Capítulo 4
"A veces me doy escalofríos,
A veces mi mente me juega trucos.
Todo se sigue sumando,
Creo que me estoy desmoronando
¿Soy Solo Paranoica?"
Podía sentir los pedazos de vidrio incrustados en mi mano como pequeñas astillas, dejando una lágrima roja a su paso.
Podía sentir la calidez que transmitía la sangre, el olor metálico que había en el lugar, quería moverme pero no podía, al mínimo movimiento me dolía todo, y aunque quisiera no podría porque había cosas obstruyendo mi camino, no podía distinguir bien qué era.
Escuche un grito desgarrador y se me puso la piel de gallina.
Antes de poder ver algo más me despierto sobresaltada; un grito se escapó de mi garganta al hacerlo. Pase mis manos desesperada por mi cuerpo, pero no había rastro de sangre ni tampoco de vidrios. En su lugar podía sentir como mi cuerpo estaba todo sudoroso.
Había sido una simple pesadilla, pero parecía tan real, pude sentirlo como si hubiera estado ahí, el tacto, el miedo eran muy reales para ser un simple sueño.
Mis músculos se sentían todos tensos, cuando me di vuelta para mirar la hora el reloj marcaba que eran las 3:03 am.
Sacó las sábanas que seguían tapando mis piernas y me siento en la cama, respiró profundamente para tranquilizarme.
Inhala...
Exhala...
Después de repetirlo unas cinco veces suspiró.
Todavía tenía la sensación del recorrido de la gota de sangre por mi mano. Iniciaba abajo del pulgar y se extendía por todo el dorso de mi mano hasta llegar a mi dedo índice y al final en la punta caía hacía el piso, mi mano estaba inerte.
Pero al mirarla nada de eso estaba pasando.
Salgo de mi habitación por un vaso de agua y un poco de aire fresco.
Al pasar el líquido por mi garganta alivia la picazón que no me había dado cuenta que sentía; El aire fresco me ayuda a terminar de relajarme.
Al volver a posar mi mirada en mi celular veo que tengo mensajes de Blade de hace como seis horas.
Rubio Hueco:
¿Llegaste bien?
Rubio Hueco:
Raveen ya pasaron 2 horas podrías contestar...
Rubio Hueco:
Raven Malania Gastrell te juro que si estas viva te voy a matar yo..., y bueno si estas muerta perdón por enojarme por no responderme fantasmita de Raven.
Tal vez me olvide de avisarle que llegue...
Después de contarle todo a Blade, volví sola a casa ya que él tenía que trabajar, odiaba no poder acompañarme por si me pasaba algo y me hizo jurar que apenas llegue le mande un mensaje.
Que claramente olvide.
Apenas llegue me quede dormida.
Bueno mejor tarde que nunca, asique me dispongo a responderle.
Lo siento, me quedé dormida, estoy sana y salva.
Y nunca más vuelvas a decir
mi nombre completoBlade Kegan Allen.
Dejo mi celular en la mesa, sin saberlo los mensajes de mi mejor amigo ayudaron a sacarme la sensación del mal sueño.
Dejo el vaso en la mesada, vuelvo a agarrar mi celular y me dirijo a mi habitación, después de enchufar mi teléfono al cargador intentó volver a dormir, después de todo en un par de horas tengo que levantarme para ir al instituto.
No me costó mucho volver a coincidir con el sueño y esta vez no hubo pesadillas, ni tampoco sueños fue como mantener mis ojos cerrados, solo descansar, pero a la vez no estaba consciente a lo que me rodeaba.
Cuando el reloj dio las 7:00 am me dispuse a levantarme, y hacer la pequeña rutina de cada mañana.
Al ya estar lista voy a la cocina para poder comer algo antes de irme, en el camino me cruzo con Eider raramente vestido y presentable.
— ¿Vas a algún lado? —su pregunta me sorprendió no creí que me hablara solemos llevarnos mejor cuando nos ignoramos.
—Si pasaras algunas mañanas Sobrio sabrías que a esta hora tengo que ir al colegio.
Al no recibir ninguna respuesta de su parte levantó la mirada para mirarlo, tenía la mirada perdida en el piso, no pude evitar rodar los ojos.
— ¿Vos a dónde vas?
—Voy a buscar trabajo.
—Si ya tenes uno.
—Me echaron.
—Adivino, tiene algo que ver con que faltaste una semana completa —cruzo mis brazos en mi pecho y él frunce sus cejas.
—Tal vez... Pero eso no te incumbe.
—Es mi asunto también, porque te recuerdo que tenemos un trato, vos trabajas para poder mantener al menos las cosas necesarias ya que gastas toda la plata que te da el Estado por mes para mantenerme y para mis estudios en alcohol, mínimamente podrías comportarte o podría denunciarte.
—Sabes que si me denuncias vas a terminar en un Reformatorio y no creo que salgas de ahí, no te conviene ni a vos ni a mí. Así que vamos a seguir con este trato de convivencia, y voy a conseguir trabajo.
—Ya no me importa ir a un Reformatorio, no tengo nada que perder, en cambio vos sí...
Extorsiónalo.
Después de unos segundos retomo mi palabra.
—Así que, si no queres terminar en una puta celda será mejor renovar el acuerdo, me vas a tener que dar el 20% de lo que te da el estado por mes.
—No serías capaz de denunciarme.
— ¿Queréis probarme?
Mi mirada estaba fija en la suya y la de él en la mía, era como un duelo, y yo no sería la que perdería.
Podía sentir un destello en mis ojos, no sabía si era el enojo, o valor, pero se sentía diferente.
Eider bajo la mirada.
—Bien te daré el 20%.
Sin decir más se dio media vuelta y se fue de la casa.
Una sonrisa enorme se expandía por mi cara, y ahora no solo en mis ojos podía sentir esa sensación, era raro, pero se sentía bien.
Y es solo el principio
Al salir yo también de la casa cierro con mis llaves y me encaminó al colegio.
Mientras camino reviso mi celular y tenía respuestas de Blade.
Rubio Hueco:
Sos la peor mejor amiga del mundo, en serio me había preocupado.
¡Y No vuelvas a decir mi segundo nombre!
Que tengas un horrible día Melania ♡.
Ay estúpido Blade.
Ya deja de quejarte
sólo me olvidé.
Voy a dejar de decirlo
cuando no me llames por mi nombre completo, ¡Soy Raven!
Lo mismo digo Kegan♡.
Guardo mi celular y al levantar la mirada veo que ya estaba por llegar. Apuro mi paso y en unos segundos ya estoy pasando las puertas.
Al dar unos pasos dentro puedo ver cómo hay un grupo de gente alrededor de dos profesores.
Al parecer está todo mi curso o eso creo ya que no conozco a muchos, reconozco algunos que sé que están en último año aunque no estén en mis clases.
Al acercarme al parecer tenía razón por lo que está diciendo la profesora de Biología.
—Bueno como saben hoy todos los de último año, vamos a ir ayudar al orfanato Johnson, van a ir acompañados con el profesor Jones y conmigo, es un viaje largo, así que si alguno necesita ir al baño será mejor que vaya ahora.
— ¿Cuándo se supone que dijeron eso? —dije casi susurrando para mí.
—Hace como una semana, lo sabrías si vendrías más seguido al colegio.
Al parecer no lo dije tan para mí...
Al mirar para mí costado su pelo revuelto castaño fue lo primero en llamar mi atención.
—Ah, Tristón
—Soy Tristan.
—Como sea —moví mi mano restándole importancia.
Antes que alguno pueda decir algo más la profesora dice que tenemos que subir al Micro escolar.
Voy a donde se empezó hacer una fila para poder entrar, luego de cinco personas ya estoy arriba eligiendo un lugar donde sentarme.
Voy hacia los asientos de atrás y me siento en el último junto la ventanilla, no pasaron ni cinco segundos que sentí el asiento a mi lado hundirse.
Era Tristan.
— ¿No querías sentarte en otro lado?
—No, estoy bien, Gracias.
Agh, ¿No quería ser más exasperante?
Sacó los auriculares de mi mochila y me pongo a escuchar música mientras miro por la ventanilla apreciando las calles en movimiento.
Al llegar a la mitad de la canción, como era de esperar mi compañero me saca un lado del auricular y se lo pone.
— ¿No tienes algo mejor que hacer, Tristan?
—Agh, con esta música claro que si cualquier cosa es mejor que escucharla.
Abro la boca indignada.
—Retira lo dicho.
—Lo siento, no miento.
— ¿Y qué se supone que es buena música para vos?
Y así pasamos todo el viaje.
1 hora y 48 minutos discutiendo cuál música es mejor.
Estuvimos turnándonos para mostrarle canciones al otro.
Y aunque odie admitirlo tenía buen gusto musical, pero el mío seguía siendo mejor.
Al bajar del Autobús vemos adelante nuestras unas rejas enormes grises, sobre ellas un enorme cartel que decía Orfanato Johnson.
Por un segundo volví a ver en el enorme cartel oxidado del Lyra Derry.
Los viejos pasillos con olor a humedad, sin color.
Cuando miro al frente a lo lejos me pareció ver a una mujer, tenía sangre en toda su ropa, y de sus ojos caían lágrimas rojas.
Cuando quise volver a fijarme había desaparecido.
Debo haberme confundido.
Cuando me doy cuenta me quedé algo atrás que los demás así que apuró mi pasó.
Todos tenían cuadernos en sus manos.
Pongo mi mochila de frente para sacar el mío, al mismo tiempo que cruzó la puerta.
Al sacar el cuaderno me tropiezo con una silla por no mirar adelante y el cuaderno se me cae de mis manos, esparciendo un par de hojas a su paso.
Al agacharme a juntarlas, puedo ver por el rabillo de mi ojo que alguien hace lo mismo para ayudarme, al levantar la vista veo a una señora mayor, por la ropa debe trabajar acá.
Casi termino de juntar todo con su ayuda hasta que se queda quieta viendo una de las hojas.
—Oh tiene un gran talento señorita, parece una fotografía, aunque no sabía que lo conocía, nunca la vi por aquí.
— ¿Qué?
Cuando veo la hoja que está mirando, menos entiendo lo que está hablando.
Está mirando el dibujo del chico misterioso que hice en clase.
—Sí, no sabía que lo conocía...
— ¿A quién?
—Era uno de los huérfanos de aquí.
—Yo no...
—Raven, vamos por acá — interrumpe la profesora cuando se da cuenta que me había quedado muy atrás.
Cuando me doy la vuelta para seguir preguntándole cosas a la señora, ella ya no estaba y en su lugar el dibujo estaba en el piso.
Lo guardo dentro del cuaderno y voy con todos los demás.
En otro momento tendré que averiguar qué fue eso o quién era él.
Al parecer no era solo una sensación, tal vez si lo conozco.
Pero, ¿Por qué no lo recuerdo?
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