11.
—¿Usted cree en la fortuna?
Colombia miró al ruso enorme que estaba a su lado.
—A veces.
—Porque yo sí y ayer me leyeron las cartas.
—¿Y qué te decían?
—Que el amor de mi vida usaría ushanka, abrigo y tendría un rostro de hijueputa.
—¿Debería reírme ahora?
—Rusia, me gustas, pero sí eres un idiota.
—Nos besamos ahora o primero fingidos pelear hasta tener tensión sexual.
El colombiano solo se dejó llevar.
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