4. Nuevo Despertar

-¿Estás bien?- Se escuchó una voz juvenil. -Creo que está muerta, no responde.-

Sinsel se encontraba inconsciente en el suelo de la catedral. Al despertar, su cuerpo se encontraba en mal estado, como si hubiera salido de una golpiza. Cuando abrió los ojos, captó como alguien la miraba con curiosidad.

-Está viva...- Respondió este extraño sujeto.

-Perfecto, pero debemos salir de aquí.- Se escuchó otra voz en el templo.

Sinsel se sentía aturdida luego de todo lo sucedido. Una vez recobró los sentidos, pudo ver como tres personas estaban en aquel lugar junto a ella. Estos jóvenes tenían piel púrpura y cabelleras blancas, sus orejas eran alargadas y puntiagudas.

-¿Quiénes son?- Preguntó mientras trataba de ponerse de pie.

-Somos elfos oscuros como se nos conoce en la superficie.- Respondió uno de ellos. -Mi nombre es Hausiku.-

-Estamos tratando de escapar, no podemos perder más tiempo.- Interrumpió un miembro de ellos.

-Cierto, lo siento señorita, pero tenemos que irnos.- Contestó el primer elfo.

-Esperen, no entiendo ¿Qué está ocurriendo?- Sinsel trató de detener su marcha.

-No tenemos tiempo, ven con nosotros o no estorbes.- Respondió uno de los elfos con cierta ansiedad.

La chica no entendía que estaba ocurriendo, pero no tenía muchas opciones, no recordaba nada de lo sucedido y quedarse en ese lugar no era una opción. Con cierto resquemor, Sinsel decide seguirlos fuera del lugar. Los tres elfos eran muy ágiles, la destreza y gracia con la que se movían era sobrehumana.

-¿De qué están huyendo?- Preguntó mientras trataba de seguirles el paso.

-¿No eres de por aquí? De los templarios claramente, esos malnacidos nos han estado persiguiendo por tres días.- Respondió la chica del grupo.

Tras una corta carrera, los elfos y Sinsel terminan ocultándose en un frondoso árbol. Los cuatro se mantuvieron en silencio mientras que debajo de este árbol, se veían unos cuantos soldados de armaduras pesadas rebuscando por el lugar. Tras unos minutos, los soldados terminaron marchándose. Cuando las cosas estuvieron más calmadas, los elfos y la chica descendieron del árbol.

-Muy bien ¿Pueden decirme dónde estoy?- Los elfos se miraron extrañados luego de la pregunta.

-Nosotros solo huíamos cuando terminamos en aquel lugar, creímos que estabas muerta, pero no sabemos qué hacías ahí.- Respondió uno de los elfos algo confundido.

-¿Quieren decir que no saben quién soy?-

-¿Deberíamos?- Preguntó mientras cruzaba miradas con sus compañeros. -A menos que seas una cazamagos, puedes venir con nosotros, de otro modo puedes irte a donde te plazca.-

-No recuerdo nada, no recuerdo quién soy o qué hacía en ese lugar.- Se sinceró con cierta desesperación en su tono.

-¿Recuerdas tu nombre al menos?-

-Sinsel... eso aún lo recuerdo.-

-Es inútil, vámonos, es peligroso quedarnos aquí.- Interrumpió la chica del grupo.

La chica guía al grupo a lo que parecían ser las ruinas de un antiguo templo. Sinsel no se sentía cómoda con lo que estaba ocurriendo, pero no había de otra, realmente no tenía a donde ir y tuvo suerte de que ellos no la dañaran mientras estuvo inconsciente. A pesar de parecer vándalos, los tres chicos parecían solo un grupo de jóvenes infantiles.

-Las había visto hace unos días atrás, seguro que podemos acampar aquí.- Dijo la elfa conduciendo a sus acompañantes dentro del lugar.

-Esto es tan extraño ¿Por qué los persiguen? ¿Quiénes son?- Volvió a interrogarlos.

-Muy bien forastera, mi nombre es Kwuava, él es mi hermano Hausiku y nuestro amigo Kenna.- Se presentó junto a los otros elfos. -Somos elfos oscuros y somos cazados por los templarios, nuestra especie lleva años así.-

-¿Por qué razón?- Preguntó con más curiosidad.

-Somos una especie maldita, nuestro linaje está corrupto, por eso nos ocultamos en las profundidades. Nosotros tres somos unos de los pocos que hemos podido sobrevivir luego de una invasión de templarios.- Explicó denotando algo de arrogancia en sus palabras.

-Los cazamagos creen que nuestra magia oscura es peligrosa y nuestro aspecto no apacigua mucho las cosas.- Añadió Kenna con cierta molestia.

-¿Y lo son? Quiero decir... es magia oscura ¿No?- Sinsel se sentía un poco incómoda hablando sobre aquello, parecía un tema sensible para sus acompañantes.

-No todos los elfos dominamos la magia, incluso si así fuera, la magia oscura no es algo con lo que hallamos pedido nacer.- Contestó Kenna algo molesto tras la afirmación. -Me rehúso a seguir tocando el tema, lo siento.-

-Por el momento puedes quedarte con nosotros, al menos hasta que recuerdes quien eres.- Añadió Kwuava dejando la conversación por terminada.

Todo este mundo era extraño para Sinsel, era más abrumante aún enterarse de temas de esta índole. Mientras sus compañeros improvisaban un campamento, Sinsel decidió adentrarse un poco más en las ruinas. Aquel templo destruido era mucho más largo de lo que hubiese imaginado. Mientras más se adentraba en aquel lugar, grabados de civilizaciones pasadas se hacían presente. A pesar de haber perdido la memoria, ella sentía cierta familiaridad con estos grabados, sin embargo, no lograba vislumbrar el porqué de esto. El templo se hundía bajo tierra, por más que quisiese seguir explorando, esto se volvía peligroso. Algo la llamaba a seguir avanzando, pero decidió ignorar la curiosidad y volver con los elfos.

Cuando la chica salió de su "expedición", encontró unas pequeñas carpas formadas. Los elfos se acomodaban alrededor de una fogata mientras la noche se hacía presente.

-¿Encontraste algo dentro?- Preguntó Hausiku ingenuamente.

-No realmente, solo sentía curiosidad.- Respondió incorporándose con los demás.

-Son ruinas élficas, deben de tener unos cuantos años.- Explicó sin despegar su mirada de la fogata.

-Están hundidas bajo tierra.-

-Sí, muchas de ellas servían para escapar de los humanos, capaz encontraste un túnel secreto o un refugio.-

-¿Qué ocurre con los humanos y elfos?-

-Deberías saberlo, eres una humana.- Interrumpió la hermana del elfo sin mucha alegría en su tono.

-¿Lo soy?- Sinsel se sorprendió ante la acusación.

-Orejas pequeñas, confecciones no tan finas y alta estatura, dudo que seas otra cosa.- Respondió en tono sarcástico. -¿Ni siquiera puedes recordar algo así?-

-Solo recuerdo mi nombre... también recuerdo una gran oscuridad ante mí, luego de que esta me atrapase, desperté en aquel lugar.- Dijo tratando inútilmente de hacer memoria.

-Siendo honesta, siento que nos tomas el pelo, pero tampoco sé que ganarías con eso.- Contestó con cierta amargura.

-No trato de engañarlos, enserio no tengo idea de que hago aquí.- Respondió rápidamente al notar la molestia de la chica.

Sinsel no se sentía cómoda estando con ellos, realmente parecía una invasora en un territorio hostil. A pesar de la incómoda situación, los elfos fueron tolerantes y, a pesar de no hacerles mucha gracia, decidieron explicarle lo que ocurría con su especie. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top