34. HESTIA

Diosa del hogar, o, más apropiadamente, del fuego que da calor y vida a los hogares.


Era tan solo el sexto día luego de la desaparición de Will y el tercero de la llegada de Nueva Roma al campamento mestizo, el Sol recién salía aunque era bastante tarde ya que el invierno se hacía inminente.

Jason despertó abrazando a Piper por la cintura, ambos acostados calentitos en la cama del primero, cubiertos por una colcha y descansando sus cabezas en una almohada. Todo en la habitación permanecía igual que siempre; un mueble con sus ropas, unas cajas con objetos personales, zapatos tirados por el suelo. La luz que se colaba por las cortinas era bien amarilla, brindando a la habitación una sensación de calidez hermosa. En la mesa de luz habían unas pastillas que la chica debía tomar cada tres horas para evitar una recaída.

-Pipes. -susurró en el oído de la nombrada Jason, ella gruñó y abrazó más fuerte las sábanas, el rubio se rió de su comportamiento infantil- Pipes, es en serio, deberías tomar el remedio.

-Bien. -accedió sentándose y tragándolas junto con un poco de agua. Una vez que terminó volvió a meterse en la cama tan caliente contrastando con afuera de esta.

El cuerpo la a cobijó y comenzaron a besarse, al principio de manera lenta y perezosa pero con el correr de los segundos se volvía intenso. Jason separó las piernas de la chica y entrelazó sus dedos con los contrarios a los lados de su cabeza. Al tenerla indefensa debajo suyo sonrió perversamente y continuó con los besos húmedos. Los resortes de la cama chirriaban hasta con el más mínimo movimiento aunque no les importaba demasiado. Cuando se besaban se olvidaban del mundo.

-Te amo, Jason Grace. -declaró ella cuando este metía su mano debajo de su musculosa rosada.

La manera en la que el rubio la hacía sentir era completamente diferente a todo.

Entonces se detuvieron al escuchar dos golpes en la puerta de la habitación. Del otro lado de la puerta cerrada se encontraba un chico llamado Borja.

-Oigan, sé que es su casa pero ¿podrían hacer menos ruido? Estamos escuchando todo.

Los ojos caleidoscopicos de la chica se cerraron mientras reía con sus mejillas sonrojadas.

-Lo sentimos, ¿la hora?

-Siete y cuarto. -luego de eso el muchacho se fue hacia otra habitación por el pasillo.

Con su pequeño momento interrumpido, ambos comenzaron a vestirse. Piper estornudó y al llevarse una mano a la cara notó que más sangre salía por su nariz.

-¿De nuevo? -preguntó este consiguiendo un pañuelo que había por allí.

-Es como si nunca acabara.

Una vez vestidos, salieron de su habitación, en su casa ahora residían (temporalmente al menos) más de veinte personas. Ni antes de los monstruos había sido necesario hospedar gente en la cabaña. Lo malo es que esta era una de las más pequeñas y todos debían dormir en el suelo o demás lugares incómodos como una mesa. Las camas y sofás ya no daban a basto. La mayoría estaban dormidos por lo que salieron intentando no pisar a nadie y haciendo el menor ruido posible.

Afuera, el comenzar de un nuevo día era lo primero que se notaba; gente yendo y viniendo cargando desde armas hasta comida. Algunos con ropa de civiles y otros con intentos de armaduras antizombies. Debían hacer menos de diez grados y el viento no ayudaba. Piper sentía que su abrigo no era suficiente y volvió a estornudar y su piel se puso de gallina. Al notarlo, Jason se sacó velozmente su campera y se la pasó por los hombros.

-Mejor démonos prisa para llegar a la casa grande. -le dijo este.

Mientras corrían, Jason vio a gente acumularse en un círculo, estaban cerca del limiten del bosque. Le pidió a Piper que se apresurara a llegar para que no tomara frío y se fue en la otra dirección.

A más de cincuenta metros pudo notar que era una pelea. La hermana de Lou, Sophie, se acercó al rubio bastante asustada. Mientras Jason entrecerraba los ojos intentando enfocar que pasaba, le recomendó a la niña que permaneciera lejos por cualquier cosa. Eran como cuarenta chicos alrededor, todos intentaban ver qué pasaba, solo habían cuatro intentando separar a los que estaban golpeándose. Eran los chicos de su edad, no recordaba el nombre de ninguno pero sabía que uno era de aquí y el otro de Nueva Roma ya que no lo conocía de nada. Damien era uno de los que intentaba parar a toda costa la pelea y eso le preocupó bastante a Jason. Si este chico amante de la venganza había dictaminado que no era una pelea válida entonces algo estaba mal.

-¡Sepárense! ¡Ambos! -gritó Jason, esperando que el simple sonido de su voz grave los separara.

El chico del campamento mestizo dejó de forcejear en los brazos de sus amigos y subió su mirada para verlo mejor entre el gran golpe que mantenía su ojo derecho hinchado. En cambio, la mayoría, no habían siquiera reaccionado a lo que se les decía.

-¡Hey! ¿no oíste? Te dije que te separaras. -el rubio se paró delante del otro chico problemático.

-¿Y quien mierda eres tú para decirme a mí que hacer? Pedazo de idiota.

-Soy parte de la policía de este campamento, voy a llevarlos a la casa grande por armar disturbios. -pero apenas terminó su frase le llegó un escupitajo en medio de la frente y, al contrario de lo que creería que pasaría, varios se rieron y lo apoyaban al romano.

Cansado, Jason se limpió la cara y se apartó. Les dio la espalda justo para ir a buscar refuerzos, recordaba la cara del chico y sus amigos y los encarcelaría unas horas al menos por su irrespetuoso comportamiento.

-¡cuidado! -gritó Sophie.

Jason se dio y vio a Damien desviar un puñetazo de otro de los chicos romanos. Se arremangó su sudadera y enojado se metió a la pelea. Sabía que era completamente inmaduro hacerlo pero ¿que más daba? Ellos estaban buscando problemas y los encontraron.

Golpeó a otro de los chicos y Damien le defendía la espalda. Varios más se sumaron, tanto de Nueva Roma como del campamento y la pelea que comenzó siendo de uno contra uno era de más de diez personas y contando.

Un silbido frenó a todos rápidamente y se dieron vuelta a donde provenía, solo para encontrar que no había sido un único silbido sino dos. Allí, paradas completamente serias estaban Annabeth y Reyna, de brazos cruzados y bastante enojadas.

Jason no podía notarlo a esa distancia dada su miopía pero Annabeth no estaba bien igual que la morena a su lado. Sus ojeras eran visibles y su nariz estaba roja de tanto sonársela, su cabeza dolía un poco y se sentía fatigada.

-¿Alguien puede explicarme qué pasó aquí? -pregunta Reyna acariciando a Argentum.

-Estos dos estaban armando una pelea -comenzó Jason pasando al frente- intenté pararlos por las buenas pero no resultó y me vi obligado a intervenir.

Reyna volteó a ver a Annabeth y está se encogió de hombros.

-Yo le creería, es uno de los policías del campamento. Uno de los tres jefes de los policías de hecho.

-¿y alguien con ese cargo se metió en medio de una pelea?

-Yo... -intentó expresarse el rubio pero fue silenciado.

-¿por qué peleaban? -la voz le había salido rasposa a Annabeth.

-Él no soportó que le ganara. -escupió (está vez palabras) en romano señalando a su adversario original.

-¡Eso no es cierto! Ellos se creen mejores, que debemos tratarlos como reyes cuando les estamos prestando alojamiento.

-¡Solo porque ustedes y ese maldito inmune llevaron los monstruos hasta nuestro campamento!

-Suficiente. -declaró Reyna- Ustedes dos irán a la casa grande, estarán encerrados tres días, fin de la discusión, el que quiera acompañarlos solo debe hacer lo mismo, les advierto a los campistas que no me conocen que las sentencias se hacen más largas.

Antes de que Annabeth pudiera contestar se le adelantó Damien.

-Disculpa y ¿tú quien te crees que eres? Mi líder es Annabeth, nosotros la elegimos.

-Y nosotros a Reyna. -saltó otro de los romanos.

-¿adivinen qué? Están en nuestro campamento.

-Ah si. Solo porque ustedes son unos inútiles que no saben hacer un solo plan bien.

-¡dije que suficiente! -la chica caminó hasta el romano y tiró de su remera hasta incorporarlo, de esa forma brusca comenzó a guiarlo. Luego de unos pasos se detuvo y aún sosteniéndolo se volteó -¿me sigues con tu campista, Chase?

Los dos rubios hicieron contacto visual y Jason tomó al otro chico y las siguió solo para escuchar una última cosa antes de que todos se dispersaran: "vaya líder que tienen los mestizos estos que no quiere ni ensuciarse las manos".

Luego de encarcelar a los chicos, estaban reunidos en el living de la casa grande los líderes de las cabañas y Reyna.

Percy también se había demorado, varios romanos lo habían ido a enfrentar cara a cara, por suerte no había llegado a mayores que un par de gritos ofensivos.

Había un problema: los campamentos no se llevaban para nada bien. Las tensiones cada vez crecían más y las autoridades no estaban claras. Todos estaban gritando y el bullicio apenas dejaba hablar y escucharse entre ellos. Annabeth está vez no estaba de ánimos para calmarlos, su cabeza amenazaba con estallar en cualquier momento.

La rubia se levantó, tomó un vaso sin nada que había por allí y lo dejó caer al suelo. Eso hizo que todo el ruido cesara.

-Lo siento, no puedo gritar y mi cabeza duele muchísimo. Necesitaba callarlos.

-¿tomaste tu remedio? -le preguntó Percy mientras la abrazaba por la cintura.

-Si es que... -pero Reyna la interrumpió.

-Esto es por lo que no progresamos nunca. -todos la miraron anonadados, excepto la rubia líder que tenía algo de enojo- No es por ti, Annabeth, es solo... ¿son todos bastante íntimos aquí no? Es decir, los veo siempre juntos y me enteré un poco de su historia pasada, de sus noviazgos... es bastante difícil esto. Ustedes se sientan aquí a discutir sobre el campamento sobre una mesa de Ping Pong mientras toman la merienda.

-¿Que intentas decir? -le pregunta Piper.

-Digo que solo ven su realidad. -todos enmudecieron esperando que continúe- ¿alguno además de Damien conocía al chico de la pelea? -todos negaron- Lo imaginé. ¿Alguno estaba presente cuando combatieron? ¿Tienen alguna idea de lo qué pasa el resto de las personas que viven aquí? Yo responderé por ustedes: no. Nico es inmune y llegue a conocerlo y es una excelente persona por lo que me imagino que Will debe ser igual si lo quiere tanto. Ustedes son grandes personas que siempre tienen el monopolio del éxito; había que escapar de La Legión, ustedes lo lograron. Debían vencer a los monstruos, ustedes hicieron el plan. Deben regodearse con las mejores cosas, siempre. Manejan todos los altos cargos del campamento y no digo que esté mal, es genial que los manejen ustedes y no gente como los chicos que se pelearon hace menos de una hora, sino estaríamos perdidos. Pero se alejan de la realidad común.

-¿Y cuál es la realidad común? -interroga Lou.

-Estuve paseando por el campamento últimamente; están acumulando mucho odio las personas de aquí y eso puede ser peligroso.

-¿A que te refieres? -preguntó Kayla.

-Están tensos, desesperanzados, tienen miedo y envidia.

-¿envidia? ¿De Gaia? -decía Percy confundido.

-¡De ustedes! No tienen idea de lo que he escuchado, y eso que solo estuve aquí tres días. Escuché a varios decir que están celosos de sus parejas, las chicas quieren a chicos "perfectos" como ustedes y viceversa, celosos de sus cargos y las cosas buenas que traen, celosos de que ustedes deciden. Su poder se debilita; los romanos somos más de la mitad de ustedes y ellos me eligieron a mí como su líder por lo que no los aceptan a ustedes. Y sumen a eso que su propio pueblo los ve como Dioses.

-¡Eso es algo bueno! -exclamó Leo.

-¿Tu crees? Los ven como dioses, pero no significa que lo sean. Recuerden que una mordida o una bala puede significar la muerte de cualquiera. Los ven como en un pedestal y lo único que quiere la gente cuando tiene miedo es no ser el que esté más abajo. Es solo cuestión de tiempo para que haya una revuelta.

-¿Y qué hacemos entonces?

-Mis recomendaciones vienen al final, antes... quiero marcar otro punto que me preocupa. La enfermedad que tienen.

-¿Que con ella? -preguntó algo a la defensiva Annabeth.

-Solo digo, que quizás con unas cuantas píldoras estén bien pero no deberían andar por allí tan libres, podrían contagiarlos a todos.

-¿y que se supone que debemos hacer? ¿Quedarnos sentadas? -la rubia ya se había parado y apretaba la mano de su novio con ganas de que fuese el cuello de la morena.

-Por un tiempo, si, es exactamente lo que quiero que hagan.

-No puedes pedirme eso. -Annabeth miró a todos a su alrededor buscando respaldo- No puedes simplemente llegar aquí y decirme que hacer y cómo dirigir mi campamento.

-Annie, calma, esto no ayuda. -le dijo Thalia poniéndose a su lado- Annabeth es la líder, y aunque no te guste, es tan o más importante que tú.

-Bien, ahora respóndanme una simple pregunta ¿como llegó al poder?

-Soy la que arma los planes, soy la más apta para la tarea. Todos lo saben.

-Bien, voy a repetir tus palabras "soy la que arma los planes, soy la más apta para la tarea". Ahora dime ¿alguien más se postuló?

-No.

-¿y diste una oportunidad?

-Hicimos una votación.

-con voto cantado ¿o me equivoco?

-no...

-En Nueva Roma fui ascendiendo, ganando terreno, hicimos un concurso en el que el más apto era el nuevo líder. Yo gané. Y luego de eso nunca me aislé entre mis amigos, puse como mis consejeros a diferentes tipos de personas, no di preferencias, continuamente reafirmo mi autoridad. No digo que no te respeten, porque los tuyos lo hacen pero... yo creo que los míos nunca te aceptarán así.

-¿y que propones?

-Aquí viene mi recomendación: primero, los que estén enfermos van a la cuarentena, sin importar quiénes sean, hacer un verdadero libre con reglas, poner más policías y que sean más eficientes, organizar mejor el campamento, muchos más guardias, que siempre haya gente haciendo cosas así las cabañas se sentirían más vacías. Enfocarnos completamente en el orden del campamento por unos días. Hacer nuevas votaciones sobre a quienes quiere cada cabaña de líder y... esto va a ser duro pero aquí viene mi última recomendación: debemos dejar a los tres chicos que capturó Gaia a un lado por unos días.

-¡¿Como puedes pedir eso?! -dijo Nico saltando de la silla, los dos perros le gruñeron.

-Estoy con él, Cecil podría estar en peligro. -apoyó Lou Ellen.

Miranda y Travis asentían frenéticamente con la cabeza de acuerdo con sus amigos.

-Lo se, es una decisión difícil, pero a más de tres cuartos del campamento no le importa eso. Están más preocupados en quienes son los líderes y el espacio reducido.

-No puedo aceptar esto. -refunfuña Nico- Creí que éramos amigos, que me entendías.

-Y lo soy, créeme.

-¡No! Solo te importa ser la lider, nada más. -con ese ultimo berrinche se levantó y caminó en dirección a la puerta.

-¿Al menos escucharás el plan que tengo?

-¿Dentro de cuando? ¿Un año? Will posiblemente esté en riesgo y yo...

-Escucha, si hacemos lo que digo, lo sacaremos. Sino, estamos condenados a que los demás tomen el control y Will nunca salga de allí. -Reyna se volteó a ver a Annabeth- Corrígeme si me equivoco pero reorganizar el campamento y distribuir tareas llevaría un día.

-Es verdad.

-Las chicas harán reposo por tres días, durante ese periodo vigilaremos de cerca el laboratorio. Cuando Annabeth y las demás salgan del reposo, el campamento tendrá los ánimos más calmados y les avisaremos del ataque. Son solo cinco días más o menos de espera, ¿tenias algún plan más próximo?

Nico mantenía su ceño fruncido, Reyna sabía que había ganado la discusión pero si se regocijaba en eso perdería al chico.

-Tienes razón...

-Créeme, yo también quiero sacar a sus amigos de allí dentro.

-¿están todos de acuerdo? -preguntó Annabeth, ahora un poco más a favor de realizarlo. Todos asintieron. - Bien, reunamos a todos aquí en la casa Grande.

-¿Que? -preguntó Clarisse- ¿todo el campamento aquí?

-Es simbólico. Siempre fuimos nosotros los que entrábamos y salíamos de aquí, ahora los estamos invitando a que sea de todos.

-Es un buen plan. -concedió Reyna.

[...]

Este es un día muy importante para el campamento.

Percy tomó la mano de Annabeth y esta le sonrió con nerviosismo.

Por primera vez, por razones externas, debemos unirnos y luchar juntos.

Una roca voló por la sala y Annabeth, quien estaba parada sobre las escaleras hablando, lo esquivó por muy poco. Nico y Percy llevaron al chico aparte, cuando otros intentaron detenerlos Jason acabó cualquier tipo de inconveniente. Se llevó un par de malas miradas pero muy dentro suyo sabía que a veces era mejor que te teman un poco.

El campamento ahora pasa a ser un lugar neutro, porque por si aún no lo notaron estamos en guerra y no entre nosotros, esto no debe ser una guerra civil, el enemigo no descansará hasta matarnos a todos.

Un mestizo y una romana hicieron contacto visual, la chica se ruborizó mientras se acomodaba su cabello, el chico sonrió embobado.

La idea no es tirarnos hacia abajo, debemos tomar nuestras manos y ascender, prevalecer ante el enemigo. Esto se logra a través de confianza,

Leo salió por la puerta trasera, nadie notaría que no estaba y necesitaba trabajar un rato en Festus.

paz,

Varios romanos miraron a Percy y Nico volver del lugar de las celdas.

entendimiento,

Dentro de la carcel del campamento, uno de los chicos de la primer pelea del día se acercó a los barrotes de la celda próxima.

-¿Cómo era tu nombre? -preguntó el romano.

-Fausto. -le respondió algo confundido el mestizo.

-Me llamo Michael. -el rubio sonrió algo forzadamente, tenía en mente todos sus errores pasados y quería dejar de cometerlos.

-lo siento... por, ya sabes... -señaló su ojo.

-No es nada, estoy seguro que me lo merecía. ¿Podríamos empezar de nuevo?

Fausto sonrió.

y sobre todo, amor.

Travis tocó el hombro de Jason y le dio la cajita con lo que más le había costado conseguir. Jason asintió sabiendo que le debía un enorme favor al Hermès.

Sin el amor, ¿para que estamos aquí?

Percy se mordió el labio mientras miraba a Annabeth hablar tan decidida, todos la escuchaban y algunas caras podían incluso iluminarse.

Debemos ser fuertes, eso es obvio pero quiero que sepan que también podemos rompernos a veces.

Miranda estaba hablando con Connor en la otra habitación, mientras le comentaba lo que había tenido que hacer en la misión para que la mayoría pudiera llegar. Por cada palabra, su cuerpo se sacudía con el llanto.

Todos tendrán la contención necesaria, porque no somos dioses, no tenemos poderes sobrenaturales, solo somos un grupo de gente decidida a sobrevivir.

Hazel abrazó a su hermano por la cintura y se sonrieron.

Porque solo juntos lo haremos...

Annabeth bajó con gracia las escaleras y le dejó el lugar libre a Reyna, ambas se sonrieron amigablemente.

Es hora de dejar de buscar culpables.

Su voz era mucho más firme y gruesa que la de la primera, y los romanos parecían más a gusto.

No estamos aquí por culpa de los mestizos, ellos son gente que igual que nosotros busca lo mejor entre tanta muerte.

Es por esto que ya no somos ni "mestizos" ni "romanos", somos semidioses. Nuestro enemigo es la muerte.

Afuera, mucho más lejos, en el perímetro del laboratorio Gaia, los zombies gruñían y los depredadores se mecían en los árboles atentos a cualquier cambio.

Hay una guerra con Gaia, ella querrá matarnos a cualquier costo, y lo logrará si no trabajamos juntos.

Oliver le pidió a Frank que lo subiera en sus hombros así podría ver a la chica hablar, este accedió feliz.

Pero hay que tener un orden.

Las caras cambiaron en un segundo y Jason subió.

No vamos a permitir violencia innecesaria,

Dentro de la carcel, ahora todos se reían.

ni privilegios,

En la mesa con refrescos quedaba un último caso de Coca Cola Light, dos chicas fueron directo a agarrarla.

Thalia miró un poco sería a la muchacha que tenía en frente pero finalmente se encogió de hombros y le pasó la bebida. La morocha la abrió y antes de tomar le convidó.

tampoco holgazanería.

Calypso miraba su por ahora pequeña pancita, esperando que cuando el bebé llegue todo sea mejor.

Eso se corregirá con la carcel, no se preocupen, no es traumático.

Más risas.

Quedarías vetado del campamento si cometes algún delito mayor como asesinato, violacion o espiar para el enemigo.

Todos se miraron entre sí.

Para cerrar, quiero decir que hasta el final de la guerra, que no se espera que dure demasiado, se quedaran los lideres actuales. Una vez que estemos en paz y nos conozcamos todos un poco más, sería bueno votar en casa cabaña a quien poner de consejero.

Leo volvió y abrazó por la espalda a Calypso mientras se unía al aplauso grupal.

Nico se acercó a una ventana y fijó su vista en el bosque. Muy lejos de allí, Will miraba por la ventana del quinto piso, su visión se perdía en el horizonte frondoso. Ambos se llevaron la mano al pecho y cerraron los ojos intentando sentir el calor alejo que aunque esté lejos, era lo único que los reconfortaba.

Por favor, corríjanme si hay incoherencias, cambie el final de este capítulo varías veces

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