20.


—Antes de que lo decidas, ¿puedes prometerle algo?

—Dime, Sweetie.

Era una de esas pláticas serias, de aquellas que no se daban de la nada.

Era una especie de reflexión antes de una tormenta.

—Que solo pensarás en ti.

Acadia sonrió sin mirar a Trece Colonias, porque no quería discutir. Pero pedía demasiado.

—No te voy a dejar en manos del viejo... Eres mi hermano... Nos independizaremos juntos.

—Ambos peleamos de diferentes formas... Así que por favor... Solo piensa en ti.

—Acadia... No te voy a dejar.

—Vas a tener que hacerlo... Pero está bien... Yo te seguiré después, cuando tenga la fuerza.

—Entonces debes apresurarte, porque te esperaré... Y sabes que no me gusta esperar —bromeó sin ganas.

—Lo sé... Lo sé muy bien.

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