Versículo Extra (2/3). Sueño.
Había dormido tan bien que no quiso levantarse de la cama aquella mañana; estar entre los brazos de su novio le hacía sentir cálidamente protegido, y aunque no deseaba que eso terminara, sabía que ambos debían iniciar sus jornadas.
Hizo acopio de sus fuerzas y desenredó sus piernas; —Eivan, es hora de levantarse— sacudió suavemente a quien yacía a su lado.
—Mm... No quiero.
—Sino llegarás tarde— explicó y salió de la cama.
—No te vayas aún— el moreno, con los ojos cerrados, pasó la mano por el colchón buscando a Adam pero este ya se había alejado.
—Iré a preparar el desayuno.
Hot cakes, fruta y leche era el desayuno favorito de Eivan, y Adam siempre lo preparaba gustoso.
—¿Puedes ayudarme con esto?— preguntó el más alto al entrar en la cocina con su traje puesto y la corbata en la mano.
Adam, quien aún vestía pijamas, dejó ambos platos con fruta sobre la pequeña barra y se acercó, —ya te había enseñado.
—Pero a ti siempre te queda mejor.
Sólo negó con la cabeza sin borrar su sonrisa y ató la corbata.
—Me parece genial que por fin Edmundo le haya dicho a Sandy lo que sentía— dijo Eivan antes de engullir el último bocado de sus hot cakes.
—Sí; porque tu hermana jamás lo iba a hacer.
—Oye— frunció el ceño fingiendo falso enojo, —ella es muy tímida.
—Exacto, por eso mismo lo digo— lo señaló con su cubierto, pero justo en ese instante, sólo por mero impuso, desvió su mirada al reloj de pared, —¡Eivan, debes irte ya, son las siete treinta y cinco!
Y así fue como el alto salió disparado del lugar olvidando su teléfono móvil.
Adam tenía una reunión con Roxanne a las nueve, es por eso que con calma lavó la vajilla y tomó un baño antes de salir de su apartamento.
Con el portafolio lleno de sus bocetos bajo el brazo marchó por la acera, caminaría unas calles antes de llamar a un taxi.
—Hola. ¿Eres Adam Montejo?— una joven que no parecía tener más de veinticinco años, de piel clara, cabello oscuro y labios rosáceos le llamó.
—¿Eh?— arrugó la frente y contestó un poco desconfiado, —sí, soy yo. ¿Pero quién eres tú?
Ella rió suavemente, —soy Abby, y he venido por ti.
—¿Por mi?— se señaló a sí mismo, —¿Roxanne te envió a buscarme?
—¿Roxanne?— ladeó un poco la cabeza, ella conocía la historia de quien antes ocupaba su puesto: aquella cuyo ciclo había llegado a su fin y ahora era una simple mortal; —si te refieres a lo que era ella antes, entonces sí— sonrió la chica.
—¿Lo que era ella? No comprendo— frunció el ceño confundido.
Ondeó la mano para restarle importancia a ese comentario, —eso ya no es algo significativo, sólo debemos darnos prisa. Ven— movió la cabeza para indicarle que cruzarían la calle.
Adam la siguió, pero en ese instante un autobús apareció por la esquina. El conductor reaccionó lo más rápido que pudo y pisó el freno, pero fue algo tarde: el joven dibujante fue golpeado y al caer su cabeza se estrelló contra el pavimento.
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No dejaba de morderse la uña del dedo pulgar izquierdo, el muchacho que era su única familia había sido ingresado a la sala de urgencias y aún no tenía noticias sobre su estado; Edmundo no sabía si ponerse a llorar o empezar a romper cosas.
—Calma— Sandy llegó a su lado y se sentó, no sin antes ofrecerle un vasito desechable con café; —ya me comuniqué con Eivan; viene para acá— explicó.
Edmundo no contestó, sólo la miró de soslayo mientras sorbía de su vaso.
—Ya verás que todo saldrá bien; Adam es un chico fuerte.
—¿Dónde está, dónde está Adam?— antes de que Edmundo pudiera decir algo, una voz que conocía a la perfección retumbó por el pasillo.
Una enfermera interceptó a la joven rubia para pedirle más datos de la persona que buscaba y poderle ayudar.
—¿Qué hace Roxanne aquí?— exclamó Edmundo.
—Adam es importante para ella también— dijo tratando de apaciguar a su novio.
—Es que... su actitud y su histeria sólo me pondrán inquieto— apretujó el vaso de papel entre sus manos.
—Tranquilo; todo estará bien— rodeó sus hombros con su brazo.
Unos pasos apresurados se acercaron y se detuvieron frente a la pareja.
—¿Qué sucedió?— inquirió la recién llegada, vestía unos pantalones blancos y una camisa rosa; cualquiera diría que era una combinación ridícula, pero en ella se veía bien.
Edmundo no levantó la mirada; la cabeza la mantenía gacha y no se inmutó ante la presencia de su jefa.
Sandy la miró y aunque no las habían presentado se puso de pie dispuesta a explicarle los por menores lejos de su pareja, ya que si la recién llegada caía en la histeria y lanzaba preguntas cuyas respuestas pudieran no ser muy alentadoras, Edmundo no las oiría.
Justo iba a invitarla a alejarse se allí cuando Eivan hizo acto de presencia.
—¿Sandy; dónde está Adam?
La mayor suspiró y se inventó un pretexto; —acompáñenme por un poco de café.
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—¿Y qué si Eivan no pasa la prueba?— preguntó Nahid.
—La esencia de Adam permanecerá un tiempo en el limbo y el destino de su cuerpo mortal quedará en manos de Edmundo— explicó Rowman.
—Apostaría contigo sobre el resultado, pero es obvio que tu ganarías— el amo del averno se cruzó de brazos y levantó una ceja.
El Destino comenzó a reír, tan fuerte que tuvo que sostener su estómago; —¿una apuesta?
Nahid rodó los ojos; —una parte de mi cree que en ellos aún existe maldad; no creo que ese hombre le importe tanto a Eivan.
—¿Es en serio?— Rowman trató de reprimir su risa para poner más atención; —¿así lo crees?
—Claro; la maldad en un ser no puede desaparecer así como así.
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—Fue un accidente; un camión lo golpeó justo cuando cruzaba la calle— explicó Sandy y se recargó en la máquina expendedora de café.
—¿Pp-pero cómo?— tartamudeó Roxanne, luego frunció el ceño, —hay que denunciarlo, hay que hacer que ese sujeto pague por lo que hizo.
Sandy negó con la cabeza, —hasta ahora todos los testigos han declarado que fue Adam quien no se fijó; dijeron que cruzó solo la calle cuando el semáforo aún estaba en luz verde.
—Eso no es posible— por fin él habló; —Adam es muy cuidadoso. ¡Esto debe ser un maldito error!
—Eivan, tranquilo; todo estará bien. ¿De acuerdo?
Entonces Roxanne giró para mirar mejor a quien tenía al lado. "Eivan", ya había escuchado ese nombre cientos de veces, no había día en el cual Adam no lo mencionara.
—¿Tú eres Eivan?— indagó lo obvio, tal vez sólo para corroborar.
Él asintió.
—¿Y dónde carajos estabas? Debiste cuidar de él— lo señaló de tal forma que casi clava su delgado dedo en el pecho del muchacho.
—Yy-yo— tragó fuertemente, se preguntaba lo mismo: ¿Por qué no estuvo allí?
—Ey; deténganse— intervino Sandy, entonces comprendió la actitud de su novio; definitivamente Roxanne era capaz de poner incómodo a cualquiera; —no busquen culpables, mejor esperemos a que nos den noticias—, tomó a su hermano por los hombros y lo empujó hasta llegar junto a Edmundo, donde lo hizo tomar asiento.
Los minutos pasaron y tanto Edmundo como Eivan parecían estar perdidos en sus pensamientos, sentados uno junto al otro y sin intercambiar palabras. Roxanne era quien se quejaba del mal servicio del lugar ya que nadie les podía informar sobre el estado de salud de Adam; y Sandy era al parecer la única persona razonable de los cuatro.
Había transcurrido una hora desde que el pelinegro arribó, la cual pareció eterna, cuando un hombre de bata blanca se aproximó al conjunto de sillas de la pequeña sala de espera.
—¿Las amistades de Adam Montejo?—, de inmediato se pusieron de pie y asintieron al unísono.
El hombre mayor y de anteojos revisó los papeles que tenía sujetos a una tabla y luego los miró, —¿Quién de ustedes el Edmundo Arango?
—Soy yo— contestó.
—Según mis registros usted es su único familiar; sígame por favor.
Edmundo miró a Eivan y luego a Sandy, ellos también tenía derecho a saber. Y Roxanne, ella de alguna forma se enteraría.
—Por favor, lo que tenga que decir, todos lo escucharemos— exclamó convencido.
El de bata blanca exhaló antes de asentir y acomodar sus anteojos; después cruzó las muñecas sobre su vientre y les explicó; —el joven Adam perdió mucha sangre y tuvo múltiples raspones, pero ya se encuentra estable—, tras esas palabras se escuchó cómo los cuatro exhalaban, tal vez un poco más aliviados; —sin embargo— el hombre continuó, —debido al fuerte impacto sufrió una fractura en el cráneo; por lo que le haremos más pruebas para determinar la gravedad de su lesión cerebral.
No entendían. ¿Eso era bueno o malo? Y fue Roxanne quien habló por todos, —Eso quiere decir que estará bien, ¿cierto?
Al ver al doctor apretar los labios, Eivan se unió a la rubia; —Por favor; díganos las cosas como son, sin rodeos.
—Aún no me es posible darles un diagnóstico certero; sólo puedo decir que es una posibilidad que su amigo no despierte.
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Sintió su cuerpo ligero, era algo grato. Abrió lentamente sus ojos y así notó que su cuerpo flotaba, como si estuviera dentro de una gran piscina, la diferencia era que no necesitaba respirar; todo a su alrededor estaba en completo silencio, por donde mirara sólo existía el color blanco, estaba muy iluminado.
Intentó impulsarse con los brazos, nadar si eso era posible, hasta llegar a la superficie y reconocer el lugar; pero por más que pataleaba no lo conseguía; la enorme alberca parecía no tener fin.
De repente, una luz aún más brillante apareció frente de él.
—Adam—, una melodiosa voz femenina dijo su nombre; la luz se hizo más intensa, tanto que le obligó a cerrar los ojos; pronto la luz pareció acercarse, ya que pudo sentir su calor; —no tengas miedo.
—¿Dónde estoy?
—En un lugar en donde no existe el dolor ni la agonía.
—¿Ee-estoy muerto?— era eso o estaba teniendo un sueño extremadamente real.
—No, no lo estás.
—Entonces, ¿es un sueño?
—Estás dormido; así que sí, podría decir que es un sueño.— la voz era apacible y de alguna forma inexplicable a Adam le transmitía seguridad.
—¿Quién eres; eres mi ángel de la guarda?
—Adam, eres muy listo.
...
El pitido del electrocardiógrafo y el olor a antiséptico le hacían sentir enfermo; pero lo que le hacía sentir peor era la imagen que tenía enfrente: el chico recostado en una estrecha cama, con un tubo conectado a su boca y con cientos de delgadas mangueras enlazadas en sus muñecas y manos. Tan diferente a como lo vio en la mañana. Unas horas antes lo había escuchado reír, lo había visto fruncir levemente el ceño como señal de concentración mientras ataba su corbata; y ahora estaba postrado, inmóvil, con la cabeza vendada, los ojos cerrados y los labios pálidos.
—Eivan— escuchó a Sandy llamarlo. No sabía cuánto tiempo había estado allí, tal vez sólo segundos, o tal vez horas; qué importaba; —creo que es momento de dejar que Edmundo o Roxanne entren.
Y es que cuando anunciaron que ya era posible entrar "a visitarlo", Edmundo le permitió ser el primero; simplemente lo había hecho porque creyó que era lo más conveniente.
Eivan asintió y dio media vuelta para salir de la habitación, no había tomado asiento mientras observaba a su novio, se había quedado de pie observando, tratando de convencerse de que Adam sólo estaba tomando una siesta.
Sin decir una palabra más, pasó a un lado de Edmundo y se dirigió a las sillas de la sala de espera en donde Roxanne aguardaba ahora en compañía de Ramses.
—Pero es que no me explico cómo sucedió— escuchó las palabras de la rubia.
—Te entiendo, Rox; pero nada ganas con alterarte— contestó el hombre.
—Él— sollozó, —¿Por qué tuvo que ser así?
Y lo mismo se preguntaba Eivan; aún con todo lo que había escuchado del médico y con lo que había visto con sus propios ojos, se negaba a creerlo; sólo tenía la mirada fija, perdida en un punto en el suelo color blanco.
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—Veo que no te resististe— le dijo Rowman a Sitael justo cuando esta cruzaba la enorme puerta del recinto.
—Querido Destino, no deberías sorprendente— respondió el arcángel, enfatizando el hecho de que por la simple razón de ser quien era, Rowman no debería asombrarse.
Él rió, —tienes razón; las estrellas me dicen lo que sucederá, pero mi curiosidad es por algo que desconozco. ¿Cuál es la razón, por qué has hablado con Adam?
—En el mundo terrenal, él es la única familia de mi hijo— explicó; —además, su alma y su corazón son tan puros que es imposible que pase inadvertido en el limbo; cualquiera notaría que él no pertenece allí.
—Pero no puede ir al Cielo, no aún— reveló Rowman, —todo dependerá de que Eivan pase la pequeña prueba.
—Pase lo que pase, Adam ya tiene su lugar en el Cielo. ¿Verdad?
—Así es; al igual que Edmundo. Si Eivan falla y el alma de Adam no regresa, después de cierto tiempo Edmundo podrá elegir si el cuerpo se mantiene unido a las máquinas a no; y sea cual sea su decisión, él ya tiene un lugar, lo que decida no será tomado como un pecado.
—¿Estás diciendo que elegirá matar a su amigo?— Sitael sacudió sus pestañas debido a la sorpresa.
—Sabes que las estrellas me dicen lo que sucederá, pero yo no puedo hablar de más; yo sólo te he expuesto los posibles escenarios— declaró.
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—Adam— habló Edmundo; —¿me escuchas?— sorbió su nariz; —yo sé que me escuchas. Esta es una broma. ¿Verdad? Seguramente te estás vengando de mí porque perdí tu lápiz de dibujo favorito.
—Ed—, Sandy colocó la diestra sobre el hombro de su novio para detenerlo, ya que parecía que en cualquier momento daría una zancada para acercarse peligrosamente a la cama; —será mejor que...
—Él me escucha; yo lo sé— exclamó convencido.
Tras unos segundo ella exhaló y cambió su gesto facial a uno más apacible, —yo sé que sí, pero debe descansar.
Volvió a sorber su nariz y asintió.
La reacción de Roxanne al estar frente a la cama fue totalmente distinta; a pesar de que se había mostrado algo tajante con los demás, ella en cambio se dedicó a hablarle de manera pacífica a su amigo.
—Adam, cuando dijiste que tu novio era alto no pensé que en verdad lo fuera— dijo un poco animada. Ramses sólo sonrió ante el comentario; mentiría si dijera que no le divertía esa actitud.
Luego, la rubia miró a su alrededor; —este lugar no me gusta, es demasiado sobrio; traeré cortinas nuevas.
—¿Eh?— eso tomó por sorpresa a su acompañante, —Rox, creo que no tiene caso que hagas eso.
—Tonterías; la habitación será la más bonita— luego miró al chico en la cama, —ya lo verás Adam, quitaremos ese color deprimente de las paredes, estará todo listo para cuando despiertes.
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—Aún no comprendo— ahora Nahid había regresado a la montaña blanca, aún tenía dudas sobre lo que había ocurrido con los antes demonios y la muerte; —¿Qué carajos le ocurre a Roxanne; es acaso bipolar?
—¿Por qué dices eso?
—Primero se comporta cortante y grosera con Eivan y ahora es una ridícula. ¿Renunció a la inmortalidad para eso?
—Oh no, no no— Rowman se sentó en el sofá pequeño y cruzó una pierna sobre la otra; aún se encontraban en la misma cámara donde se podía apreciar al firmamento, sólo que ahora habían caminado hasta una pequeña sala de estar, lejos del viejo diván; —ella en realidad es así.
—¿Ridícula?
—Cariñosa. Siempre había sido así, aún cuando era una inmortal su esencia era cálida; por eso se sacrificó por aquellos dos humanos renunciando a la eternidad. Lo mismo sucedió con Layry; en cambio con Eivan es diferente.
—Y esa es la razón de esta prueba. ¿No es así?
—Correcto— movió la cabeza de manera afirmativa;—de los tres que se han convertido en mortales, el cambio de Eivan fue el másapresurado y hasta cierto punto superficial e incompleto; es por eso que la Existencia ha querido ponerle unaprueba.
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