12.


Las llevaba de paseo como a cualquier niña de su edad, y le daba la diversión que se merecía.

Pero a veces era demasiado.

—Papi quiero una fotografía con él —Ucrania señaló a un chico.

—Hija, ese es un hombre común y corriente. ¿No prefieres...?

—Pero lo quiero a él, por favor —suplicó.

—Una foto y nos vamos a casa.

—¡Sí!

Todo con tal de volver a casa y descansar.

URSS fue con aquel chico a pedirle amablemente una foto, pero por si acaso, le apuntó con su arma.

—Te tomarás una foto con mi hija, sonreirás y te gustará.

—Sí, señor —nadie se negaría a ese pedido.

—¡Viva! —la pequeña dio brinquitos de felicidad—. ¡Foto con el príncipe!

Nada era suficiente para sus princesas.

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