Veinticinco: La marca.
Esa tarde regrese con una sonrisa de enamorada en el rostro, tomada de la mano de Caled y recordando los momentos de hace minutos. Ingresamos al castillo mirando como el cielo se oscurecía y con ello, las paredes del palacio. Eso era algo que captaba de inmediato mi atención, era como si la estructura de este lugar estuviera de algún modo unida con las sombras, porque hasta cierto punto parecían desaparecer.
Distingo la figura de Zack acercarse, pasa recto de nosotros sin darnos una mirada, pero se detiene de golpe y regresa. Nos regala una sonrisa de disculpa y procede a hablar:
-Se convocó una asamblea de los viajeros en la sala real, desean de su presencia para hablar sobre el posible futuro de nuestro reino. -informa con voz monótona.
-Voy en camino, quiero que los dos estén presentes, mis decisiones deben de ser vistas por ambos ángulos. -Zack asiente y se aleja corriendo-. Quería pasar todo el día a tu lado, pero el deber llama. -dice un poco avergonzado.
-Todavía podemos pasar la noche juntos. -digo, mirando a mi alrededor distraídamente.
Toma mi mano, tirando de mi cuerpo, me sujeto de su camisa con la respiración agitada por la acción. Al inicio percibo cada ruido a nuestro alrededor, luego silencio total y un ambiente frío, y luego el mismo ambiente con ruido. Observo asombrada como de pasar a estar en uno de los pasillos, aparecemos de pronto en nuestra habitación.
-¿Está es una de tus habilidades príncipe? -pregunto sorprendida.
-Tengo muchas bajo la manga.
Sus labios atacan los míos robándome el aliento, siento mis piernas temblar y mi corazón correr desbocado. Sus manos me toman por la cintura, levantando mis pies del suelo, provocando que mis piernas se enrollen en su cintura y sus manos me sostienen desde los glúteos. Mis mejillas se sonrojan al sentir sus grandes manos acunar mi trasero.
-Majestad, lo esperan...
-¡Noah! -chillo cuando su voz aparece en la habitación y la puerta se abre.
Miramos a la gran multitud en la puerta. Rudy, Scott, Brennan, Jordan, Noah, Sayen y Zack nos miran un poco sorprendidos, pero cambian drásticamente sus expresiones por unas divertidas.
-Deberían de poner el seguro. -comenta Brennan.
-Y ustedes deberían de tocar la puerta. -los riñe Caled.
Me bajo de su cuerpo, con las mejillas coloradas. Observo como la puerta se cierra de golpe en el rostro de nuestros amigos, miro las manos de Caled ingresar en sus bolsillos con total tranquilidad y mi celo se frunce divertido.
-¿Por qué tus habilidades son más divertidas? -pregunto con un poco de indignación.
-Los tuyos son los últimos que quedan en todo Horenclow y nada más debes de aprender a usarlos, se volverán divertidos. -responde alzando sus hombros.
-Tal vez tengas algo de razón.
Tomo su camisa con una mano y lo acerco a mi cuerpo.
-Es molesto que siempre nos interrumpan.
-No tienes idea de cuánto deseo matarlos por hacer eso.
-Ve a tu reunión y luego me cuentas que tal va la larga vida a Oren.
Me regala una gran sonrisa, un suave beso es plantado en mis labios y frente para luego desaparecer tranquilamente. Me alzo de hombros y decido tomar una larga ducha de agua caliente.
Tomando mis cosas, camino al baño, ingreso dejando todo sobre un mueble de madera al lado del lavamanos, miro la ducha y la bañera, pero al final me decido por tomar un relajante baño en la bañera. Dejando el agua correr y vertiendo un jabón en ella, comienzo a desvestirme, cierro el grifo y me meto en las burbujas con aroma a lavanda.
Cierro los ojos pasando mis manos sobre mi cuerpo en un suave masaje, al cabo de un rato mi mente está en blanco, con el cuerpo extendido me dejo llevar por el maravilloso silencio.
Y en ese instante, todos mis momentos vividos con Caled aparecen en mi mente como si de una película se tratará. Esa mirada que me regalo cuando se hacía pasar por mi psicólogo, la endemoniada sonrisa que me dio al abrir la puerta de mi hogar, cuando me acompañó en mi episodio, cuando sus manos acariciaron mi cuerpo minutos antes de salir a la recaudación de fondos o ese maravilloso encuentro en su cabaña en Iren. El recuerdo es tan vivido como para sentir sus caricias de nuevo en todo mi cuerpo y labios.
Susurro su nombre como si me encontrará en ese momento, pero un extraño ardor en mi muslo derecho me despierta de tal fantasía en la bañera. Vislumbro como una extraña luz dorada parece desprender de esa zona y como el dolor se acentúa. ¿Qué mierda? Busco desesperadamente como dejar correr el agua de la bañera cuando el dolor toma fuerza y me hace soltar un chillido.
Salgo como puedo de la bañera, tomo la primera toalla a mi alcance y con manos temblorosas limpio la espuma del jabón. Abro los ojos aterrada y grito al ver como la sangre corre de mi pierna formando ¿flores?
Muerdo mi labio inferior impidiendo gritar y me dedico a limpiar la sangre que escurre mi muslo. No entendía como estaba sucediendo, pero un tipo de tatuaje de flores se comenzaba a formar.
¿Sería la marca?
Mi corazón se acelera a más no poder con ese pensamiento, pero en segundos el dolor se intensifica y no soy capaz de limpiar la sangre a causa de mis torpes manos. Me hago un ovillo en el suelo del baño tratando de apaciguar el dolor de algún modo, pero parece ser imposible porque cada movimiento de mi cuerpo tan solo lo empeora.
-¡Saven! -esa melodiosa voz gratificante-. ¡Dios! Amiga, ¿qué pasó?
Niego sin ser capaz de articular palabra alguna. Las lágrimas humedecen mis labios. Me encargo de morder mi labio al no permitirme gritar y sollozo con fuerza.
-Déjame ver, puedo ayudarte. -insiste y extiendo mi pierna frente a sus ojos-. ¡Por todas las Diosas! -chilla sorprendida-, te quitaré ese dolor amiga... todo estará bien.
Asiento y con una caricia de su delicada mano mi cuerpo comienza a relajarse y mis párpados a pesar.
-Gracias... -susurro al caer rendida en un profundo sueño.
-Todo por mi mejor amiga.
(...)
-¿Por qué no me llamaron cuando esto sucedió? -una sonrisa crece en mis labios al escuchar esa voz.
-Estabas ocupado con la búsqueda. -responde Jordan-. Es un alivio que pasará por la habitación y escuchará su quejido.
-¿Qué fue lo que sucedió? -cuestiona Caled.
-Es algo que ella debe de decirte príncipe preocupado. -se burla Jordan y la puerta se cierra.
-¿Caled? -indago en un suave susurro.
Me retuerzo entre las sábanas distinguiendo que me encuentro con mi ropa interior puesta y una bata. Abro los ojos y lo busco en la habitación, para encontrarlo sosteniendo mi mano con un claro alivio en su mirada.
-Me tenías muy preocupado mi lady. -dice con alivio y planta un suave beso en mi frente.
-Tengo algo que mostrarte. -le digo y hago la sábana a un lado para dejar al descubierto mis piernas, alzo un poco la bata en la marca recién creada tiene pequeñas manchas de sangre y la zona enrojecida-. ¡Sorpresa! Ya soy oficialmente tu pareja de marca. -le digo feliz.
-Es hermosa... -susurra acariciando con sus manos las grandes flores.
Se inclina para dejar suaves besos en esa zona, la cual parece mucho más sensible que tiempo atrás. Cierro mis manos sobre la sábana y hecho mi cabeza hacia atrás cuando comienzo a sentir ¿placer? Gimo su nombre y siento como la sonrisa crece en sus labios que me torturan con sus besos.
-Dato curioso de las marcas -dice levantándose. Con los ojos cerrados trato de tranquilizar mi acelerada respiración-, en aquella parte dónde es creada su piel se vuelve mucho más sensible -siento su respiración cerca de mi cuello-, además toda caricia dada por su pareja será mucho más sensible. -susurra cerca de mi oído.
Mis mejillas se sonrojan al escuchar sus palabras y como hace unos segundos sus caricias me harían perder la cordura. Abro los ojos para encontrarme con su sonrisa ladeada.
-Lo olvidé por completo -dice desinteresadamente y con su mano acaricia mi marca-, mañana iremos a visitar a unas mujeres que podrían ser parientes muy lejanas. ¿Zack te hablo de ellas? Se llaman banshee.
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