Capítulo 20

"No tienes lugar donde esconderte y me siento como una villana, tengo hambre por dentro. Una mirada a mis ojos y tu corres por qué estoy yendo a comerte vivo ... La persecución recién a comenzado"

"Somos monstruos atrapados en tu cabeza"

Ya estaba en mi siguiente clase, esta vez Tristan no estaba, y el asiento de mi lado se encontraba libre, la profesora empezó a explicar cosas sobre la literatura y como sería el próximo proyecto que deberíamos hacer. En el medio de su discurso, un golpe sobre la puerta la interrumpe, con confusión fue hacia allí y abrió la puerta, del otro lado había una chica de mi edad, era petiza, todo en ella era chiquito, tenia poca espalda haciéndola parecer más pequeña de lo que era, sus ojos eran tan oscuros como un café amargo y hacían un fuerte contraste con sus cabellos de color ceniza, en el medio de su frente se notaba una marca que terminaba cuando se encontraba con sus cejas, una cicatriz. No escuche nada del intercambio de palabras que tuvieron por estar observándola con detalle, pero la profesora señaló en mi dirección y ella se empezó a acercar, mientras sus pasos avanzaban al asiento junto a mi, pude verla mejor, llevaba una musculosa negra junto un jean rasgado del mismo color, estaba seria pero algo en su cara demostraba que en el fondo algo escondía.

Al tomar asiento sus ojos se dirigieron a mi, me observó unos segundos y luego su labio se levantó levemente dedicandome una sonrisa.

-Lindos ojos -por un segundo creí que lo decía sarcásticamente pero al contrario, lo estaba diciendo de verdad.

-Lindo pelo.

Con mi respuesta sonrió, para luego cruzarse de brazos sobre el banco y apoyar su cabeza sobre ellos en mi dirección.

-Soy Kaida.

-Raven.

Estuvimos conversando entre susurros unos minutos, según lo que me había dicho, se había mudado a este pueblo por el trabajo de sus padres, por eso su repentina llegada al colegio a estas alturas.

Nuestra charla se vio interrumpida por la profesora.

-¿Su conversación es más interesante que mi clase?

-¿De verdad quiere escuchar la respuesta?- mi voz salió más áspera de lo normal.

-¡¿Cómo dijo?!

-Sabe perfectamente lo que dije.

-Si esa va a ser su actitud en mi clase mejor vaya a ver al director.

-Bien, cualquier cosa es mejor que esto.

Cuando la conversación terminó sentí como si salía de un trance, las palabras que en verdad quería decir se distorcionaban a la hora de salir de mi boca, ahora estando consciente me percato de que mis uñas estaban incrustadas en la madera vieja de mi banco haciendo que algunas astillas se clavaran en mis dedos como espinas, y mi sangre que sobresalía era como el veneno. Varias miradas estaban sobre mi y la señora, otros no se animaban a hacerlo, Kaida por otro lado tenía una leve sonrisa.

Me levanté con mis cosas y sali de ahi lo mas rapido posible.

Mis ojos ardían, cuando quise avanzar casi me tropiezo por culpa de un mareo, sentía mis manos temblar. Con un esfuerzo me diriji hacia el baño, apoye mis brazos en el lavamanos dejando caer todo mi peso sobre ellos, mi cabeza quedó agachada entre medio, mi pelo cae como cascada a los costados de mi cara.

¿Qué fue todo eso?, era como si fuera una simple marioneta y alguien más el titiritero, como si fuera prisionera en mi propio cuerpo y viera todo desde afuera. No fue la primera vez que mi cuerpo hizo algo sin que yo quisiera, pero lo había dejado pasar porque era una simple sonrisa, quizás ni siquiera me había percatado al hacerla, pero esta vez sabía perfectamente que yo no había dicho eso.

Mis ojos empezaron a arder todavía más que antes, de repente empecé a sentir un líquido cálido saliendo de ellos, levantó mi rostro de apoco chocando de frente con mi reflejo en el espejo, mis ojos tenían algunos destellos negros en el iris, de ellos empezaron a caer una fina lágrima roja, era sangre. Me sobresalte apenas lo vi y debido al impacto quise retroceder para alejarme de esa imagen, haciendo que pierda el equilibrio y caiga sentada en el piso. Con desesperación pasé mis manos por mi cara, pero no sentí ningún rastro de lo que había visto hace unos segundos.

Cerré mis ojos fuertemente y respire profundo, después de unos segundos mis manos habían dejado de temblar, una vez ya calmada vuelvo a ponerme en pie, al ver de nuevo mi reflejo, no había ningún indicio de lo que encontré antes.

Suspiro, abro la canilla y pongo mis dos manos juntas para recolectar la mayor cantidad de agua que pueda y la pasó por mi rostro, estaba helada pero eso ayudaba a darme cuenta que si estaba despierta. Cuando terminó, sacudo mis manos para eliminar las gotas que quedaban y voy directo a la puerta para salir de una vez de acá dentro.

La mayoría de los pasillos seguían desolados, mis pasos retumbaban por todo el lugar, todavía los demás estaban en clase mientras yo iba a la dirección, aunque tranquilamente podría no ir y nadie se enteraría pero ya tuve suficientes problemas por hoy. Tarde unos segundos para llegar a mi destino, golpee la puerta de madera con mis nudillos y avance al escuchar un "pase" desde el otro lado.

Como era de esperar el director se encontraba sentado detrás de su escritorio, levantó su mirada de los papeles que estaba utilizando  y se quedó analizando de forma interrogativa.

—¿Se le ofrece algo señorita Gastrell?

—No realmente, me mandaron acá por contestar mal.

—Escuche, debería mandarla a detención pero... sé que estás pasando momentos difíciles, así que por hoy voy a dejarla pasar, pero espero que no se repita— respondió mientras cruzaba sus brazos en la mesa.

—Si, gracias por comprender, no va a repetirse.

O eso espero...

—Bien, puede retirarse.

Sonrío tímidamente antes de irme, había sido más fácil de lo que pensé.

Al parecer algunos ya habían terminado sus clases porque había un par de personas por los alrededores, doble en una de las esquinas para estar más cerca de mi próxima clase, pero al hacerlo termine chocando contra algo haciendo que este apunto de caer si no fuera porque la otra persona me sostuvo. Miro esta vez para adelante encontrándome con el pecho de alguien, tenía una remera celeste puesta con una frase en ella que no me gaste en leer, subo un poco más la mirada para encontrarme con un par de ojos verdes ya conocidos para mi.

Era Tristan, la verdad no me extrañaba o no nos veíamos por días o nos encontrábamos hasta en la sopa. Su brazo izquierdo estaba alrededor de mi cintura sosteniéndome fuertemente para evitar que haya terminado contra el piso, sus mejillas estaban empezando a tornarse coloradas.

 —¡Hey! hola, ¿estás bien?

—Sí gracias, y lo siento no te había visto.

—Descuida creo que me tengo que empezar a acostumbrar a nuestros encuentros así—dijo con una sonrisa socarrona en su rostro haciendo alusión a la primera vez que nos vimos.

—Por lo menos tuvimos un avance, nadie terminó en el piso esta vez—conteste sonriendo también a lo cual él rió suavemente.

Pareció percatarse que todavía no me había soltado así que rápidamente lo hace y se rasca la nuca nervioso.

—Y...¿Qué ha-hacías en la dirección?

¿Desde cuando tartamudea?

—Problemas en una clase pero tranquilo todo bien.

—¿Mal día?

Mala vida diría yo...

—Sí, eso creo.

El timbre suena interrumpiendo nuestra conversación.

Los dos intentamos hablar al mismo tiempo y nos callamos para escuchar al otro, haciendo que nos riamos.

—Supongo que nos vemos después.

Él contesta un suave sí y me sonríe como despedida y cada uno sigue su camino que era en direcciones contrarias, aunque no pude avanzar mucho ya que al dar tan solo unos pasos un mareo vino a mi tornando mi vista borrosa en el camino, intenté agarrarme de algo o intentar calmarme pero no llegue ni procesar lo que pasaba, que mi cuerpo se desplomó inerte sobre el suelo, todo a mi alrededor se distorsiono no pude reconocer lo que pasaba, solo escuche un grito con mi nombre pero no pude distinguir la voz y desde ahí mi mente quedó en las más profundas oscuridades.

Si seguís peleando contra nosotros vas a terminar durmiendo para siempre.

Mis ojos empezaron abrirse lentamente, me costó un poco acostumbrarme a la luz del lugar. Sentía algo cálido sosteniendo una de mis manos, tarde unos segundos en reaccionar con todos mis sentidos.

Cuando al fin puedo observar todo bien, veo en frente de mi un mueble con muchos medicamentos, y varias cosas de medicina, tanto el techo como las paredes eran de un color blanco enfermizo. Claramente estaba en la enfermería, pero, ¿que me había pasado?

Giro un poco mi cabeza hacia la derecha, sentado en una silla al lado mío, estaba Tristan, lo cálido que sentía sobre mi mano, era su mano entrelazada a la mía. Al darse cuenta que ya había despertado me suelta rápidamente y le avisa a la enfermera de que había regresado. Cuando vuelve a mi lado es cuando decido hablar.

—¿Qué pasó?

—Cuando nos despedimos, te desmayaste, no había llegado a avanzar mucho cuando te escuche quejarte, cuando me di la vuelta ya estabas en el piso, y te traje aquí.

Eso podía explicar el dolor que sentía en la cabeza, debió ser un golpe duro.

—Gracias.

—Es lo que hubiera hecho cualquiera—dice restandole importancia.

—No, gracias por quedarte. Cualquiera pudo haberme traído pero no cualquiera se hubiera quedado a mi lado a esperar. Gracias.

Sus labios se levantaron levemente y parecía observarme de manera diferente, hasta podría decir que era ternura, aunque me parecía extraño ya que no estaba familiarizada con esas cosas.

Lo único que obtuve como respuesta fue el calor de sus labios sobre mi frente, dejando un leve roce en ella, se alejó un poco después pero no lo suficiente, nuestros rostros seguían estando muy cerca, nuestras narices casi rozaban. Todavía sentía sus labios sobre mi piel, no sabía si lo que sentía era algo metafórico o si era por los restos de saliva que seguramente estaba en sus labios y ahora estaba en mí, no sabría explicarlo, sólo estaba la sensación ahí.

Él pareció sorprenderse de su propio acto, su cara lo demostraba, lo había hecho por inercia.

Nuestra mirada había conectado y ninguno podía desviarla de ahí, estábamos ensimismados en nuestro propio mundo.

No sabía que había pasado pero de golpe se sintió como que algo había cambiado aunque ni nosotros estábamos enterados de que era.

Él tuvo la intención de acercarse más pero su movimiento fue interrumpido por el ruido que hizo la puerta al abrirse, nos alejamos rápidamente.

La enfermera nos miro como intentando disculparse por interrumpir, aunque no necesitará hacerlo, avanzó hacia mí,  y chequeo unas últimas cosas para ver como me encontraba. Me fue diciendo que seguramente la razón de mi desmayo habrá sido por baja presión, a falta de no haberme alimentado bien esta mañana o una gran impresión que haya tenido, me dijo que descansará bien y coma que seguro iba a estar mejor. Tristan se quedó al lado de la puerta con la mirada sobre el piso todo ese tiempo.

Cuando termino de revisarme me ayudó a bajarme de la camilla, le agradecí y salí de allí.

Al parecer ya era la hora de la salida, estuve como cuatro horas "dormida".

Tristan llegó a mi lado, y ninguno dijo nada.

Estuve apunto de abrir la boca para al menos despedirme pero otra vez nos vimos interrumpidos.

—Hey Raven, ¿Cómo estás? Escuche que te desmayaste.

Era Kaida.

—Bien, tranquila no fue nada.

Los ojos de la peli-blanca cayeron sobre el chico a mi lado.

—Él es Tristan —le informe señalandolo —Y ella es Kaida— le dije ahora al castaño.

—Un gusto —dijo ella levantando su mano en forma de saludo.

Tristan parecía estar nervioso de golpe, bajo la mirada y se rascaba uno de sus brazos.

—Lo mismo digo, se me va a hacer tarde, me tengo que ir,nos vemos después Raven, intenta comer algo apenas llegues a tu casa.

Me sonrío y se marcho, no pude ni responder.

—¿Querés que te lleve a casa? Debes estar cansada y hoy vine con mi auto.

Pensé en negarme pero en serio no tenía ganas de caminar, así que acepté.  Mientras íbamos caminando hacia su auto, sentí mi celular vibrar en uno de mis bolsillos.

Número desconocido:
¿Te encuentras bien?, sabes que no es un simple desmayo, tic... tac... Raven el tiempo avanza, tenes que hacer tus jugadas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top