Las aventuras de Líf (1): El dios llorón
- Durante la primera mitad de la ronda fantasma -
***
La casi infinita caminata de Líf dio lugar por un rato, bordeando en varios pasillos del coliseo, saliendo por algunas fuentes de agua, jardines; en fin, todo tipo de paisaje construido por los dioses…
– … Esto se está volviendo aburrido.
Pero no era suficiente para la pequeña valkiria. Ella estaba hambrienta de aventuras y diversión; si tan solo no se hubiera separado de Buda Gautama, podría obtener con facilidad la diversión que estaba buscando.
– Rayos… Creo que ya me volví a perder.
A decir verdad, nunca había estado orientada. Solo estaba concentrada en dar vueltas por el coliseo, de lado a lado, sin rumbo aparente…
Hasta llegar a una habitación, de la cual escuchó una especie de llanto a manera de lamento.
– ¿Huh? ¿Lágrimas y sollozos? ¿¡Es la llorona!?
La valkiria volteó su cabeza hacia la puerta de donde salían esos llantos; el portón era de gran tamaño, casi gigante, con cobertura metálica de oro y grabados en su superficie como de varios dioses. La pequeña niña era una experta conocedora de las mitologías divinas así como de la historia humana, por lo que no había dudas:
Aquella habitación pertenecía al Svarga, tal vez del bando de los dioses, dado que su suposición era que estaba perdida en ese lado del coliseo.
– … Ojalá sea así. ¡Los dioses son muy divertidos! ¡Vayamos allá!
Sin dudar en lo más mínimo, la pequeña valkiria entró en la habitación, empujando la puerta con todas sus escasas fuerzas para ingresar al interior del mismo.
Para su sorpresa, la puerta era demasiado grande y pesada para ella, por lo que aún poniendo todas sus fuerzas solo consiguió moverla un poco; pero más que nada soltó un chirrido metálico sonoro que se escuchó bastante alto.
– ¿Eh? ¿Quién anda ahí?
– ¡Ay…! – al verse que podría ser descubierta, la valkiria tomó la puerta e intentó regresarla a su lugar – ¡Ciérrate, ciérrate!
– ¿Shiva, eres tú…?
El dios abrió la puerta y se encontró con la pequeña valkiria, mientras que ella descubrió la identidad de aquella deidad: piel anaranjada, cuatro brazos, ropa oscura y cara llorosa, además de tatuajes en todo su rostro.
– ¡T-Tú…! ¡Pero si es un dios llorón!
– ¿Huh? ¿Una niña?
Rudra identificó que aquella pequeña era divina, al menos en la esencia que desprendía por lo que suponía que debía ser hija de algún dios; antes que Líf pudiese echar a correr para escapar, el dios de la tormenta la tomó de su chamarra para levantarla a su altura y mirarla más de cerca.
– ¿Qué hace una niña perdida aquí?
– … ¿Qué hace un dios llorando? ¡Es de mala educación para el orgullo de los dioses!
– ¿¡Huh!? ¿¡Quién te crees para hablarle así a un dios!?
– ¡Ay! – Líf se cubrió la cabeza al sentir que podría ser atacada, como ya había ocurrido por lo menos un par de veces durante las últimas horas – ¡Perdón, se me salió, no me mates!
Rudra estaba a punto de hacer algo hasta que vio la postura que tomó Líf… La misma que había tomado una persona muy especial hace muchos milenio atrás, cuando en una noche de lluvia los truenos la asustaron. Aquello bajó sus ánimos y ganas de hacerle daño a la pequeña niña.
– … Me da igual…
Rudra bajó a Líf y se dio la vuelta para volver a la habitación, tomando por sorpresa a la pequeña valkiria.
– No estoy de humor para juegos tontos con niños.
– ¿Huh? ¿Juegos tontos con…? ¡Oiga, yo no soy una niña…!
Líf entró por detrás de Rudra y terminó ingresando a la misma habitación que él, justo para encontrarse con un mundo nuevo ante sus ojos:
Una habitación de gran tamaño color rosa, llena de fotos en las paredes, repisas con abundantes libros de todo tipo, en especial libros infantiles, y el suelo lleno de almohadas esponjosas. Lo que más le llamó la atención fue la cama donde Rudra tomó asiento, en dónde habían muchos peluches blancos y rosas…
– ¡Qué lindooooooo~! ¡A mí también me gustan los elefantes!
– ¿¡Pero qué…!?
Antes de que Rudra pudiera darse cuenta, Líf ya se había colado en la habitación, la atravesó en un movimiento muy veloz para su tamaño, y había saltado en la cama para tomar el primer peluche que encontró:
– ¡Este es tan…! Espera, esto no es un elefante… ¡Esto es un jabalí!
– ¡Oye! – de nuevo cuenta Rudra de acercó a Líf y la tomó de la gorra – ¿¡Quién rayos te crees que eres para irrumpir aquí!? ¡Dije que te fueras!
– ¡Ay…! ¡Un momento! ¡Usted nunca me dijo nada de--!
– ¡Vete de aquí y suelta eso!
Rudra tomó al peluche de jabalí y lo movió un par de veces, intentando quitarlo de las manos de Líf. Para su grande sorpresa, la pequeña valkiria de resistió con todo lo que pudo y se aferró bastante al peluche; sin importar cuánto agitase Rudra con su manos, la melliza no cedía en lo absoluto sino que su fuerza de agarre aumentaba exponencialmente.
– ¡¿Qué rayos te pasa!?
– ¡Deje de agitarme o saldré volando!
– ¡Ese es el punto! ¡Ya suelta ese peluche que no es tuyo!
– ¡Pero me gusta demasiado!
– ¡Que lo sueltes! ¡No es tuyo! ¡Es de mi--!
Justo antes de terminar aquella frase el dios de la tormenta se detuvo, al recordar que realmente no había sido mucho en sentido emocional para aquella bella diosa que hace poco había dejado este mundo. El recuerdo de aquello le golpeó de nuevo, en especial el recordar la petición que le había hecho otra persona tiempo atrás.
« 'Nunca le digas tus sentimientos a mi hermanita… Hasta que hayas logrado llenarla de pasión y que ella sea la primera en decir "Te amo"'… Por culpa de haber conservado su palabra, yo… Yo no pude… Despedirme correctamente… Se fue y nunca le confesé todos mis sentimientos… »
Rudra se enojó y terminó golpeando una de las mesas que estaban a su alcance, dejando caer a Líf al suelo.
– ¡Maldita sea!
– ¡Awawawawawa! – Líf abrazó el peluche de jabalí y dio un par de pasos hacia atrás.
Una vez que terminó su show, el dios hindú cayó en la cama llena de peluches para recostarse un rato, mientras que Líf, ahora sí temiendo por su vida, salió corriendo a la salida de la habitación.
– ¡Si no salgo me hará brocheta de valkiria! – en cuanto llegó a la puerta trató de abrirla, pero también recordó que era muy grande y pesada para ella – ¡Oh no!
» Creo que tendré que pedirle ayuda al señor dios llorón… Pero podría matarme de un solo golpe… – Líf se tragó todo su miedo de golpe – ¡Pues que sea lo que mi abuelito Odín quiera! ¡Que me protejan tus 2 ojos, abuelito!
La semidiosa se aferró al peluche con fuerza y volvió sus pasos hacia la cama, acercándose un tanto temerosa y bastante cautelosa, sin hacer ruidos, mientras el dios de la tormenta tenía la cabeza aplastada contra una almohada.
– Oiga… – Líf le susurró con el mayor cuidado posible – Señor dios llorón… ¿Podría abrirme la puerta para que me vaya, por favor--?
– Todavía huele a ella… Es un olor tan agradable…
Líf se sorprendió de que Rudra la hubiera ignorado por completo, pero le sorprendió más aquel comentario al darse cuenta que toda la habitación desprendía un aroma grato; llevando su nariz al jabalí pudo comprobar que era un olor muy agradable, inclusive un poco adictivo.
– ¡Esto huele muy bien!
– Ese es el aroma de la flor de loto… – respondió Rudra de forma automática – Era la flor favorita de ella.
– ¿De ella?
– De la anterior dueña de esta habitación, y quién pidió todos estos acomodos para estar cómoda mientras esperaba su turno. Ella… mi amada Lakshmí…
Líf en cuanto escuchó el nombre comenzó a cotejar datos como si fuera una computadora de baja calidad:
« Lakshmí… Lakshmí… ¡Lakshmí! ¡Rayos, cómo pude haberlo olvidado! ¡Es la diosa de la fortuna en la India! ¡Creo que tiene algo que ver con la música y el amor, o las velas verdes! ¡Y también me parece que estaba en la lista de representantes de los dioses para el segundo Ragnarok…!
» Pero la verdad no me acuerdo mucho. Ha pasado mucho tiempo desde que no estoy con mis hermanas… Si tuviera la memoria de Lífthrasir, sería mucho mejor… ¡En fin!
» Suponiendo que si estaba en la lista… siendo que este dios llorón habla de ella en pasado… ¿Quiere decir que perdió y la humanidad ganó una ronda? ¡Yupi--! ¡Ay, perdón! ¡Creo que este dios llorón está llorando por su partida! ¡Si digo algo así, estoy segura que me matará 3 veces!
» ¡Pero espera…! ¡Los humanos ganaron otra vez y yo estoy aquí perdiendo el tiempo con un dios llorón! ¡Maldita sea, ¿Cómo se me ocurrió perderme?! ¡Ya no sé cuánto tiempo ha pasado desde que estoy aquí! Lo último que escuché fue que terminó la tercera ronda entre unas egipcias, creo…
» En ese caso… Calculando los tiempos… ¡Eso quiere decir que terminó la cuarta ronda, dónde esa Lakshmí estaba peleando! ¡Entonces la humanidad tendría como 3 victorias mientras que los humanos solo una! ¡Ahora mismo está ocurriendo la quinta ronda, y yo estoy aquí perdida de toda la diversión y el gran entusiasmo! ¡Maldicióooooooooooooon!
» ¡Tengo qué pensar en algo para que me haga caso y salir de aquí, sin morir en el intento! ¡Piensa, Líf, piensa! »
Aquello duró alrededor de 10 o 15 minutos, repitiéndose una y otra vez en su cabeza. Al cabo de ese tiempo, la mirada de Rudra se desvió por un momento, solo para encontrar la cara de Líf, en un pokerface, con un hilo de baba corriendo de entre su boca medio abierta.
– Oye, ¿Estás bien?
– ¿Eh? ¡Eh…! – Líf salió de su cabeza y volvió a la realidad – ¡Nada! ¡Nada! ¡No dije nada de Lakshmí!
– ¿Decir algo de…? ¿Acaso la conocías?
– Eh… Eh… – Líf entró en un poco de crisis, temblando como tambor; una escena que para Rudra fue recordarle los momentos de ansiedad de Lakshmí.
– Parece que… Que si la conocías…
– ¿¡Ehhhh!? ¡No, no, no! ¡Nada de eso! ¡Juro que no la conozco, conocía, ni conoceré! ¡Perdóneme la vida, por favor no me mate!
– … No importa. Solo que… me recuerdas mucho a ella.
– … ¿Eh? ¿Por?
– La manera en que hablas tan asustada y con esa cara tan patética… Ella hacia cosas muy similares.
– … ¿Ella tenía cara patética?
– ¡Oye!
– ¡Ay, perdón!
– No, no me refiero a eso… Me refiero a que ella… Ella…
Líf abrió bastante los ojos al sentir que algo de información valiosa podría recibir sin mucho esfuerzo.
– ¿Ella qué? ¿Quiere contarme sobre ella? ¿Era una persona importante para usted?
Rudra rió por lo bajo.
– ¿Una persona importante? Ella era LA persona importante para mi vida…
Ante el rostro confundido de Líf, Rudra se sentó en la cama y procedió a explicarle un poco más en detalle.
– Lakshmí era el amor de mi vida, la mujer con que… Con quién planeaba casarme para vivir juntos toda la eternidad…
« Vivir juntos… Por toda la eternidad… » mientras Rudra hablaba, la mente de Líf divagaba un tanto « Si un dios se casa y dice "Hasta que la muerte nos separe", ¿Es para siempre? ¿O tiene que venir un preparador de sushi profesional a destajar al marido para que la esposa sea libre? »
– Ella… Era lo mejor que me ha pasado. Bueno, me han pasado cosas muy buenas, pero estoy seguro que ella ha sido lo mejor… Incluso podría apostar que gracias a ella he tenido una muy buena vida.
« Una diosa que se iba a casar… ¿Y la dejan entrar a pelear a muerte en el Ragnarok? Hay algo malo con este sistema burocrático divino. »
– Sin embargo, a pesar de ser lo mejor que me ha ocurrido… La verdad yo nunca… Nunca pude declarar mis sentimientos como correspondía.
« Declarar sentimientos… ¿Cómo en las novelas que ve Hlökk nee-sama donde llora al final? ¿O en esas dónde Mist nee-sama se la pasa riéndose como psicópata cada vez que ve al hombre siendo acosado por una mujer? »
– Yo… Había hecho una promesa a una persona importante; para ser más específicos, a la hermana de Lakshmí. Ella me dijo… Que Lakshmí era muy sensible con sus sentimientos y decisiones… Que si yo me atrevía a decirle que la amo, podría arruinar su futuro…
« … Eso suena a algo que dirían mis hermanas… Para molestarme y que nunca tenga novio… Espera, ¿Qué es un novio? »
– Por eso, me pidió que esperara… Esperar hasta el día en que ella fuera la primera en decir "te amo" porque en ese momento estaría lista… Y ella lo hizo. Así fue aquel día, en la punta del Svarga…
« … Espera. Se está poniendo bueno el chismecito. »
– Mi mejor amigo y yo tuvimos una pelea… Digamos que teníamos que probar quién de nosotros era el más fuerte… Si yo o mi amigo Shiva…
« Shiva… El dios más fuerte de la India y líder de los 1116… ¿¡Este tipo se peleó con el que mató a Raiden Tameemon!? ¡¿Está loco!? »
– Al final él ganó, así que yo… Yo me fui del lugar, porque era el deber de Shiva estar en la cima… Aunque bueno, eso no creo que importe mucho…
« ¡Claro que importa! ¡Quiero saber por qué estaban peleando! ¡Cuéntame más! »
– Lakshmí me siguió y me pidió que no me fuera del Svarga… En ese momento, ella se aferró a mi y me dijo "Te amo". Ese fue… El momento que tanto estaba esperando…
« … Dime qué la aceptaste y que vivieron juntos y felices por siempre… ¡Dímelo por fis! »
– … Pero… Yo sabía que… Solo lo decía por qué me estaba yendo del Svarga. Porque… Porque ella se sentía todavía dependiente de mi. Pude ver en sus ojos y oir en su voz… Que todavía no estaba lista para decir esas palabras.
« Espera, ¿Qué dices? »
– Yo… Le dije que no podía estar con ella… Hasta que creciera y descubriera todos los secretos que tenía en su interior… Si hubiera aceptado, ella nunca… Nunca habría sido feliz por completo. Así que… La rechacé, por más difícil que fue para mí.
« ¿¡Qué carajos estás diciendo!? ¿¡Qué te pasa, maldito dios llorón!? »
– Así que… Cuando volví, pude ver que… Había cambiado demasiado, y ahora era una… una mujer más feliz y plena. Aunque… Realmente me sorprendió que tuviera una especie de intimidad con Vishnú aunque… No creo que eso deba preocuparme…
« Así comienzan las historias de infidelidades… Según las novelas de Hlökk nee-sama, Mist nee-sama, y esas que ve Nostradamus en la habitación de Skuld nee-sama. »
– Pero… Pude pasar con ella durante el tiempo que volví hasta ahora, que fueron unos mil años más o menos… Fue tan gratificante y hermoso poder estar de nuevo en su compañía, escuchar nuestras historias de vida, ponernos al corriente… Todo eso me hizo avivar el amor que me había mantenido cuerdo durante tanto tiempo…
« Así que, entonces… ¿Ahora sí hubo amorshito? »
– Yo… Yo esperé por… Por el momento indicado para… hablar con ella y… Y pedirle su mano para casarnos. Decirle cuánto la amaba… Y responder correctamente a los sentimientos que ella me había declarado… Justamente lo hablé con ella, y… Ella me dijo que… Después de terminar la pelea, haría todo lo posible para… Para casarse conmigo. Pero… Pero ahora no se puede…
» Ya nunca se podrá, ahora que… Mi hermosa diosa Lakshmí ha… Está muerta…
– ¿¡Qué!? ¡¿Así termina la historia!?
El grito de Líf sorprendió bastante al dios Rudra.
– ¡No puede ser ese el final!
– … Pues de verdad lo es, pequeña niña. Yo… Nunca tuve la oportunidad de… De decirle todo lo que sentía de verdad… Eso es lo que más pesa en mi corazón en estos momentos… No haber estado para ella cuando lo necesitada…
– ¡Eso no puede…! – de repente el foco de ideas de Líf se encendió – ¡Ya lo tengo!
» Si pudiera hablar con ella ahora mismo, ¿Qué le diría?
– ¿Eh…? – Rudra parpadeó perplejo al oir eso – ¿Decirle algo…?
– ¡Si, si…! – Líf levantó el peluche de jabalí que estaba abrazando para dárselo a Rudra – ¡Piense que este animalito es aquella bella mujer, y hable con ella!
» Onee-sama nos enseñó a mi hermana menor y a mi que debemos llevarnos bien, aunque muchas veces nos peleamos. Nos enseñó a perdonarnos siempre que podamos…
» Pero han habido ocasiones en que estamos separadas y no podemos hacer las paces. Así que ella nos enseñó a hacer las pases con peluches: hablar con ellos para deshogar nuestros sentimientos y después hablar una con la otra, cara a cara.
Líf sonrió lo mejor que pudo mientras sostenía el peluche que Rudra terminó por tomar con un toque un poco confundido; respiró hondo un par de veces y después fijó su mirada en el peluche…
Su mente comenzó a trabajar para poner en marcha su sentido de imaginación; poco a poco las facciones del pequeño jabalí comenzaron a desaparecer de forma difusa, para dar lugar a las facciones de la diosa de la fortuna. Los ojos se transformaron en los redondos diamantes azules; el pelaje blanco se volvieron los suaves y sedosos mechones de cabello oscuro; la tela y el relleno pasaron a ser la piel tan delicada y tersa así como oscura que decoraba sus mejillas y cuello…
– Lakshmí, mi querida… – Rudra sonrió de lado mientras acariciaba el peluche como si fuera ella – Y-Yo… Yo…
» Hay muchas cosas que ya… Ya no puedo decirte. Pero yo… Quiero que sepas que… Todo lo que vivimos juntos fue… Fue maravilloso y especial… Estar contigo, desde nuestra subida a la cima, y volver a tu lado en estos 1000 años… Has sido lo mejor que me ha pasado en la vida.
» Yo… Yo te amo. Perdón… Perdóname por responder a tus sentimientos tan tarde. Es solo que… Tú necesitabas tu tiempo para entenderte y crecer. Para que… Puedas ser tú misma…
» Y ahora mírate. Eres la mujer que siempre quisiste ser… Perdóname por responder a tus sentimientos hasta ahora… Pero la verdad es que siempre te he amado… Y quiero que me permitas vivir en tu vida… Quiero ser parte de ti.
» Lakshmí… Quiero casarme contigo.
Para ese momento Rudra ya no pudo soportarlo más; sus temblorosas manos apretaron el peluche y comenzó a llorar sin control, cubriendo su rojiza cara mientras soltaba sus emociones guardadas.
Líf se sintió un poco incómoda por el momento, sin embargo se acercó al dios de las tormentas para tocarle la pierna, lo más cercano a ella, con cierto sentimiento de empatía.
– Lo entiendo, lo sé… Hablar con peluches puede ser bastante personal y profundo… Tal vez demasiado.
La pequeña se quedó en silencio por un momento mientras que tocaba con pequeños golpes la pierna de Rudra; después el dios volteó con la niña.
– Gracias, pequeña niña… Esto necesitaba.
– … ¿Llorar? Pero ya lo estaba haciendo.
– Hablar de esto… Supongo que no es lo mismo con Shiva, mi mejor amigo, que con una pequeña mujer… Muchas gracias por esto.
– … ¡Chi!
– Eres… ¿Tú quién eres?
Lífthrasir quedó en blanco, al saber que si respondía a esa pregunta, de cualquier forma podría resultar contraproducente todo el progreso que había logrado. Su mente dió un par de vueltas antes de encontrar una respuesta concisa…
– Yo… Yo soy… un espíritu del silencio, que está destinada a consolar a los caídos y a los tristes… Guardar los secretos de los Campos Elíseos, y alegrar lo mejor posible los corazones rotos…
» ¡Yo soy Hapócrates, la señora del silencio!
Una respuesta concisa, más no una respuesta coherente. Incluso Rudra quedó extrañado de aquella respuesta tan aleatoria.
« ¿Ese nombre no es griego? Pero… Esta niña parece ser más bien nórdica. Da igual… No creo que pueda juzgar siendo que… Hay cosas muy raras en los cielos. »
– Señorita Hapócrates… Muchas gracias por haberme ayudado en estos momentos difíciles.
– ¡Es mi deber primordial como he dicho! Ahora, si me--
– Creo que… Te vendría bien esto.
Rudra volteó a las pilas de peluches y le extendió otro peluche de jabalí blanco, siendo que el que Líf había agarrado ahora estaba bañado en lágrimas del dios de la tormenta. Los ojos de Líf se abrieron en gran manera soltando brillo de emoción y procedió a abrazar el peluche con todas sus fuerzas.
– ¡Muchas gracias, señor… señor dios!
« Lo sabía. Solo es una niña que se perdió por ahí… Pero… Para ser tan pequeña, sabe muchas cosas sobre las emociones. Algo bueno en alguien tan joven… »
– Creo que deberías ir a tu casa, ¿No crees?
– Por supuesto que chi. Es momento que dé el siguiente paso en mi travesía.
– ¿No quisieras que te acompañara hasta donde vive esa hermana mayor tuya? Solo para asegurar que estarás bien.
Líf despegó la vista de su nuevo peluche y volteó a ver a Rudra con una cara en blanco.
– ¿Que me ayude un dios llorón que debe abrazar peluches? No, gracias.
– … Tú… – siendo que sus emociones todavía estaban en flor abierta, la frente de Rudra mostró una vena irritada – Ya vete.
– ¡Ah si! Es solo que… que… – Líf miró hacia la puerta y después apretó su peluche – ¡Yo, el gran espíritu del silencio, tengo una debilidad! ¡Si tengo un objeto en mis manos, no puedo atravesar puertas! ¡Necesito la ayuda de alguien, incluso de un dios llorón!
– Deja de llamarme así, ¿Quieres? Arruinas el buen momento.
Rudra se puso de pie y abrió la puerta, dejando que Líf corriera a toda velocidad para escapar de allí; una vez que estuvo solo de nuevo, el dios de la destrucción se acostó en la cama que perteneció a Lakshmí, abrazando el peluche de jabalí entre sus brazos, y dejando que su cuerpo sintiera la suavidad de la cama, muy similar a la suavidad que transmitía la diosa de la fortuna…
Líf sonrió con su peluche entre manos, corriendo entre los pasillos y dando uno que otro brinco.
« ¡Eso salió muy bien! Pude escapar de allí antes que ese dios se pusiera agresivo… Aunque más bien, al parecer pude calmarlo usando mis palabras… Mejor dicho, la lección de onee-sama… »
En ese momento la pequeña se detuvo de golpe y volteó a ver el peluche en sus manos; de forma inconsciente el ejercicio que le comentó a Rudra conenzo a surtir efecto en ella misma…
Ahora tenía a su hermana pequeña Lífthrasir en vez del peluche; aquello golpeó en sus memorias por un momento.
« Es cierto… Había peleado con mi hermana Lífthrasir, y es por eso que… Estoy aquí.
» Pero al verdad ya ni me acuerdo de cuál fue nuestra discusión… ¡En cambio, todo lo que he vivido hasta ahora ha sido increíble! ¡Griegos, egipcios, budistas, hindúes…! ¡Esto es waku waku en exceso! »
Líf abrazó de nuevo el peluche y siguió corriendo con gran emoción.
« ¡Un motivo más para encontrar a Lífthrasir y contarle mis aventuras en los Campos Elíseos! »
Fecha de publicación: 08/08/24
ASFD
Nota de autor: Muy buenas mis queridos lectores UwU
Hemos vuelto con este pequeño libro de tramas secundarias… ¡Y no solo eso! ¡Por fin, después de una larga desaparición desde su encuentro con Chang'E, ha aparecido de nuevo Líf, la 14ª valkiria y miembro de las mellizas del Apocalipsis!
Ha vuelto con su percepción de la realidad bien alterada para lograr calmar al doliente Rudra por la muerte de Lakshmí. Sin embargo, todavía no es momento de darle punto final a sus aventuras…
¿Qué sucederá a continuación? ¿Quién podría ser el siguiente dios a quien se encuentre? ¿O tal vez se encontrará a un humano? ¿Rudra superará la muerte de Lakshmí gracias a las palabras de Líf? ¿Podría ser que Líf sea la psicóloga de los Campos Elíseos? ¿Thor dará un castigo divino cuando se entere de las fechorías de su hijita?
Todo esto y más para la siguiente parte del chismógrafo especial de Líf, ¡Los leo en el siguiente capítulo de subtrama!
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