🏵 Capítulo 8 🏵

Es un sonido fuerte y sonoro lo que hace que abra finalmente los párpados aquella mañana. Resoplo contra la almohada segundos antes de girarme y estirar la mano hacia el aparato evitando las ganas de lanzarlo contra la puerta, en vez de eso lo llevo hasta mi oreja y respondo.

- ¿Sí?

Mi voz suena completamente ronca y extraña. Bostezo sin variar mi posición.

- Cariño, que alegría escucharte por fin.

El tono de mi madre desprende tanta alegría que hace que una pequeña parte de mi se sienta culpable enseguida, pues he estado ignorado sus mensajes desde que se había marchado abandonándome en aquella casa. No voy a negar que ha sido algo totalmente infantil de mi parte, pero tampoco voy a pretender que soy una chica mayor y madura. No lo soy en realidad.

- Hola, mamá.

Nuestra conversación no dura demasiado; básicamente hablamos de como le va en su trabajo, el cual por ahora no tenían demasiado que hacer hasta que llegaran mas gente a las instalaciones y de como me voy adaptando a la casa.

Le digo que esta siendo un desastre, aunque por supuesto no me toma en serio. No es hasta que hablo de Adam que al fin oigo su voz dudosa, pues al parecer Tania no le había hablado de él, algo que aunque intente disimular al momento sé que la deja por completo preocupada. Casi espero que me diga que me pasará a buscar y que no me quedaría ni una noche mas en aquel lugar. Por supuesto, no ocurre, en cambio intenta tranquilizarme aunque en el fondo soy consciente de que ella está más preocupada.

Después de colgar me alisto un poco, nunca he sido de las que le gusta ir todo el día en pijama, así que acabo poniéndome un simple vestido azulado de tirantes y bajo a desayunar. Es martes y por suerte para mi paz mental y el bienestar del mobiliario de la casa los mellizos, entre comillas demonios, están en casa de su abuela. Tania trabaja muchísimo por lo que aparte de Adam los mellizos se quedan muchas veces con ella.

- ¿Tortitas?

Un pequeño chillido sale de mi boca y me doy la vuelta encontrándome con Adam en el umbral de la puerta. Sus ojos se clavan en mi y una sonrisa se dibuja en sus labios. No puedo evitar mirarlo molesta pues no puedo quitar la idea de mi cabeza de que se está burlando de mí.

- ¿Qué haces aquí?

La pregunta sale de mis labios sin pensar en realidad, debido principalmente al susto que me acababa de llevar.

- La gente suele venir a la cocina a comer.

Evito poner los ojos en blanco ante su intento de broma sin gracia, así que simplemente me doy la vuelta decidida a ignorarlo. Estoy molesta, no se muy bien porqué, es como si su sola presencia arruinara por completo mi humor. Encima no he olvidado como se había marchado dejándome sola con el bebe. Elevo el rostro justo cuando estoy a punto de darme la vuelta. ¿Cómo se me ha podido olvidar? Mi cuerpo gira y mis ojos se clavan en él sin vacilar. Entrecierro los ojos.

- ¿Qué demonios te ocurrió ayer? - exijo saber sin disimular ni un ápice mi tono molesto.

Él se despega del marco de la puerta y me fijo que está algo sorprendido aunque no entiendo bien el motivo. Da un paso entrando al salón al mismo tiempo que noto que su mirada ha cambiado de alguna forma. Lo observo con duda, en parte sin comprender su repentina actitud, como si se hubiera puesto repentinamente a la defensiva sin razón aparente.

- ¿Ayer?

Alzo las cejas preguntándome si de verdad iba a jugar al juego de hacerse el tonto.

- Si, ayer cuando me dejaste sola con esa cosa y te marchaste.

Sus ojos se quedan fijos en mi sin apenas pestañear. En ese momento una sensación ajena me embarga, mi mente se llena del vago recuerdo de ayer, de Adam marchándose, de yo sola con el bebe y entonces... se detiene justo ahí notando una especie de tirón, los engranajes de mi cerebro se mueven como si estuvieran formando algo dentro de aquel mismo recuerdo, pero al mismo tiempo es como si se hubiera paralizado sin poder ir mas allá.

Me llevo una mano a la cabeza momentáneamente algo perdida y confusa, sin entender bien lo que pasa por mi mente en este momento. La voz sonora de Adam me interrumpe en ese instante haciendo que vuelva la atención de nuevo en él y detenga aquel remolino de pensamientos.

- Lo dices como si te hubiera dejado con un velociraptor.

Durante unos segundos solo soy capaz de dejar vagar mi vista por su rostro intentando encontrar no sé muy bien qué. Entonces sus últimas palabras resuenan en mi mente, a lo que alzo las cejas dándome cuenta de que quiere burlarse de mi y olvidándome momentáneamente de el remolino que había azorado mi cabeza momentos antes.

- Hasta eso hubiera sido mejor -. respondo finalmente soltando un suspiro largo.

- Era un bebe.

- Como si era un alíen - objeto mientras lo señalo con el dedo - Me dejaste sola con ese marrón.

No dice nada, simplemente me observa durante un rato. Sus ojos se mueven por mi rostro, no se exactamente que busca. Una rara sensación se apodera de mi, no es nueva, es algo que ya he sentido antes, el mismo sentimiento de familiaridad que me azota de vez en cuando al posar mis ojos en él y al ver la extraña manera en que sus ojos se pasean por mi rostro. Como si buscara algo, como si intentara descifrar un misterio.

O quizás soy yo la que lo intenta en realidad.

Pasado un tiempo finalmente su mirada se detiene de nuevo en la mía.

- Yo te veo viva... -. sus comisuras se elevan notablemente - Para nuestra buena suerte.

Gruño e ignoro el eje sarcástico de su voz.

- Al final te las apañaste, incluso consististe que se durmiera.

- Y casi no sobrevivo - . afirmo con total seguridad.

Pone los ojos en blanco como si estuviese exagerando. No lo estaba, realmente había perdido años de vida intentando dormir a esa cosa.

- Yo la cuido siempre y aún sigo vivo.

- Por ahora -. mascullo entre dientes.

El no parece oírlo, y si lo hace no me hace caso. Empieza a caminar hacia la cocina y veo como empieza a buscar cosas en la despensa. Lo miro indignada y sin poder evitar que el orgullo se apodere de mi me doy la vuelta súbitamente y me marcho a mi habitación de nuevo. Mi estómago se queja en cuanto empiezo a subir las escaleras pero lo ignoro.

- Estúpido idiota condescendiente.

Los quejidos salen de mi boca sin ningún destinatario concreto mientras entro a mi habitación y cierro la puerta con fuerza tras de mi. Aquella extraña sensación que había sentido durante breves instantes en la cocina ha desaparecido por lo que decido pasar el resto de la tarde en mi habitación olvidándome del idiota de Adam y cualquier cosa que tuviera que ver con él.

Aunque en un pequeña esquina de mi propia mente siento aún algo moviéndose, como un pequeño bloqueo que no consigo eliminar.

Creo que esta casa consigue que me de jaqueca.

.

.

Han pasado varios días más y aunque me cueste decirlo, admito que no está siendo tan horrible como esperaba. Tania era bastante amable y por suerte intentaba mantener a los niños lejos de mi todo el tiempo posible.

En cuanto a Adam, bueno, intento mantenerme alejada de él todo lo posible, sobretodo porque casi siempre que lo veo esta con los mellizos incluidos y una sonrisa incomprensible en el rostro. ¿De dónde sacaba la paciencia para aguantar a esos demonios? No lo comprendo, aunque mientras los mantuviera ocupados y no se les ocurriera gastarme alguna broma a mi o a mi pelo por mi estaba bien. Otras muchas veces lo veía en el jardín, no sé si es que le gusta la jardinería, pero parece en otro mundo cuando se encuentra cuidando de ese lugar, o más concretamente de aquellas flores naranjas que se encuentran por todas partes.

Lo único inquietante de todos aquellos días es que aquella extraña sensación sigue persiguiéndome, aun después de un tiempo es como si mi mente intentara advertirme de algo que ni siquiera yo misma sé. El sentimiento va y viene, a veces lo siento cuando estoy en la cocina o cuando estoy en mi habitación, como una extraña marca que aparece y desaparece sin explicación.

Eso es en lo que estoy pensando cuando bajo aquella tarde, aunque la escena que aparece ante mi hace que me detenga momentáneamente. Tania se encuentra en el pequeño salón con el bebe en brazos hablando por el móvil. Hubiera algo de lo mas normal si no fuera por las lágrimas que caen de sus ojos en ese momento.

Si bien es cierto que en un principio no confiaba demasiado en quedarme con ella, todo este tiempo ha demostrado ser una persona bastante dulce, demasiado incluso. Es como si el papel de madre lo aplicara a cualquier persona que se quedara bajo su techo. Tania es más de lo que aparenta su fachada; ni siquiera entiendo como es capaz de trabajar tanto, aguantar aquella jungla de casa y aun así estar sonriente por las mañanas.

- ¿Pasa algo?

Ha terminado de hablar por teléfono así que me acerco a ella.

- Yo...

Noto enseguida lo nerviosa que está. Empieza a mirar a todas partes como si no supiera donde se encuentra y al final sus ojos acaban por fin en mi rostro al mismo tiempo que sus párpados se abren ligeramente, como si acabara de darse cuenta de que estoy allí.

- ¿Qué ha ocurrido?

Mira el móvil al que sus manos se aferran, como si soltarlo fuera la última cosa que pudiera hacer, hasta que finalmente eleva su vista hacia a mi pasados unos segundos.

- Me acaban de llamar del hospital... - se me hiela la sangre, pero no digo nada dejando que continúe - Mi madre... la abuela de los niños... la han ingresado, parece que se cayó en mitad de la calle y...

Se calla y otra vez mira al móvil como si ni ella misma se estuviera creyendo lo que esta diciendo.

- Esta en cirugía ... debería ir ....

Guarda silencio de nuevo, mira al bebe durante unos momentos y luego vuelve a fijar la vista en el móvil. Me muerdo el labio nerviosa, no lo admitiría nunca pero ver a Tania así comienza a causarme angustia. Es la primera vez que la veo sin saber que hacer, como si ya no supiera como manejar nada.

- Deberías ir -. anuncio haciendo que una vez más sus ojos conecten con los míos.

- Si... si, por supuesto - asiente moviéndose hacia la cocina - Tengo que coger el bolso... Ah, los mellizos están arriba, tengo que avisarles y...

- Yo me quedo con los niños.

Realmente no se de donde demonios salen esas palabras, ni siquiera es que mi mente las haya estado pensando. Es como si mi boca hubiera tenido vida propia por unos segundos y las hubiese soltado. Milésimas de segundos después de haberlo dicho me pregunto en que diablos estoy pensando, pero entonces Tania vuelve su rostro hacia mi y lo que veo hace que ya sea tarde para negarme. Su cara muestra tan alivio mezclado con preocupación que me es imposible pensar siquiera en cambiar de opinión.

Quince minutos después la puerta principal de la casa se cierra dejándome con el bebe en brazos y los mellizos a mi lado mirando como su madre sale apresurada por la puerta. Los niños elevan su rostro a la vez clavando su mirada en mi y un sudor frío recorre mi espalda.

Creo que es la primera vez en mi vida que siento completo terror.

Y que realmente tengo ganas de ver a Adam en casa.


Otro susurro se escuchará.

🏵🏵🏵🏵🏵🏵🏵

Hola cuties!

¿Cómo estáis? Lo sé, hace siglos que no actualizaba esta novela, pero como os dije por instagram ( si no me seguís aun muy mal -> maryheartfilia_ ) me he estado centrando en acabar mi otra novela, Devastadora tormenta, así podría centrarme bien en las demás.

¡Espero que os haya gustado el capítulo! Al parecer Adam y Mel no están muy a favor de llevarse bien. ¿Creéis que llegaran a entenderse en algún punto? Ya veremos.
Primero roguemos porque Mel salga viva después de quedarse a salas con los mellizos AJAJA

¡Contadme que os parece! Recordad que los fantasmitas son para las historias de terror. No olvidéis comentad y darle una estrella, vuestro apoyo siempre es lo que me anima siempre a escribir mas.⭐ Recuerda

#noseasfantasmita

#Adamodialosfantamas

#MelodiaaAdamyalosfantasmas

#alaautoraleencantanloshagstags

#nomeacuerdosiseescribeasi

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top