25. PEITO
Según la mitología griega, Peito era parte de los Erotes y personificaba la seducción y la persuasión. Era hija de Hermes y Afrodita. En la mitología romana recibía el nombre de Suadela.
Katie estaba en la huerta, tranquila. La brisa fresca de mitad de otoño la había obligado a ponerse un pantalón reemplazando sus cómodos vestidos, aunque estaba feliz de haber encontrado un enterito de jean perfecto para ensuciar con tierra en las rodillas. Su pelo azul (cortesía del chico de sus pesadillas) ya estaba destiñendose gracias a los muchos lavados diarios que le pegaba en el lago.
Debía admitir que se había encariñado un poco con el color, le daba brillo a su cara, pero aún así nunca lo diría en voz alta, sería solo una invitación a Travis para jugarle otra broma igual o peor de pesada.
Katie tenía un problema: no podía entender a Travis Stoll de ninguna manera, es más, ni siquiera quería, lo odiaba. El problema era que ocupaba mucho tiempo en su mente. Se odiaba por eso, necesitaba relajarse y para eso asistía más seguido a la huerta. El Sol estaba en lo más alto y bajo sus rayos podía olvidarse de los dieciocho grados que hacían, quizás incluso se olvidara del Apocalipsis y viajara en su mente a una época más simple; cuando estaba en la quinta de su casa ayudando a su madre a sacar algunos vegetales para la cena.
Los padres de las Gardner habían tenido una hermosa historia de amor, digna incluso de una película romántica. Su madre era una aficionada de la agricultura, estudiaba en la universidad para convertirse en ingeniera agrónoma, su edificio daba al lado del de cocina, incluso uno donaba lo que cosechaban a otro. Fue solo cuestión de tiempo para que sus caminos se cruzaran y vieran que encajaban perfectamente. Miranda solo rodaba los ojos cuando su madre les contaba una y otra vez su historia mientras que ella la escuchaba fascinada.
Algún día alguien la querría de verdad.
-Solo espero que ese día llegue pronto, quizás mi novio pueda darle un buen puñetazo en la cara a...
-¿Que te hizo la pobre tierra? -una voz la sacó de sus pensamientos y se dio cuenta de que había estado quejándose en voz alta mientras clavaba fuertemente su pala en el suelo. Al levantar la vista se encontró con Calypso. Para tener un niño de tres meses estaba perfecta: cabello recogido, ropa de colores pastel y una campera que claramente era de su novio, incluso dudaba que a Leo no le quedará grande también.
-Lo siento, no estaba pensando en lo que hacía. ¿Necesitas algo?
-Quería ayudarte, estás aquí hace como dos horas haciendo todo el trabajo por ti misma.
-Suelo hacerlo así. -dijo encogiéndose de hombros. Calypso nunca podría saber con seguridad a que se refería pero Katie no decía cosas al azar: ella era de la idea de que si quieres que algo te salga bien debes hacerlo tú misma- Además, deberías reposar, el bebé...
-Tonterías. Tengo mucha energía que utilizar y no quiero juntar grasa y que cuando salga el niño ser una obesa.
Debía admitir que la sinceridad de la castaña le dio risa.
-Bien, entonces, ¿vamos a recolectar? Los cocineros pidieron muchas verduras diferentes para esta noche.
Ambas se irguieron y en una canasta depositaban los frutos.
-¿a quien querías golpear en la cara?
-¿no es suficientemente obvio?
-¿Travis? Nunca lo había visto así, en La Legión siempre pareció más bien humilde y ubicado.
-Bueno, parece que le cae bien todo el mundo... todo el mundo menos yo.
-Quizás simplemente le gustas y no sabe cómo decirlo.
Katie le dedicó la mirada más sarcástica y volvieron a reír dejando el tema por finalizado.
-¿como va el bebé? ¿Estás ansiosa?
Calypso por inercia posó una mano en su barriga y sonrió a una rama lejana.
-A veces no sé qué sentir, es decir, quiero tenerlo, es lo que más quiero en el mundo pero me siento culpable, quizás... quizás vea muerte, y hablo de muy seguido, desde muy pequeño frente a sus ojos. Tengo miedo de que me culpe por traerlo a un mundo así.
Katie quería abrazarla pero no conocía del todo a la chica así que optó por posar su mano en su hombro y sonreírle.
-Siempre estaremos nosotros para protegerlo.
-Lo sé.
Mientras tanto, en otro punto del campamento, Travis caminaba tranquilamente, era sospechoso verlo así, tan tranquilo, silbando por ahí. Esa mañana parecía inusualmente feliz.
-¡Trav! -gritó Chris llegando a su lado.
-¿conseguiste lo que te pedí? -el chico asintió y le pasó una mochila- perfecto, te prometo que cumpliré mi promesa de ayudarte mañana, es más, obligaré a Connor a separarse de Miranda y él ayudará también.
-Recuerda, yo nunca te di eso.
-¿que me diste? -dijo con una sonrisa pícara a lo que Chris le palmeó la espalda y siguió con su caminata.
Como esperaba, luego de tocar dos minutos la puerta principal de la cabaña Demeter nadie contestó, ambas hermanas estaban ocupadas por un buen rato. Sacó unas tijeras, abrió el compartimiento de la ropa de la peliazul, y comenzó a cortar por aquí y por allá. Luego abrió la mochila movediza que le dejó su amigo y la volcó en la cama hecha de la misma chica.
Contento con su broma más reciente salió disimuladamente de allí.
Desde la puerta, Hazel Levesque y Frank Zhang venían con un chico todo sucio y ropa harapienta. Nunca lo había visto, así que supuso que sería un recién llegado. El chico lo miro por unos segundos y en vez de ver miedo se encontró con unos profundos ojos marrones que te recomendaban no meterte con ellos y le deseó suerte a lo que esté en su camino, si debía elegir, preferiría estar en su bando.
Nico y Will se estaban besando.
Uno podría decirle a eso que hacían besarse aunque ¿hasta qué punto era besarse? Nico estaba de lado en la cama en su cabaña, esta era oscura y gracias a las cortinas negras se filtraba poca luz, en su mente guardaba cada segundo de ese encuentro, le parecía perfecto besar a Will en ese escenario. Besar a Will siempre era perfecto pero en la soledad de su cuarto lo era aún más. Will respondía al beso con entusiasmo mientras tiraba suavemente del pelo negro de su novio haciendo que este sonría contra sus labios. Soltaban risas ocasionales, como si ninguno creyera lo completos que se sentían en presencia del otro.
-Will... -dijo el contrario separándose- quiero preguntarte algo.
-Hazlo.
-¿Comenzaste a dudar en si soy realmente lo que quieres cuando viste a Michael?
Will frunció el ceño intentando digerir la pregunta, no le había preguntado si había tenido algo con el chico aunque sus ojos oscuros denotaban entendimiento, él sabía con solo verlo que algo había pasado con el rubio anteriormente. Entonces Will hizo lo mejor que pudo hacer: expresar sus sentimientos.
-Estoy seguro de que sabes sobre mi relación pasada con Michael. Si, tuve algo con él antes de que el Apocalipsis comenzara. Si, realmente es mi mejor amigo, nos parecemos demasiado como para no serlo. Pero nunca lo elegiría por sobre ti. Nico, no creo que tengas una idea de lo mucho que significa tu amor para mi. Sin importar que se interponga no te dejaré, no hay necesidad de que te preocupes por eso. Podría sentirme ofendido de que dudaras de mí considerando que estaba dispuesto a morir a tu lado cuando te mordieron hace poco más de una semana.
-¿Habías terminado tu relación con él antes del Apocalipsis o termino por el Apocalipsis?
El rubio suspiró, le daba vergüenza compartir eso con Nico, pero debía hacerlo si quería que se tranquilizara.
-Michael era agradable como pareja al principio, siempre fue muy romántico y atento pero con el correr de los meses se volvió obsesivo. Quería que solo le hablara a él, saliera con él, si estaba en internet debía hablarle y contarle que hacía, me llamaba a cada rato... aún así yo le había tomado cariño así que decidí proponerle cortar sin dejar de tener... encuentros. -Nico estaba rojo de ira, entonces Yew no había mentido, si lo había tocado de la misma manera que él y probablemente más veces, la sangre le hervía pero debía controlarse, quería entenderlo todo, necesitaba prepararse estratégicamente para el primer ataque contra el rubio- Como siempre, al principio resultaba, en las fiestas solíamos encerrarnos en una habitación...
-No quiero detalles sobre eso. -la risa de Will sonó incomoda.
-No pensaba darlos. Como sea, llegó la fatídica noche, la fiesta de los Sanders.
-¿la de los tragos?
-Hubo una competencia entre él y yo... el que tomaba más sin caerse o vomitar ganaría. Realmente no recuerdo el premio. La cosa es que como era de esperar yo perdí, perdí la consciencia y me desperté en mi casa bañado a las dos de la tarde con un horrible dolor de cabeza y varias notificaciones en el celular. Pensé que serían fotos horribles en facebook, quizás hasta abrían hecho algún meme pero en vez de eso alguien había difundido por WhatsApp un video mío... estaba desnudo en posición de perrito en la barra de la cocina y detrás mío hacía gestos desagradables Michael. -Will había empezado a llorar y Nico lo abrazó- fue dos semanas antes del Apocalipsis, -dijo entre llantos- todos se reían de mí y me repetían frases que dije o gemían cuando pasaban a mi lado. Mandé a la mierda a Michael convencido de que había sido su culpa, semanas después encontré al verdadero culpable y peleamos, de todos modos a los golpes no logré nada, la gente aún se reía de mí y le pedí a Michael que abandonáramos la relación hasta que yo decida que estaba mejor. Uno de nuestros últimos mensajes fue él diciendo que me amaba y que no le importaba el video, yo le dije que enterrara su pene en otro lado.
-Entonces no entiendo, si tanto lo odiabas ¿por qué estás tan feliz de verlo?
Will sonrió pero esta era una sonrisa triste.
-No soy bueno guardando rencor, si, debería odiarlo, pero no puedo olvidar más de diez años de amistad. Tengo un corazón débil a veces.
-Tienes el corazón más puro que haya visto nunca, Will Solace. -le aseguró Nico mientras con sus pulgares borraba sus lágrimas.
Katie salió de la ducha comunal con una toalla cubriendo su cuerpo y otra secando su pelo, cada toalla que usaba quedaba teñida de azul. Se colocó la ropa interior que había traído y sin darse cuenta había sido una tanga muy sensual, una incómoda elección pero ya podría cambiarse cuando volviera a su habitación. Metió una pierna por el jean... mierda, toda la parte del trasero estaba recortada de modo que si se lo ponía se le vería todo. Se lo puso igual y decidió que se ataría la toalla en la cintura... ¡o mejor el pecho! Su remera tenía dos enormes huecos dejando al descubierto su corpiño el cual era blanco. ¿Y quién era el responsable? ¿Quien más que el idiota de Travis Stoll? Su sonrisita ladina cuando la vio entrar al baño tenía sentido.
Con toda la dignidad que le quedaba se ató la toalla y salió con la cabeza en alto del baño. Todo iba bien, solo faltaban cien metros más y disfrutaría de ropa normal y bragas normales. Pero obviamente Travis no iba a permitírselo. Venía con una barra de diez chicos, entre ellos Chris Rodríguez, Connor, Michael Yew y varios más que no sabía el nombre.
-¡Hey, Gardner! Estamos recolectando la ropa sucia, eso incluye toalla, ya que no la necesitas ¿podrías dárnosla? -su sonrisa inocente no la engañaba, lo que más le preocupaba a Katie era de donde mierda había sacado Travis una tanga roja de encaje en medio de un Apocalipsis.
-Luego se las alcanzo, la necesito un momento más. -respondió ella dirigiéndose a todos menos al chico delante suyo.
-Ah, vamos, no nos compliques el trabajo Katie.
Sin darle tiempo a nada Travis tiró de la toalla poniendo en evidencia su broma, pero ella no iba a dejar que un idiota la humille así como así. Todos los presentes soltaron silbidos mientras que ambos protagonistas se miraban intensamente, desafiándose con la mirada.
-No me digas que no tienes nada que ver con esto.
-Eso sería una mentira y ambos lo sabemos, fea. -le respondió echándose la toalla húmeda en su hombro.
-Bueno, entonces tengo suerte de tener un lindo cuerpo que exponer, sino esto sería ridiculo.
-¿así que ahora sos una nudista? No lo esperaba de ti, conejillo de indias.
-no me digas así. -decidida a irse, se dio media vuelta pero Travis aprovechó y le pegó una nalgada.
Katie sin resistirlo más saltó para pegarle pero Travis, quien ya estaba acostumbrado a que sus víctimas busquen venganza la atajó en el aire antes de que algo pasara, hizo un movimiento extraño y la dejó tirada en el suelo.
-Bueno, es suficiente, hermano. -intervino Connor, Travis estaba yendo muy lejos.
-¡¿cuál es tu maldito problema?! -dijo Katie desde el suelo.
-Perdiste la apuesta, sos mi conejillo de indias, no fue mi idea el magnífico duelo.
La chica gruñó y se irguió levantando lo último que le quedaba de dignidad.
-Ten. -Connor le tendió su campera y está la ato a su cintura y con sus manos se cubría el corpiño.
-Por favor, hermano, llévatela, no quiero verla más tiempo. -Connor negó con la cabeza decepcionado. Katie le dio una mirada de puro odio y se fue. Mientras tanto Travis festejaba en su mente, el culo de Katie Gardner era incluso más magnífico de lo que se lo imaginaba.
Miranda, a diferencia de su hermana, estaba teniendo un buen día, había almorzado con Connor, ayudado en la huerta, escuchado música, pasado el rato con Kayla ayudando en la enfermería y había conocido al chico nuevo; Sherman, solo Sherman. Lo había curado, le había enseñado el lugar y ahora lo acompañaba a cenar.
-Entonces, ¿en que cabaña estás?
-Demeter, soy una de las dos únicas que quedan junto con mi hermana Katie.
-y... ¿algún chico especial?
-De hecho, si, tengo novio, se llama Connor Stoll.
-Un chico suertudo. -afirmó mientras tomaba de su vaso de agua- Si te da problemas estoy aquí.
Miranda no pudo evitar sonrojarse.
Al entrar al comedor, a Will y Nico se les sumó Michael, aunque ahora el italiano estaba más tranquilo en su presencia, en realidad, hasta había dejado un muy visible chupon en el cuello de su novio para reafirmar que era suyo. Michael sabía que no lograría que Will dejara fácilmente a Nico y decidió que debía cambiar de táctica, quizás se había precipitado en declararle la guerra a Di Angelo, quizás... agarrando de otra manera las riendas... el plan maestro llegó a su cabeza y en vez de pasar su brazo amigable por los hombros de Will lo hizo con Nico, este se tensó al momento pero simplemente lo dejó intentando no pensar demasiado en eso. Si le daba más vueltas terminaría golpeándolo por todo el sufrimiento que su novio había pasado.
La noche llegó y Katie se iba a meter a su cama tranquilamente... excepto que salió gritando a la cabaña Hermes.
Toco la puerta violentamente una, dos, tres veces hasta que Chris abrió, estaba en calzoncillos y se desilusionó visiblemente al verla, Katie tuvo un pequeño momento de felicidad por su amiga, obviamente Chris esperaba que ella sea Clarisse, esperen ¿cuando tuvieron tanta confianza para que pudiera verlo semidesnudo? Hablando de semidesnudos... recordó todo lo que Travis le hizo ese día y su felicidad fue reemplazada por ira de nuevo. Abrió la puerta violentamente y empujó al morocho para entrar.
-Wow, ¿qué pasó ahora? -dijo cerrando la puerta, desde afuera, Lacy, una chica de la cabaña Afrodita se reía de su ropa interior de besitos.
-¿Alguien puede facilitarme la cabeza de Travis en una lanza?
Desde el otro cuarto se escuchó una risa y a otra voz preguntando "¿y ahora que hiciste?" Solo para encontrar a los gemelos en sus camas, Connor emperchaba las rodillas de un pantalón y el enviado del diablo mezclaba algo bastante viscoso en un recipiente, parecía un intento de máscara facial.
-Hola, pensé que no volvería a verte por aquí.
Katie no le respondió, solo lo tomó de la oreja y lo hizo pararse, el chico se quejaba mientras ella los empujaba hacia fuera de la cabaña. Miranda se cruzó con ellos en el camino excusándose de que tenía que darle algo que se había olvidado a Connor (una pobre excusa para pasar más tiempo con él), de manera que cuando llegaron a la cabaña Demeter estaban solos con una cama llena de lombrices, ni siquiera sabía que hubiesen tantas en el campamento. Fue una broma muy elaborada, debía reconocérselo.
Una vez que estuvieron al lado de la cama lo soltó y el chico se quejó mientas se sobaba el lugar afectado.
-Quiero que limpies mi cama, Stoll. Estoy harta de los juegos.
-Que divertido, porque para mí el juego recién empieza.
-Aquí no hay opciones, VAS a limpiarme la cama.
-No pienso hacerlo, te recuerdo que no fui yo quien inició la apuesta.
-¡Estoy harta de que me recuerdes eso! Estamos en un Apocalipsis por el amor a los dioses, la gente muere todos los días y de maneras horribles, hace poco más de una semana tuvimos un ataque de monstruos mutantes donde murió la mitad del campamento, ¿no crees que es hora de madurar? ¿No crees que estoy rota por dentro lo suficiente?
Se sintió tan correcto sacar eso fuera de sí que cuando lo hizo tuvo que apoyarse en la pared de detrás suyo para tomar aire y reírse sarcásticamente. Al fin lo admitía; estaba rota por dentro.
Travis por otro lado solo la miraba perplejo, nunca quiso causarle un mal, a veces es simplemente estupido.
-Yo...
-No. -le cortó Katie- No hables si vas a decir una idiotez, no quiero tus disculpas pero merezco una explicación ¿como voy a entenderte? Durante dos días no te moviste de mi lado y me abrazaste en silencio, se suponía que habíamos hecho las pases, que éramos amigos. Entonces te alejaste tan abruptamente como llegaste y seguiste con tus bromas. Lo siento, no puedo con alguien que está y no está, que me hace mal todo el tiempo.
Travis tomó las sabanas y las sacó, no podría volver a ponerlas ya que tenían mucha tierra, no había otro juego así que se quedó en silencio unos segundos meditando las posibilidades. En cambio, Katie lo volvió a cortar.
-Miranda puede dormir una noche con Connor, yo ocuparé su cama. Es todo.
Ella ya ni lo miraba, simplemente estaba cruzada de brazos pretendiendo que el piso era la cosa más interesante del mundo. Travis pensó en abrirle su corazón en ese momento pero no tenía nada preparado y si decía una idiotez o se precipitada podía perderla incluso peor que ahora. Algo era claro, lo odiaba, pero del odio al amor hay un solo paso.
Salió lentamente de la cabaña, la brisa otoñal le helaba los huesos a esa hora pero aún así, cuando la figura femenina lo llamó a un costado de la cabaña de Afrodita se detuvo.
Piper estaba apoyada en una de las paredes y los ocupantes de su cabaña estaban escuchando música adentro.
-¿Problemas?
-Sabes la respuesta a eso Pipes.
-Con Katie. -afirmó.
-Soy un idiota.
-No voy a llevarte la contraria en eso.
-¿vas a ayudarme?
La Cherokee sonrió.
Ya eran la media noche y el comedor había quedado vacío excepto por dos chicos. Y si, estaban besándose.
Por primera vez, Hazel y Frank estaban besándose.
A pesar de su timidez, se amaban, y el amor rompe todas las barreras, puede hacer que los dioses se arrodillen. Y eso había hecho este lazo tan fuerte con estas dos personas: los había llevado hasta el fondo de la preocupación y el sufrimiento para que se dieran cuenta de lo mucho que se querían.
Frank se había quitado su camisa para mostrarle a Hazel como había quedado la cicatriz. Desde su clavícula izquierda hasta debajo de su pezon derecho estaba la primera, aunque no era la más grande o profunda era imponente de ver. La segunda, la cual era la más profunda, comenzaba unos centímetros debajo de esa pero se extendía mucho más, como si hubiera seguido la figura de su cuerpo por más tiempo, disfrutando del sufrimiento provocado. Por último estaba la que más trabajo le había dado a Will: esta comenzaba en su pezon izquierdo, el cual se lo había lastimado tanto que el doctor no consiguió repararlo y la línea era la más corta de las tres.
Hazel extendió su pequeña mano y Frank la depositó en medio de sus pectorales, allí, la morena podía sentir las cicatrices y su corazón palpitar debajo de estas.
En el comedor se extendía un silencio cómodo y cálido, demostrando lo mucho que se habían extrañado el uno al otro.
No hizo falta que ninguno dijera nada, Frank tomó los cachetes de Hazel en sus manos y esta cerró sus ojos. Sus labios se encontraron en un beso, pero era simplemente un toque suave, tierno e inexperto.
El chico bajó sus manos a la pequeña cintura de ella y la subió a la mesa de forma que él se paró a su lado y sus caras estaban casi a la misma altura. Tímidamente se unieron de nuevo, no hacían los típicos ruidos detestables entre besos que hacían todos, simplemente intercambiaban roces.
Porque eso eran simplemente sus besos; roces de labios.
Se separaron un momento pero seguían con sus caras cerca. Frank miraba al suelo, pensando en qué debía hacer ahora ¿besarla otra vez? ¿Llevar el beso más allá? ¿Pedirle perdón? Deseó que Percy estuviera allí, o Jason, incluso agradecería que Leo o Nico lo ayudaran. Pero debía ponerse los pantalones y encontrar una solución. Así que decidió confesarse diciendo lo que había practicado en su mente durante tantos días en la enfermería.
-Hazel, te amo, espero que sea suficiente para ti porque mi amor es todo lo que tengo para ofrecerte.
Hazel en respuesta volvió a besarlo abriendo sus labios esta vez y haciendo que sus lenguas se encontraran.
Fue algo incómodo debía admitir pero aún así recordarían siempre esa noche.
Luego de un par de besos más decidieron que era mejor dejarlo para mañana, ambos estaban cansados.
Cuando estaban por alcanzar la puerta escucharon varias pisadas y voces por lo que esperaron un momento. Parecía el Señor D.
-... fiesta, es mi puta propiedad niña, te recuerdo que puedo sacarlos a todos.
-Ya le explicamos señor, no es un buen momento para esto. Los chicos no están preparados.
-Los chicos sólo quieren olvidarlo todo con alcohol, y tenemos de sobra en la bodega.
Los dos se miraron cuando entendieron que entrarían al comedor y corrieron a esconderse detrás de unos muebles.
La puerta se abrió y entraron el Señor D, Annabeth, Jason y Quiron. Se sentaron en La primer mesa que encontraron y continuaron su charla.
-Digamos que aceptamos su fiesta... -dice Annabeth algo frustrado, era obvio que ya habían tenido esta conversación varías veces- ¿que hacemos? ¿Servimos todo el alcohol? Ni siquiera tenemos música que poner.
-Los Hefesto inventarán algo, siempre lo hacen. -responde de mal modo el hombre.
-Bien, ¿cuando?
-Cuanto antes mejor.
-¿en serio vamos a hacer esto? -pregunta Jason hacía la rubia, ella se encoge de hombros.
-No tienes opción chico bonito. -se burla el gordinflón.
-¿y que le decimos a todos? ¿Por qué una fiesta? ¿Para celebrar que murieron cientos?
-Celebramos la alianza con el campamento Júpiter. Vamos niño, ponle más entusiasmo.
-Suficiente ustedes dos. -sentencia Quiron- No es lo que yo querría pero no veo otra opción, celebraremos la unión entre ambas comunidades mañana por la noche, hay varios parlantes que con una revisión ya estarán funcionando. Si movilizamos al campamento y la hacemos mañana mejor, mientras antes nos saquemos esta cuestión de encima más feliz estaré. No hay más que decir. -los cuatro se levantaron y volvieron a irse.
Frank y Hazel se miraron.
-Supongo que vas a acompañarme a la fiesta ¿no?
-Así que los besos te convierten en cliché.
-Podrías darme otro y probar.
Hazel se sonrojó mientras reía.
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Les gustó el capítulo? Espero que si, me gustaría que me digan su parte favorita acá.
Como anuncio... estoy escribiendo ambas historias porque en serio me enamoré de la trama de las dos (indecisa? Yo? Como creen?)
Si quieren un adelanto de ambas solo tienen que comentar mucho y hacerme saber que en serio les gustaría.
También quiero que me dejen sus historias para que vaya a verlas, así como ustedes me apoyan quiero hacer lo mismo por ustedes.
Nos leemos luego.
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