5. CEDALION
fue un sirviente de Hefesto y formó parte de la curación de Orion cuando se convirtió en el cazador ciego, este tomo a Cedalion en sus hombros y lo guió al este donde la luz de Helios restauró su vista
Will:
Todos los días son atareados en la Legión siendo el único doctor pero no me quejaba ya que eso conllevaba privilegios, como comer lo que quiera, tener mi propia habitación, nadie me decía que hacer (ni siquiera Octavio, aunque tampoco le iba faltando el respeto, realmente valoro mi rostro) y podía ayudar a mis amigos. Entre ellos Cecil, el pobre habría muerto de una infección por sus múltiples heridas si no fuera porque lo sané perfectamente. ¿Qué le había pasado? Intentó escapar con Lou Ellen, como castigo la mandaron con un golpeado Luke fuera de la fortaleza, pero antes la había hecho ver como Octavio latigaba a su novio en la arena. Me encargué de curar todas sus heridas pero aun así estaba roto sentimentalmente.
Hoy... hoy fue una cosa diferente.
Durante la cena, Octavio (bastante golpeado a decir verdad) había anunciado que habría un show especial además del combate castigo del grupo de Drew. Nunca voy a esas cosas, odio la violencia, solo había matado a unos pocos zombies en lo que va del apocalipsis y nunca herí a nadie, pero dijo que todos debíamos asistir.
Cuando entré a las gradas de la arena me senté junto con Cecil en un lugar más o menos tranquilo, alejado lo más posible de los idiotas que solo piden violencia. A veces no entiendo a la gente, digo, solo pasó poco más de un año del apocalipsis.
Luego de unos momentos vi a Percy y sus compañeros de cuarto entrar y les hice señas para que se sentaran con nosotros. Se unieron a nosotros Percy, Connor y Travis pero Jason se excusó, supongo que iría con McLean, las veces que los tuve en la enfermería y aun así no renunciaban el uno al otro...
-¿Por qué es tan necesario que estemos todos aquí? -me preguntó Percy, Octavio me solía comentar lo que planeaba ya que tenía que estar preparado en la enfermería para atender a los que salían gravemente heridos pero esta vez no había dicho nada por lo que me limité a encogerme de hombros.
-No tengo idea, aunque no creo que sea solo para ver a Drew gritar como niña.
-De todos modos no me hubiera perdido el sufrimiento de Drew, -dijo Percy con una sonrisa- antes de venir contigo iba a ir a la primera fila para alentar a los adversarios. ¿Contra quienes tienen que pelear? Espero que no contra los Dionisio, son malos para el combate, ni contra los Apolo, sin ofender Will pero son misericordiosos, hoy... quiero ver a Drew arrepentirse. Ojalá sean los Ares.
-Por lo que escuché será contra los Hecate.
Percy se encogió de hombros como esperando algo más sanguinario pero supongo que le bastó, aquí nos dividimos según dioses griegos (es gracioso porque la Legion es nombre romano y los juegos son muy de allí también pero a Cronos, el jefe, no se lo ocurrió nada mejor que dividirnos por dioses griegos), según a quien más se parezca tu personalidad y tus habilidades te mandan allí. Percy es Poseidon ya que le comentó a la Atenea que lo estaba registrando que su padre se llama así y además hacía natación desde muy pequeño.
La persona atada era un Afrodita bastante inútil, Drew y dos chicas más lo defendían de las engañosas Hecates. Supe que Cecil estaba al borde del llanto al recordar que Lou Ellen había sido separada como Hecate y verlas luchar lo ponía nervioso.
-Tranquilo, -le dije poniendo una mano en su hombro- está mejor que aquí.
Mientras tanto Percy celebraba cada vez que algo malo le pasaba a Drew.
-¡¿QUE PASA CHINA DE CUARTA?! ¡¿TE ESTÁN GOLPEANDO MUCHO NO?! ¡¿DUELE QUE TE TIREN DEL PELO?! ESPERO QUE TE ARRUINE LA CARA, AH NO, CIERTO QUE NACISTE FEA.
Cuando la pelea terminó habían ganado las Hecate pero a pesar de las protestas, Octavio decretó que nadie moriría (salvo por el chico al que habían desollado delante de todos). Entonces Octavio junto con Quíone y sus dos hermanos: Calvin y Zeke, pasaron a la arena trayendo consigo tres figuras atadas. La de adelante era una chica rubia que iba renga, con la ropa sucia, la frente llena de sudor, y un enorme golpe en el pómulo izquierdo, detras de ella reconocí con terror a Sophie, la hermana menor de Lou Ellen y por último un chico algo flaco de cabellos y ropa negra, tenía un moretón bastante grande en su ojo izquierdo.
-Drew, querida, -la llamó Octavio y la chica se irguió del lugar en el suelo en el que descansaba de la reciente pelea.- ¿estos forman parte del grupo que dejaste ir?
La asiática asintió con una sonrisa cansada pero aun así perversa.
-Nos dieron bastantes problemas ya que explotaron dos camionetas, convencieron a Valdez y su grupo para traicionarnos y murieron varios de los nuestros. -con una sonrisa horrible Octavio se giró a la tribuna.- Ya saben lo que viene ahora...
Y todos los idiotas empezaron a gritar "castigo" entusiasmados.
Tres guardias tomaron al chico y dos a la chica mientras Octavio se acercaba a Sophie.
-¡A ella no la lastimes! -gritó el chico.
-¡Ella no tuvo la idea, fue mía! -declaró la rubia.
Octavio miró a todos lados hasta que su mirada se posó en Cecil.
-Markowitz, llévatela. Agradece que te dejo irte. -mi amigo bajó por las gradas y alzó a la pequeña llevándosela. - ¿sus nombres?
-Annabeth Chase.
-Nico Di Angelo.
Octavio pensó un momento y le dijo algo en el oído a Drew, la chica sonrió, salió por un momento y volvió con unas cinco chicas más. Agarraron a Annabeth y tuve que apartar la mirada porque iniciaron una golpiza allí mismo. Desvié la vista y miré a Percy rojo del enojo. El ojiverde se levantó de su silla y pasó al frente logrando meterse dentro de la arena.
-¡Esto no es justo! -dijo él. Octavio lo miraba aun más feliz, Drew y las chicas pararon de golpear a la rubia- ¿que tiene esto de divertido? -preguntó a la tribuna- Ustedes quieren entretenimiento y yo se los puedo dar. La chica y yo contra las otras cinco, sin armas incluso. -la cara de Octavio cambió, sabía que Percy podría ganarle a Drew y sus amigas en una batalla con los ojos cerrados, la rubia se irguió en medio de la confusión y le dio una patada a una de las chicas y toda la audiencia comenzó a celebrar.
Annabeth peleaba bastante bien, incluso golpeada pudo dar varios golpes. Atacó a una de las más corpulentas propinándole un puñetazo en el ojo. Luego se tiro sobre otra pelirroja y le arañó la cara con sus uñas por lo que la chica soltó un chillido. Percy retuvo a Drew para que Annabeth se encargara de la cuarta. La rubia le pegó una patada en su entrepierna haciendo que otra más cayera al suelo del dolor. El chico empujó a Drew a los pies de Annabeth y esta sonrió por un segundo y le dio una fuerte patada en el estomago. Luego de eso Annabeth se mareó y Percy la sostuvo antes de que volviera a caer. Me levanté y corrí a la arena.
-Octavio ¿puedo... -el chico asintió con su cara de berrinche y me acerqué a ellos.- ¿cuantos dedos ves? -le dije poniendo dos dedos delante de su cara.
-umm, ¿tres?
-Percy, llévala a la enfermería.
El chico puso un brazo alrededor de la cintura de la chica y ella pasó el suyo por los hombros de mi amigo. Me giré a ver al líder y este me miraba ceñudo.
-Drew, eres una decepción -dijo mirándola ceñudo-, se suponía que deberías haberla desfigurado de los golpes pero veo que eres una debilucha sin valor -volteó a ver al chico que seguía siendo sujetado por guardias- Átenlo.
-Octavio... -lo dije en un susurro por lo que el rubio ni me prestó atención. Cuando llevaban a Nico, quien iba con la cabeza gacha, hacía el poste en el centro de la arena reaccioné, esto no puede pasarle a otra persona.- Octavio, -repetí ahora más fuerte- esto no es necesario.
Pero la multitud no parecía estar de mi lado ya que se escuchaban gritos que pedían castigo. El pontífice (como él se denominaba) sonrió.
-Te equivocas, doc. -levantó sus brazos teatralmente- La Legión quiere sangre.
-No puedes...
-¿Que van a hacerme? -exigió Nico cuando dos guardias se acercaron y le quitaron su remera negra a la fuerza.
Uno de los guardias le entregó al líder su famoso látigo. Al verlo un escalofrío corrió por mi columna. Recordé a todos los que dieron un respingo de dolor cuando eso los golpeó en alguna parte de su cuerpo cuando estaban distraídos o decían algo que al líder no le gustaba. Recordé los gritos de Cecil pidiendo clemencia cuando Octavio lo golpeó sin parar diez veces. Ahora, la cara de Nico demostraba lo asustado que estaba, noté como sus ojos, de un marrón oscuro, se agrandaban y sus mejillas de por sí bastante blancas perdían aún más color.
-¡No! -grité y me tiré sobre él. No iba a servir de nada, lo sabía perfectamente pero por lo menos desviaría su atención de Nico hacia mi. ¿Por qué hacía esto por alguien que no conocía? Sus facciones me impulsaban. No podía dejar que esa bella cara sufriera. Por alguna razón me dolía su miedo.
Dos guardias acudieron al rescate de su jefe y me sacaron arriba del rubio. Uno me propinó un golpe en el estomago que me dejo sin aire en el suelo.
-Eres un idiota, Solace. -me escupió Octavio para volver a centrarse en Nico.
Todo pasó como un flash en mi mente, no quiero describir lo que vi, solo puedo pensar en los gritos de dolor del chico Nico mientras Octavio lo golpeaba con su látigo. Cuando conté diez dejó ir al chico y lo abracé antes de que cayera al sucio suelo, sin esperar órdenes por primera vez en todo el tiempo que llevo aquí, me lo colgué al hombro y partí rumbo a la enfermería. Lo escuchaba sollozar del dolor y me partía el alma en mil pedazos. Allí estaban Annabeth y Percy esperándome pero al ver a Nico todo el malestar por la pelea se fue y me ayudaron a recostarlo. Me limpié las manos y comencé con mi proceso de sanación pidiéndoles que se vayan.
Una hora después me sacaba mis guantes y mi bata ensangrentados y me dispuse a curar las heridas superficiales de Annabeth mientras les explicaba que pronto despertaría, con suerte cicatrizaría en una semana. Mientras cocía el pequeño corte que causó la pelea en el pómulo de la rubia apareció un Atenea diciendo que debería anotar a donde pertenecían los dos nuevos. Annabeth terminó en el mismo grupo que el chico que le hizo el test y concordamos con que las pintas de Di Angelo serían de un Hades.
Cuando terminó todo lo que tenía que ver con lo administrativo, el chico se llevó a Annabeth a la celda que le correspondería y le aclaró lo básico como que si bien compartimos celdas con personas de diferentes grupos en la comida vamos con nuestra gente, te daban la comida que a Octavio le parecía justa y luego, si tenías el día libre, de tres a siete podía pasearse por el lugar.
Percy decidió ir con ella para mostrarle algunas cosas y decirle con quienes había aprendido a no meterse, por lo que me quedé solo con el chico inconsciente en la camilla. Me senté cansado a su lado y lo observé mejor: no me equivocaba, era hermoso. Simplemente su piel pálida parecía de porcelana y quería tocarlo, abrazarlo y decirle que todo mejoraría, ni lo conocía y aún así tenía miedo de que se rompa como Cecil, que nunca más sonría (aunque aún no lo había visto hacerlo nunca), debía tener un año menos que yo pero no me importaba, decidí que iba a cuidarlo. Si, eso haría.
Luego de unos minutos se removió en las sabanas soltando un gruñido de dolor. Tome su mano y él abrió los ojos con el ceño fruncido.
-¿y tú quién eres? ¡Suéltame! -me grito con odio y dolor en su voz.
-Soy Will Solace, sane tus heridas y...
Entonces cerró sus ojos y supe que debía callarme. No quería arruinar la tranquilidad diciéndole que mañana dolería ya que el efecto de la anestesia se iría ni comentarle sobre que debía permanecer aquí al menos tres días.
-Supongo que gracias. -dijo él sacándome de la lista de cosas que debía hacer que se comenzaba a formar en mi mente.
-¿Gracias por qué?
-Te metiste en medio de una pelea por mi. Nadie había intentado defenderme jamás.
-Que extraño... -al notar que estaba hablando en voz alta me callé.
-¿Por qué extraño? Nadie es tan tonto para dejarse golpear por defender a alguien que ni siquiera conoce.
-No me gusta ver a la gente sufrir, por eso soy el doctor de este lugar. Es un arduo trabajo pero la recompensa es enorme: sacarle el dolor a los demás. -Nico miro hacia abajo, supuse que lo había puesto incómodo. - ¿estás bien?
-Si, ni siento la herida...
-Ahora no te duele por la anestesia que usé, cuando se vaya el efecto te va a molestar bastante. De todos modos no es como si fueras a hacer mucho estos días.- como me miró confundido pasé a explicar- Por órdenes del doctor estarás aquí reposando al menos tres días, quizás cinco.
-¿Qué es este lugar?
-Octavio le llama "La Legión", solía ser una cárcel pero nosotros la ocupamos como refugio. Aquí estamos divididos según dioses griegos.
-¿Qué?
-¿Conoces a los dioses griegos?
-Por supuesto que lo hago, me gustaba jugar a un juego sobre ellos, se llamaba Mitomagia. Pero no tiene sentido ¿como sabré a donde voy? ¿es como una facción como las de Divergente o se parece más a los Distritos de Los Juegos Del Hambre?
-Supongo que más como una facción, como estuviste inconsciente me tomé la molestia de elegir por ti.
-Déjame adivinar ¿me mandaste con Hypnos por dormir tanto?
-Hades, me haces acordar a ese dios.
No supe leer la cara de Nico hasta que levantó la vista y me sonrió abiertamente. La primer sonrisa que me mostraba. Era hermosa, en serio que creo que iluminó la habitación.
-Gracias, Will. Me encanta Hades desde siempre. Lo hubiera elegido de estar despierto.
Sonreí satisfecho conmigo mismo y feliz de que no se me había dado tan mal entender a este cautivante chico.
-Aunque hay mucho más que contarte... -y así le expliqué como funcionaba el lugar, a donde iría luego y los trabajos por los que podía optar. Cuando terminé su estómago rugió- Tienes hambre.
-No como bien desde hace como un día y fue uno lleno de emociones.
-Voy a traerte algo de comer.
Y dicho eso salí al comedor, aquí nadie podía ir allí si no era la hora de alguna de las dos comidas excepto los de altos rangos como yo. Saqué dos manzanas, una botella de agua, un yogur y un poco de cereales.
-¿No te parece que estas abusando? -me dijo Calypso, ella también estaba buscando comida aunque estaba seguro de que era para Octavio.
-No lo creo, además no es toda para mí. ¿Como estas, Caly?- ella suspiró.
-Sigo viva, eso es lo importante.
-¿Octavio volvió a...
-Puedes decirlo Will, está bien, no es tan grave. Y no, no volvió a golpearme. Solo debo tragarme las nauseas cuando me besa.
-Dioses, Caly, vamos a encontrar algo que hacer, yo... tengo una cierta esperanza. -la chica rió sarcásticamente.
-¿En quien? ¿en ese chico Jackson? No podrá salir solo. Y si puede no mirará atrás y nos dejará, igual que lo hicieron todos los que lograron salir. "Si, Calypso, volveré por ti, te sacaré de aquí, cueste lo que cueste", tonterías. Aprendí a valerme por mí misma Will y aprecio todo lo que hacer por mí pero no puedo creer en nadie.
Con esa última frase flotando la chica de cabello de color caramelo se fue y yo la imité. Cuando abrí la puerta allí estaban Cecil, Sophie, Annabeth y Percy hablando con Nico que aun estaba acostado en la cama.
-...bien, en serio, sé que Thalía sabrá tomar las riendas del asunto. Nosotros debemos simplemente sobrevivir aquí.
Cuando abrí la puerta Annabeth se calló y Cecil le sonrió tranquilamente.
-No te preocupes, él es de los nuestros. -dijo mi amigo.
Ayudar a Nico Di Angelo a comer fue lo más divertido que hice en el día, más que nada porque parecía un bebé hambriento y me daba mucha gracia. A veces se le caía un poco de yogur por la barbilla y yo lo limpiaba tranquilamente rozando disimuladamente su piel que era más suave de lo que imaginé.
Al final del día les dije que sería hora de dormir y los tres chicos dejaron la enfermería junto con una dormida Sophie en los brazos de Cecil.
-¿Tu no tienes que ir a tu... mmm... celda?
-Yo no tengo celda, duermo en un cuarto para mí solo atrás, dejaré la puerta abierta así que si te pasa algo solo grita.
Y con eso salí de allí apagando la luz. Obviamente soñé con él.
Todas las mañanas despierto con mi reloj, es un viejo despertador a baterías así que sigue funcionando. Pero esta vez no me despertó un molesto beep beep beep, aún no era ni siquiera de día cuando un golpe me hizo saltar de mi sueño.
Me apresuré rápido a buscar el origen del sonido para encontrarme a Nico Di Angelo tendido en el suelo. No se podía despertar y su respiración era agitada.
Al escuchar mis pisadas levantó la vista y cerro los ojos mientras apoyaba su frente en el suelo.
-Siento haberte despertado. -de nuevo intentó pararse pero su cara de dolor me indicó que la anestesia había desaparecido.
-Ni lo intentes. -le dije y me agaché a su lado. Lo levanté sobre mi hombro como hacía unas horas y volví a recostarlo en la camilla.- ¿por qué querías levantarte?
Nico dejo escapar una risa sarcástica y solo allí pude notar que estaba algo sudado.
-No fue mi intención, simplemente me caí de la cama.
-¿como alguien simplemente se cae de la cama?
Él dudó un segundo pero luego contestó.
-Pesadillas.
Y lo entendía. ¿Como podía sacarme de la cabeza a mi familia? En lo único que pienso día y noche es en mis hermanos: Kayla y Austin. Solo espero que sigan vivos en donde sea que estén.
-¿sobre qué son?
El chico de cabello azabache negó con los ojos apretados.
-No quiero hablar de eso, Solace.
-Si te dejo... ¿vas a volver a caerte de la cama? -como no obtuve respuesta simplemente tomé una silla y la acomodé al lado de su cama. Acomodé mis brazos sobre el colchón a un lado de su pecho pero lo suficientemente alejado para que solo lo rozara un poco, y repose mi cabeza allí.
-¿que estás haciendo?
-Si te vuelves a caer las heridas podrían abrirse y echarías todo mi trabajo a la basura. Debo asegurarme de que nada te pase así que tu duerme tranquilo. Estoy aquí al lado.
Nico se acomodó en la cama incómodamente y cerró los ojos. Esa noche no dormí mucho pero puedo asegurar que el chico no volvió a tener pesadillas.
Voten y comenten qué les pareció.
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