28.
—Hola pequeñín, ¿te ayudo en algo?
USA sonrió ante el niño soviético que lo miraba fijamente.
—Tú vas a ser mi esposa —dijo con convicción.
—Ni lo sueñes.
Quién creía que volvería a escuchar eso en otra versión, pero con el mismo sentido de posesión.
Tuvieron que pasar muchos años.
—Hola Rusky, ¿te ayudo en algo?
—Vas a casarte conmigo. Tú vas a ser mi esposa.
—Creo que ya viví esto antes... —miró al chiquillo—. Ya claro que no pasará.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top