7. Marcha Incesante

Los chicos continuaron por el sendero escogido. Kwuava mantenía un gran nerviosismo mientras se adentraban en el lugar. El silencio del camino era enervante, parecía que una amenaza saldría de la oscuridad en cualquier momento. No podían detenerse o regresar por donde vinieron, los humanos podrían encontrarse detrás de ellos. Como pequeño consuelo para la chica, si habían escogido el camino incorrecto, los humanos morirían al seguirlos.

Kenna continúa consolando a Kwuava, algo que seguía intrigando a Sinsel. El hermano de la elfa ignoraba por completo este detalle, el elfo parecía estar más enfocado en las minucias de las ruinas.

-¿Cómo se conocieron?- Sinsel preguntó refiriéndose a Kenna.

-Somos amigos desde hace años, nos criamos en la misma civilización.- Explicó Hausiku. -¿A qué viene la pregunta?- Añadió con cierta intriga.

-Curiosidad...- Respondió evadiendo la pregunta. - ¿Confías en él?-

-Por supuesto ¿Por qué no lo haría?- Aquella pregunta incomodó al elfo.

-Solo pregunto, no lo conozco tanto como ustedes.- Se excusó rápidamente.

El tema quedó ahí junto con el sendero rectilíneo que recorrían. El camino desembocó en unos cuartos más grandes. El lugar estaba lleno de vegetación y la luz del día se inmiscuía por las ruinas, aquellos detalles calmaron a Kwuava y la dejaron descansar luego de tanto estrés. Todo esto no debía tomarse como una victoria, el sendero no se encontraba absuelto de conducirlos a una trampa, no obstante, este pequeño santuario les sirvió para poder descansar.

Los chicos decidieron sentarse a descansar bajo un pequeño árbol. Algo curioso era ver como la vida puede surgir de la muerte, el como un árbol podía surgir dentro de esa ruina. Otro punto importante de los elfos oscuros y que se hizo presente en ese momento, es que estas criaturas, pese a vivir en ciudadelas subterráneas, son terrestres. Esto último se notó cuando los tres elfos se alegraban con solo sentir la luz del día sobre ellos, un dato que Sinsel pasó por alto la primera vez que vio a estos seres. A pesar de no conocerlos, la chica empezó a empatizar con los elfos y a preocuparse un poco más por ellos.

-Kenna y yo vamos a explorar por el lugar, debemos averiguar por donde continuar.- Kwuava explicó esto con una extraña sonrisa en su rostro.

Sinsel nota este extraño comportamiento, sin embargo, decide ignorarlo. Una vez ambos se fueron, la chica empieza a mantener una jovial conversación con Hausiku. La confianza entre ambos fue creciendo entre ellos y a pesar de pertenecer a mundos distintos, estos parecían tener muchas cosas en común. La conversación ya había durado unos cuantos minutos, algo que hizo preocupar a Sinsel.

-¿Tu hermana estará bien? Lleva mucho tiempo sin volver.- Dijo extrañada por lo sucedido.

-Debe de estar bien.- Respondió restándole importancia al asunto. -Solo debemos esperar a que regrese.-

-Debería ir a buscarlos...- Se levantó dispuesta a averiguar que estaba ocurriendo.

-Sigues sin confiar en él ¿Verdad?- Respondió con cierto fastidio.

-No es eso, solo quiero saber que pasa entre ellos dos.- Sinsel se sintió algo nerviosa luego de haber hecho ese comentario.

-¿A qué te refieres?- En este punto, el elfo se sentía más nervioso que enfadado.-

-Hausiku... solo déjame ir a ver, si ocurre algo, yo te lo diré ¿Sí?- Trató de calmarlo con su tono.- Si no quieres que vaya, también lo entenderé.-

-Está bien... aunque sigo diciendo que no está pasando nada malo.-

Al observar aquella incomodidad, Sinsel entendió que, a pesar de no decirlo, Hausiku presentía que algo malo estaba pasando.

-Hausiku... ¿Algo te preocupa?- Preguntó con una genuina preocupación.

-Kwuava siempre ha sido más unida a Kenna que yo.- Confesó algo nervioso. -No lo conozco tanto como ella.-

-¿Te preocupa que vaya a hacerle algo malo?-

-Me preocupan más tus preguntas. Cada que haces un comentario así, siento que puede que tengas razón.-

-Iré a ver qué ocurre. Tranquilo, puede que solo esté exagerando.- Trató de tranquilizarlo mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en su cara.

-Sinsel... ¿Somos amigos?- Preguntó con cierta vergüenza.

-Claro, por supuesto que somos amigos.- Dijo tras dejar escapar una pequeña risa.

Tras esa interacción, Sinsel decide dirigirse al cuarto donde Kwuava y Kenna debían de estar. Al abrir la puerta de aquel lugar, se revela que esta la conducía a un pequeño pasadizo. Una vez pasa este, entra a un sitio parecido a unas cloacas antiguas, unas de gran tamaño. El lugar no era demasiado oscuro, la luz del día también entraba en aquel lugar. Tras caminar un poco, Sinsel logra ver al par de elfos en una sección inferior del sitio. A pesar de estar un poco lejos, el eco del lugar le permitía a la chica escuchar de que hablaban estos dos. Nada parecía estar fuera de lugar, los dos chicos solo estaban curioseando por el lugar, pero cuando la chica estaba dispuesta a regresar con Hausiku, algo captó su atención.

-Deberíamos volver, ya sabemos que esta es la salida.- Se le escuchó decir a Kwuava.

-Solo unos minutos más, por fin estamos solos.- Dijo el chico con cierta picardía en su tono.

-Kenna, Hausiku nos está esperando.- Respondió entre risas.

Sinsel no lograba entender de que estaban hablando, pero la curiosidad podía retenerla. Ambos chicos estaban muy cerca del otro. Lo que a este punto podía ser obvio, para Sinsel no lo era, debemos recordar que esta no es una mortal y este tipo de actos, no son propias de los dioses. La chica decide ignorar a estos dos y se dispone a curiosear por la sección superior del lugar. Al caminar sigilosamente por el lugar, Sinsel encuentra algunos grabados en las paredes y un libro en el suelo. A pesar de no entender aquel lenguaje, la chica se sintió intrigada por esos dos elementos. Mientras ella ojeaba el libro, los dos elfos la distraían con ruidos que Sinsel catalogaba como "molestos". Ella decide volver a verlos desde su parte del cuarto. La chica no entendió el comportamiento que ambos tenían, pero no lo percibía como algo negativo.

Tras toda esa experiencia, Sinsel decide salir del lugar, pero al intentarlo, la chica tropieza generando un ruido que altera al par de elfos. Asustada, la chica se va rápidamente del lugar con la suerte de que los chicos no lograron verla. Una vez salió del lugar, Hausiku logra percibir el nerviosismo de la chica.

-¿Qué ocurrió?- Preguntó con cierta preocupación.

Sinsel decidió calmarse antes de responder. La chica no entendió lo que observó en aquel lugar, por ende, ella no veía correcto hablar de eso, al menos no de esa manera.

-Ambos están bien... solo me asusté por un animal.- Se excusó mientras su respiración se calmaba.

-¿De verdad están bien?- Insistió sin creer en aquella excusa.

-Sí, ambos deben de estar volviendo.-

El interrogatorio se detuvo cuando Kwuava y Kenna salieron del lugar. Ambos se encontraban calmados, como si nada hubiera pasado.

-Estaba preocupado ¿Por qué tardaron tanto?- Hausiku preguntó restándole importancia a Sinsel.

-Estábamos explorando el lugar, es bastante amplio.- Kwuava respondió calmando a su hermano. -Tiene dos secciones, una superior y otra inferior que se unen por unos escalones.- Añadió con la intención de bajar la tensión de la situación.

-¿Es una de las cloacas?-

-En efecto, debemos de estar cerca, solo debemos descifrar unos grabados de la sección superior.-

Las cloacas de esos lugares estaban conectadas con las ciudades. A pesar de parecer simples desagües, las cloacas de estos lugares sirven como entradas secretas y no como antiguos alcantarillados.

-Vayamos caminando, trataremos de descifrar la salida juntos.- Explicó Kwuava invitando al grupo a continuar.

Mientras todos entraban, Kwuava notó que Sinsel tenía un tomo élfico en sus manos. Sinsel notó la reacción de la elfa, pero esta evitó la confrontación en ese momento. A pesar de que no haya tanta confianza, La chica sabía que debía de hablar con Kwuava sobre lo sucedido.  

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