Capítulo 09
Nota, la historia de Romeo y Julieta no es la original es mi versión, en está Romeo se le declara a Julieta en el balcón para después irse a la guerra donde muere, Julieta queda devastada y se suicida después de saber la noticia.
Estoy en la escuela tratando de ensayar la obra con Emma, el profe es algo estricto, desea que todo salga a la perfección, pero es algo agotador, no me gusta estar repitiendo las cosas una y otra vez.
—Va chicos una última vez, espero y salga bien— dijo el profe también algo fastidiado.
Entonces comenzamos, teníamos ya dos horas ensayando y la verdad me moría de hambre, mi madre me estaba esperando afuera desde hace media hora pero el profe no paraba con el ensayo.
—Chicos haber para terminar el día de hoy aremos la escena del balcón, esa cuando Romeo se declara antes de ir a la guerra.
Mi corazón se aceleró un poco de los nervios, esa escena era donde debía besar a Emma, mis ojos brillaron, pero una sonrisa de nervios me comía la cara, mire a Emma, no podía creer que la besaría estaba en un sueño, entonces ella se puso en el balcón improvisado y comenzamos con los diálogos.
Emma ―Oh, Romeo sois la persona que mi corazón anhela.
Kenny ―Vos sois la doncella que con una sonrisa me conquista.
Emma ―Mi Romeo tus palabras me conquistan, me derrito ante vos pero porque osas el irte de mi lado cuando de vos me enamorado.
Kenny ―Perdón mi doncella pero el destino me ha hablado y una ruta me ha marcado, pero no antes de ti haberme enamorado y tu mano pedir sin más que decir.
Emma ―Oh mi Romeo, por ti esperaré y claro me casaré
Kenny ―Mi amada mía, tomad esta sortija para unir nuestro amor en son de este bello balcón.
Emma ―Mi querido amado...
Entonces me acerque lentamente a ella mirándola que cerraba los ojos, noté sus hermosos labios rosas que se acercaban muy despacio a los míos, mi corazón latía agitado, sudaban y temblaban mis manos, era la primera vez que besaba a alguien, sentí esos labios suaves y tiernos tocando los míos con cariño, fueron unos eternos dos segundo, al separarnos sonreí a más no poder, había besado a alguien pero no a cualquiera era Emma la chica que me gustaba desde primer semestre, dios era un sueño.
—Muy bien chicos perfecto eso era lo que estaba buscando pasión, bien el día de mañana comenzaremos a poner la escenografía así que principales tómense su descanso pero no dejen de ensayar sus guion, quiero que todo salga perfecto sale, bien nos vemos mañana.
Le sonreí a Emma de nuevo y ella me correspondió.
Me recosté en mi cama estaba tan contento y no paraba de sonreír al recordar ese momento, de pronto escuche la voz de Jame por la ventana.
― ¡Hey Kenny! , ¿Estás haciendo algo?
―No por ahora ¿Por qué?
―Pensé, si no harías nada hoy podrías ayudarme con el local, ¿Qué dices?
Pensé por un momento lo que había pasado la vez anterior y lo que había sentido pero luego me acorde de Emma y se me pasó.
―Claro, te veo abajo.
Mientras regaba los tulipanes Jame me puso de nervios.
― ¿Kenny puedo preguntarte algo? ― dijo en tono serio mientras cortaba las espinas de las rosas.
― Eh, si claro― dije tartamudeando y algo tenso
― Podrías decirme la razón verdadera de porque te fuiste corriendo aquella vez.
Coloque la regadera en el suelo y me volteé hacia él, nervioso, no sabía que decirle, no le iba a decir lo que había sentido, trate de pensar alguna mentira convincente pero segundos después Jame interrumpió mi pensamiento levantándose y dirigiéndose a mí, colocando su mano en la pared y poniendo su rostro muy cerca del mío, mi espalda tocaba la pared esperando que hubiese un agujero y poder escapar por el pero no lo había, mi corazón volvió a latir como aquella vez, aunque ahora no solo mi corazón estaba despertando sentí como mi pene comenzó a alzarse poco a poco, estaba muy cerca mío y me ponía de punta.
―Puedes confiar en mí, no diré nada― dijo con algo de susurro y picardía.
Sentí un hormigueo que recorrió mi cuerpo entero, veía sus ojos café claro que me llevaban a un universo alterno, mis manos sudaban y mis pies comenzaban a temblar, pude oler una loción que me erizo por completo, mi pene se alzó de inmediato, era como una carpa de circo en mis pantalones, Jame se percató de mi entonces se apartó, rayos estaba tan apenado y me senté en el suelo, Jame hizo una pequeña sonrisa pícara pero no dijo nada y se puso de nuevo a cortar las espinas, me quede sentado sin decir nada totalmente sonrojado; segundos después de que mi nerviosismo y que mi pene habían bajado me puse de pie y me dirigí al sanitario, Jame solo me observaba, baje la tapa y me senté en el retrete con mis manos en la cara, trataba de razonar porque me pasaba esto, sabía que me gustaba Emma y mucho pero Jame me ponía de punta cuando se acercaba a mí, de pronto mis lágrimas fueron lo único que pude hacer al sentirme presionado sobre mis sentimientos, Jame me escucho llorar y segundos más tarde abrió la puerta del sanitario, se arrodillo frente a mí y me tomo entre su brazos, sentí un cálido y tierno abrazo que hizo que dejara de llorar, extendí mis brazos y los cruce por su cuello, se sentía tan bien que no quería dejarlo de abrazar, él retiro sus manos y tomo mi rostro, colocándolo frente al suyo, nos mirábamos directamente a los ojos rosando un poco la nariz, entonces acarició mi mejilla y sentí unos suaves, esponjosos y rosas labios posarse en los míos moviéndose con lentitud, sentí un fuerte cosquilleo en mi corazón, el mundo que me rodeaba dejaba de estar ahí y solo podía sentir a Jame tocando mi rostro con sus grandes manos y sus labios acariciando los míos pero luego recapacite y me aleje de él.
― ¿Qué haces? ― le dije tapándome la boca con mi mano y sonrojado.
―Solo quería que dejaras de llorar― dijo muy tranquilamente, como podía decirlo así de fácil.
―Pues... ― no sabía que decir.
Entonces sonó la campanilla del local, Jame se levantó y se dirigió a atender; todo el tiempo que estuvimos en el local y el camino de regreso no mencione ninguna palabra.
―Bueno Kenny gracias por tu ayuda espero y no estés molesto conmigo― me dio una palmada en la espalda y se dirigió a su casa.
Lo miré hasta que entro a su casa y me fui a la mía; acostado en mi cama trataba de dormir pero mis pensamientos volaban y me presionaban.
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No podía creer que me animara a besarlo, dios estaba tan contento creo que después de pensarlo tanto, me dije a mi mismo que no importaba si me gustaban los hombres pero lo qué si importaba era que Kenny fuera solo para mí, casi dormido y pensando en él escuche una voz susurrando por la ventana, me acerque a la ventana y era Kenny
― ¡Jame! ― susurró.
―Hey pensé que estabas molesto conmigo― dije con una sonrisa de lado a lado.
―No estoy molesto solo... tú sabes jamás había hecho eso y me sacaste de onda.
―Lo noté― reí levemente.
―Oye...― dijo tartamudeando.
― Si, ¿Qué pasa?
― Podríamos hablar.
― ¿Ahora? ― pregunté confundido.
― Si, te espero abajo en el patio trasero― nuestros patios estaban pegados, solo una valla de madera los separaba.
―Vale.
Tome un suéter y me dirigí a la parte de abajo, con cautela para que mi madre no me escuchase, salí al patio trasero y ahí estaba él esperándome, que rápido había bajado, estaba haciendo algo de frío así que cerré el suéter.
― Ok ¿De qué quieres hablar? ― le dije aproximándome a él.
Me miró seriamente, pensé que no diría nada pero luego resopló y dijo.
― Podrías no volverme a hablar― dijo muy serio.
No podía creer lo que me había pedido, sentí como mi corazón se rompía en varios pedazos, haciendo que mis ojos se pusieran rojizos por las lágrimas, no quería dejarle de hablar, el me gustaba y mucho.
― Perdón pero no puedo con esto, me estoy consumiendo por dentro de no saber qué hacer, por un lado me gusta Emma― ¿Emma? ¿Quién era Emma? pensaba en mi cabeza, rayos jamás pensé que tuviera novia o que le gustase alguien nunca le pregunte pero eso me hacía sentir aun peor y entonces ― Pero por otra parte creo que me gustas tú.
Enserio escuche eso, mi mirada se alzó hacia su rostro con una leve sonrisa, él estaba también con los ojos algo rojizos, lo tome con mis brazos y los pase encima de su cuello, aunque tontamente la valla estorbaba.
―No quiero dejarte de hablar―, dije soltando algunas lágrimas ― Tú me gustas.
Se apartó y me miró fijamente, negó con la cabeza, soltó algunas lágrimas, dio media vuelta y se dirigió a su casa, dejándome solo en el frío de la noche, no tuve más remedio que meterme lloriqueando a mi cuarto y tomando la almohada para estrujarla con el dolor que sentía, llorando a más no poder no supe cuando quede dormido.
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