Capítulo 2 Galletas de estrellas
Los alquimistas de la luz decían que el amor era el motor para transmutar habilidades como hacer levitar objetos o moverlos, obtener espadas resistentes y si el alquimista era hábil, energía para pelear con el contrincante.
Los hechiceros creaban pociones para tener un día apacible y lleno de amor con el ser querido.
Y finalmente, estaban los alquimistas híbridos, los que manipulaban las emociones positivas y negativas, los que eran marginados porque no estaba bien que tengan el poder de ambas.
El festival del amor, era realizado por los alquimistas de la luz, al cual solo asistían parejas. Y si era así ¿Por qué, Steven estaba en la puerta del hogar de Keira, para invitarla?
Llamó a la puerta y ella lo atendió. Tenía puesta una solera fucsia y ballerinas haciendo juego, el cabello suelto y una expresión de alegría al verlo.
—Steven, qué sorpresa ¿A qué se debe la visita?
—Vengo a invitarte al festival —dijo algo nervioso, sin fijar la mirada en ella.
—Es solo para parejas.
—¿Acaso van a controlar que así sea? Eres mi amiga y quiero que vayamos juntos.
A Keira la palabra amiga, le generó un mal estar en el estómago, pero se esfumó de inmediato.
—Está bien. Pero ni las pociones podremos comprar.
Steven se encogió de hombros y le extendió la mano. Ella la tomó y él la atrajo hacia sí. Ambos quedaron muy cerca. Él sonrió y le acarició el cabello.
Su sonrisa fue como un acicale al alma de Keira y cuando sonrió, sintió por un leve instante, que él sí la quería y aunque fue un momento fugaz, él también sintió algo.
El festival del Amor, era en la plaza de la ciudad de alquimistas, rodeada por árboles de cerezo y un verde pasto que tranquilizaba. Los puestos eran todos azules Francia y en ellos, había pociones, peluches, viales y hasta algunos en donde los alquimistas transmutaban objetos, usando la energía de los enamorados, para esto, el alquimista debía ser muy avanzado y tener un don especial.
Las parejas abundaban y Keira sintió una leve angustia y sin darse cuenta, apoyó su cabeza en el hombro de él, mientras estaban sentados cerca de una fuente. Steven la tomó de la mano y se sintió en paz, mientras las emociones le hacían cosquillas en las manos.
Entonces sacó una bolsita del bolsillo, una lila transparente, con un decorado de pequeñas estrellas plateadas y se la dio a Keira.
—¡Dulces! Gracias, Steven —le dio un beso en la mejilla y comenzó a deshacer el nudo de la bolsita —. Me encantan las estrellas de azúcar.
—Lo sé. Recuerdo que cuando fue tu cumpleaños, te las regalaron.
Keira comenzó a comer y entonces, Steven sintió que no estaba siendo sincero con ella, pero a la vez, que tampoco lo era con él mismo, de alguna forma, ese pensamiento se le cruzó. Se rascó el cuello y soltó la mano de Keira.
Ella notó que se tensaba y giró a verlo, aún comiendo una galleta.
—Keira, estoy saliendo con alguien, se llama Amelia, es una alquimista híbrida y...quería decírtelo.
Keira sintió que el azúcar de las galletas, se transformaba en algo amargo. Miró los puestos y las parejas y se sintió ajena a todo. Un frío la recorrió y comenzó a respirar de forma no profunda. Pero él no debía notar eso.
—Me alegro por ti. Pero no sabía nada de ella —dijo mientras se incorporaba.
—La conozco desde niño y luego nos separamos al salir del orfanato pero... volvimos a hablar y...
No terminó la frase. Keira de forma inconsciente levantó la mano en señal de que parase.
—No tienes que darme explicaciones pero... ¿Por qué no viniste con ella al festival?
—Estaba ocupada y prefería venir contigo, eres mi mejor amiga.
—Steven, me voy. Tengo que estudiar unas cosas, muy pronto será mi examen de lady y... no debo fallar, ya falta poco para que finalice todo y...
—Entiendo —la tomó de atrás y le dio un beso en la mejilla.
El contacto la puso peor y unas lágrimas resbalaron por su mejilla. Se apartó de él, se despidió y se transportó.
Steven sintió un dolor recorrerlo. Vio que había dejado las galletas y al comerlas, también sintió que el azúcar era amarga.
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