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No he podido evitarlo, aquí en el mercadillo estoy sola mi tío me dejó sola para ir a ver a sus amigos que lo invitaron a almorzar, me dijo que no se tardaría.
Quizás por fin, ya voy a poder ser libre. Dicen que los caminos de la vida llegan a ponerse torcidos, pero un camino sigue siendo al fin y siempre tiene una desembocadura. Creo que comienzo a ver una pendiente, no tengo alas para volar así que al menos espero que abajo haya agua.
He vivido mucho tiempo cansada del ahora, del mañana que aun no llega, de la posibilidad de si voy a poder escapar de esta red infernal que me obliga a complacer al otro y ver por el otro y nadie vela por mí, nadie ve mis heridas, nadie ve que me ahogo en un pozo invisible. Dicen que me quieren, dicen que se preocupan por mí pero nadie me salva, nadie me saca de este martirio sin fin que se llama vida. Yo ya no quiero vivir, si esta es mi vida, no la quiero, no me gusta.
Ya me cansé, no quiero seguir pensando en el futuro, si ahora no puedo hacer nada, nada me asegura que mañana sí solo puedo dar por sentado el hoy. Así que, empezaré a hacer algo ahora, voy a escapar, correré lo más lejos que pueda, huiré de este presente ruin cueste lo que me cueste. Solo espero, lograr llegar a mejores senderos, espero poder crear una familia, conocer el amor, no quiero que el tiempo se acabe, aún todavía hay cosas que quiero lograr, probar y ver.
Porque tuve que llegar a esto, me siento presa hasta cuando no estoy detrás de cuatro paredes o con un techo sobre mi cabeza. Soy como una presa.
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