28. HELENA

Helena a veces conocida como Helena de Troya o Helena de Esparta, es un personaje de la mitología griega cuyo nombre hace referencia a "luz que brilla en la oscuridad"; casi todos los mitógrafos clásicos hacen alusión a su mito. Era considerada hija de Zeus y pretendida por muchos héroes debido a su gran belleza. Fue seducida o raptada por Paris, príncipe de Troya, lo que dio origen a la Guerra de Troya.

Me siento con la necesidad de advertir que este es un capítulo fuerte. Bastante doloroso... Disfruten

Nico supo que ese sería un muy mal día desde el momento en el que empezó.

Luego de mucho tiempo había vuelto a tener una de sus pesadilla. El pelinegro se despertó sobresaltado y sentía sus ojos inundados de lágrimas, volteó su cabeza esperando encontrar rizos rubios desparramados en la almohada continua pero nadie estaba allí. La cama estaba fría e intacta, cosa que demostraba que Will nunca se metió en ella. Algo raro ya que hace varios meses que nunca falla, esa noche tenía turno hasta tarde en la enfermería pero de todos modos debía volver allí.

En su sueño, Bianca moría una y otra vez delante suyo, ¿habrá sido ella inmune? Quizás, si hubiera escapado y se hubiera curado sus heridas... pero ella había sido una distracción para que Hazel y él escaparan sanos y salvos. Bianca había muerto sin pena ni gloria en el pasillo de su casa.

Luego de eso, la imagen cambiaba y mostraba a Will y Hazel acorralados en un oscuro callejón que se iba llenando de caminantes. Will gritaba por ayuda pero él no podía ayudarlo, estaba condenado a verlo morir. Hazel estaba hecha una bolita en una esquina y lo miraba con ojos suplicantes, sus orbes doradas acuosas y rojas por el llanto.

Vio el campamento en llamas, sin un alma que no sea un enfermo alrededor. Las cabañas por las que tanto habían luchado estaban consumiéndose en el olvido.

Al final, se vio solo. La soledad era uno de los peores sentimientos, todos sus demonios iniciaban y terminaban allí, ese era mayor temor. Imaginen, alguien que preferiría morir a vivir sin la gente que ama es el único al que se le da el regalo de la inmunidad a la mordida zombie.

Vaya cliché.

Con un gruñido salió de la cama, se cepilló los dientes y salió de la cabaña.

-¡Nico! -Jason Grace venía corriendo hacia él, su ceño fruncido mostraba que no todo estaba bien.

-Grace, -lo saludó cortésmente- ¿algún problema?

-¿Está Will dentro? -la mandíbula de Nico se contrajo en preocupación.

-No, no volvió en toda la noche. Debería estar en la enfermería ¿ya buscaste allí?

-Vengo de allí, Piper fue atacada anoche, tiene muchos cortes profundos y está perdiendo mucha sangre. Por favor, si encuentras a Will...

-Lo mando para allá, entiendo.

Jason asintió y continuó su recorrido preguntando a todos los campistas posibles si habían visto al doctor.

Nico distinguió a varias figuras salir de la casa grande, ya era la segunda reunión que tenían Thalia, Quiron y Annabeth. El chico no tenía idea sobre que tanto hablaban ni de dónde apareció la cazadora pero no quería quedarse de brazos cruzados por más tiempo. Cuando iba a dirigirse al lugar en su mira escuchó que otra persona lo llamaba.

-¡Nico! -al voltearse se encontró con Lou. La chica tenía el ceño fruncido.

-Lou, ¿está todo bien?

-No lo sé, ¿no viste a Will y Cecil?

Una alarma se encendió en el cerebro de Nico, como esa que suena cuando tocas tu bolsillo y no sientes tu celular. Will estaba en un lugar en el que nadie lo había visto en toda la mañana, Cecil estaba igualmente desaparecido, Piper estaba gravemente lastimada. ¿Que estaba pasando? Él no tenía idea pero sabía que todo se relacionaba con el regreso de Thalia y la líder del campamento sabía mucho más de lo que dejaba ver. Esas reuniones debían ser reveladoras.

-No, nunca regresó anoche. -aunque la chica disimuló su preocupación su cara perdió color- ¿cuando fue la última vez que viste a Cecil?

-Anoche, él hacía guardia. Dijo que en la mañana volvería pero me desperté y no estaba.

-Will igual, esto es extraño.

-Lo sé. Voy a buscar dentro del bosque, quizás decidieron salir a caminar y se quedaron dormidos en algún árbol.

Nico asintió poco convencido y se apuró hasta la puerta de la Casa Grande. Cuando puso un pie en las escaleras de la entrada las conversaciones cesaron y Annabeth enfocó sus ojos grises en él, su mirada era dura pero la determinación de Nico aún más. No podía intimidarlo fácilmente y la rubia lo sabía.

-¿Pasa algo?

-Anoche hirieron a Piper, creí que querrías saberlo.

-¡¿Que?! -gritó sorprendida y bajó volando los escalones que los separaban, al llegar frente a él puso ambas manos en sus hombros y lo hizo mirarla a los ojos- ¿Está Will atendiéndola? ¿Dijo si va a estar bien? ¿Qué pasó?

Nico se alejó en un movimiento brusco.

-Los Apolo están haciendo lo posible, Will desapareció, lo estoy buscando... pero nunca volvió a casa luego de su turno.

Annabeth compartió una mirada con Thalia.

-Voy a ayudar, Will me enseñó un par de cosas.

-No, -el pelinegro la detuvo agarrando su brazo, nada demasiado brusco pero con la fuerza necesaria para hacerle entender que no era un simple capricho- van a decirme que saben. Will y Cecil están desaparecidos, Piper herida. Algo está pasando y no quieren decir nada. ¿Que esperan? ¿Que el bosque nos engulla a todos?

Annabeth asintió hacía Thalia y ella tendió su mano desde el pórtico.

-Ven, dejemos a Annabeth que se encargue del orden en el campamento, vamos a contártelo todo.

-No empiecen sin los demás, creo que es necesario que sepamos todos que está pasando para armar un mejor plan.

Con eso, Annabeth se volteó y con paso firme marchó hacia la enfermería. El viento cada vez era más fresco con la inminente llegada del invierno. Recordó vagamente como lo había pasado el año pasado: si bien no era una zona propicia para nevadas las temperaturas eran muy frescas y llovía muy seguido. Se habían pasado toda la temporada invernando en la casa de los Zhang, todos reunidos alrededor del fuego de la chimenea gigante del living.

El calor del recuerdo llegó a su pecho y deseó volver solo un segundo allí, donde no habían tantos problemas, nunca se le hubiera pasado por la cabeza la maldad de los seres humanos. El fuego otorgaba a la sala junto con las velas un tono rojizo, desde afuera se escuchaba el azote de la tormenta. Miró hacia atrás un momento y vio a Nico entrando desconfiado junto con Thalia a la casa grande.

¿Como habían llegado a ese punto?

Annabeth recordó al niño que lloró en su hombro la pérdida de su hermana, ese chico al cual, en esas noches de tormenta cuando todos rodeaban el fuego abrigaba a su lado pasando su misma manta por sus hombros. Eran muy cercanos, muy amigos. Recordó a Hazel, la más pequeña de la casa, quien le pidió que le enseñara a defenderse, la que le contaba sus pesadillas esperando encontrar consuelo.

¿Cuando se habían distanciado tanto? ¿Por qué todos mantenían secretos entre ellos?

Annabeth volvió la vista al frente y estaba en la puerta de la enfermería.

Abrió suavemente la puerta y como esperó adentro era un desastre. Chicos iban y venían, sangre en las manos, Jason dando vueltas en círculos mientras se tiraba de su cabello rubio.

El chico con la cicatriz en el labio levantó la vista esperanzado de ver a Will Solace aparecer por la puerta pero su entusiasmo bajó al notar que no era su cabellera rubia. Annabeth se acercó a él y puso su mano en su hombro.

-¿Que pasó?

-Yo... no lo sé, me dijo que iba al baño... debía bañarse, estaba todo tranquilo afuera así que la dejé ir sola... tendría que haber ido con ella.

-No es tu culpa, Jason. El campamento siempre fue un lugar seguro.

-De todas formas, no la encontramos en el baño. -dijo Travis apareciendo desde detrás de Jason- Volvíamos de hacer guardia en el cerco más allá del lago cuando vi una mano destacar entre los arbustos de los límites del bosque.

-¿Estaba allí?

-Así parece, incluso hay rastros de que debió salir desde más adentro. Como si se hubiera desplomado del cansancio justo ahí. -aclaró el castaño.

-¿A qué hora la encontraron?

-A las cinco de la mañana.

-¿Nadie sabe dónde está Will? -los dos negaron.

-Yo lo busqué por todo el campamento, créeme, si alguien lo hubiera visto ya estaría aquí. -le dijo preocupado Jason.

-Sé que no va a gustarte lo que tengo que decirte, Jason... -Annabeth suspiró- pero necesito que vayas a la Casa Grande, ahora.

-No voy a dejarla sola, ni lo sueñes.

Una inhalación fuerte se escuchó justamente de fondo. Piper estaba ahora consciente. Los tres se acercaron rápido mientras los Apolos liderados por Kayla seguían cociendo las últimas heridas, al parecer las heridas no eran tan graves como el golpe en la cabeza.

-¡Pipes! -Jason se tiró a un lado de la camilla y tomó su mano derecha entre las suyas. La pequeña mano morena de la Cherokee se perdía entre las blancas y grandes del chico.

-Estoy bien... -dijo recostándose para permitir que puedan curarla sin inconvenientes.

-¿Que pasó? ¿Quien te hizo eso? Te juro que cuando lo encuentre va a desear estar muerto...

-Jason... amor, no fue una persona.

Los dos rubios abrieron enormemente los ojos.

-¿Que estás diciendo?

-Will, Cecil y Katie están desaparecidos ¿no? -Piper no podía saberlo, estuvo desmayada, ni siquiera Annabeth tenía idea de que Katie tampoco fuese encontrada, lo que haya visto...

-¿como sabes eso? -le preguntó su novio.

-Tengo mucho que contar y creo que alguien además que yo sabe muchas cosas importantes... -Piper dirigió su mirada a la líder.

-Deben ir a la Casa Grande, reuniré a los chicos. Tengo mucho de que hablarles.

(...)

El sonido del pie de Nico golpear el piso con toques ligeros y suaves estaba perturbando a Thalia. El sonido rápido que producía le recordaba a la desesperación que sintió esas veinticuatro horas en ese infierno de laboratorio. Le recordaba a los gritos de Phoebe mientras la torturaban delante de ella, la manera lenta en la que hablaban los científicos que se presentaban ante su jaula para tomar muestras de su sangre y evaluarla constantemente. Como si fuese un animal en cautiverio, una pantera que pronto tomaría su venganza.

El tap, tap, tap, tap que Nico producía estaba sacándola de quicio, se arañó un poco el brazo intentando con todas sus fuerzas no cargar contra el chico.

Tap, tap, tap, tap, tap...

-¿Podrías dejar tu maldito pie quieto?

Nico levantó la vista del punto fijo que había estado observando, ni siquiera había notado que estaba moviendo su pie. Había estado muy perdido en sus pensamientos para notar cualquier cosa.

-Lo siento.

Ambos apartaron la vista y Nico volcó sus pensamientos en Will. ¿Tanto misterio? ¿Que tanto sabían Annabeth y Thalia que tenga que ver con su desaparición? Esto era una pérdida de tiempo, quizás Will estaba perdido en el bosque, solo, con frío, quizás hasta con el idiota de Cecil. Quizás estaba trepado a un árbol rodeado de zombies y no podía bajar y lo necesitaba.

Nico levantó su vista y se enfocó en la figura de la chica en el sillón contrario al suyo. Apenas y la reconocía. Había pasado mucho tiempo desde que la consideró parte de su nueva familia junto con Annabeth que ahora gustaba de jugar al papel de dictadora.

Lo único que la mente de Nico podía digerir era que Will estaba desaparecido y debía buscarlo.

-Esto es una idiotez... -luego de susurrar eso se puso de pie con intención de ir hacia la puerta y largarse de allí para buscar al rubio.

Su plan quedó arruinado cuando por la puerta entraron sus más cercanos amigos. Annabeth había traído a todos: Percy, Jason, Piper, Hazel, Frank, Leo, Calypso, Clarisse, Chris, Travis, Connor, Miranda (la cual tenía los ojos muy rojos), las dos cazadoras; Tanya y Halima, Quiron, Poseidon, Sally, Lou, Sophie, Kayla, Austin, Grover e incluso Enebro. La sala ahora quedaba chica y todos ocuparon rápido un lugar.

Annabeth se paró en el centro del lugar y llamó la atención de todos. Luego de explicar todo lo que vivieron las cazadoras con ayuda de las anotaciones de Miranda Piper pasó al frente, con los hombros derechos y la cabeza erguida una visible lágrima corrió por su mejilla.

Piper nunca se había avergonzado de llorar, los sentimientos no te hacen débil. Con orgullo se aclaró la garganta y comenzó:

-Eran como las dos de la mañana cuando salí hacía el baño. Estaba en la cabaña Zeus, Jason había insistido en acompañarme pero yo no se lo permití. Es decir, el campamento es un lugar seguro y no creo en fantasmas o cosas así. Es por eso que tomé un par de cosas, las metí en una mochila y salí rumbo a las duchas.

Annabeth la miraba con su cabeza recargándose en su mano, mientras tanto, la cabeza de Jason aún estaba inundada de culpa.

-Estaba saliendo del perímetro de las cabañas cuando me crucé con Will, él justo salía de la cabaña Hades. Intercambiamos un par de palabras y me dijo que iría a ver a Cecil en su turno de guardia antes de ir a la enfermería.

Nico cerró suavemente sus ojos. Cualquier pensamiento en lo que podría estar pasándole a Will dentro del maldito laboratorio lo perturbaba de sobremanera.

-Decidí ir al baño y allí nos separamos. Cada uno se fue hacia un lado. En las duchas encontré a Katie.-Piper recordó sobre la pequeña charla que tuvo con la chica. La había encontrado llorando y luego de asegurarle de que no le contaría a nadie Katie le comenzó a contar sobre sus sentimientos extraños hacia Travis, claro que eso no podía contarles a los presentes.

-¿Que hacia allí sola? -preguntó Miranda.

-lo siento... lo siento tanto. -dijo Travis arrodillándose frente a Miranda, abrazó sus rodillas y hundió su cara en su cintura- Es todo mi culpa.

Todos contuvieron el aliento, era muy impropio de Travis comportarse así, tan... arrepentido. Miranda lo apartó sin ser brusca pero también sin una pizca de cariño y le habló sin mirarlo a los ojos.

-Vas a arreglarlo, Stoll. No me importa que debas hacer... vas a arreglar a mi hermana ¿entendiste?

Y su tono nunca había sonado tan fuerte y lleno de ira.

-Prometo hacerlo.

-Bien... -interrumpió Nico- siento arruinar el momento pero esto no ayuda a que rescatemos a los desaparecidos.

-Como decía, -continuó Piper- me quedé hablando un rato con Katie, ella se quedó conmigo contándome sus problemas mientras yo aún me estaba bañando. No tardé mucho pero aún así en medio del baño Katie escuchó un ruido y dijo que iría a ver. No sé qué habrá pasado pero nunca volvió. Cuando terminé me sequé, me vestí, ordené la ducha y salí. Pensé que estaría en su cabaña así que revisé por la ventana para quedarme tranquila, solo para encontrarme a Miranda durmiendo y ni rastros de su hermana. Para este punto supe que algo había pasado. Me alejé de las cabañas y seguí mi instinto, algo me decía que debía buscar también a Cecil y Will. Caminé hasta donde me dijo Will que estaría pero no había nadie. Iba a irme a dormir, quizás le hubiera consultado a Jason pero dentro del bosque se escuchaban algunos tiroteos.

-¿y lo mejor que se te ocurrió fue entrar sola y desarmada? -preguntó Clarisse.

-Corrección, lo mejor que se me ocurrió fue sacar mi arma de mi mochila y adentrarme a defender a mis amigos.

Y podía verse la determinación en sus ojos, como si estuviera en el momento y tuviera que salir a defender a sus amigos en ese mismo instante, aún algo adormecida y lastimada sabía que haría cualquier cosa por sus seres queridos y todos en el campamento eran su familia.

Jason la observó, el perfil de Piper era algo digno de apreciar en cualquier momento pero aún más cuando ponía esa expresión. Sus ojos se achicaban un poco y el caleidoscopio dentro de ellos giraba con determinación, su boca se contraía en un gesto fiero. El rubio estiró su mano y entrelazó sus dedos con los de su novia.

-Cuando comencé a acercarme pude escuchar que no se trataban de zombies, estaban incluso peleando dentro del perímetro. Cabe aclarar que no era una batalla justa. Habían dos de esas cosas: garras largas, colmillos, ojos negros y figura humanoide. Justo como los describió Thalia.

-¡Esos debían ser depredadores! -exclamó Tanya a lo que la Cherokee asintió.

-Cecil disparaba con su fusil y Will estaba cargando a una bastante lastimada Katie.

-¿Lastimada? ¿Pudiste ver que le pasaba? -preguntó Miranda.

-Estaba todo muy oscuro, solo escuchaba sus gemidos de dolor, supongo que la habían atacado con sus garras.

-La encontraremos. -le aseguró Connor a su novia mientras la abrazaba- Continúa Pipes.

-Me uní a Cecil y comencé a dispararles pero si el fusil no les hacía nada más que unas leves cosquillas menos mi pistola de mano. Él me gritó que retrocediera, que ayudara a los chicos a escapar pero yo quería que todos saliéramos de allí con vida. Resulta que ambos nos quedamos sin balas y dos de ellos se posaron delante de nosotros, levantaron sus garras, iban a matarnos... y Will se interpuso.

Nico cayó de rodillas al suelo con los ojos abiertos.

-Will... él...

-No. -le respondió firme la chica- Pasó algo extrañísimo. Ambos animales frenaron justo un centímetro antes de tocarlo. Will volteó un segundo y susurró algo... no estaba segura de que era, iba a preguntarle qué pero los depredadores salieron del shock y tomaron a Will con sus garras traseras, lo hicieron volar varios metros en al aire y lo capturaron. Vi por el rabillo del ojo a Katie que se paraba con ayuda de un árbol a la distancia, debía ayudarla... pero también debíamos sacar a Will de dentro de la jaula en la espalda del depredador. Cecil me gritó que corriera a buscar ayuda así que eso hice, corrí en dirección al campamento pero una de esas cosas me seguía.

-Son muy rápidos, ¿como te libraste de él? -le preguntó Halima.

-No lo hice. Como decía, me perseguía y se plantó delante mío, intenté esquivarlo pero me fue completamente imposible. Me lastimó tanto con sus garras como a golpes. Aún así me levanté, no sé si por el miedo, la adrenalina o ambas pero no sentía el dolor suficiente para darme por vencida. De fondo escuchaba los gritos de mis amigos, supongo que Cecil y Katie estaban pasando por algo similar a lo que yo estaba pasando. Como pude seguí corriendo y la bestia volvía a lastimarme, estaba... estaba evaluándome. Mi dolor, mi resistencia, podía verlo analizándome. Cuando el daño fue tanto que mis piernas estaban adormecidas comencé a arrástrame. Estaba por llegar al límite del bosque, si salía quizás alguien me vería... supongo que el monstruo lo notó porque tomó una roca y me dejó inconsciente en el suelo.

-Fue allí donde la encontramos. -afirmó Connor.

-¿Podrías llevarnos a donde fue la pelea? -preguntó Lou- Quizás... quizás Cecil y Katie corrieron tu misma suerte.

-Pero... ¿por qué buscaban a Will? -preguntó en voz alta Percy- No es normal, sea quien sea que viva en esos laboratorios no tiene manera de saber que Will es un médico importante de aquí.

-De todas formas no creo que se lo hayan llevado por eso. -dijo Thalia cabizbaja- Tengo... algo que confesar.

Nico seguía con la mirada perdida en la nada.

-Yo... -la pelinegra no sabía cómo comenzar- Torturaron a Phoebe, la torturaron de demasiadas maneras delante mío. Iba a morir si no les decía algo útil... fue por eso que les dije que había un inmune en el campamento, me preguntaron su nombre, les dije la verdad.

-Pero... eso no soluciona por qué se llevaron a Will, si dijiste la verdad, dijiste Nico Di Angelo. -pensó en voz alta Leo.

-Llegué a una conclusión. -dijo Annabeth llamando la atención de todos- Les dijiste el nombre de Nico y, por el relato de Piper, los depredadores tenían órdenes de llevarse a Will. No es casualidad de que se llevaran a la pareja del inmune que es también uno de los mejores médicos del campamento. Y dices que no diste más información personal que esa...

-Les juro, nunca nombre a Will en ningún momento. -aseguró Thalia.

-Yo tampoco.

-A mi no me interrogaron.

Hubo un segundo de silencio.

-Eso quiere decir que trabajan con alguien que nos conoce. Alguien en el campamento trabaja con el laboratorio Gaia.

-Pero... ¿de que sirve llevar a Will? ¿No era mas fácil simplemente llevarse al inmune? -cuestionó Sally.

-Porque ellos no podían correr el riesgo de que Nico se matara. Ahora, Nico se entregará voluntariamente para salvar a Will.

Di Angelo nunca iba a admitir que estaba pensando justamente en eso.

-Vamos a recuperar a Will. -aseguró Calipso- Pero Nico no se entregará. Vamos a desmantelar ese laboratorio. Cueste lo que cueste.

-Debemos entonces usar toda la información que tenemos. -Poseidon se acercó al centro- Como uno de los mayores quiero estar presente en el armado del plan.

-Todos lo estaremos señor Jackson. -aseguró la líder- Primero que nada quiero voluntarios para visitar al Campamento Júpiter.

-Yo iré. -aseguró Nico.

-¿acompañantes?

-Yo. -sorprendiendo a todos, incluso a su novia, Percy fue el que levantó la mano.

-Entonces también los acompaño, -se levantó Jason- alguien debe ser el diplomático.

-Perfecto. Tres es un buen número. -aseguró Annabeth.

-¿y los demás?

-No se preocupen, nosotros tenemos muchas tareas más, no vamos a aburrirnos.

Con un pequeño guiño de parte de Annabeth a Clarisse, Percy se acercó a ella y llamó su atención.

-¿cuando saldremos?

-Mañana a primera hora.

Con una sonrisa torcida comenzó la división de tareas.


Will sabía que estaba jodido.

-You are my sunshine, my only sunshine. -cantar lo distraía, intentaba no entra en pánico.

Delante de su jaula apareció un hombre vestido con una bata blanca. Quería hablar, preguntarle tantas cosas... pero estaba amordazado.

-¿nervioso? Si, yo también lo estaría. Ansioso creo que sería más apropiado. -intentó responderle pero salió solo un sonido estrangulado- Ah, claro, no tienes ni idea ¿no? Por lo que tengo entendido, usted es médico. Tenemos muchos intereses en común entonces.

Nada, no tenemos nada en común. Pensó el rubio.

-Te diré algo, como somos ambos médicos, te diré quién hizo que te localizáramos y supiéramos quien eres.

Una puerta se abrió y de allí pasó una figura que por poco y no la reconoce. Estaba muy cambiada, había pasado mucho desde la última vez que había visto su cara. Todos habían pensado que simplemente estaba muerta, pero no, estaba allí, como un espejismo, una sombra de lo que había sido, justo delante de los ojos de Will.

Su figura era encorvada, sus ojos inyectados en sangre, sus brazos dejaban al descubierto marcas de jeringas, su pelo negro había desaparecido casi por completo ya que habían rasurado su cabeza.

Drew Tanaka estaba delante suyo.

-Veo que aún recuerdas a tu querida amiga. -de los labios del hombre salió una risa sarcástica- Sé mucho sobre todos ustedes, sé exactamente quiénes son, como trabajan y de qué son capaces. ¿Creen que los monstruos fueron algo aleatorio? Estaba probándolos. Estudiándolos. Will Solace tú eres el elegido.

-Lo siento... -susurró Drew antes de cerrar la puerta detrás de sí y desaparecer.

-Drew nos dijo todo lo que queríamos saber, corrompimos su espíritu, ahora no es la misma perra que solía ser antes. Thalia Grace también pasó por aquí, encontramos su punto débil y metimos el dedo en el llaga, otra fuente enorme de valiosa información. Y lo que es mejor... ¡no recuerda ni la mitad de todo lo que dijo! Modificamos las aguas del río, los nombre como los ríos del Inframundo ¿conoces el mito? El que usé en ella es el Río Lete, borré sus recuerdos. Incluso piensa que escapó de aquí, -otra carcajada- como si eso fuera posible...

Para este punto la mente de Will ya estaba completamente en blanco.

-Bueno, no es divertido hablar contigo, Will. ¿Te habían dicho eso alguna vez? -oprimiendo un botón la cinta transportadora comenzó a moverse- nos vemos del otro lado Will, espero que seas colaborador.

En la sala siguiente, Cecil estaba atado a unas cadenas tanto en el techo como en el suelo, inmovilizándolo totalmente. Will ya sabia o podía imaginarse lo que vendría, y no era nada bueno.

Una mujer apareció del lado opuesto al que se encontraba Will. Su cabello era marrón, su piel era de un color parecido al de Piper salvo que se notaba que no había visto el sol hace bastante. Usaba unos anteojos de Marco amplio y aunque en su cara no había destello alguno de sonrisa, en sus ojos se notaba la picardía y diversión.

-Will Solace... -se acercó a él y le sacó la mordaza de su boca, el rubio soltó un gemido de sorpresa- es de mala educación no presentarse... me llamo Gaia, para ti y todos tus amigos soy la doctora y directora de esta institución.

-¿Por que nos trajo aquí? ¿Donde está Katie?

-Así que así se llama... Katie. -la señora suspiró- está dormida aún, Drew no supo decirnos quién era, así que espero que colabores conmigo y me des la información que necesito.

-Lo haré, colaboraré con usted, solo... por favor, no lastime a Cecil.

-Oh, que tierno, crees que traje a Cecil aquí para torturarlo delante tuyo. Eres una ternura Will Solace. Eres exactamente como Drew te describió: un rayito de sol, siempre con esperanzas y buenos deseos, fiel a sus amigos, haría cualquier cosa porque no sufrieran. Completamente enamorado de Nico Di Angelo, el único inmune del que se tienen registros. Debo decir, que no eres tonto al enamorarte, Will. Y tampoco al elegir la profesión. Dime, ¿Que te inspiró a ser médico? Espera, no respondas ¿ayudar a las personas? Estoy segura de que acerté. Eres muy predecible Will, incluso para mí que apenas te conozco. Eres como un cliché andante, si fueras mujer serias la típica niña virgen que se fija en el problemático, oh espera, no necesitaste ser mujer para eso. Si, justo como lo imaginaba, eres un cliché. Y por serlo, crees que todos somos iguales a ti. Incorrecto. No te traje aquí para que veas como torturo a Cecil hasta que escupas hasta la última pizca sobre como derrotar a tus amigos. Te traje aquí para que me demuestres lo buen médico que eres.

-¿Que vas a hacerle a Cecil?

-Su vida llegó a su fin. Depende de ti hacerlo indoloro o una tortura. ¿Viste a esas cosas que te trajeron? Te contaré como las hice, te daré una clase teórica de creación de monstruos avanzada. Felicidades, si pasas esto te entregaré tu título de doctor pero para obtenerlo deberás hacer tu propia tesis en menos de dos horas. Deberás crear un monstruo diferente, más letal que los que yo misma hice, y lo harás con tu amigo.

-No... no puedo, nunca lo haría. Haré lo que sea, pero por favor, deja vivir a Cecil.

-No tienes opción Will, y si fallas traeré a tu amiga Katie, y luego a las cazadoras que me quedaron. -El rubio soltó una exclamación- Repetiremos el proceso hasta que salga el monstruo más letal que se haya conocido.

-¿Por qué hace esto?

-Tus compañeros no son fáciles de vencer, no voy a arriesgarme. Debo defenderme, contra todo lo que venga.

-¿Por qué va contra mis amigos? Nosotros no le hicimos nada a usted.

-¿Aún no lo entiendes? Ya veo que no me llevé al rubio con más cerebro, quizás debo también traer a Annabeth Chase para que te despabile... aunque ahora que lo pienso, la guerra sería aburrida sin ella.

-¿Entonces esto es un juego?

-Necesito la inmunidad de Di Angelo. Voy a capturarlo, cueste lo que cueste lo traeré aquí, a las instalaciones Tártaro y me aseguraré de curar a mi esposo. Es más, si pasas esta prueba... tú mismo me ayudarás a extraer la inmunidad de tu amado Di Angelo.

Todo se quedó en silencio un segundo, Gaia sonreía sabiendo que Will no tenía opción, este miró a Cecil un segundo.

-Hazlo. -le dijo el que estaba atado.

-¿que?

-Que lo hagas maldita sea, hazlo, no lo dudes. Confió en ti Will, por favor... haz que el sufrimiento sea leve.

-Pero...

-¡No tenemos otra maldita opción! -de sus ojos comenzaron a salir lágrimas- hazlo... y hazlo bien, Katie no debe correr la misma suerte, ni ninguna de las cazadoras. Y... y dile a Lou... dile a Lou que en lo último que pensé fue en ella... y que... y que nos volveremos a ver.

-No... por favor...

-¡Will no puedes ser débil ahora!

Solace tomó aire y se llenó de coraje. Gaia le explicó rápidamente como hace ella a los depredadores y comenzaron las instrucciones.

-Bien... debemos empezar por la anestesia.

-Un pequeño detalle que olvidé mencionar... aquí no hay tal cosa.

-¿y como se supone que debo hacer esto?

-Cecil deberá resistirlo. Espero que tengas una idea clara del monstruo que quieras conseguir porque no creo que aprecie mucho que lo tengas poniendo y sacando cosas de su cuerpo.

-Voy a crear un ser alado, necesito que hagas alas como de murciélago, tendrá los dientes como los de un tiburón, le insertaré garras y escupirá veneno. ¿Eso es lo suficientemente horrible para ti?

-Si logras eso prometo no lastimar a Katie.

-¿y las cazadoras?

-No estás en condiciones de negociar.

-Bien, entonces, lo primero será...

-Eso lo decido yo, y pienso hacerlo poco agradable. Empezaremos por las garras.

La piel morocha de Cecil temblaba, comenzó a introducirle las dichosas garras, mi amigo gritaba, tanto que algunos salían entrecortados por el dolor, los fierros se metían en su carne, rasgándola, me insultaba, mucho, y a Gaia. Yo solo podía llorar desde mi celda, sintiéndome completamente culpable por todo.

A la cuarta garra, el piso estaba teñido del color de la sangre, sus gritos eran muy roncos y pausados, ya no tenía fuerzas ni para eso.

Cuando se iba a desmayar, Gaia paraba, lo abofeteaba, se reía y continuaba con su tarea.

En la décima se detuvo, se limpió las manos con un trapo y apreció su arte, mi amigo gemía por lo bajó del dolor, esas garras se veían pesadas y dolorosas. Las costuras no habían quedado bien y parecía una mala imitación del monstruo de frankenstein.

-Dime Will, como tienes pensado hacer que lance veneno.

-Debes modificar las propiedades de su estómago, en vez de expulsar el bolo digestivo hacia el intestino debe subir por el esófago en forma de veneno.

-Así que debería abrirlo para eso ¿no crees?

Entre lágrimas, Will asintió.

Sacó una enorme cuchilla y la clavó justo en la boca del estomago. Cecil se atragantó con su sangre intentando toser.

Con una risita, la doctora fue subiendo el cuchillo dejando al descubierto sus órganos. Fue allí cuando Cecil se desmayo, perdió la consciencia completamente para dejarlo por fin a Will manejarlo en paz.

Sabía que tenía poco tiempo antes de que comiencen las convulsiones por lo que apuró a Gaia para que terminara de cocer el pasaje del estomago a los demás órganos del sistema digestivo y haciendo que Cecil bebiera agua que convertía a lo que tocara en algo casi inmortal, todo su interior se fue adaptando a lo que necesitaba.

El problema fue que al tomar esos horribles sorbos de agua el chico volvió a tomar consciencia, ahora no sólo sintiendo el dolor de su cuerpo externamente sino que internamente, sentía como dentro de si mismo había un fuego que arrasaría con él.

Volvió a gritar y esta vez salió aún más ronco que antes.

Sin nada de amabilidad, Gaia coció el enorme hueco que había hecho en su piel. Como había predicho Will, Cecil entró en un estado de convulsión, incluso soltaba espuma por su boca.

Ya ni siquiera salían palabras de su boca, no podía pensar en algo que no fuera un dolor inaguantable.

Will intentaba pensar en cómo matarlo por fin, hacer que su sufrimiento no dure más de lo necesario.

-Por favor, ya lo torturó lo suficiente, pongale el chip que mata su cerebro y lo deja su cuerpo bajo su control.

-Rayito de sol, esto es todo una demostración de lo que soy capas. Tu vas a ayudarme a optimizar mis monstruos al máximo y me dirás cada punto débil que creas necesario. Así, una vez que llegue el inmune, tendrás el privilegio de usar anestesia en él. Y trabajaras tú mismo sobre su cuerpo. Si no terminas este trabajo como yo digo estarás dejando en mis manos a Di Angelo. ¿Es eso lo que quieres?

-No.

-Entonces, ahora, pasaremos a mi parte favorita. ¡Las alas!

Sin previo aviso clavó una daga en la espalda de Cecil haciendo que gima y escupa sangre por su boca mientras lloraba a mares. La piel de su espalda ahora no sólo era recorrida por gotas de sudor sino por sangre.

Hizo lo mismo varías veces hasta que dejó al descubierto una porción de su columna vertebral.

-¿sabes lo que debemos hacer para que las alas se queden en su sitio y puedan ser controladas no?

-Debemos amarrarlas a su columna y unirlas a sus sistema nervioso.

-Veo que eres mejor médico del que creí.

Dicho esto la mujer comenzó a atar las enormes y pesadas alas de metal a la columna. Cecil perdió la consciencia y la pantalla a su lado se puso en rojo. Por primera vez, Gaia se vio sorprendida.

-Mierda...

-¿Que está pasando?

-No... no... no puede morirse ahora. -Will se alegró, si moría ahora, su sufrimiento terminaría antes de tiempo- ¡Haz algo!

-¿por qué lo haría? Al fin va a poder descansar.

-Si no lo mantienes con vida no sirve para depredador y volveremos a pasar por lo mismo con Katie.

Con mucho esfuerzo y bastante agua del río exterior que te hace prácticamente inmortal (río Estigio, lo llamó la mujer), Cecil volvió a estar más o menos estable. Aunque debajo de toda la sangre ya ni se reconocía.

Gaia terminó su labor, varios gritos después, y luego de afilarle los dientes abrió su nuca y le inyectó el chip que modificaba su cerebro.

Los ojos de su amigo se cerraron por última vez... una última palabra fue susurrada, casi inaudible, Will pensó que luego de tres horas de gritos intensos no podría pronunciar nunca más una palabra, pero salió de sus labios el nombre de su amada.

-Lou... susurró Cecil.

La palabra salió con todo el amor que le quedaba al muchacho. Era verdad que mientras mueres recuerdas toda tu vida.

Y fue cuando el chico se dio cuenta de que su vida comenzó con ella, cuando por primera vez la vio hace más de siete años entrando a su salón. Con su cabello en una coleta alta, su piel morena y sus ojos grandes escrutando su alrededor. Esos ojos verdes esmeralda se posaron en los suyos y le sonrió.

Recordó cada momento compartido con Lou, desde fiestas, hasta besos en secreto, hasta huir de zombies dentro de este mundo horrible.

Recordó sus gritos cuando Octavio lo torturó a latigazos frente a toda la Legión. También sus gritos de placer... cuánto daría por volver a escucharlos.

Cerró sus ojos abandonando su cuerpo tan impropio luego de todo por lo qué pasó y pasando a un lugar mejor, de calma infinita.

Te encontraré, te encontraré Lou Ellen. Te amo.

Will estaba llorando a mares, ahí iba su mejor amigo. Intentó recordar al Cecil de antes, el que haría bromas sexuales, el que siempre lo abrazaba cuando se separaban más de un día, al que acompañaba a hacer guardia.

Gaia lo descolgó y con poco cuidado lo subió a una camilla de metal en la cual lo llevarían hasta un tipo de pecera en el que lo ahogarían con agua del río Estigio y su transformación estaría completada.

La cinta transportadora en el que se encontraba su jaula comenzó a moverse llevándolo por las penumbras de los túneles a otro lugar.

Will encontró preocupante que no le importaba que hicieran con él.

Algo dentro de su alma murió y nunca nadie más repararía.

Se abrazó las rodillas y ocultó su cabeza entre estas.

-You'll never know dear, how much I love you. Please don't take my sunshine away.

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