelvas a ir sin mí, recuerda nuestro acuerdo. Salimos sin protección, por eso siempre debemos estar juntas.

—Relájate —dije, sobando el espacio entre mi hombro y mi cuello, me dolía un poco. Quizás debería descansar. Luego, recordé al frío vampiro que me esperaba en casa y seguí bebiendo.

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—Lo odio, lo odio, lo odio —exclamé, mientras Ellary me sostenía de lado al caminar a través de los jardines de la mansión.

—Sí, ya lo has dicho.

—Es que es un idiota, Ella, pero ya no me importa, ¿vale? Tienes razón, me estoy complicando cuando lo único que hemos hecho es jugar un poco —expliqué entre hipo y risitas tontas—. Ya no quiero saber nada de él.

—Claro, pues... —Ellary se detuvo y seguí su mirada.

En la entrada trasera de la mansión estaba Haeran, parecía una de las estatuas del jardín. Me solté de Ellary e intenté caminar derecha, me tambaleé un poco, pero conseguí pasarle por un lado al idiota sin mirarlo. Me despedí de Ellary y subí las escaleras con él siguiéndome a una distancia prudente. No quería verlo, estaba demasiado mareada para eso.

Entramos a mi habitación y cuando me giré, me sorprendió ver a Haeran caminando hacia mí con pasos grandes hasta que retrocedí y quedé contra la pared. Él se mantuvo ahí frente a mí, sus facciones ya no eran frías, estaban tensas. Un brillo oscuro adornaba sus ojos. Me puse nerviosa, sonrojándome un poco, no lo había tenido cerca desde hace tiempo y una parte de mí lo extrañaba.

—¿Haeran? —Pregunté, confundida.

—¿Con quién estabas? —Sus ojos indagaban mi rostro, mi cara, mi cuerpo. Tragué.

—¿Qué?

—Me escuchaste.

—Estaba con Ellary... yo—

—Mentira. —Él se acercó tanto que jadeé cuando sentí su respiración sobre mis labios—. ¿Estabas con otro vampiro?

—No.

—No me mientas, Arlene, apestas a alguien más.

—Estaba en una taberna, quizás alguien se me acercó demasiado.

—Quítate la túnica. —Había cierta urgencia en su voz.

—No. —Sacudí la cabeza—. No puedes ignorarme por una semana, y venir a exigir ahora.

—Si esto es lo que creo que es. Estás en peligro, Arlene.

—No sé de que hablas, aléjate.

—Apestas a un aranea.

A la mención de esa palabra, mis rodillas se volvieron débiles. Y una voz sonó en mi cabeza:

'Distráelo, dale lo que quiere' era una orden que venía de algo en mi mente. 'Quítate la ropa'

—Haeran... —murmuré porque mis manos obedecían esa voz y me quité la túnica.

Él arrugó sus cejas.

—¿Qué estás haciendo?

—Sé lo que quieres, sé que fantaseas con esto —repetí lo que la voz en mi cabeza decía. Caminé hacia él y me arrodillé.

Haeran se tensó, y una expresión de anhelo cruzó su rostro. Sin embargo, me agarró de los hombros y me levantó.

—Arlene, has sido atacada por un aranea, un vampiro que juega con tu mente, te muerde, te hace beber su sangre y te hace olvidar para que hagas lo que él quiere inconscientemente.

—¿Qué? No, no busques excusas, me deseas tanto como yo a ti. —Aunque era mi voz, no eran mis palabras, todo era tan confuso.

—Ah, maldita sea. —Él me cargó y me llevó a la cama con delicadeza. Solté una risita cuando Haeran se subió encima de mí, su nariz olfateando mi cuello como si buscara algo—. Tengo que drenar la sangre de esa criatura, ¿de acuerdo?

Sonreí como una tonta, abriendo mis piernas para él, mis manos agarrándose de su trasero, jalándolo para presionar mi pelvis contra la parte frontal de sus pantalones. Haeran puso la mano a palma abierta sobre mi estómago, deteniéndome.

—Quédate quieta.

Hice un puchero.

—¿Por qué? Sé que quieres follarme —susurré contra su oreja—. Lo has imaginado muchas veces, ¿no es así?

Haeran me agarró del cuello, mirándome directamente a los ojos.

—Sí, lo he imaginado muchas veces. Te he follado de todas las formas posibles en mi mente, Arlene, me he corrido dentro de ti una y otra vez en mi cabeza.

—Entones, ¿por qué no me follas ahora mismo? —Hice otro puchero.

—Porque estás borracha, y tu sangre está contaminada. No estás en condición para darme tu consentimiento. Así que, quédate quieta.

Obedecí porque su voz se había suavizado, como si me lo estuviera pidiendo de corazón. Le dejé morderme, y aunque cada vez que succionaba mi sangre, un escalofrío de placer me inundaba, me mordí los labios para no gemir. Luché para no mover mis caderas, y para no rogarle que me tocara. El tiempo pareció detenerse, algo estaba dejando mi cuerpo, algo amargo y oscuro.

—Haeran... —jadeé asustada.

Él me acarició la cara con delicadeza mientras terminaba de sacar esa oscuridad de mi sangre. Mi mente se aclaró y Haeran lamió la herida, culminado todo. El recuerdo de ese vampiro de cabello blanco resurgió, estremeciéndome de miedo. Sin dudarlo, envolví mis brazos alrededor de Haeran, temblando.

—Estás bien, estás a salvo —murmuró, permitiéndome abrazarlo con fuerza.

Él se quitó de encima y se acostó a mi lado, no lo solté, simplemente me acurruqué en su costado, enterrando la cara en su hombro. Haeran me acarició el cabello de una forma cálida y era la primera vez que me trataba con tanto cariño, quizás se sentía mal por lo que me había pasado o este era un lado de él que no me había mostrado antes. De cualquier manera, esto me gustaba mucho y se sentía genial.

Quise preguntarle tantas cosas, que significaba yo para él, si lo que había dicho Dregan era cierto y solo buscaba usarme, pero no quise arruinar nada, me permití disfrutar de su calidez, y de estos momentos fugaces donde Haeran no era un vampiro frío que no demostraba emociones, sino alguien que me sostenía como si fuera una persona valiosa para él.

Esa noche dormí en sus brazos, y soñé tonterías sobre él que nunca se cumplirían. Porque, aunque me gustara mucho, nuestra realidad abría una brecha inmensa entre nosotros y nada podría cambiarlo. 

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Nota de la autora: Buenas, bolitas vampiresas. Estaban extrañando al vampirito, ¿eh? Las conozco. 

Primero que nada, ARLENE NADA SE SOLUCIONA CON ALCOHOL. Aunque es divertido verla borracha. 

El desgraciado vampiro de pelo blanco, TE ODIO, ¿cómo atacas así a mi niña? Agarrenme que le doy con la silla. 

Haeran respetando que Arlene está fuera de si <3 te amo, vampi boy, tengamos mil hijos. Ah caray, me hackearon.  

¿Cómo quedamos con este capitulo, vampi babys? ¿Teorías?

Muakatela, 

Ariana G. 

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Tags: #vampiros