Capítulo Veintiséis: La leyenda banshee.
-Creí que estaban extintas. -comento al inclinarme cerca de Rudy.
-Como clan sí, pero las pocas que quedan sirven en los reinos para prevenir fuertes acontecimientos o problemas en Horenclow. Las niñas que nacen son traídas a este convento para aprender a usar sus habilidades y luego servir al mundo. -responde Zack, ganándose una mirada de disgusto de Rudy.
-Creí que el linaje de sangre de fénix estaba perdido y ayer por la tarde me enteré que eres su última descendiente. -dice el rubio, ganándose una mirada de enojo de Caled.
-¿Pueden dejar de hablar? Trato de encontrar el convento. -se queja el príncipe, dando grandes zancadas lejos de nosotros.
-Parece que a alguien no le dieron anoche. -dice divertido Rudy.
Zack estalla en fuertes carcajadas al mirar mi rostro completamente rojo y como método de defensa le propino un golpe a Rudy en el brazo.
-Y a ti no te dan en años querido, por eso siempre andas de mal humor. -contraataca Caled, girándose para guiñarle el ojo al lobo.
-Justo en mi orgullo.
-Podría ser en tus bolas -musito y al instante tapo mi boca con ambas manos divertida-, ups se me escapó.
Ahora es el mismísimo Caled que se ríe estruendosamente en medio del bosque.
Bueno, como podrán deducir nuestra agradable travesía inicio a eso de la una de la mañana camino a un espantoso bosque donde Caled alega haber encontrado ayer el convento de las banshee. Rudy alega que sus ojos no avistaron nada, pero cuando le negó las palabras al príncipe un fuerte golpe en su cabeza lo hizo pensar que tal vez no observó bien su entorno. Así que siguiendo los medidos pasos del príncipe y con ayuda de sus maravillosas habilidades estamos en busca de esa estructura digna de película de terror o bueno, así fue como Rudy bromeó que era. En cuestión, Caled desea que las banshee me enseñen a usar mis habilidades y que sean capaces de dar una definición a cuáles son las que poseo, ya que, sin padre y madre vivos, es difícil de saber.
Me abrazo a mí misma cuando una fuerte corriente me enfría cada hueso del cuerpo, Zack mantiene una mano sobre su espada por cualquier posible peligro y Rudy carga con una mochila con ropa por si necesita transformarse. Caled camina con los ojos cerrados, asombrándome por su gracia y total habilidad para no chocar contra algún árbol o caer.
-¿Qué haremos al llegar? ¿tocar la puerta? -indaga Zack, mirando el entorno.
-Pediremos hablar con la reina. -responde al instante Caled
La travesía se vuelve aburrida ya que el silencio y cuidado es nuestra mayor arma en medio del bosque. Siendo guiados por Caled, incapaces de entablar conversación el tiempo parece pasar muy lento y la caminata parece ser interminable. ¿Cuánto faltaría? Sólo Caled lo sabría.
- Estamos por llegar. -rompe el silencio y mi corazón se salta un latido por la sorpresa.
Distingo el cambio en el suelo, al bajar la mirada observo como la alta hierba es reemplazada por un trecho de piedra y los árboles parecen seguir el trecho en una ordenada cola. Me acerco al cuerpo de Rudy sin ser capaz de interrumpir al guía y sin pensarlo tomo su brazo como principal fuente de defensa, Zack camina detrás de nosotros con una mirada severa.
Alzó la vista cuando Caled se detiene se golpe frente a unas grandes escaleras. Un gran edificio que es muy similar a los institutos de mi mundo, de color negro, con las ventanas cubiertas por tablones de madera, las puertas cerradas y no parece haber nada de iluminación dentro. Es bastante normal para tratarse de Horenclow y las maravillosas estructuras que he logrado avistar.
-No hay nadie en casa. -digo tratando de hacerlos regresar.
-Desde aquí huelo las personas... son cientos de chicas. -responde Rudy olfateando el aire.
-Nos están esperando. -comenta de pronto Caled-. Su reina nos invita a pasar.
Y como si fuera un interruptor para que sus pies se muevan, lo hacen, subiendo las grandes escaleras cubiertas de musgo. Las puertas se abren de pronto y soy rápida en seguirles el paso, no me creía capaz de esperar fuera... además, este viaje era por mi causa.
Con el corazón latiendo a mil, manos temblorosas y los nervios a flor de piel, ingrese al convento de las banshee. Oscuridad. El lugar estaba completamente oculto por las penumbras y me sentía indefensa. ¿Conocen ese sentimiento? El de necesitar ver tu alrededor para controlar lo que sucede, pero al estar a ciegas, es ser inofensivo. Una mano se entrelaza con la mía, pero no temo porque siento el aroma de Caled a mi lado.
Escucho la espada de Zack blandirse y moriría por poder ver eso, escucho como Rudy rompe el silencio con gruñidos profundos, pero por una extraña razón no me parecen tan animales como cuando esta transformado. Caminamos y sólo me dejo ser guiada por Caled sin conocer por donde vamos o mi alrededor.
Al ingresar distingo las chicas sostener las velas, con sus rostros oscurecidos por la escasa luz y las capuchas cubriendo sus rostros y cuerpos. Una de ellas se acerca a paso lento y siento como si mirada recorre al grupo de pies a cabezas, Caled se sitúa a mi lado tan pronto ella se detiene al frente y alza sus manos mostrando que se encuentra desarmada.
-Estuvimos esperando esta visita por años. -dice y una sonrisa macabra se forma en sus labios.
-¿Sabía de mí? -indago sorprendida.
-Siempre hemos cuidado de ti, eres la reina de Aren y la nuestra Saven. -responde posando su fría y larga mano en mi hombro, me tenso al instante-. Es curioso como tu magia tan solo se enfoca en revivir el pasado, ¿la has escuchado?
Mi ceño se frunce al no comprender a que se refiere con escuchar, ¿a la magia? ¿escucharla?
-No comprendo... -musito al ver como ella se mantiene a la espera de una respuesta.
-No, sí lo entiendes. -habla con seriedad-. La magia que emana de tu cuerpo quiere ayudarte a saber de tus padres, tu linaje y como era aquel lugar donde naciste, ¿eso es lo que anhela tu corazón, cierto? -asiento sin darle rodeos. Deseo saber cómo era todo antes de ese gris día- ¿soñaste varias veces donde charlas con personas frente a su lago? -asiento confundida de cómo puede saber al respecto.
-Eso... ¿cómo lo sabe? -pregunto desconfiada, su mano me da un ligero apretón antes de caer en su costado.
-Somos como los viajeros, se nos permite saber un poco del futuro para ayudar a los otros reinos. -responde mirando sobre mi hombro-. El joven guerrero de Oren -habla acercándose a Zack-, he escuchado mucho de ti.
-No lo dudo. -responde desconfiado Zack, apretando su agarre en la espada.
-¡Y el tierno lobito que morirá pronto! Una de mis alumnas siempre cuida de ti, ¿la conoces? -Rudy niega y las garras en sus manos crecen- Ella te está esperando en una de todas estas habitaciones, ¿percibes su característico aroma?
Los ojos se Rudy se cierran por un momento y en cuento los abre, se lanza a correr lejos de todos nosotros, en su forma lobuna. Noto como al principio le cuesta adaptarse, pero su cabeza niega y se recupera. Me preocupó, me asusta la idea de que sea una trampa y quede indefenso sin la ayuda del equipo. Doy un paso dispuesta a seguirlo, pero la mano de la banshee en mi brazo me detiene, la miro molesta y con claras intenciones de que me suelte.
-Majestad, no hemos terminado de charlar. -me anima a quedarme en el gran salón.
-Creo que puedo averiguar lo demás por mi cuenta. -aseguro jalando mi brazo para que me suelte.
-Nada que un grito no pueda solucionar.
-Le aseguro que eso será lo de menos, puedo lograrlo por mi cuenta. -jalo el brazo al sentir sus garras enterrarse en mi piel.
-Insisto en que puede de su ayuda. -Me regala una cínica sonrisa cuando mis labios se tuercen en una mueca.
Duele. Siento sus frías y grandes garras enterrarse en mi piel, dejando salir mi sangre. Caled trata de dar un paso al frente, pero todo se oscurece cuando escuchamos las velas apagarse y unas fuertes risas, las cuales son escalofriantes con las luces apagadas.
-La primera prueba de la leyenda banshee. -escucho la voz rebotar por todos lados, provocando que gire la cabeza en todas direcciones en aquella negrura-. ¿Han escuchado de ella?
Silencio y eso provoca que un escalofrío me recorra de la cabeza a los pies. Mis manos se cierran en fuertes puños.
-Tan inteligente como siempre Zack. -felicita con sarcasmo la mujer-. Para aquellos que no le escucharon, son tres pruebas muy interesantes. Mentales, físicas y de habilidades. Donde sus más grandes temores saldrán a relucir, sus debilidades los frustraran y el poco control será una maldición, ¿creen poder ser dignos para pasar esas pruebas? Tienen el tiempo contado. Los esperamos al final del laberinto. -los nervios de mi sistema se ponen alerta-. Que gane el mejor de Horenclow.
Su voz fue un siniestro eco cargado de malicia. ¿Qué nos depararía el destino con estas pruebas? ¿qué sucedía si alguien no era capaz de superar una de ellas? ¿cuál sería su destino final?
-¡Oh! -exclama fingidamente- el fracaso no es una opción cuando la muerte está llamando a la puerta.
Ah claro, moriríamos en el proceso si no éramos capaces de lograr la prueba. Mis sentidos se nublaron de golpe, me sentí desorientada y mareada, mis rodillas fallaron y caí sobre ellas con mi alrededor dando fuertes vueltas.
¡Detente! ¡deja de girar! ¡alto! Me recosté sobre mis piernas dobladas y esperé a que esa sensación desapareciera, pero unos fuertes gritos talaron mis oídos. Los tape con ambas manos, en busca de una defensa para protegerlos de esos molestos gritos.
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