18.


—De tus ojos no deberían brotar lágrimas. 

USA miró a China y negó antes de limpiarse las lágrimas.

—No vengas a molestarme. Estoy ocupado.

—Quien te ha hecho llorar, merece un castigo.

—No estoy llorando —bufó y giró el rostro.

—¿Quieres hablar de lo que te pasó? —pero el asiático no se rindió.

—No.

—¿Puedo hacer algo para que vuelvas a sonreír?

—Invitarme un café —suspiró.

—Lo que sea por verte sonreír.



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top