05- Sangre.
"Nos volveremos a ver, esperaré"
El sol ni siquiera había salido aún, pero la rubia ya estaba despierta y lista para irse.
Caminó por la casa buscando las cosas necesarias, después de asegurarse por tercera vez que tenía todo se dirigió a la habitación del pequeño ojiazul.
Entró sin hacer ruido y se agachó a la altura de la cama, sonrió mientras acariciaba las mejillas cálidas de su sobrino, depositó un beso en la frente de Naruto antes de irse.
Su equipo la esperaba en la entrada de la aldea, al parecer había sido la última en llegar.
-¿Lista?- el castaño del clan Nara le sonrió amable-
Meiko suspiró y le devolvió la sonrisa.
-Más que lista-
-¡Nos vamos!- anunció en voz alta y todos se pusieron en marcha-
La rubia giró su cabeza para poder echarle un último vistazo a la aldea, estos serían los dos meses mas largos de su vida.
Dos días de camino después habían tenido su primer altercado, unos asaltantes de caminos, fueron fáciles de vencer.
A la semana fue el primer encuentro que querían evitar.
El equipo de Konoha caminaba junto a un guía de Kirigakure, todo iba bien, al menos eso se veía por la superficie.
Nara dió la orden de descansar unos minutos, eso les vendría bien a todos.
Un castaño bajó una pequeña mochila que portaba y se dispuso a tomar un poco de agua, Meiko vió un pequeño brillo de reojo. Para cuando todos reaccionaron, Meiko se había lanzado para derribar a su compañero evitando que una gran espada lo partiera por la mitad.
La rubia se dispuso a levantarse, pero su brazo izquierdo no respondió y terminó en el piso, un gran corte del cual brotaba una cantidad enorme de sangre era la causa.
Todos se pusieron en guardia, alguien los estaba observando, podían sentirlo.
Meiko al fin pudo levantarse con esfuerzo y empuñó un kunai en su mano derecha mientras su brazo izquierdo no dejaba de sangrar.
-Todos atentos- Shikaku veía a su alrededor-
La rubia vió una decena de estrellas ninjas viniendo en su dirección, aún con una mano pudo rechazar cada una, pero se distrajo, una cadena atrapó su pie y fue arrastrada hasta lo profundo del bosque, podía escuchar los gritos del capitán del equipo llamándola y de la lucha que había comenzado donde estaban sus compañeros.
Logró detener la cadena con varios kunais evitando que siguiera arrastrándola, al levantarse pudo sentir el calor abrasador de la piel de su espalda, eso dolería por días.
Se mantuvo alerta, su brazo no paraba de sangrar y eso la estaba mareando.
Pisadas por aquí y por allá, la estaban rodeando, estaba malherida, pero cuando cuatro mercenarios aparecieron de frente, ella sonrió, no iba a rendirse ahora.
-¿Qué tenemos aquí?- su voz sonaba joven-
Los cuatro portaban máscaras y su ropa era holgada.
Meiko concentró su chakra en su brazo, mantendrían cerrada la herida por ahora, aunque eso significaba gastar demasiado chakra.
-Ni siquiera puede moverse ya- otra voz-
Todo comenzó demasiado rápido y acabo de la misma forma.
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