No pude dormir. Solo hice llorar casi toda la noche, me dormí a las cinco de la mañana, creo, cuando desperté me dolía el labio porque se me había partido, lo tenía hinchado. Traté de no darle mente a eso, me quedé en la cama a pesar de que eran las nueve de la mañana. No quería hacer nada, estaba cansada de mi tío y más molesta que nunca. Como se atrevía a pegarme, nunca lo había hecho ni me había mirado con tanto enojo. Por más que intento no logro entenderlo, me lastima y me duele que me use como lo hace, como si tuviera completo control de mi vida y mis elecciones, solo me deja pensar, pero quiere que yo solo haga lo que él quiera.

Mi tío mando a un muchacho, vecino de nosotros a decirme que tenía que ir al mercadillo más tardar a las una sino quería que él mismo fuera a buscarme. Le di las gracias al muchacho, sin embargo, no preste atención a su amenaza, ya estaba acostumbrada a que alzara su autoridad sobre mí.

Fui al mercadillo, pero evite su presencia no le preste atención le advertí que tenía examen en la primera hora de clases, a él no le importó no me dejo ir a casa hasta las seis y media, me tuve que duchar volando, vestirme y correr a tomar el metro. Cuando llegué ya estaba tarde, eran la siete y veinte, los nervios me gobernaban, no había llegado a tiempo para tomar mi examen, me regañarían, volvería a ser una vergüenza, no recordaba de qué iba el examen, no sabía qué hacer.