Capítulo Veintisiete: Una verdad dentro de una mentira [Parte 1].

Mire mis manos jugar con el agua del lago frente a mis ojos, arrodillada y con la vista fija en él parecía esperar algo que desconocía... o tal vez olvidaba, usualmente tenía especie de lagunas mentales. Nada parecía tener sentido en mi cabeza.

-Tan puntual como siempre. -habla un hombre, no logró mirarlo, pero reconocería ese tono de voz en cualquier lado.

-No estoy tan mal como para olvidar nuestras citas. -respondo con una sonrisa tirando de mis labios.

-Son solo pensamientos erróneos querida. -mi corazón salta de felicidad al escuchar su armoniosa voz-. Eso no significa que estás tan mal como lo crees hija.

Ambos se dejan caer a cada costado de mi cuerpo y me regalan un apretón en mis manos dentro del agua, deteniendo mi jugar. Los miro furtivamente y luego fijo mi vista en el agua cristalina. No entendían que era lo que me pasaba, pero me gustaba pretender que sí.

-¿Qué soñaste esta vez? -cuestiona suavemente mamá.

Un escalofrío me recorre la espalda. Temía en expresar los sueños cada día, pero este en especial me provocaba un sentimiento cargado de nostalgia al imaginar una posible vida con mis padres muertos... y no parecía tan descabellada. Aclaro mi garganta cuando papá le da un apretón a mi mano, apresurando mi respuesta.

-Que estaban muertos. -suelto sin más.

Siento como intercambian una mirada sobre mi encorvado cuerpo y luego como la posan con compasión sobre mi rostro. Temía encontrarme con esas miradas de lástima, por lo que no me animé a levantar la cabeza, procedí a deshacer nuestro agarré y continúe jugueteando con el agua.

-¿Qué más sucedía en ese sueño? -indaga, en esta ocasión papá con un tono severo.

-Nada del otro mundo. Lo mismo de siempre -exclamo cansada-, siempre hay un chico presente que parece amarme, una chica con su pareja que lucen extremadamente felices, tres lobos y una pareja de ancianos muy amables. Todos lucen como si me amaran de un modo distinto, pero con la misma fuerza. -expongo, deteniendo mis manos y alzo la mirada al cielo claro-. ¿Significa que perdí la cabeza? -pregunto e inclino de nuevo la cabeza hacia abajo.

-No, claro que no princesa. -musita mamá y en encierra entre sus brazos.

-Estamos para protegerte y ayudarte. -dice papá y nos envuelve a ambas entre sus grandes brazos.

Permanecemos en silencio, uno tenso que percibo por parte de ambos y eso hace que mi corazón se encoja en tristeza.

(...)

-Gracias por recibirnos. Sino fuera de vital importancia no hubiésemos insistido tanto. -habla papá con el rey de Oren.

Permanezco mirando todo con fascinación en aquél reino que visito por primera vez en toda mi vida. El rey, Douglas de cabello oscuro, imponente estatura y mirada oscura, nos invita a pasar a sus siniestros y misteriosos pasillos. Caminamos por largos minutos en las penumbras de sus pasillos y en cuestión de segundos unas puertas se abren, dando una vista de dos cosas: la primera de que es el salón de conferencias y la segunda es que hay una joven pareja teniendo una caliente sesión de besos en la silla del rey.

-¡Caled! -lo riñe el rey.

El joven de cabello oscuro desordenado mira a su padre con aburrimiento, resopla antes de alejarse de la pelirroja y bajar la falda de su vestido que dejaba al descubierto su mini tanga. ¡Asco! Hago una mueca de desagrado y su mirada aburrida se posa sobre mi rostro, la cual cambia de golpe a una de curiosidad.

Este chico... de algún modo me...

-Te me haces familiar, ¿nos conocemos de algún lado? -indaga acercándose.

¡Eso! Sentía lo mismo que yo. Esa sensación de familiaridad y de haberlo visto antes se instala en mi cuerpo.

-No lo creo, pero siento haberte visto en algún lado. ¿Has ido a Aren? -pregunto en respuesta.

Niega y sus oscuros ojos me dan una repasada de pies a cabeza, provocando que mis mejillas se sonrojen e imite su acción. Este chico es caliente.

-¿Has venido a Oren? -cuestiona con un sensual tono ronco que provoca que un jadeo desee salir de mis labios.

Niego y veo como la chica se acerca apresuradamente, lo tome del brazo y bese sus labios posesivamente. Mi ceño se eleva al ver como el chico no corresponde al beso y ella me mira.

-Soy Luna, un placer. -dice con sarcasmo y tira del brazo de su amor, fuera del salón.

-Disculpen a estos adolescentes hormonales. -se disculpa Douglas y toma asiento en su trono-. Entonces, ¿de qué deseaban hablar?

Mi mente viaja lejos de la conversación de los reyes de Aren y Oren, permaneciendo en la gran casualidad de que ese chico misterioso es tan parecido al de mis sueños, ese que me da las más dulces caricias en mi cuerpo y entrega besos que provocan que estremecimientos me recorran. Eran tan parecidos, por no decir iguales. Necesitaba salir de aquí, buscarlo y averiguar porque era igual al chico de mis sueños. Me excusó avisando que iré al baño y Douglas me detiene antes de dar un paso fuera de la habitación.

-Jordan te llevará al baño. -y con un chasqueo de sus dedos enguantados, una hermosa chica se aparece de la nada-. Jordan, ella es Saven y necesita ir al baño. -la chica asiente y con un movimiento de mano me guía fuera del lugar.

-¿Guía del reino? -digo en cuanto nos alejamos del lugar.

Ella era tan parecida a la chica de mis sueños, la que decía ser mi mejor amiga. La chica a mi lado me inspira confianza.

-Lastimosamente. Espero algún día demostrarle al rey que soy capaz de ser una grandiosa bruja para Oren, pero todos mis hechizos son un total fracaso. -responde girando a la derecha-. ¿Vienes de visita seguido? Siento haberte visto caminar por estos pasillos.

-No lo creo, pero también tengo esa sensación de familiaridad contigo. -me sincerizo. Ella me mira sobre su hombro asombrada-. Por cierto, ¿sabes dónde puedo encontrar a un tal Caled? -pregunto con la esperanza de que acceda.

-¡El príncipe! -exclama y se detiene para darme una mirada sugerente. ¿En qué estaba pensando? -. Acabas de llegar y ya tienes un fuerte flechazo por él.

-No, yo creo que...

-No es para menos, él es caliente. -responde Jordan y toma mi mano-. Te llevaré con él, deseo refrescar mi memoria con esa obra maestra.

En tan solo un parpadeo aparecemos en una habitación que se me hace familiar. El príncipe parece discutir con su chica del trono y se detienen al mirarnos en su habitación.

-Tan sensual como lo recordaba. -susurra la bruja a mi lado.

-Buenas. -digo con una sonrisa nerviosa y agitando mi mano-. ¿Cabe la posibilidad de que pueda charlar con el príncipe por unos minutos?

-Claro. -accede la pelirroja.

Jordan, Caled y yo la miramos como si enloqueciera, ella toma un mechón de su pelo rojo entre sus dedos y juega con el desinteresadamente.

-A solas. -digo con seriedad.

-Todo lo que tengas que hablar con mi hombre, será en mi presencia. -sentencia y quiero estallar en carcajadas al escucharla decir mi hombre.

-Luna, te he dicho tantas veces que no somos nada. Eres una chica de una noche, ¿acaso lo olvidaste? -gruñe cansado Caled y frota su frente con sus dedos.

-Siempre dices amarme.

-Siempre digo que eres buena en la cama. Límpiate esos oídos niña. -se queja Caled, caminando hacia nosotras.

-Entonces, ¿soy tu juguete sexual? -exclama incrédula Luna y sus ojos se llenan de lágrimas.

Caled se detiene a dos pasos de distancia y me da una mirada de cansancio antes de girar.

-Exactamente Luna, eres mi juguete sexual que solo me eres útil para liberar estrés. ¿Entendido? -sentencia con tan seriedad que me da miedo refutar a sus palabras.

Luna se larga llorando de un modo escandaloso y Jordan se aleja gritando su nombre para evitar que vaya a interrumpir la reunión del rey. La puerta se cierra sin necesidad de ser tocada y miro a Caled.

-Lamento todo este espectáculo. -se apresura a decir.

-No hay problema. Fingiré que no vi ni escuché nada. -trato de bromear para asegurar el ambiente, pero es imposible.

Tal vez no es tan parecido al chico de mis sueños.

Observo como Caled se acerca y una alerta de peligro se activa en mi cerebro, provocando que dé pasos hacia atrás, hasta que mi espalda golpee una fría pared. Lo miro y mi respiración se agita al ver como sus dientes mantienen su labio inferior prisionero. Luce tan sexy.

-¿Qué haces? -exclamo al sentir sus manos tomar mi cintura y acercarme todo lo que puede a su cuerpo.

-No lo sé... tan solo siento que necesito tenerte cerca. -musita y su aliento golpea contra mi rostro.

-Yo... quiero saber, ¿cómo es qué siento conocerte, pero esta es mi primera vez en el reino? -pregunto cerrando los ojos cuando sus fríos dedos levantan mi blusa y acarician mi cintura.

-Tan sólo me recuerdas a una bella chica de mis sueños. -dice con la mirada fija en mis labios y eso provoca que los humedezca-. Esa chica me roba el aliento con cada una de sus facetas y su cuerpo me hace perder la cabeza... aunque, sé que nunca he tenido el placer de explorar su cuerpo. -dice con un poco de decepción.

-Sé que lo hará, tan solo dale tiempo. -respondo y su mirada se enfoca sobre mis ojos.

Claros contra oscuros, pero a la vez parecen decir mucho más de lo que sabemos, ¿serían testigos de aquellos sueños con mayor protagonismo que nuestras mentes?

Por un instante nos imaginé besándonos, con efusividad y como si nos conociéramos desde hace tiempo atrás. Tal vez eso ayudaría a despejar mis dudas, así que me arme de valor y lo dije, en voz alta y clara:

-Quiero que me beses.

Su ceño de eleva de inmediato como si hubiese escuchado mal.

-Caled, quiero que me beses como a esa chica de tus sueños. -le digo y eso hace que una sonrisa jodidamente sensual se abra paso en sus labios.

-Lo que mi lady desee, será cumplido. -y se inclina, acariciando mis labios.

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