Para mi significa "Te amo"

[Una disculpa si esto se lee algo desordenado, entre a la universidad y lo escribí con las prisas... Espero que les guste]

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|| [OS] |Día 1: "Te necesito"| No conocía aquellas palabras, ante la carencia de amor y el pensamiento de sobrevivir, no podía pronunciarlas; pero si podía expresarlo de otra manera... ||

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Zuko se ha levantado de la cama con una enorme pereza y la luz del sol le molesta en los ojos, sabe muy bien que Aang es demasiado madrugador para seguirle el ritmo ¿O tal vez sea que su cuerpo al fin está descansando? Le gustaría poder levantarse más temprano que él y poder hacerle el desayuno.

Es su esposo de todas formas, debería contribuir en ello ya que ahora pasa la mayor parte del tiempo en casa.

Sabe que en la cocina le espera el desayuno que preparo, se dirige a ella con pasos pesados. Pero primero examina el refrigerador, quiere saber si Aang se llevó el obento que preparo en la noche; al confirmar el espacio vacío donde está, al fin se dispone a comer.

Tenía que hacer muchas cosas en la cosa e ir a la tienda de té de su tío a trabajar.

Aunque suena rutinario, no se acostumbra del todo al nuevo estilo de vida.

Pero cada vez que se ve al espejo en la mañana y mira su torso desnudo con esos dos dragones junto con las cicatrices. Suspira de alivio que ahora aquello se siente ajeno y una sonrisa tímida se postra en su rostro por su nueva vida.

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Por lo general, las familias regalan juguetes o bicicletas en el cumpleaños del hijo; pero Zuko tenía una nueva espada para su colección o prendas cara.

Era el hijo mayor de un clan de yakuzas con más poder del lugar, lo suficiente para que el nombre de su clan familiar sea reconocido por otros clanes extranjeros. El Clan Fénix, era todo lo que conoció Zuko desde que abrió los ojos al mundo... un mundo que lo destrozaría sin tanto esfuerzo.

El negocio familiar es peligroso, y tiene un recordatorio permanente en el rostro.

Ha llegado a este mundo para sobrevivir y no para vivir, es un hecho latente, la opción más viable de seguir con vida es seguir las órdenes de su abuelo y a la vez de su padre, quién heredaría el clan en alguno de estos días.

Su prioridad es servir y seguir a su legado, ser necesario en su familia era demasiado importante por lo que no tiene tiempo para cuestionarse o buscar salidas.

O eso creía.

Zuko tenía una herida profunda en su costado, unas cuantas costillas rotas y la sangre escurre por su cara. Eso era todo, no había forma de sobrevivir, morirá en aquel callejón; posiblemente terminaría en una fosa común si sus lacayos no lograban encontrarlo a tiempo.

Gruñó ante la amargura de su destino, más lo acepta sin más, siempre estuvo la posibilidad de morir antes de dejar descendencia o ser el jefe del clan. Solo piensa que Azula tendrá una pequeña alegría de ser la próxima en la línea al saber de él.

— ¿Necesita ayuda? ¿Podría-...? ¡Por Raava!

La voz lo alertó de seguir con los ojos abiertos, pero la oscuridad del cielo no deja ver quien es aquella persona; a pesar de estar cerca de la luz de alguna farola, la luz no llega a mostrar su rostro. Unos brazos lo ayudan a levantarse, su voz se siente ajena y cae rendido ante el desconocido que lo acompañó en sus últimos momentos.

Por lo menos no estaría dando su último aliento sin alguien a su lado, es egoísta de él no querer morir solo y tener algo de compañía,... aunque fuera de esta manera.

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Cuando volvió abrir los ojos, no solo se sorprendió de estar en la cama de algún hospital. Cualquier hospital de hecho, siempre que despertaba de una pelea, emboscada o enfrentamiento que lo deja tan jodido había dos opciones; despertar en su habitación siendo atendido por el equipo médico de la familia o en donde perdió el conocimiento, de preferencia un callejón desolado para no ser blanco de noticias amarillista... nunca hubo opción de un hospital.

Pero la sorpresa no fue solo del hospital, sino también del chico dormitando en una silla justo a su lado; las alertas de Zuko se dispararon al ver sus tatuajes: ¿pertenecía algún clan rival? ¿Por qué usarían flechas azules y tan vistosas? No tenía tiempo para las preguntas, tenía que escapar, lo último que quiere es que Azula forme parte de un su rescate o que sea la negociadora por su pellejo.

Él podía cuidarse solo, no la necesitaba.

No debió moverse tan rápido, o brusco, o moverse en general. Un fuerte dolor se extendió en el costado, el gruñido de sus labios fue lo suficientemente fuerte como para despertar a su vigilante.

― ¡Oh! Al fin despiertas―exclama soñoliento mientras estira sus brazos―No deberías moverte tanto, Katara me dijo que tuviste suerte de salir vivo.

Suerte ¡Siempre era suerte! A este punto esa frase lo seguirá hasta la tumba, Zuko lo mira molesto, no quiere lidiar con un negociante en estos momentos; pero quería irse del lugar de una buena vez sin armar tanto escándalo.

― ¿Cuánto es?

El joven de tatuajes alzo una ceja―No te preocupes, no te salve por dinero, no me lo tienes que agradecer de esa for-...

―No te hagas el idiota―interrumpió Zuko molesto― ¿Cuál es el precio?

― ¿Del hospital? No estoy seguro, creo que tienes que ver el costo con los que trabajan aquí...

―No hablo de eso―apretó los dientes― ¿Cuál es tu precio? ¿Cuál es tu tarifa?

Hubo un ligero silencio, su vista no se alejaba del joven, una mirada cuál depredador a su presa que ha logrado infundir miedo en muchas ocasiones que la hizo, pero no obtuvo el resultado esperado; en cambio, el rostro del joven con flechas comenzó a tornarse colorada.

―Oye, no soy de esa clase―se rascó la nuca nervioso―Pero si quieres algo casual lo primero es que te recuperes y tener una cita.

Parpadeó un par de veces esperando a que fuera una broma, pero ¿¡De verdad estaba sintiendo las mejillas calientes por esa respuesta!? Bueno, admite que el chico es algo atractivo, pero no se dejaría persuadir por una cara bonita.

No otra vez...

—¡¡No me refería a eso!!

—Entonces no me mires como si me quisieras comer—respondió en reproche.

—Escucha...—masajea su frente hartó— ¿Cuál es el precio del rescate? ¿Y quién es tu jefe para hacer las negociaciones?

El chico parecía ahora entender a lo que se refería, pero no entendía porque su expresión parecía confundida, más no duró mucho hasta que soltó una exclamación de comprensión.

—Creo que estás equivocado. No pertenezco a nada de eso.

—No mientas. Tienes tatuajes.

—Son religiosos—exclamo con una sonrisa—Donde crecí son muy comunes tenerlos.

Tal vez en otro momento, en un futuro, hubiera apreciado más la devoción con la que aquel desconocido decía aquellas palabras, la mirada brillante que tenía al pronunciarlas. Pero en aquel entonces, solo estaba confundido por aquella explicación o un intento de excusa en sus años de experiencia.

— ¿En serio no perteneces a algún clan?

—Bueno, soy un maestro que tiene sindicato ¿eso cuenta?

Zuko iba a protestar, de no ser por la alarma que suena en el celular de aquel maestro.

—Ya es tarde, bueno si ocupas algo o comunicarte con alguien puedes hablarle a una de las enfermeras—el chico se paró y se percató de lo alto que era—No he podido llenar tu formulario ya que no tenías identificación o algún número, deberías comunicarte con alguien. Por suerte mi amiga trabaja aquí.

Las palabras y sus movimientos eran casi irreales, no sabía exactamente la razón. Pero la cuestión es que Zuko presto suma atención a cada movimiento y palabra que decía, no como si analizará en busca de alguna debilidad o punto ciego, solo quería seguirlo con la mirada hasta la puerta.

—Volveré más tarde para ver cómo estás—abrió un poco la puerta, más se detuvo y volvió a fijar la vista en él—Por cierto, me llamo Aang.

Podría mentir, sería sencillo hacerlo, no puede bajar la guardia con ese desconocido que desprendía un aura misteriosa de armonía.

Pero su boca es más rápida que sus pensamientos o la lógica, exclamo su nombre sin honores de su clan o de los apodos por los cuales es conocido; aún persevera su astucia. Si ese civil solo era un civil, es mejor que piense que salvo a alguien común en vez de alguien involucrado en un mundo peligroso, era lo mejor para los dos.

El joven maestro escucho con atención su nombre, le brindo una sonrisa y una mirada cálida.

―Es un placer, Zuko. Volveré pronto.

Su salvador se fue y Zuko sintió un pequeño calor en el pecho mientras repetía la imagen de aquel chico con nombre Aang diciendo el suyo.

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De verdad ese chico no mentía cuando dijo que podía mantenerse en contacto con su familia, hizo la prueba e informo a uno de sus lacayos que se encuentra en recuperación en un hospital. Más no dio información del hospital, no quiere que Azula vaya a "ayudarlo"; aunque le gustaría volver a estar en casa y recuperarse en su cuarto.

Pero por una razón quiere quedarse en este hospital. Aunque sea para tener un poco de información sobre ese joven maestro y recompensarlo por ello; a pesar que al principio, debido al malentendido quererlo.

Todos tenían un precio.

Todos quieren sentirse útiles.

Aang no prometió, pero fue firme ante su palabra de visitarlo, y durante toda su estadía y recuperación en el hospital era la mejor parte del día. Empezó atesorar cada momento que ese joven maestro paso con él, adoraba su risa y la labia que tenía al contar sobre su día en la escuela donde trabaja.

Deseo pasar más tiempo con él, que sus manos pudieran entrelazarse mientras los dos están encima de cama... en el buen sentido.

El corazón le latía como no lo hizo hace tanto, no parecía la típica adrenalina cuando está en un enfrentamiento de clanes o tiene que lidiar con peleas por el negocio familiar; era cálido, incluso acogedor en el pecho, era como aquel bálsamo que necesitaba en las heridas que nunca llegaron a cicatrizar.

Zuko, aún después de darse de alta, siguió manteniendo contacto con el joven maestro; aunque utilizo la excusa de querer recompensarlo y que no bastaría solo una cena por haberlo salvado aquella noche, pero no mentía... Zuko estaba recibiendo tanto de Aang, que necesitaría más de una vida para compensarlo.

Se vieron con más frecuencia y los sentimientos comenzaron a evolucionar con una rapidez sorprendente. Que antes que pudiera darse cuenta, se sabía de memoria el camino a su departamento, tenía un cepillo de dientes en el baño y ya había un hueco de la forma de su cuerpo en la cama.

Fueron unos maravillosos seis meses donde Zuko al fin pudo tomar aire de su agitada vida.

Donde tenía más de una razón de volver ileso de alguna negociación.

Donde tenía un pequeño refugio que podría llamarlo "su hogar".

Una vida que quiera pasarlo al lado de Aang.

Pero era claro que no todo podía ser rosa pastel, no debió de estar abrumado ante la inexperiencia de estar en una relación con una persona que realmente quieres. Bajo la guardia y pago las consecuencias sintiéndose miserable por las heridas que ocasionó.

Zuko seguía siendo un yakuza.

Él tenía enemigos que se encargarían de darle un golpe bajo.

Quitarle lo que más quiere.

No debió de ser estúpido, aunque la ira es un gran motivante para atacarlos y recuperar a Aang; también lo ha nublado para ser astuto en sus movimientos, por eso ahora esta tan cansado y mal herido; a pesar que está solo unos metros de poder rescatar a Aang.

Le dieron a elegir...

... No lo pensó dos veces.

Aang se había vuelto tan necesario como el aire que respira que no podría pensar en existir en un mundo sin él, y estaba dispuesto a sacrificarse por él.

Levantó las manos, un golpe final que le deja la vista oscura antes de poder llegar al suelo, la mirada gris desesperada de Aang es de lo poco que recuerda ese día.

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Al despertar, se sintió desubicado ¿No se había entregado a la banda rival? ¿No se supone que debería estar vivo y curado? ¿Por qué ahora está en su habitación? Entro en pánico, esto no debería de pasar, él había hecho un trato por la libertad de su amor. Intento levantarse rápido, pero una mano lo detuvo...

Zuko sintió los pulmones vacíos, una sensación similar como lo fue la primera vez que lo vio.

Una especie de alucinación que le dejaría un bello y contento último recuerdo.

...pero en verdad fue el primero de muchos.

A un lado de su cama, está Aang con vendas y una expresión preocupada en su rostro.

―No te muevas tan brusco, te puedes-...―Aang no pudo terminar la oración.

Zuko lo trajo hacía él y lo abrazo con tanta desesperación como alivio porque está bien. No le importa el dolor de sus heridas, lo único que necesita es que Aang este con él.

―Es una escena verdaderamente conmovedora―interrumpió una persona en el marco de la puesta.

Se separó un poco del abrazo y vio la sonrisa traviesa de Azula.

―No hace faltas presentaciones, Zuzu―exclamo con la mano en alto―Tu novio es fue una linda compañía mientras estabas dormido~

― ¿Tú fuiste la que llego después, verdad?―pregunto con seriedad.

―El tío Iroh se comunicó conmigo, me sorprende que lo encontraras.

―No estaba tan lejos.

―Deberías decir gracias.

Zuko suspiro―Gracias, Azula.

―También te quiero dar las gracias―Aang por fin intervino en aquella charla tensa.

―No te preocupes, cuñado. Ya eres parte de la familia―se mofó y se dio la vuelta―Pero Zuzu sabe que me debe gratitud.

―Mi puesto.

Azula apenas pudo dar un paso, más se detuvo y lo miro por el rabillo del ojo como Zuko era firme ante esa palabra.

―Pensé que sería más divertido quitártelo ¡Que aburrido! Yo no pienso dar la noticia, y lo sabes. Recupérate y se lo dices.

Ella se fue, dejándolos solos en la habitación, Aang lo miro con preocupación ante la connotación de aquellas palabras.

― ¿Estás seguro de esto, Zuko? No quiero que te metas en problemas por mi cul-...

Él lo volvió a interrumpir, su rostro se ha ocultado en el pecho cálido de Aang y sus dedos se aferran a la bata que le han dado para curar sus heridas. Está harto de la vida que ha tenido y por un momento quiere tomar una decisión tan egoísta como esa.

Fue egoísta al principio de su relación, por haberse involucrado con él a pesar de los peligros que ambos podrían pasar.

― ¿Zuko?

Pero él seguía a su lado.

Incluso cuando le dijo quién era.

Incluso cuando tenía pesadillas las noches que se quedaba con él.

Incluso cuando lo lastimaron.

Incluso a ahora.

Sabía que sería difícil adaptarse, pero si Aang está con él, quiere darse el lujo de ser egoísta.

Las lágrimas gruesas caen de sus ojos, su cuerpo tiembla y se ha mordido conteniendo su voz porque no encuentra las palabras exactas que quiere decir, las ideas se juntas; pero no consigue darle forma.

No conocía aquellas palabras, ante la carencia de amor donde se crío y el pensamiento de sobrevivir, no podía pronunciarlas; pero si podía expresarlo de otra manera...

—Te necesito―al fin murmuro―Perdóname, pero te necesito y no sé qué haría sin ti.

Aang no dijo nada, su respuesta fue con acciones, lo envolvió entre sus brazos y se recostaron en la cama hasta que Zuko pudiera calmarse.

|| ~ ||

― ¡Zuko, estoy en casa!―anunció Aang aflojando su corbata en la entrada.

―Bienvenido―respondió meneando la cuchara en la olla.

Aang lo abrazo por atrás y apoyo la cara en el hueco de su hombro.

― ¿Qué cocinas?

―Prueba―ofreció con la cuchara.

Pero Aang tenía otra forma de saber el sabor, se inclinó hacia su rostro y probo la sobras del caldo que había en los labios de Zuko. Se apartó en poco tiempo y relamió sus propios labios en busca del sabor.

―Sabe bien―dijo con una ligera sonrisa ante el sonrojo del cocinero.

Sí, en verdad lo necesitaba.

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