Capítulo 06: Un combate romántico
15 de agosto, 2018
Después de haber descansado dos días, hoy por fin he decidido regresar a mis clases de karate y natación, mi pie ya está mucho mejor que ayer y anteayer, claro que tuve problemas con mis prácticas, pero los calentamientos, meditaciones y rehabilitaciones fueron muy eficaces para mi tratamiento. Tuve que reducir mi práctica de karate a una hora, porque debía prepararme más en natación, ya que la competencia sería en octubre. Los días pasan con rapidez, al igual que las horas. Debo ser consciente que esta competencia es igual a muchas que tuve, así que daré el cien por ciento de mi esfuerzo, porque tengo que ganar.
No porque quiera presumir el primer puesto o la medalla de oro, yo no soy ese tipo de persona. Soy esa persona que siempre da lo mejor de sí en lo que se lo propone, así pierda en su propósito, siempre será consciente que entregó todo de sí, y con eso bastará para ser feliz.
—Aurora, has dos sesiones de diez golpes y veinte patadas en el saco de boxeo—Indicó el sensei—, iré a conversar con el director de la academia, ya regreso.
—Entendido.
Antes de que se fuera, regresó por mí—Olvidé decirte que vendrá un amigo mío, por favor le indicas que espere en los sillones, no demoraré mucho.
—No se preocupe, sensei.
Arreglé mi cabello con una vincha de tela, sosteniéndolo hacia atrás. Esta vez no quise usar los guantes, solo cubrí mis nudillos con una venda blanca. Después regresé mi atención al saco de boxeo, los golpes de mis nudillos contra él, resonaban como eco en toda la habitación. Iba entrar a la segunda y última sesión, cuando por la puerta ingresó ¿Dainan?
¿Qué carajos hacia él, aquí?
—¿Tú? —dijimos al unísono, mirándonos de arriba abajo.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté irritante.
Se cruzó de brazos—Lo mismo te pregunto.
—No lo puedo creer, ¿acaso tú eres el amigo del sensei?
—Yo no, pero mi padre sí—Respondió caminando hacia uno de los sillones, cogió una revista del exhibidor y comenzó a hojearla, fingiendo leer. Sabía con claridad que quería evitarme, pero sus ojos parpadeantes lo demandaban.
También preferí evitarlo, por lo que me dirigí al saco.
Seguí golpeándolo sin parar, respirando por la nariz, y expulsando por la boca. Sentía mi cara sudada, al igual que mi cuerpo, aun así, seguí entrenando. Al terminar, quise tomarme un descanso, caminé hasta el dispensador de agua, cogí un vasito descartable y lo llené. Vi de reojo a Dainan, quien tenía la revista a la altura de su rostro, por ello no pude ver sus ojos ni sus labios.
¿Aurora, enserio quieres verlo?
Removí mi cerebro, eliminando pensamientos. Después de saciar mi sed, regresé al saco para golpearlo con la pierna, al principio tuve miedo de lesionarme, pero después agarré confianza, debido a todos los entrenamientos que tuve antes. Era tan pacífico golpear, me sentía demasiado fuerte. Recuerdo que decidí este deporte por defensa personal.
Nunca olvidaré la vez que un grandulón quiso atacarme en el colegio, pero en aquel entonces yo tenía noción de defensa, sabía que, si alguien quería meterse conmigo, también se metía con mis golpes baratos, mordiscos de piraña e insultos de delincuente. Lo sé, de pequeña era terrible, quizás por eso en varias ocasiones quisieron expulsarme del colegio.
—¡Eh, Dainan! —Exclamó el sensei, ingresando por la puerta—¿Y Ed?
Dainan dejó la revista en su lugar, para levantarse—No pudo venir, solo me indicó que cualquier recado me lo diese a mí.
—¿Recado? —el sensei enarcó una ceja—Ya veo, creo que no te dijo a qué has venido.
—¿A qué vine? —preguntó el chico, totalmente preocupado y desconcertado.
No pude evitar sonreír.
El sensei desvió su vista de él a mí—Aurora, ¿recuerdas que hoy es tu examen de nivelación?
—Oh, es verdad, lo había olvidado—me rasco la nuca con una sonrisa.
—No pudo venir Alex, así que—
—¿Quién es Alex? —inquirió Dainan, cortándole la palabra.
Podía observar que una gruesa gota de sudor se deslizaba por su frente. ¡Vaya hombre!, fingió ser todo un chico malo y resultó ser un maldito cobarde. Por eso no es bueno aparentar ni fingir algo que realmente no eres.
—El chico suplente del Dojo—No pude evitar reírme en su cara.
Ya sabía a qué venía esta conversación, al parecer el suplente Alex, quien viene siempre al Dojo los días de evaluación, no pudo venir esta vez por motivos X. Así que según entiendo, el padre de Dainan, iba ser el suplente de hoy, pero veo que mandó a su hijo en vez de venir él. Muchos preguntarán: ¿Y qué hace un suplente?, pues para rendir una evaluación necesitas una hoja y un lapicero ¿verdad?, pero en este caso necesitas a una persona. ¿Conclusión...?
Dainan será mi saco de boxeo hoy día.
—¡¿QUÉ!? —gritó el cobarde—¡No lo haré!, ¡Ella ya me golpeó!, no dejaré que lo haga de nuevo.
—Por favor Dainan, te aseguro que ella no lo hará—el sensei me observó de reojo—¿Verdad Aurora?, dile que serás buena con él.
—Pero—
—Dile—repitió.
—Seré buena contigo—dije, mostrándole la blancura de mis dientes, y demostrando a escasos milímetros mi sarcasmo.
Sin más objeciones, Dainan entró al vestidor para cambiarse con su uniforme de karate, el cual le prestó el sensei. Cuando lo vi ingresar al dojo con el Karategi, mi cuerpo se estremeció desde la cabeza hasta los pies, una parte de su pecho estaba descubierto, al igual que su cuello, donde se visualizaba su gran manzana de Adán. Tragué saliva, cuando se paró frente a mí, amarrando un cinturón blanco alrededor de su cintura.
—Aurora, ponte en posición—indicó el sensei—, primero harás sola quinces patadas básicas. Golpea al aire con fuerza, como si tuvieras delante de ti un saco de boxeo.
Asentí, poniéndome en el centro.
Antes de empezar siempre se hace un saludo como reverencia, por respeto y agradecimiento. Después me alisté mentalmente y puse mis piernas lo más rígidas posible. Llevé a cabo mi examen empezando primero con cinco patadas laterales, cinco frontales, cuatro hacia atrás y terminé con una patada circular, la cual se me dificultó practicar, pero con constancia, confianza y seguridad, logré realizarlo a la perfección.
—Bien, Aurora, muy bien—me felicitó aplaudiendo—, has mejorado bastante.
Por otro lado, Dainan se quedó mirándome sin decir ni una palabra.
—Siguiente y última evaluación—el sensei caminó hasta Dainan—, no te preocupes ni tengas miedo, Aurora no llegará a golpearte, solo estarás como un modelo, ya que, para calificarla, necesito tener en cuenta si sus patadas las eleva hasta el rostro, o solo llega hasta el cuello.
Aun asustadizo, él asintió—¿Y si me llega a golpear?
—No lo haré, ¿okay?, y respira—le dije poniendo los ojos en blanco—
Desvió su vista intimidante hasta mí—Sé delicada, y dulce, deja tu hombría a un lado, ¿okay?
—¿Por qué no escuchas con la boca cerrada? —me acerqué casi saltando sobre él, pero mi sensei me detuvo, interponiéndose entre nosotros.
—¡Ey, basta! —exclamó enfadado—¿Aurora qué dije sobre la paciencia?, ve a una esquina y respira por la nariz y exhala por la boca, exactamente diez minutos, y tú—dirigió su vista a Dainan—realiza en la otra esquina veinte planchas y diez sentadillas.
—Pero—dijimos al unísono.
—Nada de peros, vayan a trabajar ahora mismo—dicho eso, salió del dojo.
Observando la pared respiraba y exhalaba como me indicaron. Era un castigo genial, para alguien que tenía poca paciencia contra las personas que le hacían perder el autocontrol.
Terminamos de cumplir nuestro castigo, e ingresó nuevamente el sensei—En posición Aurora, primero harás cinco ataques de puñetazos en la cara, sin tocar a Dainan. Después harás unos diez ataques de pierna en el pecho y quince en el estómago, sin perder el contacto visual de tu oponente, y respétalo, porque pierdes puntos si llegas a subestimarlo.
—Y tú Dainan, no solo estarás como un maniquí—él alza la vista hacia el sensei—Podrás defenderte si ella quiere o tiene la intención de tocarte con uno de sus golpes; así podré calificar a Aurora su recepción y reacción ante los ataques, no te preocupes ni sientas miedo al defenderte. —Dainan no tardó en fijar sus ojos en mí—Tengan en mente que, a pesar de ser una evaluación, esto también es un combate.
Nos pusimos en posición, Dainan se paró frente a mí con los ojos cerrados y sus manos en puño. No fingía susto o miedo, él en verdad lo estaba. Por más que quisiera golpearlo para que él me atacara y sea un verdadero combate, debía ser delicada, no podía demostrarle mi fuerza bruta.
Mantuve serenidad antes de lanzarle un puñete a Dainan, pero sin tocarlo. Mi puño quedó a milímetros de su rostro, luego hice cuatro ataques más, para después regresar a mi sitio y empezar con las patadas. Traté de no atacarlo, no obstante, lo hice, y justo cuando lancé la tercera patada contra su pecho, se me fue de las manos mantenerme y lo empujé, haciéndolo caer abruptamente contra el suelo alfombrado.
—¡Dijiste que no me golpearías! —me dijo adolorido, sobándose el pecho.
Corrí hasta él para ayudarlo a levantarse—Perdóname, perdí el control de mi fuerza.
—¡Sensei! —se quejó.
En cambio, el sensei no hizo ni un ademán por ayudarlo—Yo dejé en claro que podías defenderte y en un combate los oponentes no se ayudan. Aurora tú más que nadie sabe las reglas, ¿por qué lo ayudas?
—Lo siento, sensei—agaché la cabeza.
—Prosigue con tu evaluación.
Asentí.
El siguiente ataque fue diferente, porque esta vez Dainan se cubrió con el antebrazo su pecho. Mi reacción fue rápida, no caí ni me hizo retroceder, al contrario, lo ataqué con más fuerza, pero esta vez él cogió mi pierna en el aire, empujándome para que cayera de espaldas, sin embargo, fui más astuta y rápida, pues me agarré de su brazo, atrayéndolo hacia mí. Porque si yo caía, él también.
Al ver que hacía fuerza para no caernos, decidí zafar mi pierna de su mano, y enlazar mis brazos en su abdomen, tirando de nuestros cuerpos hacia atrás. Mi espalda cayó contra el suelo, y Dainan no tuvo más opción que sostenerse de mi cintura, pegando el lateral de su rostro contra mi pecho. El golpe resonó dentro de las cuatro paredes del dojo.
Nuestras respiraciones eran entrecortadas, y por una milésima de segundos se me pasó por la mente acariciar su cabeza, sin embargo, pude contenerme a no hacerlo. Su cuerpo tan cerca de mí, me hizo pensar que el karate, aparte de ser un deporte maravilloso, también podía llegar a ser algo romántico.
Rápidamente Dainan se separó de mí—¿Aurora estás bien? —preguntó, tocándome las mejillas.
—Un poco más y me rompías la columna vertebral en dos—dije riéndome.
El sensei corrió hasta nosotros—¿Te encuentras bien? —dijo, cediéndome su mano para levantarme.
Acepté que me ayuden—Sí, no pasa nada.
—¿Cómo pudieron ser tan imprudentes? —nos llamó la atención—El peso de Dainan triplica al tuyo. ¡Podrías haberte lastimado!
—Debí tener más cuidado, sensei—dijo Dainan, con la cabeza gacha—Lo lamento.
Iba intervenir, pero el sensei habló—Esto es todo por hoy, rendirás tu evaluación el día que venga Alex, pueden retirarse—sin más, salió del dojo.
Dainan quiso acercarse, pero no lo hizo, solamente entró a los vestidores, y después salió de la academia. Por mi parte demoré en cambiarme, ya que debía esperar a Bella. No sé qué mosco le picó, pero quiso acompañarme por primera vez a la piscina.
Estaba alistando la maleta, cuando la vi entrar por la puerta, resplandeciendo con un hermoso vestido corto.
—¡Holis! —saludó abiertamente y antes de abrazarme, se sacó sus gafas de sol.
Le di un beso en su mejilla—¿Y esa felicidad?
—¿Acaso no sabes qué fecha es hoy? —preguntó, sin soltar sus brazos de mi cintura.
—Hummm... ¿15 de agosto? —contesté obvia.
Dejó de abrazarme para empujarme hacia adelante con fuerza—Lo olvidaste—me dice dolida.
Se va por la salida de la academia, dejándome pensativa.
—¡Bella! —le grité, y corrí hasta ella.
Enlacé mi brazo con la de ella.
—Aurora, si olvidaste lo que hacemos siempre en esta fecha, olvídate de mí.
¿Realmente olvidé algo?
—¿Cómo podría olvidarme lo que hacemos hoy? —la miro con una sonrisa fingida. —¡Claro que me recuerdo!
—¿Enserio? —me abraza con fuerza—¡Te amo!
Caminamos abrazadas hasta la piscina, mi segunda y última parada del día. No sé qué he podido olvidar, pero Bella se le mira tan emocionada, que temo hacerle daño cuando se entere que en realidad no sé a lo que se refiere. Hans puede saber, ya que también es nuestro mejor amigo, entonces más tarde lo me comunicaré con él.
—Hoy nos vemos en mi casa, entonces—me indica, mientras acaricia mis manos.
—¡Claro! —le respondo con una falsa emoción.
Entramos a la piscina.
—Pensé que tú y Hans se habían olvidado de mí, pero ya veo que los dos sí se acuerdan de este día.
—¿Has hablado con Hans?
Nos detenemos frente al vestidor de mujeres.
—En todo el día no me habló, así que decidí llamarlo, y preguntarle si se acordaba de qué fecha es hoy—suspira—, al principio lo noté confundido, después me dijo que sí lo recordaba y que me tenía una súper sorpresa preparada contigo —me mira apenada—, en verdad lamento haberles arruinado esa sorpresa—me abraza—, es que pensé que se habían olvidado de mí.
Yo acaricio su espalda sin saber absolutamente nada.
—¿Hans te dijo de qué trataba la... —me corrijo al instante—nuestra sorpresa?
—No, claro que no—menea la cabeza—
¡Ay, no!
Nos separamos.
—Nos vemos en tu casa, esa sorpresa ya no será sorpresa, digamos que será un mega regalo—me río nerviosa.
—No debí ser tan metiche—se pega en la boca—, pero es que—
Me acerco y le doy un beso en su mejilla—Ey, tranquila. —tomo su rostro con mis dos manos—Sabes que Hans y yo te amamos.
Escuchamos que alguien toce para captar nuestra atención.
Ambas nos alejamos.
Buscamos a la persona que tosió. Y detrás de mí se encontraba de brazos cruzados Dainan Beresford, ¿no tuvo suficiente con verme en la academia?, ahora también debía lidiar con su presencia en la piscina. Él me observó como siempre, de una manera intimidante, sin sonrisa alguna. Y viéndolo de esa forma, me hizo recordar que en la mañana no me entregó el chocolate que prometió darme, entonces lo único que le quedó, fue sonreírme, que, por cierto, fue un detalle lindo e inesperado.
—¡Dainan! —Bella pasa por mi lado para acercarse hacia él.
—Bella, ¿verdad? —le sonríe.
—Sí, ¿Tú no lo saludas? —me codea Bella.
Solo le muestro una sonrisa, para quitar mi vista de él.
—¿Vinieron a nadar? —Dainan le pregunta a Bella, mientras se coloca su gorro de silicón.
—Yo no, solo la traje, porque quise acompañarla.
—Qué linda amiga eres—le guiña un ojo—
Observo rápidamente a Bella, entonces noto como sus mejillas se tornan de un rojizo muy intenso, sonríe como si su propio novio estuviera frente a ella. Le codeo para despertarla, a lo que reacciona en un dos por tres sacudiendo su cabeza, supongo que alejando ideas blasfemas sobre su relación con Hans.
—Dainan, ¿estás libre esta noche? —le pregunta y él asiente—, entonces estás invitado a mi cumpleaños, la reunión será a las siete y media de la tarde, debes venir, porque Aurora y mi novio me darán un mega regalo...
Oh, no...
El cumpleaños de Bella.
¿¡Cómo pude olvidarlo!?
¡Aurora, eres su mejor amiga!
—¿Aurora?
—¿Eh?
—Dainan también vendrá, pero no conoce mi casa, así que... ¿puedes venir con él?
Lo observo intranquila. Puedo sentir que la sangre de mi cuerpo se ha evaporado, de pronto he comenzado a sentir frío, cuando estoy nerviosa mi cuerpo baja de temperatura, es normal en mí. No puedo creer que el cumpleaños de alguien muy importante para mí, se me haya pasado como desapercibido.
—Si no lo quieres llevar, no te preocupes, yo le mando la ubicación al WhatsApp—Bella, saca una toalla de mi mochila para luego mojarla con el agua de la piscina.
Se acerca nuevamente a mí, para pasar la toalla por mi rostro, dándome toquecitos suaves. —Tranquila, sé que estás preocupada por la competencia, deberías controlar tus nervios.
Soy lo peor.
¿Quién olvida el cumpleaños de su mejor amiga?
Exacto.
¡Yo!
Ver a Bella cuidarme me entristece, está tan emocionada con ese regalo que Hans y yo le tenemos, cuando en realidad no le tenemos preparado nada. No merezco su amistad, y Hans no la merece como novia, porque Bella ha sido la mejor con ambos, jamás ha olvidado nuestros cumpleaños, jamás ha olvidado el aniversario de su noviazgo, jamás se olvidó de nosotros...
—Ay mi Aurora—me acaricia la frente—
Lágrimas caen por mis ojos, no podré aguantar verla decepcionarse de mí cuando se entere que olvidé su cumpleaños. ¿Qué hubiera pasado si ella no me insistía en recordar? O ¿Qué hubiera pasado si ella no le invitaba a Dainan?, porque gracias a esa invitación logré enterarme por qué Bella está tan emocionada.
—¿Por qué lloras? —me limpia los ojos—¿Es porque invité a Dainan?, si es eso... —se aleja de mí, para ir donde él—¿Qué le has hecho?, ¿Por qué se ha puesto así después de que te he invitado?
—No le hice nada, lo juro.
—Bella... —susurro su nombre—
—¿Te hizo algo?, dime, para cortarle las pelotas y dárselas a mi perro...
Cierro los ojos y aprieto mis manos en puños.
Me dolerá decirle la verdad, pero no puedo seguir fingiendo que sabía que hoy es su cumpleaños. Limpio mis lágrimas, inhalo profundo, y solo me dedico a hablar.
—No planeé con Hans una mega sorpresa o un mega regalo por tu cumpleaños, porque en realidad yo lo olvidé, ambos lo olvidamos.
La expresión de su semblante se rompe de pronto, se pone fuerte para no derramar ni una sola lágrima, la conozco perfectamente y sé que desea llorar hasta tener los ojos hinchados. Bella siempre muestra fuerza ante las personas, pero por dentro siempre estará agonizando de tristeza, sin embargo, eso no funciona conmigo, porque la conozco.
—¿Tú y Hans están bromeando, no es así? —se ríe—Amiga, no me gusta este tipo de bromas y lo sabes.
—No es ninguna broma, Bella.
Ella retrocede, la toalla que utilizó para limpiarme el rostro se le cae de las manos, está decepcionada de mí, lo sé. Quizás Dainan esté riéndose porque esta situación le parezca patética, sin embargo, solo los que tienen verdaderos amigos sabrán cuán importante es celebrar el cumpleaños de un amigo. Siempre he celebrado el cumpleaños de Bella junto a Hans, solo hemos sido los tres siempre, pero quizás la noticia de la competencia ha tenido un gran impacto en mí, que olvidé el día de mi mejor amiga.
—Yo... debo irme. —Bella me pasa, por un lado, empujándome.
Trato de detenerla, sin embargo, no se detiene a mi llamado, solo se apresura en marcharse.
Dejo caer de mi hombro la maleta de natación para caminar hasta la orilla de la piscina. Me saco las zapatillas junto a las medias, me siento y solo meto mis pies al agua templado. Juego con el agua mientras recuerdo todos los momentos que pasé con ella, en el primer cumpleaños que pasamos juntas le regalé una taza de Stich, porque ella adora a ese personaje, y en mi cumpleaños me regaló un libro de ciencia ficción, porque sabe que amo leer, y que mi vida depende de ello.
—Nunca es tarde para emendar un error—Dainan rompe el silencio, sentándose a mi lado derecho y me observa ligeramente por encima de su hombro.
—¿No te parece ridículo que esté llorando por haber olvidado el cumpleaños de Bella?
—¿Qué te hace creer que llorar es ridículo?
Me encojo de hombros—No lo sé, quizás porque...
—Porque nada—dijo callándome—, si quieres llorar porque se te rompió un lápiz o porque olvidaste tu maquillaje, hazlo. El contexto o la situación de tu propia tristeza, es lo que menos importa—eleva la comisura de sus labios—, y tranquila chica nadadora, que para todo hay una solución.
—¿Qué puedo hacer?
Ahora gira completo para observarme, tengo los ojos aun aguados, mis mejillas deben estar enrojecidas y mojadas por mis lágrimas. Él estira una de sus manos, para limpiarlas. Nos quedamos en silencio, observándonos directamente a los ojos, y de pronto siento que me falta el aire. Así que desvío la mirada, para enfocarla en el agua.
Él carraspea su garganta, nervioso—Tengo entendido que tú y el novio de Bella olvidaron su cumpleaños, ¿no es así?
Asiento
—¿Por qué no lo llamas y quedan para encontrarse? —me pregunta, como animándome—, estoy seguro que juntos acordarán para crearle un regalo.
—Son las cuatro, —suspiro, frustrada—¿crees que aun haya tiempo?
Dainan se saca el gorro de silicona de su cabeza, revolotea su cabello para un costado, dejándome con la boca entreabierta. Con ayuda de la palma de sus manos se levanta, y mi ingenuidad pensó que me dejaría sola con la pregunta al aire, sin embargo, me ofrece gentilmente su mano.
—Lo descubriremos si es que me dejas acompañarte.
Primero dudo en tomar su mano, pero el hecho que no me haya juzgado por las lágrimas que derramé, me hacen entender que hasta el momento es una gran persona.
Con suavidad tomo su mano, me inclino hacia arriba para levantarme con la ayuda de mis piernas. Por alguna razón terminamos cerca, nuestros pechos casi están rosándose, mi respiración es un desequilibrio total, no sé si respirar por la boca o por la nariz.
Suelto su mano, para alejarme y alisar mi camiseta.
—Bueno yo... iré... espera, —balbucea nervioso, a la vez que se rasca penosamente la nuca— ¿Me dejarías acompañarte?
—Sí claro.
Una conversación normal, sería que el emisor y el receptor estuvieran observándose a los ojos, compartiendo ideas claras y concisas, sin embargo, aquí nos encontramos. Él me habla, mientras que mi mirada está en el suelo, sinceramente no me atrevo a posar mi vista en él, porque mi respiración se descontrolará hasta el punto que dejaré de respirar.
¿Qué demonios me pasa?
—Espérame aquí, iré a los vestidores.
Asiento rápidamente.
Expulso el aire de mis pulmones, cuando Dainan entró por completo a los vestidores, palpé mi frente, las mejillas, la quijada, y mi nariz, percatándome que estoy bañada en sudor. Mis nervios han superado el límite, jamás me había puesto tan nerviosa como hoy, mi cuerpo está experimentando nuevas sensaciones, o quizás no son nuevas, solo son sensaciones que alguna vez sentí y después de mucho tiempo estoy volviéndolas a experimentar.
Con la mente llena de ideas, termino de colocarme las zapatillas. Levanto mi bolso del suelo, para colocármela en el hombro.
—Lamento la demora—escucho la voz de Dainan detrás de mí.
Giro para verlo en cuerpo completo.
Tiene el cabello ligeramente peinado hacia un lado, sus labios están húmedos, no lo conozco recién, pero recién hoy me estoy atreviendo a escanear su rostro sin vergüenza. Su rostro no es cuadrado ni redondo, es levemente ovalado. Y sus ojos son maravillosamente hipnotizantes, no sé si está jugando con mi mente o con mi corazón, el cual está palpitando desbocadamente.
Sonrío tontamente cuando la comisura de los labios de Dainan se alzan en una notable y culposa sonrisa.
—¿Tanto te gusta mi sonrisa?
Su pregunta me despabila del pequeño percance que tuve con mis pensamientos, y por alguna razón, limpio mi boca con la parte trasera de mi mano—Sí. —Dainan vuelve a mostrarme una sonrisa pícara, entonces me doy cuenta que respondí en voz alta—No, espera..., quise decir que... —no encuentro una mentira para hacérsela saber, no obstante, siento mis mejillas arder de vergüenza.
Dainan se inclina hacia adelante hasta dejar su rostro a centímetros del mío. Abro los ojos como si fuese un búho y empiezo a parpadear muy sorprendida ante su inescrupuloso movimiento. Son interminables los segundos que transcurren, mientras que ambos compartimos nuestras miradas más profundas.
—Si tanto te gusta mi sonrisa, y verla te hace feliz —posa sus dos manos en mis hombros—, entonces a partir de ahora sonreiré siempre para ti, chica nadadora.
💙💗
Sígueme en mis redes sociales, para que no te pierdas adelantos o noticias exclusivas.
Instagram: @fabiana_soto_
Twitter: @fabiana_soto_
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top