36.


—Tengo que seguir aprendiendo.

El pequeño alemán se aferró al libro que estaba leyendo.

—Pero también debes descansar —el tercer Tercer Reich solo lo miró divertido.

—Pero si descanso, no podré aprender lo suficiente.

—Imagina lo grato que es descansar después del trabajo —le quitó el libro con tranquilidad—. Sentir que cumpliste tu deber y que ahora puedes consentirte a ti mismo —se arrodilló junto a su pequeño primogénito—. Sentarte en un sofá cómodo, tomar una bebida caliente y comer una golosina.

—Eso suena bien, padre.

—Pues es hora de que sientas el beneficio de unas buenas vacaciones —sonrió satisfecho—. Ya después volverás a estudiar.

—Está bien.

—Nunca olvides que también es esencial descansar.

—Sí — sonrió.

Porque Nazi pudo ser terrible, pero tenía su lado bueno también.

Porque siempre creyó que su hijo era su mayor tesoro. 

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