Capítulo Veinticuatro: Tomalo como nuestra tercera cita
Su mano tiro de mí lejos de la hermosa fuente que se alzaba a lo lejos. Lo seguí corriendo detrás de él, riendo un poco por la repentina acción, nos alejamos del floreado campo, para acabar en un sitio con mas plantas, pero te daba esa sensación de más intimidad de parejas. Las plantas eran espesas y verdes. Distinguía pequeños trechos con letreros en su entrada con distintos símbolos.
—¿Qué clase de lugar es este? —susurro, acercandome hacia el cuerpo de Caled.
—¿No viste el letrero? Cada zona del parque tiene su nombre. —comenta mirándome sobre su hombro con diversión.
—¡Claramente no! —chillo indignada.
—Este es el parque de las parejas, cada trecho es un lugar para ir a comer en soledad y como puedes ver, los que tienen un letrero es porque están ocupados o reservados. La pareja se encarga de decorarlo, llevar la comida y hacer el letrero con su marca.
—Es tan romántico. —digo mirando todo con fascinación—. Eso quiere decir que tú, te encargaste de hacer todo para traerme aquí.
—Exacto.
Miro con atención cada letrero en busca de alguna rosa como la marca de Caled y claro que la encuentro. Jalo del príncipe, ansiosa por saber como era ese sitio reservado y decorado por el semblante serio del chico que toma mi mano, pero me detiene cuando planeo ingresar.
—Esa no es mi marca. —exclama indignado.
¿Cómo que no? ¡Era una rosa!
—Me ofendes con esos pensamientos. Muchos tienen de marca una rosa. —se queja y mira a otro lado en su papel de total indignación.
Okay. Al parecer sí me había equivocado...
—Todavía no conoces mucho sobre este mundo mi lady. —dice en tono burlón. Tira de mi mano, provocando que mi pecho golpee el suyo, alzo la mirada para encontrar con la suya indescifrable—. Cada letrero es específico por la gran variación y posible parecido en las marcas. Cada mínimo detalle o color debe de ser claro. Un error puede provocar que se equivoquen de lugar y se arme un total desastre. —asiento dándole la razón.
Su dedo juguetea con un mechón de cabello, lo mira y luego lo pasa detrás de mi oreja, provocando que mi corazón salte desquiciado al sentir su delicado roce contra mi mejilla. Se inclina a la altura de mi oreja y una maliciosa sonrisa que crece en sus labios no pasa nada desapercibida de mis ojos.
—Estas loquita por mí. —susurra totalmente divertido.
Mis mejillas se calientan, mis piernas tiemblan al sentir sus labios rozar la suave piel de mi cuello y continuar un camino de caricias a mi hombro derecho. Pongo ambas manos sobre su pecho y las cierro sobre su camisa, en busca de un poco de equilibrio.
—¿Te he dicho que luces hermosa cuando te sonrojas? —susurra lento como si estuviera midiendo mi reacción.
Mis piernas tiemblan con fuerza y provocando que mis puños se cierren más fuerte sobre su camisa blanca de manga larga. Lo puedo imaginar sonriendo con arrogancia al escuchar el acelerado palpitar en mi pecho. Un repentino movimiento de su parte y ya estaba en sus brazos. Chillo debido a la sorpresa y escondo mi rostro contra su pecho, provocando que su grave risa no se tarde en presentarse.
—¿Te he dicho que puedes ser un completo estúpido cuando te lo propones? —le cuestiono con el rostro todavía contra su pecho.
Su pecho vibra en respuesta, con una estruendosa carcajada. Ignoro su risa, la cual parece ser música para mis oídos y dejo que nos lleve a nuestro lugar reservado para pasar un buen rato. Camina por unos cuantos minutos, donde mi cuerpo se relaja en sus brazos y mis ojos parecen cerrarse al percibir un ambiente tan tranquilo con un relajada respiración.
—¿Saven? —alzo la vista un tanto adormilada—. Tan siquiera nos hemos casado y ya estás cayendo en mis brazos.
—Deja de molestar, quiero dormir. —me quejo ignorando su broma que sonroja mis mejillas.
—Bien, mi lady, hemos llegado a nuestra tercera cita. —me baja de sus cómodos brazos.
—¿Tercera cita?
—¿No te lo dije? —cuestiona. Me toma de los hombros desde mi espalda, siento si respiración agitar algunos cabellos—, deberías de tomar esto como nuestra tercera cita.
—Lo podría tomar como un secuestro. —lo acuso.
Su risa pone de punta todos mis sentidos, al tenerlo a mis espaldas me era difícil medir sus acciones dejándome en total desconfianza por sus posibles movimientos.
—Hace unos segundos estuviste muy cómoda entre mis brazos.
—Tal vez fingí estarlo. —me apresuro a decir, caminando con la frente en alto por el caminillo rodeado de plantas a nuestro sitio.
Las plantas le daban un aspecto totalmente místico al entorno, entre mas mirabas entre la vegetación te percatabas que no parecía tener fin alguno, ninguna voz se escuchaba, sólo el ruido de algunos insectos, la brisa agitando las plantas y algunas aves. Miro sobre mi hombro como Caled me mira expectante. Continuo con el recorrido hasta divisar tres telas blancas colgar de las plantas, como si fueran un tipo de pared, un hermoso marco de espejo con una corona de flores decorandolo, una manta blanca en el suelo que luce realmente cómoda, algunas almohadas repartidas que tan solo hicieron que mi caminar se acelerará y por último, una cesta cerrada y probablemente contenía la comida.
—¡Es hermoso! —grito y me giro para darle un fuerte abrazo a Caled, sus brazos no tardan en envolverse en mi cintura.
—Te mereces esto y mucho más Saven. —musita soltandome.
Nos sentamos sobre la cómoda manta blanca, Caled se encarga en todo momento de servir la comida y la bebida, alegando que todo era hecho con sus propias manos. Saboree todo con un sonido similar a un gemido, provocando que rieramos fuerte. Comimos con chistes y temas triviales, sin importarnos el tiempo, tan solo éramos nosotros dos y eso era lo único que parecía importar.
Al pasar el tiempo, me deje caer sobre la manta, acostandome de costado abrazando una suave almohada. Caled imita mi acción y me mira con tanta ternura que siento mi corazón derretirse.
—Quiero saber de ti, tú vida, todo. —expone y eso hace que las mariposas en mi vientre aleteen un poco.
—¿Por dónde empezar? —pregunto a mí misma— Bueno, desde niña tuve esos extraños episodios con voces pidiendo mi ayuda. Al inicio no era algo tan severo, solo hablaban, pero al crecer y cumplir quince años, comencé a experimentar el cambio radical de ambiente, donde aparecía en cualquier sitio sin saberlo realmente. Mis padres contrataron a un psicólogo, la señora Linares, creo que es algo posible que leyeras todo mi expediente así que no es vital hablar al respecto de ello.
》Jordan siempre fue mi mejor amiga. Eva es esa típica chica popular que pisoteara a todo aquel que trate de pasarle, en lo que sea, esa rubia te va a dar una patada con sus glamurosos tacones. Nunca fue de nuestro agrado y en más de una ocasión se lo hicimos saber.
》Con respecto a mis episodios, Jordan fue la única que creyó en mí. Nunca dudo de mis palabras y siempre estuvo cuando la necesite. Mis padres creían que era algo más como un problema mental, pero tampoco dejaron de cuidar de mí. —tomo una gran bocada de aire al hablar tanto y sin ninguna pausa—. Entonces, psicólogo de día y príncipe Caled de noche, cuéntame de ti.
—Veamos... —musita, frunciendo su ceño con una expresión pensativa—. Mi familia es algo extraña, pero eso la hace genial. La madre de Zack es una diferente a la mía —una infidelidad de papá— mi madre fue la legítima reina y la madre de Noah nunca supimos quién era exactamente, él fue dejado en las puertas del castillo. Iniciemos con Zack, como pudiste notar el chico nunca sale de su habitación sin la espada colgando de su cintura, bueno, eso se trata de la familia de su madre. Ellos son el fiel linaje de guerreros que juran lealtad eterna a nuestra sangre. Como era de esperar, el chico seguiría los pasos de su sangre, aprendió a usar la espada y matar todo aquel ser mágico de Horenclow. Sus debilidades él las conoce antes de aprender a hablar correctamente. Al cumplir quince años, juro protegerme antes que su propia vida. Ellos no tienen ningún tipo de debilidad, son inmortales en todo el sentido de la palabra, pero su castigo es no usar magia y repelerla.
》Luego pasamos a tu fiel servidor. Al ser el único con el legítimo ADN, de la familia Oren, mi deber es convertirme en rey. Fui creciendo enfocando mis estudios en la política de los otros reinos, crear acuerdos beneficiosos para ambos y leyes. Mis habilidades son normales en las tierras, pero conllevan mayor poder. Puedo teletransportarme, controlar personas y traer a la vida sus mas grandes miedos.
》Por último Noah, él fue alguien realmente cuestionable. Sus habilidades son una mezcla entre las tinieblas y el hielo. Aprendió lo básico en nuestro mundo y hace poco viajo a Escarmis con la intención de utilizar sus otras habilidades, claro debía de traer conocimientos y no una novia. Mamá creía que se trataba de alguno de los amoríos de papá, pero nunca lo supimos realmente. —se alza de hombros—. Fuimos enseñamos a tratarnos como hermanos de una misma madre, aceptar nuestras diferencias y con el tiempo, nos percatamos que no somos tan distintos como creímos.
—Es... impresionante conocer la historia de tu familia. —musito sorprendida por todo el drama familiar—. Por cierto, ¿qué pasó con tu madre?
—Murió en manos de una enfermedad. La vida se desvaneció de su cuerpo cuando tenía nueve años, fue una gran mujer y ella hubiese estado fascinada en saber en quiénes se transformaron sus hijos. —su mirada parece pérdida.
—Claro que lo estaría Caled. —respondo colocando una mano sobre su mejilla, acariciandolo.
Me regala una amplia sonrisa, posando su mano sobre la mía.
—Continuando con el tema de mi familia, papá fue como el prostituto de alta clase en el reino. Siempre me pareció extraño verlo con otras chicas teniendo en casa a una tan hermosa como mamá, pero algunas personas no siempre son felices con el diamante más bello, ellos buscarán aquel que se encuentre manchado y sucio, tratando de encontrar uno igual, pero jamás lo lograrán. —su mano se deja caer lejos de la mía en su mejilla—. Recuerdo que una noche vimos a mamá llorar y la cuidamos hasta que cayó dormida. Esa misma noche juramos proteger a todas las mujeres de nuestro reino como lo mas preciado, fue una ardua tarea, pero los resultados se han ido viendo con el tiempo y muchos otros reinos se han unido a la iniciativa.
—Es sorprendente. —digo totalmente fascinada—. Me encanta ver como cada uno de ustedes están tan comprometidos con sus papeles en el reino, definitivamente su madre debe de estar orgullosa, además... —me acerco a él bajo su expectante mirada— me siento afortunada por tener un chico tan genial a mi lado.
Ese comentario le robo una amplia sonrisa.
—Debo de agradecer a los Dioses por ponerte en mi camino.
La sonrisa de felicidad adornando su rostro tan solo hace que una decore el mío. Nos miramos, como si eso fuera lo único que necesitamos en este instante, hablando con nuestras miradas, sonriendo como bobos y con los corazones latiendo a mil. Porque era algo seguro, algo en mi interior me decía a gritos que su corazón era un desquiciado.
Poco a poco la distancia de nuestros rostros se cortó y lo agradecí, realmente deseaba besar esos labios suaves que me daban una grandiosas caricias. Su cuerpo fue rápido en aprisionar el mío, con sus manos sosteniendolo de no aplastarme continuamos con un tierno beso. Nada rápido ni desesperado, tan solo delicados roces que te podían robar un suspiro de enamorado. Pose ambas manos sobre su pecho y sentí su corazón acelerado bajo mi palma, sonreí en medio del beso.
—¿Nervioso? —indago divertida.
—A tu lado siempre se acelera mi corazón, mi lady.
Reanuamos el beso. Donde esa suave caricia de labios decía todo lo que sentíamos el uno por el otro y me daba a entender que Caled era esa clase de persona que realmente necesitaba en mi vida, por siempre. Con mi mano sintiendo su corazón, me percaté que ese pensamiento se paseo en su cabeza, porque su palpitar se aceleró.
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