9. CRONOS


En la mitología griega, Crono o Cronos era el principal (y en algunos mitos el más joven) de la primera generación de titanes, descendientes divinos de Gea (la tierra) y Urano, (el cielo). Crono derrocó a su padre Urano y gobernó durante la mitológica edad dorada, hasta que fue derrocado por sus propios hijos, Zeus, Hades y Poseidón, y encerrado en el Tártaro o enviado a gobernar el paraíso de los Campos Elíseos.

El viernes había llegado y era ahora o nunca. Esa mañana todo había sido un descontrol para todos.

En la legión Percy, Connor y Travis se habían despertado por el golpe de hoyas en su celda, el guardia de todos los días no solo se reía sarcásticamente mientras los despertaba sino que también lo había hecho mucho más temprano.

-¿Qué está pasando? -dijo Connor sentándose en la cama.

-Llegó el jefe y Octavio los quiere a todos en las gradas de la arena en diez minutos. -dicho esto se fue a molestar a los de al lado.

Percy se vistió lo más rápido que pudo y fue a donde el guardia les indicó. Efectivamente toda la Legión estaba allí. No vio a Piper o Annabeth por ningún lado. En la arena estaba parado Octavio resguardado por cuatro de sus guardias. Percy intentó descifrar quienes eran según la nota que le había dado Annabeth la tarde pasada.

Recordó a Ciro, el chico que le temía al fuego. Detrás de Octavio estaba Esteban su debilidad era la claustrofobia cosa que le parecía complicada de explotar en el combate y a su lado estaba Damián pero no recordaba cual era su punto débil. No pudo recordarlo y decidió sacar su hoja de papel. Ahora lo recordaba: el chico era sádico y orgulloso. Cuando volvió a meter el papel en su bolsillo tocó un pequeño envoltorio de papel metal el cual no había abierto todavía (y quizás no iba a abrir nunca dado que si moría esa noche no iba a poder usarlo nunca). Enrojeció un poco recordando lo que hizo la noche del miércoles. Había tenido que dormir desnudo en la cama de Annabeth, a la mañana siguiente su guardia lo sacó apenas dejándolo ponerse su calzoncillo antes de sacarlo por la puerta. Pero eso no era lo que lo ponía nervioso. Recordaba la incomodidad de ambos al sacarse sus remeras, eran las nueve, aun temprano para ir a la cama por lo que no había nadie en la habitación para comprobar que no habían hecho nada.

-¿Percy? -la voz de la chica ya no sonaba tan confiada como la última vez que habló con ella sobre el plan y su cara estaba roja, él debía tomar las riendas y sacarlos de la situación embarazosa- ¿podrías voltearte?

Hizo lo que le dijo y cuando le dio la señal de que siga con lo suyo la chica ya estaba metida en la cama y por sus hombros desnudos sabía que se había quitado toda la ropa, exactamente como habían planeado.

Ahora era su turno de quitarse la ropa, se encargó de dejarla bastante desordenada en el suelo y se metió a la cama con su bóxer, una vez adentro de las sabanas se sacó esa última prenda.

-umm, supongo que deberíamos abrazarnos. -dijo ella volteando a verlo.

-Ven aquí. -no estaba seguro si la abrazaba solo porque el plan lo requería o porque le encantaba esa sensación de roce con su piel. Era totalmente diferente que con Quione, la calidez de Annabeth era mucho mayor que la de la otra chica, y ella intentaba no entrometerse en su espacio, le tenía respeto, lo trataba como persona. Y eso era lo que más le gustaba de la situación, estaban juntos en una cama y Annabeth no le exigía hacerlo, solo rozaba sus cabellos con su piel, estos no eran rasposos y maltratados por el tinte, eran suaves y algo enrulados. Le dejaban al chico una sonrisa boba por las leves cosquillas.

Cuando la rodilla de la chica rozó su miembro deseó que el plan haya incluido sexo. Al principio Annabeth estaba tensa en sus brazos pero notó que se quedó dormida y todo se calmó. Cuando se dio cuenta de eso bajó un poco su cabeza y olfateó su pelo disfrutando la sensación de este haciendo cosquillas en su cara. Con esa imagen mental se durmió.

Deseaba haber dormido esa noche también con ella. Deseaba dormir todas las noches con ella, pero ahora debía concentrarse en simplemente encontrarla.

Mientras tanto, Annabeth estaba en la enfermería, decidió pasar por allí antes de ir a la arena. Will realmente hacía milagros. La espalda de Nico estaba curada casi totalmente, tenía un par de cascaras en las que eran las dos heridas más grandes y todo lo demás ya había cicatrizado.

Nico se ponía su remera y miraba a su rubio doctor hablar con Annabeth mientras anotaba un par de cosas en su libreta y se las pasaba.

-Si vamos a irnos será mejor que recojan esto, nos va a servir. -había dicho Will y Annabeth asintió acercándose al pelinegro.

-¿Puedes caminar Nico?

-Podría enfrentarme yo mismo a los guardias de Octavio, Will hace magia.

-Pero no milagros -lo reprendió el nombrado-, no vas a enfrentarte a los guardias. Vamos a ir al torneo y vamos a hacer nuestra parte allí.

Nico asintió y una vez que la rubia se fue se giró a encarar a Will Solace. Habían pasado mucho tiempo juntos, y muchas veces con sus manos en su cuerpo.

-¿Estas seguro que quieres ayudarme hoy? -le preguntó- Podría decirle a Cecil...

-El debe ir con otro chico a robar algo, nosotros nos encargaremos JUNTOS de en lo que ayudar a Percy respecta y no voy a aceptar otra de tus estúpidas preguntas, órdenes del doctor...

Will estaba completamente nervioso y no por lo que debería estarlo. Tenían uno de los papeles más importantes, si algo les salía mal podrían poner en peligro todo el plan. Pero él estaba nervioso porque no tendría una excusa para estar cerca del chico pálido. Si lo quería debía decírselo y eso no estaba en sus planes. No creía ni siquiera que Nico fuese gay y aunque lo fuese no se abría enamorado de él. Tragó saliva y le sonrió al chico.

-Vamos, chico muerte, hay que ver al jefe.

Muy lejos de allí, la 4x4 se detenía en la vieja casa de los Zhang. Ahora habían un par de zombies dando vueltas por allí y una camioneta quemada en la entrada.

-¿Por qué si quiera estamos revisando aquí? Este lugar no me trae buenas vibras. -comentó Drew.

-Que hayas fracasado no significa que yo también lo haré, además, sería al lugar al que volverían, es decir, salieron muy apresurados cuando los atacaron, quizás quieran recuperar algo...

Entonces de la casa emergió un chico formido con un arco en sus manos. Detrás suyo había una pequeña niña de catorce años sosteniendo una daga. A su lado Rachel, la pelirroja amiga de Percy que logró escapar.

-Son ellos. -dijo incrédulo Ethan.

-Deben tener más confianza en mis instintos chicos. -les dije algo arrogante.

Bajamos con las armas apuntando y la locura comenzó. Tiroteo por aquí, tiroteo por allá. Thalía disparaba junto con Luke desde una de las ventanas de adentro. Los tres que habían dado la cara se mantenían a cubierto en el porche y Leo disparaba con su rifle desde el techo.

En un momento dado Jason se había perdido una parte porque Drew había (de alguna misteriosa manera) llegado a unos metros de Frank he iba a dispararle. El chico no atinó a moverse pero la bala fue desviada por Hazel que corrió el brazo de la chica y se tiró sobre ella.

Drew buscaba puntos débiles mientras la morocha la golpeaba y tocó su herida en la cadera. Hazel gritó de dolor y Frank pudo sacarla de allí. Todo se puso más violento mientras más se acercaban los unos a los otros. Lou Ellen apareció a su lado cuando estaba solo y le dio la señal afirmativa. La tomó del cuello y puso un cuchillo allí.

-¡Nadie se mueva o la mato! -gritó y entonces toda la pelea paró.- Arrojen sus armas.

Todos obedecieron y comenzaron a atarlos.

Cuando Cronos entró a la arena todo mínimo murmullo se apagó. Annabeth sintió un escalofrío cuando los ojos del hombre se posaron brevemente en ella.

-No creo que sea necesario introducirme. -dijo el hombre de pie allí- El motivo de mi llegada es el torneo de esta noche, además, -giró y su mirada se posó en Octavio- confío en que hoy llegarán los prófugos que dejaste escapar.

Octavio asintió.

-De alguna manera obtendrás un castigo. -le aseguró el chico y Piper supo que se refería a que si Jason no llegaba con el otro grupo ella sufriría las consecuencias.

-En otras noticias, como todos sabrán hoy será el combate. ¿Quién se atreve a retar a alguien a un duelo a muerte?

Percy levantó la mano.

-Yo.

-Pasa al frente, muchacho. -dijo el hombre con una retorcida sonrisa- Cuéntanos como te llamas y a quien retarás.

-Mi nombre es Percy Jackson y reto al pontífice Octavio a duelo.

El nombrado rió.

-¿sabes que primero debes enfrentarte a mis diez guardias? -el ojiverde asintió- será hermoso verte morir. -declaró.

-Tienes bolas muchacho, me gustas. -dijo Cronos.- será un duelo divertido. Mi estadía aquí valdrá la pena. -todos se quedaron en silencio.- Bueno, la reunión termino.

Jason manejaba a toda velocidad por la carretera mientras los demás celebraban la captura de los enemigos con unas cervezas.

-No puedo esperar a entregarle a Valdez a Quione. -comentó Drew- Quizás me asciendan y sea parte de la mesa de Octavio.

La charla siguió así pero él solo podía pensar en si Piper estaba bien.

En la parte de atrás, los seis chicos iban amordazados mirándose los unos a los otros. Frank se lamentaba que lo hayan atado separado de Hazel, la chica ponía una mueca de dolor cada vez que el vehículo los hacía saltar y quería abrazarla para que nada le afecte.

Se habían vuelto claramente cercanos luego de una semana solos en la enfermería, habían hablado sobre sus familias, intereses, habían llorado, reído, incluso Frank traía su plato en cada comida y comía junto a la chica.

A Hazel, el asiático, le parecía muy tierno, como un oso panda. Obviamente es algo que nunca admitiría en voz alta, la charla que con más amor recordaba era cuando hablaban de que harían luego de terminar con Cronos.

-Podríamos quedarnos aquí. -dijo Frank sosteniendo su mano- Ayudaríamos a que el lugar este bien y nos tendríamos el uno al otro.

-Me gustaría que todo volviera a la normalidad. -luego de decir eso, la chica suspiro- Me gustaría volver a mi casa tranquila. Ahora ya no tengo una...

-Pensé que yo tampoco tenía.

-¿y ahora es el campamento?

-No, -Frank bajo la mirada y sus cachetes se volvieron rojos- tú eres mi casa.

Ahora en vez de estar tomados de la mano en una cómoda cama en la enfermería del campamento media sangre estaban en una 4x4 manejada por un chico que (a pesar de que Frank no lo conocía de nada) los iba a llevar al infierno confiando en que van a poder salir de allí.

Annabeth se dirigió a la habitación de Percy, eso ya se le había vuelto una costumbre. Incluso al no estar él se sentía más segura allí. Percy no se había vuelto a mostrar deprimido ni nada por el estilo, siempre lo veía sonriendo con la cabeza en alto, incluso los gemelos comentaban como dejaba de avergonzarse de sus marcas o cicatrices en las duchas. Esa nueva actitud segura del chico que pronto afrontaría el mayor de los duelos hacía a Annabeth sentirse más relajada, como si por fin pudiera compartir parte de su preocupación y esta no fuera la gran cosa. Al entrar vio como Connor Stoll jugaba con una pequeña pelota, la golpeaba contra la pared contraria y la atrapaba para repetir todo de nuevo. Cuando la rubia abrió la puerta le sonrió.

-Tu novio no está.

Annabeth se sentó a su lado al notar que su sonrisa no era tan brillosa como siempre y sus ojos no tenían su típico toque pícaro.

-No solo vengo aquí porque me cae bien Percy, Connor. Soy tu amiga también.

Connor se enderezó en la pared y la miró con una sonrisa algo débil.

-También eres mi amiga.

-¿Qué te preocupa?

-¿Cómo sabes que algo me preocupa? -Annabeth levantó una ceja- Si, lo admito, algo me preocupa. No es nada nuevo, a veces estando solo me doy cuenta de muchas cosas malas y me pongo algo triste. Es normal, no te preocupes, yo... no puedo ser como mi hermano. Él siempre es tan risueño y desenvuelto... yo soy solo el otro gemelo, el Stoll 2. Además, puede ser que muera hoy, o mañana, o en un día cercano y nunca tuve... ya sabes, amor.

Annabeth se quedó en silencio un segundo analizando cada una de las oraciones y gestos del chico a su lado. Cuando por fin tuvo una respuestas comenzó con su monólogo.

-Connor, no eres el gemelo dos, eres simplemente Connor. -el chico bufó- Eso no es malo, yo soy simplemente Annabeth, Travis es solo Travis y Cronos es solo Cronos. Además nunca te vi como la sombra de tu hermano.

-La mayoría no sabe distinguirnos, Annie, estoy segura de que tu tampoco puedes.

-No es verdad... -pero en realidad había dado en el cabo, solo lo había reconocido porque se aprendió cuales eran las zapatillas de Connor y cuales las de Travis. Cuando vio que el chico en el suelo de la habitación tenía puestas unas converse negras supo que era Connor ya que el otro tenía unas nike verdes.

-Quizás tu prestes atención a los detalles, ayer por ejemplo, tuve una larga charla con Percy... -Connor sonrió al recordar lo que el chico le había dicho sobre la chica sentada a su lado, no iba a mandar a su amigo al frente pero estaba muy enamorado. No le había contado que lo llevó a conocerla tanto pero pudo saber fácilmente que algo había pasado entre ellos, como si compartieran un secreto para nada agradable y aun así estaban dispuestos a enfrentar lo que sea.- Habíamos tenido una muy buena conversación pero al final... al final me dijo "gracias por escucharme, Trav, eres un gran amigo".

Annabeth frunció los labios y miró al suelo. Connor metió la cabeza entre sus rodillas mientras se abrazaba a él mismo. Se sorprendió al sentir a Annabeth envolverlo contra su cuerpo.

-Eres un gran chico, Connor y con respecto al amor... no soy una experta pero ya habrá una chica especial para ti. Estoy segura.

No se habían separado cuando Percy y Travis entraron a la habitación. El segundo no le tomó importancia al abrazo, supuso que la rubia lo había sorprendido en uno de sus clásicos brotes depresivos, no es como si no se preocupara por su hermano, es solo que ya no sabía como consolarlo. Percy en cambio hizo el mayor esfuerzo por controlar sus emociones, no le parecía bien en ningún sentido que su Annabeth (aunque sea su novia falsa era suya de todas maneras) estuviera abrazando al chico. En su cabeza comenzaron mil hipótesis y todas terminaban con que al final de la guerra ella le diría algo como "hey, muy bueno cuando mataste al x guardia, lo de Quione es pasado pisado, puedo vivir con eso. No besas tan bien como Connor, nos vemos". Se sintió completamente impotente y aunque intentó sonar amigable nada con esa característica salió de su boca.

-¿Qué haces aquí?

-No quería estar en mi celda, no me llevo de maravillas con la chica de allí y pensé en venir a verlos.

No venía a verlo a él, venía a verlos a los tres. Percy se sintió aun peor.

-Ah, genial. -su tono sonó apagado y se sentó en su cama.

-Pensé que podríamos repasar los enemigos y todo el plan de nuevo, creo que en menos de una hora va a llegar Jason con todos. -dijo Annabeth sentándose a su lado.

Connor le hizo un gesto con la cabeza a su hermano indicándole la puerta, este otro asintió y ambos salieron silenciosamente. El ojiverde sacó las notas de su bolsillo y se las dio a la chica. Comenzó a recitar cada debilidad de su oponente y sorpresivamente recordaba a la perfección todas. Una vez que terminaron se encontraban acostados uno al lado del otro en la cama y un silencio algo tenso se instaló allí.

-Mejor me voy... -suspiró la chica levantándose pero él la tomó de la muñeca.

-Pensé que no te gustaba estar en tu celda.

-¿Qué quieres hacer?

Percy se hizo a un lado dejándole un espacio más grande del que ya tenía anteriormente y Annabeth volvió a donde estaba.

-Annie, me gustaría conocerte mejor. Hasta ahora solo somos amigos porque te ayudé en la arena y tú me devolviste el favor. Quisiera que seamos amigos porque así lo queremos y no porque tenemos que mantenernos unidos si no queremos que cosas malas pasen.

-Antes jugaba con mis amigas a las veinte preguntas, quizás así nos lleguemos a conocer mejor. Digo, no es como si estuviéramos al borde de una batalla en la que quizás podamos morir, no claro que no.

Ambos rieron.

-Conozco el juego además hay que hacer tiempo mientras esperamos a Jason y si no me mantengo ocupado voy a explotar de los nervios. -lo dijo bastante brusco, aun estaba algo resentido por ese abrazo.

-Empiezo, ¿Color favorito?

-Azul, me recuerda al mar. Ahora yo, ¿por qué abrazabas a Connor?

-Estaba triste, dijo que cree vivir a las sombras de su hermano. Le aseguré que no es así. ¿cosa que más te guste en el mundo?

-¿Conoces la sensación de tocar la arena luego de todo un año sin hacerlo? Estoy hablando de un año lleno de preocupaciones, decepciones, risas, llantos, emociones, nuevos amigos que llegan y viejos amigos que te abandonaron y cuando pisas la arena... esa sensación como de que no importa todo lo que hayas pasado ahora todo será mejor es la mejor experiencia que tuve en mi vida. Pocas cosas se le comparan. -al ver la media sonrisa en la cara de su amiga Percy rió- Lo siento me puse sentimental, ¿persona que más quieras?

-Amo a mis padres, no sé que les pasó, supongo que para este punto ellos deben... -una lágrima se escapó de su ojo izquierdo y antes de que ella lo haga Percy ya la había secado- deben estar muertos. No me queda una familia que no sea Thalía o Jason.

-En eso te equivocas, -dijo el chico seriamente- tienes una nueva: los Stolls son tu familia, Piper, Will, Nico, los otros chicos que están confiando en ti para que los saques de aquí... yo soy tu familia Annie.

No importó si ella estaba enamorada de otro chico, él la abrazó y ella le correspondió.

Mientras tanto, en la enfermería, Will y Nico reían. Se habían vuelto grandes amigos, incluso Nico le dijo cosas al rubio que nunca habían llegado al oído de nadie que no sea Bianca, eventualmente le contó sobre ella. Pero eso había sido hace días, ahora estaban comiendo unas galletas con poco sabor sentados en la cama donde debía reposar Di Angelo.

Entonces un chico abrió la puerta. Era un Atenea.

-Hola Will. -saludó tranquilo.

-Hola Malcolm, ¿qué haces aquí? -respondió el rubio al notar que no tenía una herida de ningún tipo.

-Venía a llevarme a Di Angelo a su nueva celda, hoy termina el plazo de él de estar aquí, incluso se me pasó que debió haberse ido hace varios días pero veo que olvidaste ir a avisarme.

-No puede irse. -dijo Will y Nico le tocó su hombro.

-¿A donde iré?

-Deberías compartir celda con... Halk, si con Halk y sus amigos, lo siento, es la única que queda libre. Nadie quiso ir y ahora es la última cama que queda. -dijo el chico encogiéndose de hombros.

Por la mente del pelinegro comenzó a repetirse que era solo por unas horas, si todo estaba bien ya estarían fuera para cuando sea la hora de dormir. En cambio Will se adelantó.

-Hay una más. Mi habitación tiene dos camas, no puedo mandarlo con Halk.

Malcom se encogió de hombros y salió de la enfermería.

-Era solo por hoy, no era necesario.

-Sí lo era, ese chico es uno de los más repulsivos sujetos de toda la Legión, órdenes del doctor: no acercarse a gente peligrosa.

Nico sonrió ante la preocupación del rubio y le agradeció para comenzar a estudiar por última vez el plan. Todo se fue un poco a la mierda unos minutos más tarde.

Nico estaba tomando un poco de agua cuando se apoyó en una de las mesas con ruedas que andaban dando vuelta por ahí, no se cayó al suelo pero volcó su agua sobre su remera. Will rió y el otro le mandó su mejor mirada de muerte.

-Ten, -Solace le dio una de sus remeras ya que él no tenía propias.- no será bueno que en la batalla estés todo mojado y con frío.

Nico se quitó la remera allí a propósito, le gustaba Solace pero no estaba seguro de su orientación sexual. Un plan llegó a su cabeza y agradeció pasar tanto tiempo con Annabeth.

-Es una remera de un arcoiris. -comentó.- ¿sabes que simboliza un arcoiris pintado de esta manera?

-Bueno, esa remera en particular me gusta porque los colores son felices y alegres. Intento siempre dar esa imagen al mundo y que mejor que una remera que lo grite.

-Podría ser pero también simboliza que estas a favor de los diferentes gustos sexuales de la gente. -Aun no se había puesto su remera y Will solo podía pensar en lo orgulloso que mostraba sus heridas en la espalda, no se paraba encorvado ni se tapaba para que él no lo vea, él lucía sus heridas como un verdadero guerrero.- ¿Estas a favor de esto? -finalizó Di Angelo levantando una ceja.

-Sí, por supuesto, nunca me había parado a notar eso, supongo que fue por eso que Lou Ellen me la trajo en primer lugar.

El corazón de Nico se saltó un latido.

-Entonces, ¿estás diciendo que no eres heterosexual? -Nico tenía que confirmarlo y Will rió sacudiendo su melena rubia.

-No, en realidad soy bisexual. Según los Ateneos es una característica muy Apolo, fue una cosa más que influyó para que yo acabara en ese grupo.

Nico sonrió de espaldas y se puso la remera luego de un largo rato.

Jason aparcó la camioneta en la entrada y fue el encargado de llevar al corpulento asiático a la prisión subterránea, allí ubicaban a los verdaderos prisioneros. En la misma celda tiraron a Leo Valdez, lo demás no le importó mucho, salió corriendo a las habitaciones de mujeres y allí la encontró, estaba en su cama hablando con otra chica.

Cuando entró, Piper se quedó helada.

-Volviste... -dijo feliz.

-Yo mejor me voy... -la otra chica se escabulló por un costado pero realmente ninguno lo notó.

-Te dije que lo haría. -Jason abrazó a la chica y la beso de manera hambrienta. Piper enredaba los dedos en su cabello rubio y una pequeña lagrima de felicidad se escapó por su ojo pero ninguno de los dos pareció notarlo mientras sus lenguas se mezclaban expresando el amor que se tenían el uno al otro.

Mientras tanto afuera, los guardias movilizaban a los diferentes grupos de chicos anunciando la cena, pronto sería el torneo.

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La próxima semana se viene un maratón de tres capítulos. Espero que estén preparadas porque se acerca la guerra entre ambos bandos
y se puede sentir la tensión en La Legión.

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