—Te ves diferente.

—¿En serio? —China se revisó rápidamente—. Porque no me hice nada especial.

—El nuevo corte de cabello te sienta muy bien, China —sonrió USA.

—... No tengo un nuevo corte... ¿De qué hablas?

El americano bufó y rodó los ojos. En serio era frustrante.

—Estaba intentando coquetear contigo.

—Oh...

—Pero ya perdió el encanto.

—¿Quieres...?

—No, no, ya vete —USA hizo una mueca—. Arruinaste el momento. No me mereces.

China rio bajito.

—Tu encanto es muy singular.

—Ya no me hables. Me siento como un idiota por no haberte obligado a caer bajo mis encantos.

—Pues sí he caído.

—Eh... ¿En serio?