Capítulo 14

"Veo la piedra que te han tirado reflejada en tus ojos,
veo la espina clavada en tu costado. Espero por ti.
Un truco de magia y un giro del destino, 
sobre una cama de clavos, ella me hace esperar,
y yo espero,  contigo o sin ti.

A través de la tormenta, alcanzamos la orilla,
tú lo das todo, pero yo quiero más,y te estoy esperando.

No puedo vivir
ni contigo ni sin ti.

y te entregas por completo.

Mis manos están atadas,
mi cuerpo amoratado,ella me tiene, con nada que ganar y  nada que perder"

Mi vida siempre estuvo lejos de ser lo que todos llaman normal, pero en el último mes se convirtió en un caos, nunca creí que iba a terminar jugando a los detectives con mi mejor amigo para tratar de resolver los dramas que me rodean, pero bueno, dicen que la vida tiende a sorprenderte, nunca aclararon que sea para bien, y lo aprendí de la peor forma.

Me termine de atar los cordones y salí del cuarto de Rose, que a partir de ahora sería mío. Fui directo a la cocina para agarrar una manzana como desayuno mientras voy de camino al colegio, Blade ya se había ido a trabajar, me esperaría a la salida del instituto para ir a nuestra primer parada, todavía no teníamos muy en claro que íbamos hacer, pero era algo que vamos a terminar descubriendo sobre la marcha. Agarro la mochila que me había preparado Blade para ir, ya que la mía la dejé en la casa de Eider, una vez que salgo, cierro con las llaves que tenía él de repuesto.

 Las calles estaban vacías, no había ni un alma pasando.

Ahora el camino era mucho más largo y tendría que ir en el transporte público para poder llegar, así que empiezo a apurar mis pasos, lo único que me faltaba era perder el colectivo y llegar tarde. Mientras camino voy comiendo la manzana roja que tenía en la mano, y entre mordiscos seguí avanzando. Al ver el rojo vivo de la fruta, mi mente recordaba como flashes la sangre esparciéndose en el piso. Por segundos veía en mi mano la manzana, y por otros segundos mi mano estaba llena de sangre. Mi cabeza no se cansaba de jugarme malas pasadas, traté de repetirme varias veces que no es real, y seguir mi paso como si nada, pero no era tan fácil. Al estar tan distraída no vi el nene que salió de la nada, y no puede evitar chocar con él.

—Lo s-siento, no te vi  —salí de mi aturdimiento y quise ayudarlo a levantarse.

El niño se levantó solo y se quedo parado en el medio del camino mirándome unos segundos, para luego responderme.

—Prometiste que me verías... dijiste que irías.

—¿Qué?

—¿Por qué no volviste? —mientras preguntaba mantenía su cabeza inclinada hacia la izquierda, mirándome fijamente.

—No...no sé de qué estás hablando —a este punto mi entrecejo se mantenía fruncido demostrando mi confusión del momento.

A unos metros de nosotros venía una mujer corriendo, al parecer era la madre.

—Aiden, ¿Cuantas veces te tengo que decir que no corras?  —su voz demostraba preocupación mientras agarraba su mano, cuando se dio cuenta de mi presencia retomo el habla —Perdón por las molestias, ¿Aiden te disculpaste con la señorita?

—Lo siento...

Se dieron vuelta y siguieron su camino.

¿En serio dijo todo esto o fue solo mi imaginación? ¿Justo se va a llamar Aiden?

Cuando salí de mi estupefacción ya no había rastro de ninguno de ellos.

Tenía que aprovechar que hoy iríamos al orfanato Jhonson y ver Aiden, haya sido mi imaginación o no, todavía no había ido, hice más que nadie lo que es esperar todos los días la llegada de que alguien te visite y nunca lo hace.

Debido este percance ya me había tardado más de la cuenta, así que empece a correr hasta llegar a la parada. Y menos mal que lo hice, porque justo estaba llegando el colectivo que me llevaría al colegio. Agitada por tanto correr, apenas terminó de pagar, voy a buscar un asiento libre, al encontrarlo me desplomo sobre el y mi vista se dirige hacia la ventana, pensando en la ¿alucinación? de antes, tengo veinte minutos para hacerlo antes de llegar. Solo espero no perderme tanto en mis pensamientos y seguir de largo.

Era extraño, ya habían pasado bastantes días y no hubo aparición de las voces, pero seguía teniendo esas alteraciones de la realidad, ¿o en serio pasaban? ni siquiera lo sabía, pero era poco probable, genial, ni siquiera puedo confiar en lo que veo, no puedo confiar en mi...

¿Cómo hubiera sido mi vida si no me hubieran abandonado?, si fuera normal. ¿Tendría una familia? ¿Sería más sociable?, probablemente me hubiera ahorrado mucho sufrimiento, quizás estaríamos bien económicamente y no tendría que haber pasado hambre, tendríamos una casa grande, con un patio donde correr, me preocuparía por cosas normales de adolescente, quizás algún corazón roto, ¿me llevaría bien con mis padres? ¿me parecería más a él o ella?¿alguno tendría heterocromía también o sería la única?, podríamos hacer viernes de pizza... muchos podrías y quizás que nunca sabría que hubiera pasado, la vida siempre está llena de un tal vez, podría haber tenido una buena vida como también podía ser mala, solo me queda imaginarlo, lo único bueno de que mi camino haya terminado así, es que se encontró con otro camino roto y desviado como el mío y se acoplaron perfectamente juntos como si fueran uno, Blade.

Me disperse un poco de mis pensamientos para volver a prestar más atención a la realidad, lo primero que vi fue el reflejo de mis ojos en el vidrio, el ojo izquierdo estaba cada vez más oscuro, se podían ver hasta minis reflejos negros que resaltan con el contraste de mi ojo derecho. Al hacer foco a lo que está fuera de la ventana, me di cuenta que estaba cerca de mi parada, dejé mi asiento para ir junto a la puerta, después de una parada tocó el botón para avisarle al conductor que frene en la siguiente, y así lo hace, una vez que las puertas se abren, bajo de un salto.

Una vez que estoy en contacto con el piso, empiezo a caminar en dirección al colegio. Al entrar es solo cuestión de segundos hasta que las miradas se dirigen hacia donde estoy, hasta vi algunos susurrando entre ellos, traté de ignorarlos y seguir mi camino, estaba acostumbrada a las miradas y rumores. Porque no solo tenía que ser huérfana, tienen que sumar el ser reservada, alejarte del mundo y tener heterocromía para ser catalogada la rara o a la que le tienen miedo.

Solo necesito cinco minutos de normalidad...

Una vez llegó a mi casillero dejo mi mochila y solo agarro las cosas para la clase que me toca.

A lo lejos veo a Tristan, hace mucho no me encontraba con él y en este momento creo que es lo más normal que puedo tener, cuando me empiezo a acercar hacia dónde está, se dirige a la dirección opuesta, tenía una capucha negra que le tapaba la mayoría de su cara, ni siquiera puede ver si era que no me vio o me evitaba. No tuve mucho tiempo analizándolo porque sonó la campana indicando que tenía que entrar a mi clase. Fui al aula que me tocaba, al parecer él tenía otra clase ahora, tendría que buscarlo después.

Me senté en unos de los asientos de atrás como casi de costumbre, una vez que el profesor llegó estuvo hablando unos minutos para luego asignarnos que leamos un capítulo del libro y luego responder unas preguntas sobre eso. Solo fingía leer mientras esperaba que el tiempo pase rápido y que quede finalizada la clase.

Me parecía una pérdida de tiempo, ¿para que hacer esto?... si me lo voy a olvidar cuando cruce esa puerta. Mire al resto de personas dentro del aula, algunos estaban haciendo la tarea, otros al igual que yo solo fingían, otros ni eso, solo estaban con sus celulares.

Todavía tenía la sensación de tener miradas sobre mí, pero al asegurarme si alguien tenía la vista en mí, no encontré a nadie. Ya estaba paranoica...

Sentía cada vez pasar el tiempo más lento y esto solo era la primer clase, tenía que sobrevivir todo el resto del día.

Apenas el reloj sonó anunciando que terminó la jornada de hoy, ya me estaba levantando para irme de una vez por todas. Al caminar por el pasillo, varias personas vuelven a caer en mi presencia, debía tranquilizarme, quizás solo me miraban porque estuve faltando estos días, quizás los rumores del suicidio habían llegado, pero era imposible que sepan lo que en verdad paso, solo... respira Raven. 

A lo lejos ya cruzando la puerta estaba Tristan, apure mi paso para alcanzarlo, pero más cerca estaba, más se alejaba.

—¡Hey! —grité pero no se detuvo.

Bueno ya estaba confundida, tanto trato de acercarse y ahora que lo hago yo, me evita.  ¡JA! no lo creo...

Voy rápidamente y lo agarro de su brazo haciendo que se de vuelta. Seguía con la capucha de la mañana que tapaba gran parte de su cara, su vista estaba en el piso, obstruyendo todavía más mi visión de su rostro.

—Por lo menos si vas a ignorarme dame las razones por la cual vas a hacerlo —mencionó dejando claro mi molestia y cruzando mis brazos.

—No te estoy ignorando —al responder no se mueve ni un centímetro. 

—No claro que no... solo me estas evitando —digo con sarcasmo, sin poder evitar rodar los ojos—¿Sabes que? hace lo que quieras, la gente vive evitándome, que vos lo hagas no lo va a hacer importante — Al terminar mi frase paso por su lado chocando con su hombro.

No puedo ir muy lejos que su mano se aferra a mi muñeca, deteniendo mi caminata.

—Tampoco te estoy evitando, solo...

—¡¿Solo que?! —pregunto ya que no continúa con su frase.

Él suelta un suspiro y se saca la capucha para después levantar su rostro.

—Solo no quería que me veas así... además me ahorraría explicaciones —a lo último levanta sus hombros tratando de hacer una media sonrisa.

Debajo de su ojo derecho se encontraba un gran golpe morado.

—¿Me estabas evitando para que no vea tu golpe? —fruncí mis cejas, ¿por qué preocuparse tanto por eso? o quizás era yo que no estaba acostumbrada a relacionarme con gente.

—En realidad, estaba tratando de que nadie lo vea, pero principalmente quería evitar que lo veas vos.

—¿Por qué?, prometo no burlarme —conteste con una sonrisa ladina.

—Creo que cuando queres llamar la atención de alguien no tenes que darle lástima, o peor que te crea un debilucho que se mete en problemas.

Inevitablemente mi ceja se eleva al escuchar que quiere llamar mi atención, prefiero ignorar el comentario porque no sabría que decir al respecto.

—No tenía que verte golpeado para pensar que eres un debilucho —él sonríe negando con su cabeza y retomo mi palabra. —Tampoco soy la indicada para juzgar a la gente que se mete en problemas, y menos te miraría con lástima, odio esa mirada.

—¿Con qué criterio soy un debilucho? —pregunta cruzando sus brazos haciendo que su campera de jogging negra se pegue más a ellos. 

—Digamos que viéndote uno ya se da cuenta, probablemente seas ese tipo de gente sensible que llora con las telenovelas de la tarde.

—¡No es mi culpa! Simón Carlo abandonó a Leticia.

Los dos terminamos riéndonos de su comentario, al parecer bastante fuerte porque varias personas giraron a nuestra dirección, pero fue las primeras miradas que no me molestaron.

—Bien, ¿Ahora me dirás que te paso?

—Creo recordar que tenemos un acuerdo de primero conocernos antes de contarnos nuestros problemas.

—Creí ya haber superado la etapa de extraños.

—Todavía nos falta mucho por conocernos —al escucharlo desvío mi vista hacia un costado —Te prometo que te voy a contar todo, algún día, pero todavía no puedo —mientras decía eso levantó un segundo mi mentón con su mano para que lo mirara a sus ojos, luego dejó caer su mano arriba de mi hombro.

—Bien, te tomó la palabra entonces —respondo con una sonrisa tratando de aligerar el ambiente.

—Entonces, ¿qué tal si salimos un día a hablar?, que no sea como siempre en el colegio.

—Me parece bien, siendo así nos vemos después conocido.

Tristan se ríe por mi apodo y me saluda con la mano mientras me doy la vuelta y me alejo con una sonrisa plasmada en mi cara, con todavía una gran duda en mi mente de porqué tanto misterio con ese golpe.

Una vez que salgo por completo del establecimiento, veo a unos metros en la esquina la camioneta vieja de Blade estacionada esperándome. 

Primer parada allá vamos...

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