capítulo 24
-bueno ...¿que te trae por aquí Wormie?- un joven pelinegro de la edad de Hiccup preguntó con curiosidad, y bastante sorpresa... Él cinceramemte no esperaba volver a ver a su amigo Hiccup Haddock luego de la noticia sobre su "Muerte", sin embargo luego de una larga conversación acerca de los hechos durante los últimos años, Eret, hijo de Eret, había llegado a comprender parte de los hechos.
-necesitaba unas vacaciones, viejo amigo...-
Aproximadamente 6 meses después.
Los primeros rayos de sol brillaban a través de la ventana cuando Hipo abrió los ojos.
Él ya había golpeado el botón de su telefono para posponer la alarma dos veces y sabía que tendría que levantarse esta vez, o tendría que enfrentarse al agobiante sol.
No es que tuviera que viajar o algo parecido, pero era más fácil mantener ciertas cosas fuera de su mente si estaba preocupado por el trabajo.
Con el ceño fruncido, echó a un lado la sábana y se sentó en el borde de su cama....
Incluso ese pequeño pensamiento era más de lo que estaba acostumbrado desde que llego a ese lugar.
Finalmente se levantó de la cama y caminó hacia la cocina para tomar un bocado rápido.
Si no fuera por el hecho de que Eret estuviera contando con él para estar en su tienda esa tarde, Hipo ni siquiera se habría levantado de la cama.
El ceño fruncido en su rostro se profundizó cuando su mirada cayó sobre la botella de píldoras que reposaba en el mostrador de la cocina....
Había tenido que tomarlas otra vez anoche, probablemente esa fue la razón por la que había sido demasiado lento para despertarse la primera vez que su alarma sono esta mañana.
Hiccup no había querido tomar las pastillas para dormir que le había dado el doctor Mondahl antes de dejar París, pero tan pronto como las dejó el doctor Mondahl le habia advertido que si no las tlmaba, muchas pesadillas podrian volver.
Mas, él estaba decidido a no usarlas a menos que fuera absolutamente necesario. El uso de las píldoras era un signo de debilidad, una falta de control, y Hipo estaba decidido a nunca más estar fuera de control....
Por desgracia, anoche había sido una de esas noches en las que las pesadillas no desaparecían.
Con un gruñido, Hipo se alejó del frasco y abrió él refrigerador
Treinta minutos después, después de un desayuno rápido y una breve ducha sonora, Hiccup condujo el vehículo hacia él garaje de Eret en medio de la ciudad.
La gente ya no se detuvo a mirarlo como lo habían hecho los primeros días que estuvo aquí...
Los habitantes eran personas ferozmente independientes en su mayor parte y generalmente respetaban la privacidad de los demás, especialmente aquellos que eran nativos de allí, como Hipo en este caso
Después de la curiosidad inicial sobre el héroe de la ciudad, y darse cuenta de que no respondería preguntas, lo dejaron bastante solo.
Hipo apenas pudo echar un segundo vistazo mientras se dirigía a un lugar de estacionamiento al lado del garaje de Eret.
Se deslizó fuera del asiento del conductor y entró en el espacio ligeramente más fresco dentro del edificio....
-Hipo, a la hora que llegaste aquí, pensé que quizá decidiste tomarte unas vacaciones - gruño Eret, al tiempo que levantaba la cabeza de las entrañas de un vehículo, en su mayor parte desgarrado.
-Dormí, eso es todo- dijo Hipo en voz baja.-¿Dónde están Ton y Trent? -
-En la parte de atrás, discutiendo sin duda -replicó Eret mientras hacía un gesto con la llave que sostenía - niños ingratos, les dan una oportunidad de ayudar a su viejo y pasan la mayor parte de su tiempo en ese maldito juego de dados- gruñó mientras volvía a las entrañas del auto.
Un sonrisa fantasma cruzó la cara de Hipo mientras pensaba en lo mucho que Eret sonaba como padre en ese momento, antes de que se volteara.
Tan pronto como los encontró, noto que los chicos estaban encantados de verlo, ya que Hipo por lo general ayudaba a su padre a salir mientras ellos estaban en la escuela, especialmente Torm.
El muchacho más joven se aferró al brazo de Hipo, repitiendo su constante petición de que Hipo le enseñara a usar armas.
De cualquier otra persona, la demanda habría molestado a Hipp, pero Torm le recordó tanto a sí mismo....
Aún le daba la espalda al muchacho, pero lo hacía con más paciencia de lo que tendría con alguien más.
Ellos con mucho gusto ayudaron a Hipo a descargar el motor que había traído a su padre, y luego, al ver que no iba a enseñarles artefactos extraños, ellos volvieron a su juego.
Hiccup y Eret trabajaron tranquilamente uno al lado del otro durante el resto de la mañana.
Merida les trajo el almuerzo alrededor del mediodía y tomaron un breve descanso, relajándose en la relativa frescura del interior del garaje.
Eret se encontró viendo las manos de Hiccup mientras se deslizaban por las partes del aparato, ajustándose, jugando, a veces llegando abajo e intercambiando un tornillo por otro.
Todos en él mundo sabían, por supuesto, que la mecánica era fácil una vez aprendida correctamente, pero Hipo hacia ver eso demasiado fácil.....
Él se preguntó si Hiccup a veces se olvidaría, si tal vez a veces olvidaba él hecho de que poseía una gran cicatriz en la mano...
-¿Algo en tu mente, Eret?-preguntó Hiccup con un silencioso suspiro, con los ojos fijos en su trabajo...
Empezó ligeramente...
-No, lo siento, estaba, ah, solo pensando en cosas-, dijo bruscamente.
Eret se sintió avergonzado de haber sido sorprendido mirando con asombro al gran señof Haddock.
Había hecho un esfuerzo consciente para tratar a Hipo tan normalmente como trataba a sus otros viejos amigos, y la mayor parte del tiempo lo consiguió.
Pero de vez en cuando, le aparecía en su mente que el tipo que lo ayudaba en su pequeño taller era el mismo que había volado una mansión por accidente...
Últimamente, sin embargo, una pregunta había comenzado a atormentarlo cada vez más implacablemente.
-Hipo, ¿puedo preguntarte algo? -preguntó vacilante.
Dl chico respondio con un gruñido, y Eret decidió tomar eso como un asentimiento.
-No es que no aprecie la ayuda y todo, pero ¿cuánto tiempo planeas quedarte?-
Los movimientos de Hipo se detuvieron y por un momento, Eret pensó que en realidad podría obtener una respuesta de él, pero luego simplemente se encogió de hombros y comenzó a trabajar en él motor de nuevo.
Eret no podía dejarlo pasar...
-Es sólo que recuerdo lo maldito que te sentías al no poder salir de esta ciudad, y me pregunto si de repente has decidido retirarte aquí o algo así....-
Una vez más, Hipo hizo una pausa, sin encontrar la mirada de su amigo y Eret siguió adelante...
-De todos modos, eres un poco joven para pensar en el retiro, ¿no?- Intentó bromear.
-Aquí es seguro.-
Las palabras fueron pronunciadas tan tranquilamente que Eret casi no las captó al principio.
El frunció el ceño ante el tono extraño de la voz de Hipo.
-¿seguro de que ? -preguntó automáticamente.
Cualquier respuesta a esa pregunta se perdió cuando Hiccup se paralizó abruptamente, cada línea de su postura gritando un "¡alerta!".
Una mirada de incredulidad cruzó su rostro, y él saltó a sus pies ... Para sorpresa de Eret, se levanto bruscamente y empezó a caminar incesantemente de un lado a otro en el pequeño garaje, maldiciendo en todos los idiomas posibles.
En algún lugar mezclado allí, Eret también escuchó las palabras 'estúpido', 'descuidado' y 'terco'.
Se detuvo en mitad del escalón y permaneció completamente inmóvil, con la cabeza inclinada y las manos apretadas en puños a los costados.
Deliberadamente, respiró, y luego exhaló lentamente, su expresión feroz dando paso a la máscara serena que Eret se había acostumbrado a ver en su rostro.
Finalmente, se sentó,tomó una bebida y calmadamente comenzó a trabajar en el motor una vez más.
–¿Uh, Hipo?– Eret empezó a interrogarlo, pero Hipo lo interrumpió con un agudo movimiento de cabeza.
Un ruido en la puerta del garaje atrajo su atención y Eret miró hacia arriba ... e inmediatamente sintió que su aliento abandonaba su cuerpo.
De pie allí estaba posiblemente la mujer más sorprendente que había visto.
Eret amaba a Mérida, pero todavía podía apreciar una cara bonita, y esto era mucho más que una cara bonita....
Ella no era muy alta, pero él traje que llevaba le quedaba, muy bien.
Todo en ella hablaba confianza, desde su postura de manos sobre las caderas hasta la expresión furiosa de su rostro...
Y para colmo, tenía el pelo rubio más increíble que Eret había visto.
De hecho, podría haber sido el único pelo Rubio que había visto.
No era un color muy común en América...
De alguna manera logró hablar con una boca que le había auedado muy, muy seca.
–¿Puedo ayudarte?– Preguntó mientras pensaba
"Por favor, sí!"
–Creo que he encontrado lo que estoy buscando, gracias–, dijo con frialdad.
_No, no lo has hecho –dijo Hipo, y su voz era fría... Eret no había oído ese tono desde el día en que él chico había vuelto...
–Oh, sí, y si crees que vas a huir de esta conversación, puedes pensarlo de nuevo Haddock–
–No tengo que huir, porque vas a dar la vuelta y regresaras directamente a París, no tenemos nada que discutir–
Eret tenía que mantener su mandíbula consciente de caer al suelo...
Podía pensar en muchas cosas que le gustaría "discutir" con esta increíble visión... Estaba tan fascinado mirándola fijamente, que casi no notó el resplandor que de repente le dirigió a Hipo
–hey observador Mérida te esta llamando –
–¿que?– Eret preguntó, un poco aturdido cuando finalmente registró la mirada intensa en la cara de Hipo.
–No me digas que estás celoso de que me miren Haddock, ciertamente no te has preocupado tanto como para preguntarme si alguien más me ha estado mirando durante los últimos seis meses– el tono mordaz de la rubia trajo su atención de nuevo a ella.
La furia brilló en los ojos de Hipo y él se puso de pie abruptamente, arrojando sus herramientas al suelo.
Eret supo que estaba muy enfadado entonces.
Hipo había sido criado por su padre para tratar sus herramientas con respeto, y para que él olvidara eso...
Esa mujer debía ser importante, ademas del hecho obvio de que ella era absolutamente hermosa.
–Creo que estaré regresando a casa para el final del dia Eret– dijo, su voz apretada con tensión.
Sus ojos nunca dejaron a la mujer mientras él le dirigía las siguientes palabras.
–Tienes que irte cuando vuelva mañana.–
Él pasó por delante de ella en su camino a la salida y por lo tanto no estaba al tanto de la forma en que su máscara de compostura se deslizó brevemente, mostrando dolor y anhelo.
Eret lo vio, sin embargo, y se preguntó de nuevo lo poderosa que la relacion de ellos debe haber sido.
Ella empezó a alcanzar su brazo cuando pasó junto a ella y su primer nombre salió de sus labios en lo que parecía ser una súplica involuntaria...
Hipo no respondió a la súplica, simplemente sacó su brazo de su agarre y siguió moviéndose. Caminó hacia su vehículo, lanzando algunas últimas palabras sobre su hombro mientras lo hacía...
_¡No debiste venir, Astrid!–
Con eso, prácticamente se arrojo en el vehículo, y despegó en una nube de polvo y arena...
Cuando los ojos de Eret encontraron a la mujer de nuevo, se preguntó si había imaginado esa pausa momentánea en su equilibrio, porque la máscara estaba firmemente de nuevo en su lugar.
Tragó un poco nervioso, tratando de averiguar lo que se suponía que debía decirle.
Francamente, le asustaba un poco...
–¿Me vas a decir dónde ha ido? –dijo ella con una voz tranquila que de alguna manera sonaba como una orden...
–Yo ... eh ... si él hubiera querido que supieras, creo que él te lo hubiera dicho,– Eret logró tartamudear.
–Déjame ponerlo de esta manera, puedes decirme, o puedo sacarte las palabras a golpes, y quien sera responsable de no poder masticar en la cena serás tu–
–¿quien eres tu?–dijo Eret con un tono de asombro, porque tan hermosa como él la encontró, de repente estaba muy agradecido de que estuviera casado con una mujer sencilla como Mérida.
Ella le dirigió una sonrisa apretada, y su determinación fue legible en cada línea de su postura.
-Me llamo Astrid Hofferson, soy la prometida de Hiccup-
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top