Capítulo 08
Hoy era el día en que algunas binas iban a representar el guion, estaba un poco nervioso aunque el haber ensayado con Jame me ayudo para aprenderme fragmentos del texto y poder decirlos con firmeza sin tartamudear, practique los últimos minutos con Emma en el salón antes de que el profe llegara.
—Hey chicos, dejen ya sus cuadernillos que vamos a comenzar... bien, tomare un papelito de esta bola donde puse el nombre de cada uno de ustedes, cuando mencione la persona tendrá que pasar con su compañero o compañera al frente e interpretar el guion, ¿Alguna pregunta?... ¿No?... Entonces comencemos, primero acomodémonos en rueda.... rápido.... bien, la primera bina que pasara es... —, en ese momento me estaban sudando las manos y cuando dijo el nombre solté un suspiro — Geremi Burgh, pasen al frente y demuéstrenos de que están hechos.
Así pasaron varias binas, algunas me gustaba como lo hacían, pero otras la verdad hasta el profe les decía que se sentaran.
— Última bina del día de hoy...—, decía mientras tomaba el papel de la bola— Kenny Martini.
Mi corazón empezó a latir con fuerza, mire a Emma, nos levantamos y caminamos al centro, podía sentir todas esas miradas, entonces decidimos comenzar.
Emma ―No faltará. Las horas se me harán siglos hasta que ésa llegue. No sé para qué te he llamado.
Kenny― ¡Déjame quedar aquí hasta que lo pienses!
Emma ―Con el contento de verte cerca me olvidaré eternamente de lo que pensaba, recordando tu dulce compañía.
Kenny ―Para que siga tu olvido no he de irme...
Mientras Emma pronunciaba palabras mi corazón latía aún más rápido, sentía las miradas de mis compañeros, el profe sonreía y me ponía más nervioso; casi terminábamos el guion cuando el profe nos interrumpió.
— Chicos, perfecto —, dijo mientras aplaudía— Me ha encantado, perdón por interrumpirlos pero mi sonrisa no daba para más, son muy buenos, creo que los demás piensan lo mismo ¿O no?
Todos le dieron la razón, no podía creer que fuéramos tan buenos, mire a Emma y le sonreí, ella lo hizo también.
—Bueno chicos ya tenemos a nuestros personajes principales de la obra, un aplauso para Romeo y Julieta.
Todos empezaron a aplaudir, estaba muy contento y Emma también; después el profe nos mencionó que teníamos que ensayar cada tercer día en el auditorio de la escuela, donde sería el escenario.
Al termino de clases mi madre me recogió para ir a casa; llegamos y subí a mi cuarto, abrí la puerta y corrí a la cama, me asome por la ventana para ver si Jame estaba ahí y darle las gracias.
― ¡Hey Jame!, ¿Estás ahí?
Entonces Jame abrió la ventana.
―Hey Kenny, ¿Qué pasa?
―Soló para decirte gracias, me eligieron como principal en la obra.
― ¡Oh!, que genial Kenny y no tienes que agradecer nada.
―Claro que sí sin tu ayuda esto no hubiese pasado.
―Vale― noté que se sonrojo un poco.
―Oye, ¿tienes algo que hacer esta tarde?
―Tengo que ir con mi madre al trabajo.
―Oh, ¿En que trabaja?
―En una florería, a unas cuadras de aquí.
―Mmm, ¿podría ayudarles? ―no tenía nada que hacer.
―Claro, no creo que haya problema.
―Bueno, ¿A qué hora nos vemos?
―En una hora más o menos.
―Ok te veo abajo.
Me despedí y cerré la ventana
―Una hora― pensé.
Entonces me cambié y baje a comer, mi madre había preparado salmón empanizado con salsa roja y una ensalada de lechuga, pepino, jícama, zanahoria y jitomate con algo de limón y chile en polvo, mi madre era una diosa en la cocina; terminé, le di gracias a mi madre y salí de la casa, me dirigí a la casa de Jame y toque la puerta.
― Hey Kenny― dijo Jame abriendo la puerta.
― Hey Jame.
― ¿Listo?
―Sí, vamos, ¿Y tú mamá?
―Tiene mucho que hacer así que le dije que tú y yo nos encargaríamos un rato.
― Está bien.
Entonces nos fuimos caminando hasta el local, era un local pequeño pero con hermosas flores, el olor que se percibía era tan genial, oler esas rosas blancas, los tulipanes y las gardenias, era muy bello estar ahí, comenzamos a regarlas y acomodarlas en sus macetas, limpiamos el piso y las estanterías, de rato llego una persona a comprar.
― ¿Tendrás rosa roja?, necesito unas 30 rosas.
―Claro― dijo Jame dirigiéndose a la parte de atrás, a un pequeño almacén.
Mientras yo cuidaba el local y regaba unas alcatraces, Jame me pidió ayuda así que fui al almacén.
―Podrías ayudarme con las rosas, están ahí arriba en la estantería ― si señalando las rosas
―Claro― creo que me pidió ayuda porque soy un poco más alto que él.
Entonces mientras me estiraba para tomar las rosas, resbale por el agua que estaba en el suelo, en ese momento trate de no caer, no sé qué hice que di media vuelta y caí sobre Jame con las rosas, estábamos cara a cara, nuestras narices se rosaron.
―Estas bien― dijo mirándome con esos ojos café claro.
―Perdón― dije poniéndome rápidamente de pie y dándole las rosas―Ten las rosas.
―Gracias― mencionó al levantarse.
Mientras el entregaba las rosas trataba de calmar mi corazón que se había acelerado, sentía como mi interior hacia cosquillas, estaba sonrojado y tembloroso,
― ¿Qué pasa? ― me pregunté.
La verdad no sabía que pasaba; cuando el termino de atender a el cliente se volteó y me miro con esa sonrisa que reflejaba ternura, yo me volteé y me puse a limpiar el desastre que había hecho, mi corazón seguía de raro.
―Te encuentras bien, ¿No te hiciste daño? ―preguntó.
―Eh no, estoy bien gracias, ¿Y tú?, perdón por el desorden y haberte caído encima.
―No te preocupes no fue nada― lo escuche reír vagamente
―Ok ― dije y continúe recogiendo con la escoba.
―Bueno deja te ayudo.
―No, yo me encargo― no quería que estuviera cerca no quería sentir esto en mi interior.
― Paparruchas― dijo tocándome la mano para tomar la escoba.
― ¡Deja! ― le grite, me había tocado la mano y sentí hormigueo en mi pecho.
―Bueno tranquilo― intentó calmarme.
Entonces le di la escoba y me salí del local corriendo, Jame me grito pero no le hice caso, me dirigí a mi casa, después que había dejado el local atrás deje de correr, mientras llegaba a casa pensaba en ese momento cuando estábamos cara a cara con nuestras narices rosando y mi corazón latiendo a mil por hora, necesitaba saber porque esa sensación, porque él me había puesto de esa manera; al llegar a casa me senté en las escaleras de la entrada junto a esa figurilla en forma de manzana, que aún no sabía que tenía dentro, me la pase ahí sentado un buen rato hasta que mi madre abrió la puerta y me pregunto qué estaba haciendo.
―Nada má, solo regrese pronto.
― ¿No estabas ayudándole a Jame?
― Eh si pero ya acabamos y por eso llegue pronto.
― Ah, ¿Y por qué estás aquí afuera?
―Pues... estaba viendo el vecindario.
—Bueno entra, ayúdame con el aseo y luego subes a terminar tu tarea.
―Mamá.
Termine de barrer los cuartos y me dirigí a mi habitación, me recosté en la cama y me puse a terminar la tarea; era de noche, ya había terminado mi tarea y el aseo que mi madre me había puesto a hacer, cuando de pronto escuche por la ventana una voz
― ¡Hey Kenny! ― era Jame desde su ventana, la verdad no quería asomarme pero aun así lo hice.
―Hey Jame― dije apenado.
―Por qué te fuiste de esa manera, ¿Qué paso?
―Nada.
― ¡Nada! , no por nada sales corriendo medio enojado.
― No estaba enojado.
― ¿Entonces?
―Soló recordé que tenía tarea que hacer y la necesitaba terminar.
― ¿Enserio? ―dijo con un gesto de me crees tonto.
― Bueno no pero... no era nada, perdona por irme así.
―Ok pero si paso algo puedes confiar en mí y contármelo, ¿Vale?
Le sonreí, me despedí de él y cerré la ventana.
―Estúpido y raro corazón ¿Qué te está pasando?
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