42.
—Hub... —Canadá se frotó las sienes— tienes que decirme la verdad... ¿Te acostaste a Vaticano?
—Eh...
—Hub —lo miró serio.
—Sí.
—¡Hub! Pero... ¡Vaticano estaba ebrio!
—¿Eso te dijo? Porque es mentira...
—¿Mentira?
—Se bebió una copa de vino consagrado.
—Pues es...
—Le cambié el vino por jugo de uva y tengo pruebas... Él se me lanzó encima y yo sí le tenía ganas.
—Ah... Bueno... Entonces... Ya no sé qué decir.
—Fue completamente consentido. Mami, sabes que en eso no te voy a mentir.
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