Capitulo 3

Los gritos despavoridos de sus camaradas, era una dulce nana para él. Estaba esperando que el muchachito apareciera para hacerle todas las que le hacía desde que era el guardián de Cáncer.

Ver al pobre fantasma convertido en su esclavo, por unas horas era un enorme placer... De caballero dorado renombrado a esclavo la única noche que podía salir del infierno.

O si... él, a diferencia de sus amigos, amaba la noche del 31. Por qué esa noche tenía siempre esclavizada el alma de Regulus de Leo.

-¿Que te pondré a hacer hoy?- El hombre se dio vuelta en la cama, mientras hablaba dormido- El año pasado de poder llorar... hubieras llorado... Mocoso estúpido.

El pecho de Sísifo se inflo por la rabia y dejo salir lentamente el aire que no poseía ¿Así que gozaba con torturar el alma de su sobrino? ¿Qué de poder llorar su sobrino lloraría?

-Esta la pagaras...

-¿Eh? -Sísifo se apresuró a salir del cuarto, dado que sabía que Mascara (a diferencia de todos sus camaradas) si podía verlos.- Ah... me pareció escuchar una voz... Ven fantasmita... Vamos a ver que intentas hacer mocoso estúpido. -Se levantó de la cama y se trono el cuello- Ven Regulus... Hora de ponerte a limpiar pisos... y todo lo demás...

-Con que por eso Regulus no quería venir... Voy a enseñarte lo que le pasa a los que maltratan a mi sobrino.

Tener que esconderse del caballero estaba siendo una actividad bastante compleja... Si se le sumaba el extraño hecho de que no podía dejar Cáncer. Ahora comenzaba a comprender por qué su sobrino había pedido no ir ahí.

Él y sus camaradas evitaban Cáncer por que los no se asustaban... Pero Regulus tenía una mejor razón que la de ellos para no ir a Cáncer. Y la razón era más que sencilla: El actual guardián era un tirano y lo atormentaba...

Como si su sobrino no tuviera suficiente ya con estar muerto.

Sabía que su sobrino no decía nada porque su orgullo herido se lo impedía. Pero él se vengaría. En nombre de su sobrino, aterraría a Cáncer. Le daría el susto de su vida, una cucharada de su propia medicina.

Las alas angelicales de Sísifo, metafóricamente hablando, fueron remplazadas por un par de cuernos de diablos. El siempre amable Sagitario, estaba hecho una fiera apenas contenida. Ni su hermano mayor le reconocería la expresión de psicópata que ahora tenía en su angelical semblante en ese preciso momento...

A él podían humillarlo cuanto quisieran, podían ponerle toda la cantidad de apodos y sobre nombres ridículos que se les ocurriera... Pero existía un límite para su loable y extensa paciencia y este tenía nombre: Regulus.

-Sé que estas en la casa- Canturreo el Cáncer- ¿Quieres jugar a las escondidas Regulito? -Embozo una sonrisa psicópata- Cuando lo agarre, volverlo mi esclavo hasta que salga el sol será poco... -Se detuvo y miro atentamente cada sombra- Regulus... ya sabes lo que pasa cuando me haces esperar... -hizo una pausa sepulcral- Cuanto más espere... peor te ira.

Sísifo apretó los dientes para no dejar salir la sarta de insultos que pedían, a gritos, abandonar su garganta donde estaban atascados. Querían salir y profanar esos inmaculados labios que jamás habían proferido una grosería.

-Sal ya mocoso, realmente este juego de escondidas comienza a aburrirme... -miro hacia las sombras de la casa- ¿Acaso quieres que se repita lo del año pasado? ¡Sal ya mocoso o te juro que esta vez sí lloraras...! ¡Aunque estés muerto!

Sísifo apretó los dientes, tenía que calmarse o metería la pata. Una idea fugaz paso por su cabeza y una sonrisa severamente cruel adorno sus labios. Era hora de tirar el orgullo de Cáncer al piso y darle un buen susto en el proceso.

Ahora que lo pensaba mejor... Hades siempre estaba de buen humor los 31 de Octubre de todos los años, pareciera que sufriera amnesia solo esa fecha del año... Y en su opinión tenía que sacar provecho.

Mascara escucho un ruido y se dio vuelta, mirando hacía el pasillo, embozando su sonrisa más psicópata. Ya sabía dónde estaba Regulus y ahora le enseñaría lo que le pasaba por hacerle esperar. Sísifo por su parte, pensaba en enseñarle lo que pasaba cuando se atormentaba a su sobrino.

-¿Desde cuándo tengo una mecedora?- El hombre se acercó a la mecedora que estaba frente a una ventana abierta, cuyas cortinas se mecían con la suave ráfaga del viento acompañadas por el ulular del búho maldito que hacía dos semanas que quería matar (su canto nocturno no le dejaba dormir). Al dar vuelta la mecedora, se encontró con un oso disfrazado de calabaza con un cartel que decía "Boo" en sus bracitos.- ¿Enserio? Hay por dios, te hacia más listo chico... -la luces se encendieron y se encontró con que toda la habitación estaba llena de muñecos de peluche y las paredes adornadas con ositos sonriente realizando acciones que le causaban repulsión- Hay dios... es igual al cuarto que Milo tenía cuando era niño. Voy a vomitar- Tomo el peluche y lo comenzó a desgarrar- esto solo... me... molesta...- se quejó Mascara, mientras rompía los juguetes.-Ahora... si... te... haré... sufrir... -Ahora si le haré sufrir, la luz se fue y una figura oscura (bastante gorda) quedo a la vista en el umbral de la puerta.- Hasta que...

Un oso de felpa gigante entro al cuarto, vistiendo ropas... Ejem de dudosa moralidad.

Los ojos de Ángelo se posaron en las prendas y en el látigo de cuero que el oso tenía en una mano, al mirar los osos que no había roto estaban igual que el más grande.

-Oye... Regulus... -El caballero paso saliva, al parecer el chico sin duda quería venganza y se había asesorado con los más depravados de su generación- No creo que sea para tanto... -Miro nervioso a los osos que se acercaban con esposas y objetos que Mascara se preguntaba para qué diablos servían.

El hombre retrocedió hasta quedar acorralado contra una de las paredes. El caballero miro para todos lados, nervioso, tenía que buscar una salida o su integridad física estaría en peligro. Dio un brinco y esquivo a varios ositos pequeños, pero el más grande lo tacleo...

-¡No! -¡A MI NO ME VA A JODER UN OSO!

Sísifo miraba todo desde la ventana, había ido al infierno y justo se topó con dos dioses del sueño. Estos, Ikelos y Phantasos, extrañamente fueron muy colaboradores con él... Todo lo que tenía en ese preciso momento era propiedad de ambos dioses.

Vio que Mascara se peleaba con los osos, para liberarse de las manos afelpadas de estos. El escape causo que la parte superior de su pijama se rasgara.

-Mira quien se está asustando... -Susurro para sí.

-Maldita sea... -Sísifo miraba todo con una sonrisa burlona, el caballero tenía una mueca de total espanto.- ¡LA GRANDISIMA...!

Sísifo abrió los ojos de forma desmesurada, jamás creyó que "grandísima" podría ser continuada con semejantes palabras dignas de un marinero ebrio.

-Espero que Regulus no haya escuchado esas palabras...

-A mí no me van a joder... -Mascara se liberó y salió corriendo de la habitación. Los osos se dieron vuelta y miraron al caballero fantasmagórico que ingreso a la habitación.

-Tras él.-Ordeno con una sonrisa cruel.

Escalera entre Cáncer y Géminis.

Mascara corría mirando cada dos segundos que sus depravados, y afelpados, perseguidores no estuvieran cerca suyo... Si quería preservar su dignidad tendría que correr más rápido que Milo cuando Shion le encontraba haciendo fiesta. Por no mirar al frente, no noto al camarada que corría en dirección opuesta.

-¡MASCARA! -Saga se froto el golpazo en la cabeza, un soberbio chichón se comenzaba a formar- ¡CÓRRETE DE MI CAMINO! ¿NO VES QUE ESTOY ESCAPANDO?

-¡CÁLLATE! ¡SAL DE MI CAMINO QUE ME PERSIGUE UN OSO DEPRAVADO!

-¿Qué cosa? -El caballero le miro medio confundido, no había entendido bien el golpe había sido bastante fuerte.

-Nada... Córrete de mi camino. -Dijo el Cáncer con la cara roja por la vergüenza. -Menos mal que este esta medio idiota... -susurro cuando se alejó de Saga.

Cementerio de los héroes, al amanecer.

-Vamos.

-No.

-¿Que te cuesta? -El caballero les miro.

-Esto lo haces por lo de meterte a Cáncer.

-¿A ustedes que les parece?

-Tío... ¿Qué fue lo que le hiciste?

-Vamos, Sísifo, yo lo vi cuando paso por Aries -Hasgart le miro -Estaba blanco como la nieve recién caída...

-Estaba mortalmente pálido cuando paso por Géminis- Aspros le miro- ¿Que le hiciste?

-Nada. Solo lo asuste con unos peluches. -Dijo, antes de meterse en su tumba y regresar al infierno. Jamás diría que había asustado al caballero con osos de peluche masoquistas. Eso sería un secreto entre él y los dioses del sueño...

Dioses que pensaban darle unos "bonitos" sueños al Cáncer.

Fin.

No se que tal me quedo pero bueno... xD Es el final les guste o no.

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