42. ILIADA

Narra los acontecimientos ocurridos durante 51 días en el décimo y último año de la guerra de Troya. El título de la obra deriva del nombre griego de Troya, Ιlión.

Annabeth estaba muy nerviosa, pero nunca lo demostraría abiertamente delante de un ejército que confiaba en ella para asegurar su victoria.

¿Donde mierda estaba Percy? No lo había visto hacía como media hora y ya se estaba preocupando.

Piper pasó a su lado y le hizo la última señal que necesitaba para confirmar que la segunda parte del plan comenzaría. Era el turno del grupo de Jason, los Hefestos, siguiendo las instrucciones detalladas que les había dejado Leo, dejaron explosivos muy poderosos en las puertas.

Uno de ellos, llamado Parker, había sido un tanto descuidado; corriendo para colocarlos, con toda la adrenalina y el miedo encima, se tropezó con una roca y cayó delante de la puerta, golpeándola un poco con su propio cuerpo. El golpe le había dolido muchísimo, pero aún así, sus instintos se despertaron. La puerta, si hubiese sido cerrada herméticamente, dado su material, debería haber hecho un sonido bajo, en cambio, sonó como una lata siendo pateada. ¿De que era esa puerta? No parecía la mejor protección para un laboratorio tan importante y claramente dudaba de que lo sea.

No tuvo mucho tiempo para pensar cuando a su lado, una de sus compañeras de cabaña lo miró con el ceño fruncido, con su dedo índice lo señaló y luego a los explosivos, hizo un movimiento bastante teatral con su pelo indicando que si no se levantaba y dejaba de tocar la puerta como si fuese un niño explorador vendiendo galletas iría hasta allí y le patearía el culo.

Parker suspiró, sabiendo que Nyssa no dudaría en hacer su trabajo apegándose al plan y esperaba lo mismo de todos ellos. Colocó los explosivos y se unió en la retirada.

Al llegar al escondite, perdiendo a varios zombies que había alrededor, se encontraron con Jason.

-Nyssa, -llamó este, viendo que llegaba la chica, ella había sido la última ya que debía controlar que todos estén en orden- ¿terminaron?

La muchacha asintió y el rubio desapareció entre la maleza, volviendo a colocarse su capa llena de tripas.

Jason corría por el bosque, a pesar de su altura y músculos siempre había sido muy ágil, por lo que no fue problema esquivar a varios caminantes sin siquiera tener que usar una vez su arma. Llegó hasta el árbol desde donde Annabeth controlaba las ventanas y los balcones superiores del laboratorio y se trepó a él.

-Está todo listo, ya puedes hacerlo volar.

-Genial, ve a tu puesto y esperen mi señal, no quiero a nadie cerca cuando los zombies se descontrolen.

-Entendido. -Jason estaba por poner un pie en una rama más abajo cuando Annabeth lo llamó.

-Espera, una última pregunta... -su voz falló en la última sílaba- ¿has visto a Percy?

Jason frunció el ceño.

-No, pero no te preocupes, debe estar bien.

Con eso, el chico corrió hasta otro lado. Annabeth esperó los tres minutos acordados para que todos los cercanos a la zona evacuen y entonces tomó su resortera, apuntó a la puerta más cercana y lanzó una roca, esperando que cayera donde debía.

Contuvo la respiración cuando la lanzó, todo a su alrededor se movía más lento, cerró los ojos y suspiró cuando por fin soltó la roca.

Se apresuró a mirar por sus binoculares, aunque no fue necesario: los estallidos comenzaron.

Era una locura, veinte explosiones, una detrás de otra, destrozando las puertas y captando la atención de los muertos quienes ahora, sin una puerta que les impida pasar, se internaron en el laboratorio por un pasillos oscuro y lleno de tierra. Los muertos entraban en grandes cantidades y Annabeth sonrió. Veía debajo de sus pies como muchos de los caminantes pasaban desesperados por tener un poco de carne.

Luego de veinte minutos de espera, el cual fue el tiempo necesario para que cientos de zombies hambrientos comenzaran a causar problemas dentro del laboratorio, todos comenzaron a descender de sus escondites. Con armas en alto y por fin libres de esas capas molestas. Mostraban sus armaduras orgullosos ya que estaban allí luchando por una buena causa.

Por la puerta principal del laboratorio entraron los que seguían a Reyna, ellos que eran la artillería pesada debían limpiar un poco el camino antes. Mientras que por las puertas más secundarias y de servicio entrarían los siete campistas elegidos para las tareas más importantes.

Annabeth corría hacia la parte trasera del laboratorio, tenía una de las armaduras mejores hechas del campamento además de que para nada pesada. Había sido hecha especialmente por Leo quien, según todos los campistas de la cabaña Hefesto, era el mejor a la hora de crear cosas. Su cabello rubio estaba en una trenza cocida, saltando en su espalda con cada paso veloz que daba, su corazón palpitaba muy rápido con nerviosismo y en su panza se arremolinaban náuseas de miedo.

Nunca se había puesto a pensar en qué tan grande era el laboratorio hasta ese momento, había corrido más de trescientos metros y aún le faltaban como cincuenta. ¿El presidente habrá tenido alguna idea de lo que pasaba allí dentro? ¿Quienes eran esas personas tan maquiavélicas para crear un Apocalipsis?

Por fin, delante de la puerta por donde entraría distinguió una figura alta y delgada, con el cabello negro alborotado y una espada colgando de su cadera.

Con energías renovadas corría hacia él, Percy la esperaba con los brazos abiertos y una sonrisa.

Cuando se encontraron se fundieron en un abrazo, Percy hasta la había elevado del suelo y ella enredó sus piernas en sus caderas. La rubia tomó las mejillas del pelinegro y lo besó.

No duró demasiado pero aún así la idea estaba clara; no te separarás de mí de mi otra vez, nunca más. Habían estado muy preocupados por el otro todo el día y ahora llegaba la hora de cuidarse verdaderamente las espaldas, se estaban sumergiendo en el inframundo.

Annabeth notó que el cabello de su novio estaba mojado y la piel de su cara, la única que podía ver y tocar, estaba mucho más suave y sin imperfecciones.

-¿Donde te metiste, sesos de alga? -a pesar del apodo, el tono había sido serio. Percy tomó su mano y la acarició un momento.

-No te preocupes por eso, es necesario concentrarnos aquí y ahora.

Annabeth asintió sabiendo que Percy tenía razón y se adentraron en la oscuridad.

Mientras que Frank y Hazel entraban por el lado este, Piper y Jason entraban por el ala oeste. Allí, había una puerta de servicio la cual habían hecho trizas. El pasillo era muy angosto, daba hasta algo de claustrofobia. Por aquí y por allá se veían carritos como de supermercado pero más grandes y con cosas envueltas por algún material como plástico o tela aunque por la poca luz que se colaba de afuera no podían adivinar.

-Jas, ¿podrías encender la linterna? -preguntó Piper en susurros. El chico asintió y comenzaron a inspeccionar.

En las paredes habían manos ensangrentadas y por el suelo pisadas irregulares, señal de que una estampida de zombies había pasado por allí. Una vez que la luz se prendió, a lo lejos se escuchó un gruñido ahogado. Piper levantó su daga lista para defenderse.

-¿Que crees que sea esto? -preguntó Jason, enfocando su linterna a uno de los carros.

-¡ah! -un grito de Piper rompió el silencio, algo cayó al suelo y Jason rápidamente se dio vuelta para enfocar la pelea.

Piper estaba intentando que un zombie que se había tirado sobre ella no la mordiera.

Jason tomó un cuchillo planeando deshacerse rápidamente del zombie.

-Pipes, mantenlo quieto que yo me... -un peso cayendo sobre él lo interrumpió- ¡mierda! -Jason disparó acertadamente a la cabeza del muerto y este cayó a un lado, en ese momento se dio cuenta de que el movimiento de entrar a los zombies había sido algo arriesgado. Si bien creaba más confusión también les traería problemas.

-¿Jason estás bien? -Piper había acabado con el zombie y tomado la linterna que había caído al suelo. Apuntó a su novio atontandolo con la luz por un momento hasta que la apartó con su mano.

-Si, bien, solo me sorprendió.

Unos pasos atropellados se acercaban al otro lado y Piper apuntó hacia adelante, solo para ver cómo por el pasillo oscuro se acercaban más zombies. Eran cinco por lo cual se encargaron rápidamente.

Un momento luego de matar al último, cuando aún tenían las respiraciones entrecortadas, las luces se encendieron. Iluminando el no tan largo pasillo y todo lo que podría venir luego. Piper apagó la linterna y Jason miró hacia los costados del techo encontrando así varias cámaras.

De tres disparos logró sacarlas aunque por los altavoces se oyó una risa sarcástica.

-Gaia... -suspiró Piper.

-Mejor veamos qué hay aquí dentro. -dijo Jason, acercándose a los carros.

Este estiró su mano, con bastante duda en ella, se notaba ya que esta tenía un leve temblequeo. Bajo la luz blanquecina en la que se encontraban quedó expuesta una mano pálida de alguien claramente muerto.

Los dos adolescentes se miraron con pánico, Jason iba a darse media vuelta y seguir pero Piper comenzó a ver todos los cadaveres.

-Piper... Piper, ¡Piper, ¿Qué haces?! -le gritó Jason, poniendo una mano en su hombro, las lágrimas habían comenzado a salir de los ojos de la Cherokee.

-Ella... ella es... -Jason miró dentro del carro y reconoció a una de las cazadoras, nunca había conocido su nombre pero recordaba haberla visto yendo y viniendo junto con su hermana varias veces. El rubio abrazó a su novia- Tengo que seguir, tengo que confirmarlo...

-¿Que?

-Que ni Will ni Katie están aquí. Por favor.

Jason asintió y juntos comenzaron a descubrir cadaveres.

Reyna y el equipo de los guerreros comenzó a abrirse pasó, ellos fueron los primeros en encontrar problemas. En la sala principal, en vez de ser recibidos por una secretaria con cara de odiar su empleo los esperaban cinco depredadores y un par de hombres armados.

El grupo se amontonaba entre mesas y viejos sofás, las puertas y los corredores también servían para la tarea. Algunos como Clarisse estaban intentando ganar terreno contra los monstruos. Reyna debía de admitir que nunca había visto algo tan mortal como aquella chica de melena castaña, peleaba con la fuerza de un oso y de alguna manera veía venir cada bala y la esquivaba perfectamente. Tenía una técnica precisa y agradecía que no haya sido su enemiga.

Por detrás de ella escuchó unos pasos inconfundibles, de alguna manera se las arreglaba para crear temor, y como una señal de advertencia la luz comenzó a fallar.

Por el pasillo principal, cargando una poderosa arma en sus manos y una katana negra en su espalda apareció Nico Di Angelo. Su cara era de odio y decisión; recuperaría a Will Solace y no sería lo último que haga. Luego destruiría el laboratorio y viviría feliz con su amado.

Reyna miró a su ejército, había bajado un poco el ánimo, pero ahora que ella tenía energías renovadas y más esperanzas ellos también lo sentirían así. Eso era algo propio de Reyna y era lo que la hacía una buena lider, de alguna manera lograba pasarle sus fuerzas a sus seguidores y lograr una mejor unidad en el equipo.

Pronto, Nico se encargó del último depredador  y entre Travis y Chris lograron atrapar al último hombre vivo allí.

-¡No diré nada! -gritó al tener en frente a Clarisse y Reyna.

-Perfecto. -la última sonrió y le disparó en la cabeza mirando directamente a la cámara- ¡No queremos negociar, Gaia! ¡Vamos a matar hasta tu último hombre y recuperaremos a los nuestros!

Ni una sola respuesta salió de los altavoces, por lo cual se alistaron nuevamente y siguieron avanzando a donde sea que se escuchen ruidos de batalla.

Reyna se detiene un momento en la sala principal, la cual ya era segura. Se saca su mochila y de ella extrae un walkie-talkie, comienza a hacer conexión y empieza a hablar.

-1, 2, 3. Annabeth, necesito que respondas, Piper, Frank, Leo. ¿Alguien me copia?

-Recibido, Reyna. -la voz de Leo con su leve acento latino se escucha.

-¿Donde estás?

-Aún afuera, voy a retrasarme un poco.

-¿ah si? ¿Y eso por qué? -la voz de Reyna era de claro disgusto.

-sobrevolamos dos puestos de vigilancia de donde iban a salir algunos refuerzos, no es la gran cosa pero preferible cerciorarse de que todo saldrá como lo planeamos.

-Bien, sigue haciendo lo qué haces, solo... llega a hacer tu parte.

-copiado.

-¿alguien más copia? -preguntó Reyna pero sólo consiguió estática de respuesta. La chica suspiró y se colgó el aparato al cinturón para mantenerse al tanto de lo qué pasa.

Nico volvió por ella, los demás parecían estar en una muy intensa batalla ya que el tiroteo no cesaba.

-Te necesitan en la delantera.

Un segundo antes de cruzar la puerta, la dulce voz de Hazel sonó por el walkie-talkie:

-Estamos dentro, seguiremos el plan desde aquí. Te avisaremos cuando los explosivos estén en su lugar. Cambio y fuera.

Annabeth y Percy por fin pasaron la cochera por la que habían entrado. Había sido oscura y húmeda, los vehículos allí estaban algo sucios pero en muy buen estado lo cual le hacía preguntarse a Annabeth el por qué no los atacaron antes de que entraran allí. Teniendo tantas armas y al estar tan Bien preparados... ¿Por qué esperaron a que una banda de adolescentes entraran y rompieran todo?

Annabeth iba con su fusil en alto, además de que tenía enganchada a él la linterna. Por fin llegaron a una puerta, como era de vidrio y estaba cerrada la rompieron, saltaron sobre ella y se colaron al laboratorio.

De repente las luces se prendieron iluminando todo el lugar. Estaban en algún tipo de recibidor para gente de servicio como guardias y conserjes ya que había una máquina para pasar la tarjeta y demostrar que la persona asistió al trabajo, también unas escaleras que daban a una planta superior y dos pasillos que vaya a saber Zeus a donde llevaban.

-Bien, hay que colocar los explosivos en el centro de la estructura. -dijo Annabeth, pensando hacia dónde ir.

-Ahora vendría bien un mapa del laboratorio.

-Lo se, pero como no lo hay debemos guiarnos por nuestro instinto. Conociendo la arquitectura de este tipo de edificios deduzco que debe estar situado en el sótano, supongo que deben usarlo para almacenar todo lo que tengan así que de paso nos servirá ir allí. Ven, sígueme.

Pronto, los dos chicos comenzaron a caminar. Percy tenía un extraño presentimiento, como que se estaba metiendo más y más adentro en la boca del lobo, como si estuviese cayendo en caída libre. ¿No tenía Annabeth un plan en que sentirse seguro? Miró a su compañera justo en el momento en el que ella tragó saliva notoriamente, señal de que tenía miedo.

Solo lo calmaba que jugaba con algo de ventaja; el río en serio lo había vuelto inmune justo como él sospechaba que sería.

Durante los primeros cruces se encontraron con un par de sujetos armados que rápidamente encontraron la muerte, más o menos diez zombies que cayeron también al suelo pero nada demasiado atemorizante.

Annabeth sacó, en una pequeña cafetería, su walkie-talkie y lo encendió, justo se estaba llevando a cabo una conversación

-No lo sé, parece bastante fácil, me preocupa, además Gaia ya dejó en claro que puede vernos. Cambio. -Está era claramente la voz de Piper.

-manténganse alerta y avisen cuando hayan colocado los explosivos. Cambio.

-Entendido, cambio y fue... -Pero Annabeth la interrumpió.

-¡espera! -Annabeth gritó interrumpiendo- A... a mi... -tosió para aclarar su voz, ella era la lider, no debía mostrarse tan asustadiza- A mí también me fue muy sencillo, ustedes no creen que esto esté planeado, ¿no?

-Creo que es mejor una retirada, conseguí un mapa, podemos planearlo mejor. -dijo Reyna.

-Si, eso será lo mejor, no creo que estemos preparados para esto... -Percy la miró desconcertado, ¿Annabeth echándose para atrás? ¿Que estaba pasando?

-Bien, entonces... -Algo interrumpió a Reyna, parecía que alguien hubiese gritado de su lado- Mierda...

-¿Reyna? ¿Qué pasó? -preguntó Piper, la rubia solamente escuchaba. Percy, que estaba asomado por la puerta la cerró de golpe y entró asustado.

-Están viniendo por nosotros. -dijo el ojiverde.

Annabeth no podía creer su mala suerte, ¿justo al momento de la retirada?

-Son demasiados... -dijo Reyna del otro lado.

-¡Nos descubrieron! -Hazel se unió de improvisto a la charla.

-Igual. -aceptaron las otras dos chicas.

-Annabeth, ¿Que hacemos?

-Reyna: pide refuerzos. Esto se va a poner feo. Que se distribuyan, entren por todos lados, ¡que haya caos!

Dicho esto la llamada finalizó y se unió a Percy, quien se escabullía por otra puerta hacia unas oficinas administrativas.

Por todas las demás puertas comenzaron a salir más y más guardias. Todos armados y peligrosos por lo que Percy tiró a Annabeth al suelo y le pidió que cubriera su espalda. La chica aceptó y comenzó a disparar a los que venían por la retaguardia. Además, con ella ocupada podía dejar de evitar las balas.

La primera bala que chocó contra si lo desconcertó; era como una cosquillas dolorosa, el guardia que se la había propinado parecía bastante orgulloso de sí mismo. Entonces Percy levantó su pistola y disparó por aquí y por allí, cuando uno se acercaba mucho agarraba a contracorriente y le cortaba la cabeza de una sola maniobra. Sus energías parecían no agitarse a diferencia de las demás veces.

Cuando se encargó del último tomó a Annabeth y comenzaron a correr por los pasillos, mientras más se acercaban al centro, más guardias habían. No podían tampoco volver por sobre sus pasos ya que estaba atestado de, adivinen qué, ¡más guardias!

En un momento, Percy se encontró atrapado, bueno, realmente no él ya que no importaban las balas que lo alcanzasen, sino que iban a matarla a ella; detrás de ellos venían como diez y de los otros ambos lados del pasillo ya los apuntaban.

Sin dudarlo dos segundos, se tiró junto con Annabeth al elevador que había en frente suyo y marcaron uno de los pisos superiores. La puerta se cerró justo antes de que el guardia más rápido pudiese entrar y se aliviaron un momento.

Annabeth tenía la respiración agitada y se apoyó contra la pared de espejos mientras que Percy la contemplaba sin un gesto de cansancio. Los dos se miraron atentos y soltaron una pequeña risa por la situación que debieron atravesar juntos. Esa corrida contra la muerte había sido lo más peligroso que habían hecho juntos o por lo menos así se sintió.

Percy abrió la boca, pensaba comentarle lo del río allí mismo pero un golpe se sintió sobre sus cabezas. Los dos miraron hacia arriba, los segundos pasaron... y el techo se abre por una enorme garra. Por el centro se asoma una cabeza de depredador con sus característicos ojos negros y humor de muerte.

Annabeth comienza a disparar pero la criatura solo ruge, Percy se adelanta y empieza a arremeter contra la bestia. Le agarra por la mandíbula y en un acto que parece imposible la mantiene abierta. Annabeth se queda en shock.

-¡vamos, ¿que esperas? Mátala!

Annabeth sacude su cabeza y apunta su pistola dentro de la maloliente boca, en dirección al cerebro. El animal, como último movimiento corta algo con su cola.

Ninguno de los dos podría haber sabido que era hasta que se meció el elevador la primera vez... había sido pequeño, algo tonto de notar... y entonces comienza la caída libre.

Annabeth se golpea la cabeza contra el techo, Percy comienza a gatear como si la velocidad no le afectara hacia la chica, la toma en brazos y espera el impacto.

-Moriremos... -le asegura ella.

Percy, desesperado, ve el hueco que había hecho la bestia por el que el cable los había abandonado y en un acto entre valeroso y estupido se mete por allí esperando que una vez que el elevador se estrelle quedando reducido a una lata aplastada ellos se salven.

Percy nunca dejó de abrazarla, ni siquiera cuando golpearon fuertemente con el último piso.

Como si nada hubiese pasado las puertas se abren con un "cling" bastante sonoro pero ambos adolescentes están demasiado sesgados para oírlo. Un oportuno palo se cae en medio de las dos puertas evitando que puedan cerrarse del todo y que una vez que se despierten puedan salir de allí.

Allí es donde, abrazados al lado de un depredador muerto en el piso más bajo del laboratorio, donde Percy se da cuenta de que puede estar en el peor lugar del mundo pero si está con su listilla podrá superarlo. Con algo de cansancio e incomodidad Percy mueve un rizo rubio de la mejilla de Annabeth, la cual está desmayada.

-Te sacaré de aquí, listilla. -Asegura y le da un beso en la mejilla.

Por su lado, Jason y Piper habían logrado perder a los guardias, no había sido sencillo, se echaron una carrera que sería la envidia de cualquier maratonista, el problema era que estaban completamente perdidos. Lejos de donde habían comenzado ya que subieron y bajaron tantas veces que ya perdieron la cuenta en qué piso estaban y cambiaron tanto de dirección que no lograban descifrar por donde vinieron y a donde debían ir. Solo sabían que por el momento estaban a salvo ya que no habían visto cámaras por ese lado.

-Hay que salir de aquí y buscar algún punto de referencia. -mandó Piper poniéndose de pie, por suerte ya había retomado el aliento.

Jason la siguió de cerca, su pistola en alto, aún le quedaban muchas balas ya que lo único que había hecho había sido correr.

Ese pasillo era algo diferente a los demás, era blanco, si, pero a los costados tenía franjas amarillas y rojas, lo que aquí y en China era peligro. Además habían puertas de vidrio muy seguido, tenían que ir abriéndolas a los golpes ya que no tenían la tarjeta necesaria. Siguieron así hasta que uno de los vidrios era a prueba de balas. Los dos se sentaron contra este para pensar un momento.

¿Seguir por el mismo lado o volver y encarar otro camino?

Lo segundo sería lo obvio, si una puerta está cerrada entonces debes buscar otra salida pero algo les decía que era importante entrar allí.

Jason se paró y Piper lo miró interrogante.

-Ven, investiguemos las demás puertas, quizás nos sirvan de algo.

Primero se encontraron con una sala administrativa, a diferencia de las demás, sus pisos eran de madera y su pintura no se veía ya que las paredes estaban cubiertas por estanterías.

En el escritorio del centro habían varias hojas esparcidas. Jason tomó el primer expediente ya que algo le llamó la atención, conocía el apellido que estaba en letras negras y grandes; Chase. Pero esto estaba seguido por un nombre completamente ajeno; Magnus. Magnus Chase. ¿De donde le sonaba?

-¡Es ese chico! -gritó Piper viendo una foto de un chico rubio en el expediente.

-¿Que chico?

-Recuerdo que antes de que comenzara todo esto... las noticias no dejaban de pasar la foto de una chico llamado Magnus Chase. No se sabe qué pasó, el noticiero dice que lo secuestró alguna pandilla pero su madre siempre insistió en que fue el gobierno. Todo el mundo la trataba de loca.

-Yo... yo lo recuerdo... -dijo Jason- recuerdo a Annabeth llegar llorando a hablarle a Thalía sobre la desaparición de su primo. Lo buscaron por cómo dos meses.

Los dos continuaron buscando más datos en los expedientes, todos hablaban de un proyecto sobre superhombres que lograrían ganar más guerra, parecía sacado de algún cómic de DC o Marvel pero allí estaban las pruebas delante de sus narices.

Entonces de un cajón Piper sacó una tarjeta. Ambos se alegraron y se aproximaron al detector esperando poder pasar. Por suerte, una luz verde se iluminó cuando la apoyaron allí y lograron pasar a una mini sala de dos por dos. La puerta detrás suyo se cerró y un gas algo húmedos les llovió desde arriba. Comenzaron a toser pero rápidamente la otra puerta se abrió.

Al pasar, se encontraron con una sala de control bastante pequeña: estaba más abajo por lo que se accedía con escaleras de metal que resonaban a cada paso que daban sobre ellas, ese sonido chirriantes era lo único que se escuchaba en la sala aunque claramente no era lo más emocionante; en el centro habían tres peceras vacías y abiertas, había agua blanquecina derramada por el suelo.

-¿Que crees que haya pasado? -preguntó Jason.

Piper se acercó a la placa dorada debajo de las peceras: Magnus Chase, Lester Papadopoulus, Sadie Kane.

-Ellos eran con los que experimentaron. Estaban aquí. Supongo que los sacaron.

Los dos se miraron interrogantes un momento pero decidieron que no era momento de dudas por lo que comenzaron a buscar otra salida.

El grupo de Reyna se iba disminuyendo cada vez más, incluso habían llegado las demás cabañas para apoyarlos pero parecía que no servía de nada, cada vez estaban más contra la espada y la pared.

-Debemos separarnos. -planeó la lider- Nos tienen atrapados, nunca lográremos nada así, si logramos tenerlos cara a cada de a uno podremos acabarlos.

-¡CORRAN! -gritó con toda la fuerza de sus pulmones Clarisse.

Por lo que cada uno salió en una dirección.

El problema fue que, a diferencia de lo que Reyna creyó que pasaría, no fueron cada uno por su lado, sino que todos los guardias corrieron tras Nico.

-¡No! -gritó pero ya era muy tarde, otro grupo de guardias llegaba para evitar que alguien pudiese interferir con lo inevitable.

Nico estaba enterado que al menos cincuenta personas iban tras él por lo que no pensaba parar de correr. Los pasillos parecían hacerse más angostos, con más y más ruidos de pasos detrás suyo. A veces sus zapatos se patinaban en los mosaicos del suelo pero volvía a levantarse. Se sentía luego de mucho tiempo una liebre perseguida por cientos de lobos. Lobos con colmillos filosos que querían morderlo.

Allí entendió la metáfora hacia la cual había girado su vida: él durante todo el Apocalipsis había sido una liebre. Primero huyendo de los zombies, luego de La Legión, más tarde de los monstruos, también huía de Gaia la cual quería su inmunidad, actualmente estaba huyendo de estos guardias. A veces iba a entrar en algún pasillo pero de frente se le venían más, otras veces se ocultaba en algún armario pero cuando salía siempre alguien lo veía. Corrió mucho tiempo, hasta que sus piernas se sentían de fuego.

Jason y Piper abrían puertas, Percy abrazaba a Annabeth en ese oscuro elevador, Hazel y Frank discutían hacia dónde ir sin ser vistos, Reyna intentaba que dejen de morir los suyos.

Y él corría.

-¡alto! -delante suyo se presentaron al menos diez hombres armados cerrando el paso, detrás suyo llegaron los que lo seguían, estaba rodeado. Levantó las manos, soltó una risa sarcástica y miró hacia arriba; había una luz blanca muy potente, impidiendo incluso que perdiese ocultarse en las sombras.

Un par de guardias lo esposaron y comenzaron a llevarlos por ese pasillo hasta un elevador.

Piso -5.

Las puertas del elevador se cerraron y Nico vio su última probabilidad de escapar de las garras de Gaia irse.

Al menos estaba seguro de que vería a Will Solace.

Actualizaré más seguido así que espero que lean más seguido! Jajaja sigan comentando mucho que en serio amo escuchar que creen sobre el fic

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