Capítulo 10

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"No tengo ni idea qué es lo que hice.
Viviría por ti, y eso es difícil de hacer,incluso más difícil de decir cuando sabes que no es cierto,incluso más difícil de escribir cuando sabes que esta noche había gente en tu casa que intentaba hablar contigo,
pero tú les ignoraste.
Todas estas preguntas, son de verdad,como,
¿por quién vivirías?
¿Por quién morirías?
¿Y alguna vez matarías?"

Apenas vi el arma entre en pánico, primero quise creer que no era de verdad pero ya no podía subestimar al desconocido. Me fije si estaba cargada y contaba con una bala.

una sola bala, un solo intento, una sola decisión, una vida o una muerte.

era mucho peso para sostener en mis manos, puse el artefacto dentro de la caja y la escondí debajo de mi cama, cuando me levante veré que haré con ella.

Fueron unos días agotadores que sentía que iba a colapsar, mi cuerpo estaba bien pero me sentía cansada mentalmente y era mil veces peor que el dolor físico.

Antes de que pudiera acostarme recibo otro mensaje, esta vez de Blade:

Rubio Hueco:
Feliz Cumpleaños Raven Malania Gastrell, no solemos ser sentimentales pero sabes que sos lo más importante que tengo en el mundo, te amo, nos vemos en la tarde.

Su mensaje logró distraerme y lograr sonreír, él siempre lo lograba.

Gracias Blade Keegan Allen!, sabes que entre nosotros no hace falta aclararlo, te amo, nos vemos en la tarde.

deje mi celular cargando y me envolví con las sabanas, no me costo mucho conciliar el sueño, mis ojos pedían a gritos cerrarse y no me resistí. 

Cuando el reloj dio las seis y media con tres minutos, instintivamente me desperté, normalmente me despierto a las siete para ir al colegio, pero aun que quise dormir los minutos que faltaban, no pude.

Fui al baño y me di una ducha fría para terminar de despertarme, mientras cada gota caía sentía como se llevaba consigo el sueño que todavía quedaba en mi. Mis ojos se encontraban entrecerrados para evitar que le entrara shampoo, por las dos rendijas que todavía mantenía  abiertas me pareció ver gotas rojas estrellándose con el piso. Abrí sobre-exaltada los ojos para ver que lo único que había en ese lugar era agua.

Termine la ducha rápido, envolví mi cuerpo con la toalla que estaba colgada y salí, me posicione delante del espejo, me lave los dientes y cuando levante mi cabeza viéndola en el reflejo distinguí que mi ojo izquierdo estaba todavía más negro que ayer, ya no se podía diferenciar donde se encontraba la pupila y donde empezaba el iris, en mi reflejo se empezaba a ver el comienzo de una sonrisa, que yo no tenía...

Me aleje de ahí y empece a vestirme, en mis piernas decidí usar el jean negro de hace unos días que ya había lavado, en mis pies, las zapatillas negras que utilizaba siempre, subí mis brazos para que la remera blanca pudiera pasar y arriba de ella me puse una campera negra para mis brazos descubiertos.

Al salir de mi habitación me doy cuenta que Eider se fue, si ya no trabaja significa que a las cinco de la tarde va estar tirado sobre ese sillón, ya no va poder seguir escapando de nuestra discusión.

Cruzó el marco de la puerta de la casa para poder irme pero al parecer alguien va a cambiar mis planes.

—¿En serio pensaste que ibas a ir al colegio el día de tu cumpleaños?

—Si, hasta que apareció mi mejor amigo delante de la puerta prohibiéndomelo.

— Vamos a desayunar a algún lugar, estoy seguro que no comiste nada. 

Sonrío como respuesta y me subo a su camioneta.

Blade dice de ir a una cafetería no muy lejos de acá, y yo aceptó.

 Se encontraba a unos quince minutos en auto, al frente tenía un lindo parque para quedarnos el resto del día.

Durante todo el viaje dudé en si contarle las cosas que pasaron últimamente, pero quería dejarlo afuera de esto, cada vez se ponía peor, hasta que no me quede otra opción prefiero mantenerlo alejado de esto. Ya suficiente que me esta ayudando con lo de los archivos del Orfanato.

Si yo caigo no quiero que él caiga conmigo.

Estaciona el auto cerca de la puerta, no esperamos mucho para entrar. Desde afuera se notaba que era un lugar alegre, parecía una cabaña, todo era de madera, tenia un cartel enorme afuera que decía "la cafetería de Roni's" en letras azules, por dentro también estaba todo hecho de madera, sobre las mesas había un mantel azul, nos sentamos en una de las mesas de la esquina que estaban junto a la ventana. 

A los segundos de sentarnos viene una de las chicas que trabaja acá y nos deja el menú para luego retirarse.

No tardamos mucho en elegir, él se decidió por unos tostados y un café con leche, yo por otro lado preferí tostadas con mermelada y un café negro.

Esperamos unos minutos y nos tomaron la orden, mientras esperamos que este la comida empezamos a hablar de anécdotas que teníamos en el Orfanato, nuestras escapadas a medianoche, nuestras identidades falsas, Rowan y River, un par de veces cuando salimos de Lyra Derry las volvimos a utilizar, no podíamos abandonarlas, no eran simples nombres para nosotros, era los que no dejaba ser libres por un par de horas, aprovechábamos a ir a cualquier lado que queríamos y no podíamos para usarlas.

Blade estaba tan concentrado contando uno de nuestros recuerdos, sus ojos estaban perdidos, no estaba acá, estaba reviviendo el recuerdo. Mientras él seguía hablando mi vista se desvía a la ventana, estoy unos segundos observando el cielo hasta que la imagen que tengo adelante de mí se va distorsionando, ahora era de noche, estaba nublado, escucho gritos desesperados, algo romperse, empiezo a sentir sobre mi piel un líquido espeso, mi vista se nubla, quiero cerrar los ojos pero escucho que alguien me dice que no lo haga, pero no lo puedo evitar, siento como la oscuridad me aclama que vaya con ella, se siente sola. Empiezo a tener frío a pesar del líquido caliente que sigo sintiendo sobre mi, el ruido de afuera me parece lejano, escuchó risas, un llanto desconsolado y un grito que después me di cuenta que era mio, sentía como mi voz se perdía en ese grito, se sentía como si fuera el ultimo...

La voz de mi amigo me saca de esa ¿alucinación? ni siquiera sabia lo que era, no me di cuenta que una lágrima resbala sobre mi mejilla hasta que me pregunto si estaba bien.

¿Cómo le explicaba que ni yo lo sabía?

 Antes de que pudiera contestarle llega la chica con nuestra comida, aprovecho para limpiar cualquier rastro de esa lágrima.

Ya con la comida en la mesa, le digo que todo esta bien, que solo tenía el ojo irritado, lo cual no me creyó pero me lo dejo pasar por ser mi cumpleaños, sabía que cuando estuviera lista le contaría lo que me atormentaba.

Seguimos hablando de cosas sin sentido y haciendo bromas, así los minutos pasaron entre risas. Hubo un segundo donde en lugar de ver la mermelada sobre mi tostada pensé  ver sangre, pero me concentre en lo que estábamos hablando y rápidamente volvió a la normalidad. 

Terminamos nuestros cafés y nuestra comida para luego pedir la cuenta, la cual termino pagando Blade porque es un caprichoso que no quiere dejar que ponga mi parte.

Decidimos quedarnos un rato en el parque del frente, fuimos a los juegos de niños y estuvimos un buen rato amacandonos, corriendo, molestándonos y en especial riéndonos.

Hace mucho que necesitaba divertirme así, necesitaba de mi mejor amigo, en el medio de todo el caos, entre toda la oscuridad todos necesitamos una luz que nos recuerde no rendirnos y la mía era él.

No nos dimos cuenta que se había hecho tan tarde,ya estaba atardeciendo, estaban por ser las siete de la tarde y ya era hora de volver.

Blade recibe una llamada y se aleja unos pasos para atenderla.

Mientras lo espero, escuchó como la alarma de un celular suena, es de una señora, se acerca a uno de los nenes de acá y le dice que ya se les acabo el tiempo, cuando el niño reprocha ella le dice que el tic toc no espera, y se van.

Como si fuera un detonante, empiezo a sentir un dolor de cabeza, como puntadas al costado de ella.  Unas voces no paran de repetir Tic Toc en mi cabeza, ya no sabía cuantas eran.

Tic Toc...

Tic Toc...

Hay algo que tenes que hacer...

¡Raveen!

Tic Toc...

Necesitaba que se callen. Pero cada vez hablaban más fuerte.

El dolor de cabeza empezaba a confundirme. Ya no distinguía cuales eran los gritos de mi cabeza y que estaba pasando de verdad.

Había una piedra adelante mio, me decían que la agarre y se la tire a alguien, yo no quería hacerlo.

¿O si querías hacerlo?

¿O si quería? ¡NO!, no quería.

Trate de alejarme un poco de ahí, a los segundos Blade ya había colgado su llamada y se acerca a mi.

—Era de mi trabajo, me pidieron si podía ayudar a cargar las mercancías.

En su trabajo sabían que necesitaba la plata y cualquier trabajo extra le venia bien, así que siempre que había algo lo llamaban y de paso lo ayudaban.

—No hay problema, anda— intente que mi voz salga normal.

—¿Segura? me hubiera gustado quedarme mas tiempo con vos.

—Si, igual ya es tarde debería ir volviendo.

—Vamos,te llevo.

—No... vas a llegar tarde, voy caminando,tranquilo.

—No es molestia, en serio te llevo...

—No, en serio, anda.

Después de insistir me deja irme caminando pero me dice que tenga cuidado y nos despedimos.

En realidad tenía miedo de hacerle algo, era mejor estar sola en este momento.

Con cada paso quedaba los gritos se multiplicaban.

Quería correr, pero a cualquier lado que vaya ellos estarían, porque no podía esconderme de mi propia mente.

¿Propia mente?

Raven, el tiempo se acaba...

Tic... Toc...

Sus risas hacían eco, algunas eran fuertes, otras susurraban, pero inclusos los susurros se escuchaban claramente con cada atrocidad que decían.

Empece a correr, para poder distraerme en otra cosa.

El cielo ya se estaba tornando oscuro, parecía que cuanto más avanzaba más me alejaba de la luz.

Trataba de pensar en otra cosa, pero no podía, mi mente volvía siempre a lo mismo y el dolor de cabeza no ayudaba para nada.

Traté de pensar en un patrón para concentrarme, como hacia Alicia en el país de las maravillas.

Uno;  Las voces están en mi cabeza, yo tengo el control...

Dos; Puedo deshacerme de ellas...

Tres; Soy Normal...

Cuatro; Puedo hacerlo por Blade...

Cinco, Por Aiden...

Seis, Por Tristan...

Ocho; Por los Huérfanos...

Nueve; Por los desesperanzados...

Diez, Por mi...

Sin darme cuenta ya estoy frente a la puerta de mi casa, sin esperar más entro.

Le aviso a Blade que llegue y guardo mi celular en el bolsillo trasero de mi jean.

Voy a mi cuarto y me acuerdo que sigue estando el arma de bajo de mi cama, saco la caja con cuidado, sin poder evitarlo me la quedo mirando.

¿Cómo es posible que un pedazo de acero pueda generar tanto caos? ¿Cómo puede destrozar tanto?, muchas personas con este artefacto toman la decisión de otras personas, juegan a ser dioses, a decidir quien vive y quien no, ¿ Qué te hace digno de vivir? ¿Qué te hace digno de morir?

El ruido de la puerta de la entrada me saca de mis pensamientos, rápidamente escondo el arma en mi espalda sujetándola con el pantalón y la tapo con la campera.

Al fin se había dado el lujo de aparecer.

Salgo de mi habitación para ir a enfrentarlo, estaba borracho como era de esperar.

Entra Tambaleándose, cuando me ve el desagrado se le nota en la cara.

—¿Cuando pensabas decirme que te despidieron?

debido a su silencio retomo la palabra:

—¡Teníamos un trato!, vos trabajabas y aportabas plata y yo no te reportaba, dejaba la plata que te otorgaba el Estado en tus manos.

—Por eso no te lo dije, sabía que me harías un estúpido planteo.

Su voz era rasposa debido al alcohol y con cada palabra parecía que se iba a caer.

—Por lo menos todavía tenemos tu último sueldo hasta que consigas otro trabajo, están por cortar la luz, te lo hubiera dicho antes si por lo menos aparecías estando consciente.

—¡Ya tendrías que haber pagado la luz!

—¿Disculpa? Eso lo tenías que hacer vos.

—Ya no queda nada de mi último sueldo...

—¡¿Qué?! tan irresponsable tenías que ser.

—Es mi dinero, hago lo que quiero con él.

—¡No desde que te decidiste hacerte cargo de una chica hace tres años!

—¡Deberías agradecerme! Sin mí hubieras terminado en la calle...

Quiero contestarle pero mi voz me falla, ni siquiera se percata de esto ya que sigue hablando.

—Tu vida no vale nada, nadie te quiso y nadie lo va a hacer, te abandonaron, tendrías que agradecer que nunca te maltrate físicamente aunque lo merecías, te salve la vida...

Deberíamos torturarlo...

—¿Mi vida no vale nada? ¿Y la tuya? solo vivís por el alcohol, ¿Qué hay más miserable que eso? —en mis ojos ya se habían acumulado las lágrimas de la bronca que cargaba.

—Lo único más miserable que eso, es que te adopten a los seis años y te devuelvan a las dos semanas, ¿Qué se siente ser tan despreciable?  — en ese momento quería decir que le preguntaría lo mismo pero mi voz no salía y el siguió con su argumento— Esa plata es mía, te dí un techo, con eso cumplo mi parte, yo siempre voy a ser recordado como el hombre que ayudo una huérfana y vos siempre vas a ser la miserable chica que nadie quiso, todos se van a acordar de vos como la niña que abandonaron...

El arma...

El arma...

¡El arma!

Sin poder evitarlo llevó mi mano izquierda a mi espalda y envuelvo mi mano en el mango de acero.

Él seguía gritando, Las voces se seguían sumando, cuando creí que mi cabeza iba a explotar, cuando ya no reconocía lo que decían los gritos, escuche como Eider insultaba a Blade, y la ira me cegó y termine cediendo a las voces, sin darme cuenta ya tenía mi brazo extendido apuntando en su cabeza.

Se quiso retractar pero ya no había vuelta atrás.

Presione mi dedo haciendo que el gatillo haga su función,en ese mismo instante las lágrimas que estaba acumulando empezaron a salir. 

El ruido de la bala chocando contra el cuerpo retumbo por todo el lugar.Se empezaba a esparcir una gran cantidad de líquido carmesí alrededor de él, esparciendo a su paso el olor metálico que producía la sangre.

Mi remera blanca estaba toda salpicada de rojo, dejó caer el arma al piso.

¿Lo peor de todo?

No sentía remordimiento, hasta a cierto punto me gustaba esta sensación, pero me negaba a hacerlo.

Creí que si en algún momento llegará a pasar esta situación sentiría Náuseas, Repulsión o incluso algún tipo de shock, pero lo que no esperaba era sentir esta satisfacción, sentía la adrenalina corriendo por mis venas y cada parte de mi cuerpo.

Sentía algo inexplicable, no quería que esa adrenalina acabe. Y escucharlos a ellos sería peor.

No te resistas a nosotros...

Uno; Las voces están en mi cabeza, yo tengo el control...

Dos; Puedo deshacerme de ellas...

Tres; Soy Normal...

¿Soy Normal?

Mi celular vibró en mi bolsillo:

Número desconocido:
No está tan mal,¿no?, yo me encargó.

No sabía a que se refería pero en este momento no me importaba, lo único que quería hacer era irme de acá.

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