—¿Quién eres? —la vocecita infantil no mostraba temor.

—Mi nombre es United Kingdom —se arrodilló frente al pequeño—, pero todos me dicen UK.

—UK... Me gusta tu cabello, es largo y bonito.

—Y a mí me gusta tus mejillas —sonrió enternecida por la criatura.

—¿Quieres jugar?

—Sí. ¿A qué jugaremos?

—Tú serás la princesa y yo seré tu hijo.

—¿Por qué?

—Quiero que me tomes de la mano y cuentes un cuento, me cantes una canción y me cuides hasta dormir.

—Yo te cuido, pequeño.

—Sí —festejó emocionado.